Maravillosos adolescentes
Dicen que los adultos enseñan y los niños aprenden, pero ¿no es posible que sea de forma inversa?.
Apenas Vicente, un precioso querubín de escasos 15 años, terminó de subir las pocas escaleras que llevaban a mi camastro en el altillo, me sonrió, empezó a desnudarse y yo empecé a masajear mi enorme pollón que minutos después estaría totalmente dentro de su culo. Subió a mi camastro, se tumbó a mi lado, empezamos a acariciarnos y a besarnos profundamente y me dijo:
– Tito Salva (1) ¡no sabes las ganas que tengo siempre de venir a verte para que me folles de verdad! Las otras pollas de tus amigos que me follan son grandes, pero solo tú me llenas totalmente, me enseñas, y me haces correr muchas veces.
Sí, estaba seguro de que realmente deseaba mi polla dentro de él, por eso a él y a los demás tiernos infantes de los dos sexos que caen en mis manos, pervertidamente sexuales, los domino de tal manera que no solo me complacen extraordinariamente bien a mí, sino también los deseos sexuales de mis amigos. Y algunos de ellos, de sus primeros clientes a tan tierna edad. Poco después dejamos de besarnos y acariciarnos y cogiendo él mismo la almohada, se dobló sobre ella y me ofreció su juvenil culo.
Aparté sus glúteos, vi su ya ancho y usado orificio anal, y sonriendo, me pregunté cómo pude hacer ese abierto cráter, donde hace algo más de un año solo había un adolescentemente virgen y estrechísimo agujerito. Apoyé mi glande sobre ese túnel y en solo tres empujones, mis 27 cm de gruesa polla estaban totalmente enterrados dentro de sus intestinos.
Notaba sus jadeos y yo comprendía que las demás pollas, algunas bastante más largas y gruesas de lo normal, no fuesen tan deseadas como la mía. Tampoco ellos, los dueños de esas pollas, les daban todos los vicios que necesitaban, ni les trataban con el cariño que lo hacía yo. Y es que en esta vida, si quieres buenos frutos, tienes que cuidar el árbol. Y yo cuidada del campo, de cada árbol, y les iba pervirtiendo y degradando sin limitaciones morales. Me gustaba hacer de ellos y ellas, extraordinarios animales sexuales., máquinas de placer.
Comencé a meter y sacar mi polla, a doblarla sobre sus paredes intestinales, a imprimir rotaciones de su aún delgada cadera, a aprisionar sus glúteos con mis manazas, a mover su cuerpo para sacar de él todas las mayores sensaciones placenteras posibles, y de repente, su adolescente pililita empezó a escupir su primer semen sobre el material plástico de la almohada ¡se había corrido! Ahora ya sabía yo que podía follarle con intensidad. Una vez se corren, ellos y ellas se sienten tan satisfechos que se entregan sin condiciones. Y empecé a follarle duro, cogiendo fuertemente sus caderas y metiendo y sacando mi enorme pollón sin piedad alguna.
Él mismo levantaba su culo para que lo penetrase mejor. Pero yo deseaba más, deseaba hacerle sentir mi potencia y hacerle correr mil veces. Y levanté su cuerpo pasando mi brazo por su pecho y tirando de él hacia arriba. Así, de esa manera, casi recto, su culo apretaba de verdad mi pollón. Y mi pollón no se estaba quieto, entraba y salía con fuerza de ese maravilloso culo frotando duramente sus paredes y sacando de él los mejores placeres… ¡y quejidos!
– ¿No te gusta que te folle así Vicentín… como a un hombre? -le pregunté-
– Si Tito si, fóllame duro, ya sabes que puedes hacer conmigo lo que quieras. Tú me enseñaste, tú eres mi maestro y gracias a ti, podré ganar dinero con mi culo.
Y seguí dándole duro. Me gustan esos niños y niñas que se entregan al sexo por puro vicio, sin importarles nada ni el qué dirán, ni las consecuencias de sus actos y vicios adquiridos, embarazos, alcohol, drogas… Se volvió a correr mi querido niño con unos estremecimientos espectaculares, y yo, que ya estaba a punto de hacerlo también, besaba su espalda con todo mi cariño vicioso, pero… oí un ruido detrás de nosotros y al mismo tiempo una voz que decía:
– Jolín ¡qué polla más grande, y la tiene toda metida en tu culo Vicente… !
