Mamá ahora quiero tocarte el culo, aunque pensándolo bien, lo que me provoca es clavarte toda mi verga.
Un pervertido hijo, amenaza a su viuda madre con abandonar la casa, por lo que ella ante el temor de que él la abandone, permite que su hijo abuse de ella como le viene en gana. .
Después de varios años de estar viuda y dedicándome por completo a la crianza de mi único hijo, recién había llegado a mi trabajo, recibí una llamada de parte de la directora del Instituto donde estudia mi hijo, citándome urgentemente.
Apenas llegué una media hora más tarde, a la oficina de la directora, ella me hizo pasar, y de manera bien discreta me comentó que, a mi hijo, lo encontraron en el baño de las chicas, tomándoles fotos a las partes íntimas de las estudiantes.
De inmediato me entregó una muy pequeña cámara digital, y al conectarla a la computadora de la directora, pude ver el sin número de fotos que mi hijo le había tomado a los culos, nalgas, tetas y abiertos coños, de sus compañeras.
Yo no supe que decir, ya no se trataba de un niño pequeño, sino de un joven de 19 años, la directora de manera muy amable me dijo que eso no aparecería en el expediente de mi hijo, ya que por lo que se podía ver en las fotos, en la mayoría de ellas, las mismas chicas habían posado, para que él les tomase las fotos.
La directora me entregó la cámara, y borró los archivos de la computadora, pero me pidió que hablase con mi hijo y que no se volviera a repetir esa situación o se vería en la imperiosa necesidad de expulsarlo del Instituto.
Agradeciéndole en el alma, su consideración, me despedí de ella prometiéndole que hablaría con mi hijo, y que eso no se volvería a repetir.
Al regresar a mi casa después de salir de mi trabajo, esperé a mi hijo, y aproveché el momento para abrir en mi computadora el sin fin de fotos que él había tomado, para cuando le comenzara hablar de eso, no me saliera diciendo que no tenía la menor idea de lo que yo le hablaba.
Ciertamente casi todas las fotos, eran de diferentes chicas mostrando al parecer de voluntaria sus nalgas, senos y coños.
Pero en la memoria de la cámara había un archivo que la directora no abrió, y al yo abrirlo me encontré, con otro sin número de fotos, pero todas y cada una eran del miembro y testículos.
Al principio pensé que se trataban de las fotos de varios hombres, y me preocupé mucho, pensando que mi hijo era un bisexual, pero al fijarme detalladamente en una de las fotos en la que salía el rostro del dueño de semejante cosa, me di cuenta de que todas eran fotos del miembro de mi hijo.
Además de tener una y abundante mata de pelo bien oscura, similar a la de su padre, si las fotos no eran trucadas, mi hijo también había heredado en gran parte, las características del instrumento de su difunto padre.
Finalmente, él llegó a la casa, y antes de que se metiera en su habitación, le dije que necesitaba hablar con él urgentemente.
Mi hijo puso cara de fastidio, y me dijo. “¿Ya la chismosa de la directora te contó todo verdad?” No me quedó más remedio que decirle que sí.
De inmediato le comencé a decir que eso no era nada bueno, que bien pudieron haberlo expulsado del Instituto, por estar tomando esas fotos.
Su respuesta fue. “Si te vas a poner con eso, mejor me voy de casa.” me sorprendieron sus palabras, y como no estaba preparada escuchar eso, temerosa de que realmente mi hijo se fuera de casa, llorando le pedí que no lo hiciera.
Fue cuando él me dijo en tono sarcástico. “De seguro no quieres vivir con un pervertido sexual, que le gusta tomarle foto a las nalgas, culos y coños de las chicas.”
Yo caí en una especie de ataque de pánico, al escucharlo decir eso, y mi reacción fue, continuar llorando, pero de inmediato le dije, sin pensar en las consecuencias, que él podía hacer lo que le diera la gana, pero que no se marchase, que yo no quería quedarme sola.
Que debíamos estar siempre juntos, mi hijo me respondió en el acto. “Mamá ¿si te pido que me muestres tus nalgas y culo, me los mostrarías?”
No supe que responder, pero ante el fuerte temor que mi hijo me dejase sola, le respondí que, de forma automática, sin pensar le dije que sí.
