Tener un bebé es una aventura muy especial. Con mi pareja Matías decidimos hacerlo cuando nos mudamos de país por trabajo. Todo pasó muy rápido y bien, nació nuestro hijo Pedro y sentimos una felicidad que nunca habíamos esperado. Empezó una historia de mucho amor. Entre Matías y yo, durante los meses del embarazo, tuvimos algunas sensaciones que no conocíamos. La panza y la espera nos calentaba demasiado, a veces mientras cogíamos le hablabamos a Pedro. Empezamos diciéndole que mamá y papá lo iban a amar mucho, que lo estabamos esperando… pero después siguieron algunas cosas más perversas, yo le decía gimiendo «Pedrito bebé, no sabés lo rica que está la pija de papi», o «bebito hermoso sentís cómo nos están cogiendo?». Ahí nos dimos cuenta de que nos gustaba mucho hablar de estas cosas, y empezamos a investigar leyendo algunos relatos y viendo porno juntos, Nunca lo habíamos hecho. Yo había tenido algunas ideas raras una noche que probé la merca y me di cuenta de que me gustaban algunas cosas oscuras, pero fue antes de conocer a Matías. Entonces le conté y él se enloqueció, quiso probar pero faltaban algunas semanas para el parto. Apenas nació Pedro estábamos muy extasiados, la idea de tomar merca juntos estaba muy cerca y eso nos calentaba muchísimo. Cogíamos con Pedro recién nacido a un costado de la cama. Mientras le daba la teta Matías me chupaba la concha y yo sentía algo inexplicable, hablaba despacito para que el bebé no se asuste y al oído le susurré que mamá iba a hacer algunas cosas raras pronto pero que la teta iba a seguir toda para él.
Unas semanas después conseguí la merca y Matías la probó conmigo. Con el bebito dormido en brazos le empezó a dar besitos muy suaves cerca de la boca, yo lo miraba mientras tomaba un saque y era increíble, me tocaba la concha y me sentía una nenita y le decía a Matías: papi están muy ricas estas cosquillitas.
Así siguió todo, Pedro creció y nosotros nos calentábamos mucho hablando de la familia, del incesto que estaba presente en nosotros desde niños, y de lo mucho que nos gustaba nuestro hijo. No queriamos que crezca pero eso paso rapido. Los primeros tres años fueron hermosos, dormíamos juntos los tres y bañar a Pedro era una sensación especial. Un día cuando estábamos en la bañera noté que se tocaba la pijita y le dije si tenía ganas de hacer pis, porque hacía poco había dejado los pañales. Él me dijo que no, que le gustaba las cosquillitas que sentía tocándose el pito y yo le dije que estaba muy bien. Unos días después de eso Matías lo encontró tocándose en un sillón de la casa, entonces le dijimos que si le gustaba mucho lo podía hacer todo lo que quisiera pero que no se podía en el jardín o en lugares con gente. él nos preguntó si a nosotros nos gustaban esas cosquillitas y le dijimos que si, que lo hacíamos desde chiquitos como él y que nos parecían muy ricas. él tenía ya cinco años y le gustaba mucho ir al jardin y jugar con los amiguitos. una tarde cuando tomaba la leche nos dijo que tenóa un amiguito muy divertido con el que le gustaba jugar en el baño del jardín. nos contó que se habían mostrado las pijitas y que eso le habia gustado mucho. matías y yo nos calentábamos con la mirada y entonces cuando pedro se quedó jugando en su cuarto nos fuimos a la habitacion a coger, intentando no hacer tanto ruido pero calentandonos mas mientras nos imaginabamos que pedro entraba. y entonces golpeo la puerta y entro, nosotros nos tapamos un poco pero estabamos desnudos abajo de la sabana, entonces pedro se metio y sin querer vio la pija de su papá, que estaba muy dura. le pidió que se la muestre y quiso tocarsela. yo le dije -pedro, preguntale a papi si le gustaría. él le dijo que sí, le mostró cómo era y le dijo que primero la toque despacito. matias me miraba mientras nuestro hijo de cinco años le acariciaba la pija parada y solo fue cuestión de tiempo para que nos empecemos a confesar. pedro preguntó – ¿papi por qué está así? está miu dura… le dije que eso le pasaba a los pitos cuando las cosquillitas son tan ricas que dan ganas de acerle unas caricias. matías le dijo a pedro que estabamos haciendo algo que él no conocía todavía, que se podía quedar si queria. él dijo que sí, que le parecía que estabamos haciendo algo divertido y quería saber cómo era. entonces se quedó y se acostó entre nosotros y ahí empezó lo que tanto habíamos esperado.