Al oír esa voz juvenil, Vicente se levantó del camastro donde me lo estaba follando a más velocidad que un F1, sin mirar siquiera de quien era esa voz. Se desclavó de mi pollón, cogió sus pantalones y camisa y así, desnudo, sin calzoncillos, y con los pantalones y camisa en sus manos, bajó corriendo por las escaleras hasta el corral y del corral a la calle, mientras yo me quedaba con las ganas de seguir follando ese culo joven y perfectamente entrenado por mí desde hacía más de un año.
Me giré con la polla recta y dura como el mástil de un velero pirata a punto de correrme, y vi en la escalera que subía de la cuadra a Jorge, un vecinito mío de 13 años, que estaba sorprendido por la escena anterior y el tamaño de mi pollón. Cogí mi polla con las dos manos y mientras jugaba con ella me acerqué hasta él:
– ¿Nunca habías visto una polla tan grande Jorge? Toma, tócala y verás por qué Vicente y otros niños y niñas juegan con ella, y les gusta mucho que se la meta.
– Pero es que jugar los niños con pollas es de maricones. Jugar con pollas es solo cosa de chicas y yo soy un hombre -me dijo poniéndose serio-
– Pero ¿tú te crees esas tonterías que inventan los curas para que los niños no se diviertan? ¿Tú crees que Vicente es maricón porque yo se la estaba metiendo en el culo? Tú sabes que Vicente tiene novia y le gustan las mujeres, y yo estoy casado y tengo hijos y nietos ¿no juegas tú con mi nieta Lola? Lo que debes pensar es que tienes una pollita y un culete y son para divertirse y pasarlo bien. ¿A ti no te la han metido dentro de tu culo todavía, ni te han masturbado, ni te la han mamado?
– Nooooooooooo. Bueno, mi novia Susana sí lo ha hecho, pero es niña.
Mientras teníamos esta pequeña conversación, su curiosidad infantil le había acercado hasta mí y sus manos tocaron mi pollón. Empezó a sopesar la dureza del mismo, su grosor, jugó con las dos manos, y me miraba a los ojos con cara de sorpresa… y no solo no soltaba mi polla, sino que empezaba a jugar con ella y a moverla arriba y abajo.
– Mira Jorge, mira como tus manos juegan con mi polla ¿crees que eso es de ser maricones? Además, a mi me dijo el otro día Susana en el bar que estaba con su papá, que tú y ella sois novietes, os queréis mucho y os dais besitos, y tú me acabas de decir que también te la mama. Si a ti te gustan las chicas ¿cómo vas a ser maricón? No te olvides que cuando te hagas mayor tendrás una polla como esta, grande, dura, llena de venas gruesas como las mías ¿de verdad no quieres jugar con ella?
Su cabeza giraba a derecha e izquierda en un silencioso «no», y quizá inconscientemente, estaba empezando a masturbarme de verdad con sus dos manos. Y le vi tan concentrado agarrando mi polla, que quise saber hasta dónde podría llegar con el crio que yo conocía desde que nació. Me incliné un poco, le despasé los pantalones y se los dejé caer al suelo… y nada pasó. Jorge siguió jugando nerviosamente con mi polla agitándola con más rapidez, como también su respiración.
Le bajé sus calzoncillos, le hice levantar un pie y luego el otro y se los quité. Estaba desnudo de cintura abajo y con su pollita más dura y tiesa que la mía, si eso era posible. Y le propuse un juego, nos tendíamos los dos en el camastro desnudos y cada uno chupaba la polla del otro, me miró ¡y aceptó!
Adiviné que tenia un nuevo infante para desflorar, pero esta vez no quería yo más sorpresas, fui hasta la puerta y la dejé bien cerrada. Cuando subí para ir al camastro, vi que Jorge ya estaba totalmente desnudo ¡se había quitado la camisa él mismo!, arrodillado sobre la manta y masturbándose ligeramente ¡y en mi rostro se dibujó una sonrisa especial!, al ver tan maravillosa y juvenil estampa para mí. Y así, los dos desnudos, nos tendimos juntos.