Mi hijo se quedó en silencio por unos segundos, pero de inmediato me dijo. “Que esperas para mostrármelas.”
Nuevamente no supe que hacer de inmediato, y ante el temor que se fuera a marchar de casa, le dije que ya se las iba a mostrar, por lo que poniéndome de pie y dándole la espalda a mi hijo comencé por desabrochar mi falda, para luego seguir bajándomela.
Ya mis nalgas cubiertas por un fino panti de encajes negros, estaban ante los ojos de mi hijo, pero él me reclamó que era sin pantis, y resignada a sus pedidos, también me los bajé hasta los tobillos.
Dejando ante los ojos de mi hijo, mis nalgas sin que nada las cubriese, nuevamente en fuerte tono de malestar, en su voz, me ordenó que separase las piernas que deseaba ver mi culo y mi coño.
El miedo a que, si me negaba hacer algo de lo que me ordenaba en ese momento, terminaría marchándose de casa, por lo que sin pérdida de tiempo abrí lo más que pude mis piernas.
Él se volvió a quedar en silencio, observando mis nalgas, cuando en un tono amenazante de voz, me dijo. “Ahora quiero tocártelo, es más lo que me provoca es clavarte uno de mis dedos dentro de tu culo, ya mismo.”
En ese momento no supe ni que hacer, pero no bien terminó de decirlo que sentí como mi esfínter era atravesado por varios de sus dedos.
Pero al mismo tiempo, y sin avisarme me ha dado un fuerte agarrón por el coño, que sentí sus dedos hurgándolo salvajemente, sin que yo pudiera hacer algo para evitarlo.
En ese momento lo único que se me ocurrió hacer llorando, fue pedirle que dejase de abusar de mí, que no fuera malo.
Sabiendo en el fondo, no sé por qué, que mi hijo lejos de detenerse continuaría disfrutando de lo que me estaba haciendo.
En efecto, mi hijo sin consideración alguna continuó introduciendo sus dedos dentro de mi apretado culo, pero sin dejar de estar apretándome sabrosamente mi coño con su otra mano.
Yo no dejaba de llorar y pedirle que se detuviera, pero él continuó, hasta que de momento me dijo. “Ahora mamá te lo voy a meter en ese sabroso coño que tienes, y de la misma manera, no había terminado de decirlo, cuando sentí su caliente dura verga penetrándome divina, y salvajemente por mi coño.”
Es ese instante involuntariamente, me quedé en silencio, y como algo que no podía controlar, mis caderas comenzaron a moverse, casi en contra de mi voluntad.
Su verga caliente y bien dura, continuó penetrándome hasta que su cuerpo se unió por completo al mío.
Me sentía como loca de placer, gemía a gritos, pidiéndole más, mi propio hijo me había producido el mejor orgasmo que años había disfrutado.
Él se dio cuenta y de inmediato me dijo. “Mamá prepara ese culito que te lo voy a partir.” Nuevamente no había terminado de decirme eso, cuando extrajo su verga de mi coño, y el siguiente embate fue directo al hueco de mi culo.
Me quedé callada, y no bien ya se me estaba pasando el dolor cuando con una de sus manos me ha vuelto agarrar mi coño salvajemente.
Al tiempo que metía y sacaba casi toda su verga de entre mis nalgas, su mano me producía un doloroso placer similar al que estaba sintiendo por el culo, en esos momentos debí parecer una muñeca de trapo entre las manos y brazos de mi hijo.
Una vez que se vino por completo dentro de mis nalgas, extrajo su verga se dirigió al baño se la lavó, y arreglándose la ropa, sin decirme nada, me dejó tirada en el sofá en el que sucedió todo, salió para la calle, sin llevar nada en las manos, lo que me tranquilizó bastante.
Después de un largo rato me incorporé, y a medida que me dirigía al baño para asearme, me decía a mí misma que no fuera hipócrita, y aceptase que la verga y manera tan abusadora que me trató mi hijo, me hizo sentir tremendamente excitada, tanto que disfruté de varios orgasmos, mientras que mi hijo abusaba de mí.
Perdí la noción del tiempo, mientras estuve sentada en el bidet, lavando mi coño y mi adolorido culo, expulsando hasta la última gota del semen que mi hijo me había dejado dentro de mi culo.