Desde que nació nuestro hijo, matias y yo pensábamos cómo sería tenerlo cerca, al principio dormia con nosotros en la cama, esto me gustaba mucho, tanto que algunas veces yo me despertaba masturbandome con él abrazándome, me parecía lo más tierno del mundo. él seguía dormido pero una de sus manitos estaba tocando mi teta, me calenté más por acordarme de las veces que pedro me pedía la teta y yo veía su cara de orgasmo de niño cuando se quedaba un rato más chupándome porque ya no tenía hambre pero la teta de mamá le daba mucho placer. así que seguí tocándome pero matías abrió los ojos y con una voz suave me dijo «vamos a otro lado». salimos de nuestro cuarto, pedro quedó dormido en nuestra cama así que nos acostamos en la suya. una cama chiquita para nenito pero me calentó tanto estar ahí que yo agarré uno de sus peluches de caballo y me lo puse entre las piernas. como una niña me froté un rato mientras matias se tocaba la pija que se veía muy rica, tenía muchas ganas de chuparsela y aunque era la pija de un padre le dije que juguemos a que eramos dos hermanitos. me metí en la cama de pedro, me tapé con sus sábanas de autitos y me hice la dormida como una buena niña perversa que fui cuando me gustaba jugar a que alguien misterioso entraba en mi habitación de chiquita y me empezaba a levantar la remera. me moví un poquito para hacerle lugar en la cama y le chupe la pija como si fuera mi hermanito de 7, yo le dije que era muy chiquita para jugar con las cosas de los grandes, que mamá y papá nos iban a escuchar, y eso nos calentó todavía más. matías me dijo que lo hagamos con mucho silencio, se metió abajo de la sábana de autitos y me chupó la concha como un nenito curioso. así fue como cogimos en la camita de nuestro hijo, y volvimos a dormir con él.
Después de ese día nuestra pequeña familia de 3 empezó a cambiar. Pedro ya tenía 8 años nos contó que había visto la bombacha de una compañerita del colegio, y que ella le mostró lo que había abajo. Yo le pregunté qué le había parecido y me dijo que pensó que las niñas tenían otra boca abajo de la bombacha, que parecía una boca y que no entendía por qué no tenían un pito como el suyo. Me preguntó -mami vos no tenes pito? Cuando le dije que no, me pidió que le muestre cómo era lo que yo tenía abajo de mi bombacha. En una respuesta casi sin pensar, le dije -correle la bombacha a mami así vez cómo es. Pero en vez de mirarla me empezo a tocar, yo le dije que me gustaban mucho sus caricias pero que me tenía que preguntar antes de tocarme. Lo dejé seguir, y entró Matías a la habitación. Con una voz muy dulce nos dijo que quería acostarse con nosotros. Pedro le dijo -papi a mamá le gustan mucho las caricitas abajo de la bombacha, mira. Me siguió tocando muy suave y yo lo miré a Matías, que me acercó su oído y le dije en voz baja -por favor mostrale que me gustan mucho los besitos también. Entonces Matías se acercó, vi la cara de mi hijo y de mi pareja tan cerca de mi concha que ya estaba mojada y yo muy caliente. Matías sacó la lengua primero y le mostró a nuestro hijo diciéndole -a mami le gustan los besitos por todos lados, mirá. Dos lenguas, una grande y otra chiquita, me chuparon la concha como siempre lo había querido. Mi hijo me hacía tan bien que Matías se acercó a mi boca y primero me dio un beso en la boca. Cuando Pedro lo vio vino directamente hacia mi y me dio el mejor beso que me habia dado hasta ahora, hacía mucho tiempo, cuando era bebito. Después Matías me bajó el camisón de seda y mis tetas salieron a la luz. Pedro se sorprendió, pensaba que nunca más iba a poder estar tan cerca de las tetas de su mamá. Le dije -hijo, cuando naciste tenías que tomar la teta de mami para alimentarte con la leche. Ahora ya no había leche pero enseguida vino junto a su papá y me chupaban una teta cada uno. Fue de las mejores sensaciones que tuve, y Pedro estaba tan contento que sonreía pero lo seguía haciendo porque le gustaba como cuando era un bebé y se quedaba un rato largo besando la teta. Después de eso, me fui al baño a prepararme para dormir y al volver ellos estaban besándose en la boca. Me calentó tanto que me quedé en la puerta espiando, hasta que entré y les dije -qué beso tan hermoso.