De momento levanté la vista y de pie frente a mí, con su herramienta entre sus dedos, no tuvo que decirme nada en lo absoluto, yo sabía de sobra lo que deseaba mi hijo.
Sin demora alguna tomé su semi erecta verga la mantuve unos segundos entre mis dedos, y de inmediato la introduje en mi boca, para dedicarme a chupársela como si yo fuera en ese instante, una salvaje.
No tan solo derramó su semen en mi boca, sino que, en casi toda mi cara, así como mis senos fueron completamente bañados por su leche.
Después de eso él volvió a salir, y yo agotada, sudada, pero bien satisfecha, terminé por darme un baño, y de meterme en la cama.
Al día siguiente, me moría de la vergüenza, además el temor de que mi hijo realmente quisiera irse, me tenía mal, yo pensé que lo mejor era actuar como si nada hubiera pasado.
MI hijo de seguro pensó lo mismo, se levantó muy contento, después de desayunar, tomó sus cosas del Instituto, y despidiéndose amorosamente con un beso en el cachete, como de costumbre.
El resto de la semana ni él ni yo hicimos comentario alguno sobre lo sucedido, pero el viernes en la noche, cuando él se disponía a salir con sus amigos, le recordé la hora en que debía llegar.
Eso bastó para que él se molestase y sin que yo me lo esperase, bien molesto me dijo que después de que él regresase, recogería su ropa y sus cosas, para marcharse de la casa.
Creo que él no había terminado de hablar cuando caí en un ataque de nervios, pidiéndole que me perdonase, que no volvería a incomodarlo con mis cosas.
Sin decir más nada salió de la casa, y yo me quedé llorando, imaginándome, lo que iba a pasar cuando él regresara de beber con sus amigos.
No supe qué podría hacer yo, para que él se quedara, y tras llorar un largo rato y tomarme varios tragos de ginebra, lo único que se me ocurrió hacer fue quitarme la ropa y esperarlo completamente desnuda en su cama acompañada por la botella de ginebra de la cual ya me había tomado más de la mitad.
Con lo que no contaba era que mi hijo regresara a casa, con varios de sus amigos, justo en el momento que mi hijo y sus amigos entraron a su cuarto, yo me encontraba dándome otro trago de ginebra a pico de botella.
Al verlos entrar me quedé paralizada, no esperaba que mi hijo regresara acompañado por varios de sus amigos.
En el rostro de mi hijo se dibujó una macabra sonrisa, al tiempo que les dijo a sus amigos. “Chicos, vayan quitándose la ropa, que vamos a pasar una noche bien buena.”
Yo inútilmente traté de cubrirme con su cobija, pero él de inmediato me la arrancó, diciéndome. “Si no quieres que me vaya de inmediato, no se te ocurra llevarme la contraria.”
Al escuchar esas palabras, en parte sentí un gran alivio, pero por otra parte sentí una gran vergüenza.”
El primero en hacer que separase mis piernas fue mi hijo, quien sin consideración alguna frente a sus amigos me penetró salvajemente.
Quizás por lo borracha que ya me encontraba, o por lo temerosa que me hijo cumpliera su palabra de marcharse de la casa, a medida que fui sintiendo como su verga iba penetrando mi coño, no pude aguantar mis gemidos.
A medida que mi hijo continuaba metiendo y sacando su verga de mi coño, me ordenó que me pusiera a mamar la verga de uno de sus amigos, cosa que hice de inmediato y sin oponer la menor resistencia.
Pero apenas comencé a mamar aquella otra verga, mi hijo me dijo. “Prepara el culo mamá” y el otro amigo que lo acompañaba, sin demora me penetró por el culo.
En esos momentos estaba yo siendo usada por mi hijo y sus dos amigos, lo que lejos de hacerme sentir mal, disfrutaba como nunca antes lo había hecho.
Esa noche ellos tres hicieron conmigo lo que les vino en gusto y gana, quedando yo tirada en la cama de mi hijo llena de semen por todos lados, pero además de satisfecha, tranquila porque mi hijo no me iba a abandonar.
Por lo que desde ese momento no me ha quedado más remedio que dejarlo abusar de mí las veces que se le antoje.
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