Pasaron los años y Pedro siguió haciendo muchas preguntas que nosotros respondíamos y después nos calentábamos tanto que nos metíamos al baño y cogíamos haciendo poco ruido, aunque queríamos que a nuestro hijo le guste escucharnos.
Un fin de semana se fue de campamento y Matías y yo lo acompañamos a la puerta de la escuela. Como vivíamos cerca volvimos caminando y en una esquina vacía saqué una de las bolsas de merca que teníamos guardada para nosotros. Habíamos comprado 6. Estábamos listos para jugar un rato, tomamos un saque cada uno y en la esquina siguiente tomamos otro. La idea de pasar dos dias encerrados era muy tentadora, asi que llegamos a la casa y mientras matias ponia la merca en una bandeja de plata yo me fui a la habitacion de nuestro hijo.. me puse una bombacha rosa y una remera de nena y le grité desde la cama -papi me traes leche? Él vino con una mamadera llena en una mano y con la bandeja de merca en la otra, habia mucha, mucha como una montaña blanca. Se metio conmigo en la cama y me dijo que si queria leche primero tenia que tomar un remedio, me acerco la bandeja y despues de un saque agarré la mamadera y me la froté entre las piernas, me caia la leche en la conchita y le decia a matias -papi me hace cosquillitas la mamadera y me gusta mucho. Nos calentamos como dos nenitos y jugamos a que yo era su hermana adolescente y el mi hermanito de 4, le dije en el oido que por favor me de un besito en la boca y otro abajo de la bombacha, que yo le habia visto su pijita y tenia muchas ganas de que juguemos. Nos dimos cuenta de que extrañabamos a nuestro hijito cuando matias trajo una foto mia de mi cumpleaños de 5 en la que yo estaba con un bebe de juguete. Fui a buscar el que tenia guardado para estas noches y le di besitos en la boca como le daba a Pedro cuando nació. El bebé de juguete nos parecia tan rico que le pasabamos la lengua por todo el cuerpo, matias se lo cogía por un agujero que le habia hecho en la cola. Era lo más perverso que teniamos, jugabamos con el y tomabamos merca de su pancita de plastico. Yo me meti uno de los piecitos por la concha mientras matias me filmaba y me hablaba a mi y al bebe diciendo -pedrito bebe te gusta la conchita de mama?
sin darnos cuenta llego el domingo a la noche. Estábamos leyendo unos relatos que habiamos escriito ese día. Yo sobre mi niñez en barrracas. Matias sobre su padre. No habiamos dormido desde el viernes y estábamos muy calientes. El micro llegaba a las 23.30. Fue Matias. Yo lo esperé en la habiracion. Llegaron con pedro. El vino a saludarme, yo haciendome un poco la dormida le di un besito. Pedro se durmio enseguida porque estaba muy cansado, así que matias cerro la puerta, yo saqué de la mesa de luz la bandeja y nos dispusimos a festejar hasta que la merca se termino y cogimos tan rico que lo haciamos muy en silencio para que no nos escuchen, como cuando eramos chiquitos.
Me encantó… Sigue la historia
No me lo van a creer… Mi EX y yo, hace varios años, vivimos algo muy similar. La diferencia es que era niña nuestra hija… Pero lo de la merca es tan real… Potencia al máximo el morbo y la calentura. Lastima que ya me separé, espero encontrar a otra mujer que le guste incluir la merca en nuestra pasión.
Exelente relato. Saludos