Acaricié su cuerpo lentamente, masajeé sus glúteos, su entrepierna, cogí su pollita que no era nada pequeña para su edad, la empecé a masturbar y él me seguía masturbando a mí. Fui consciente que mi pollón tenía para él un magnetismo brutal. Y quise ir aún más lejos y le besé varias veces en la boca. No se negó a recibir esos besos pero no me respondió. Y seguí con mis pervertidos instintos metiendo mi asquerosa lengua de mil sabores profundamente en su boca, tumbándolo a mi lado en posiciones invertidas, iniciando así un 69 glorioso. El niño repetía cada una de las cosas que yo le hacía a él.
Miré el bote donde siempre tenía cola para inhalar que ellos mismos me pedían, pero lo rechacé usar. Deseaba con Jorge que se entregase por si mismo. Yo no me daba ninguna prisa, sabía que me lo estaba ganando, solo quería hacerle feliz. Disfrutar de él y con él. Y él intentaba copiarme, se hizo un goloso, un glotón, pero mi polla, de 27 x 4,5 cm era demasiado para él, su boca y su inexperiencia.
Alargué casi a tope mi mano y cogí uno de los tarros de aceite lubrificante y empecé a jugar con su anillo anal… y Jorge no se negó en ningún momento. Penetré uno de mis gruesos dedos para poder untarle y abrir sus músculos y nunca se opuso, solo movía el culo y daba saltitos. Y como Jorge seguía sin protestar, a pesar de que yo le notaba como paraba alguna vez de chupar mi polla por el dolor que recibía y apretaba sus músculos anales, saqué mi dedo, lo unté más y se lo metí todo dentro, profundamente, mientras tiraba de sus músculos, haciendo rotaciones, o simplemente tirando hacia uno de sus lados.
Jorge estaba disfrutando de ese juego ¡y se corrió! No hay nada que más les guste a los niños y niñas que jugar con adultos agradables y adquirir esas experiencias que les hacen «mayores y felices» ¡muy felices y abiertos!
Yo mismo estaba excitado, ante las profundas y constantes chupadas que le hacía a mi polla y las veces que intentó meterla dentro de su boquita, así que fui otra vez un poco más allá. Como los músculos juveniles ceden más de lo que aparentan debido a su edad de crecimiento, saqué el dedo de su culo y en esta ocasión, unté bien dos de mis dedos. Primero metí el que su ano ya conocía y luego fui metiendo poco a poco el otro. Y aquí Jorge dejó de chupar mi polla y se quejó. Le cogí con mis brazos, le di la vuelta, me abracé a él y le dije:
– Ya queda poco para que tengas el culo bien dilatado y preparado, y entonces ya te podré meter mi polla y correrme dentro de ti. Esto es como si corrieses una carrera, las primeras veces te cansas pronto porque tus piernas no están acostumbradas, pero cuando corres más veces, tus músculos lo aguantan todo, como los corredores en las carreras.
– Si, eso ya lo sé, por eso Anabel, la hermana mayor de Susana, que es la mayor mamona del colegio, tiene miedo a follar con el coño y por el culo porque duele, pero aunque se la mama a casi todos los chicos, como los mayores solo tienen 16 años y ella quiere pollas más grandes porque le gusta el porno, tiene miedo de sus tamaños. Y por eso no folla aunque se muere de ganas Pero te deja jugar con sus tetas y sus pezones y así se corre.
¡Vaya, vaya, con Jorge, me estaba desvelando secretos escolares muy interesantes para mí! Anabel y Susana eran sobrinas mías, hijas de una prima hermana que me he follado centenares de veces, de 14 y 12 años cada una, y si habían salido solo la mitad de putas que su madre ¡vaya par de putitas podría tener yo en mi cama! Así que le pregunté:
– Háblame de Anabel y de Susana, tu novia ¿a tu novia también le gusta jugar con pollitas, mamarlas y que la toquen? ¿Crees que podría jugar también con nosotros dos? Porque podría venir aquí contigo y jugaríamos los tres juntos y desnudos.
Y Jorge fue un ángel de información pervertida hablándome de mis sobrinas y sus vicios. Poco a poco le iría yo enseñando a ser mi chivato dentro del cole y a saber, a través de él, que chicas y chicos podrían ser mis nuevos juguetes sexuales. Mis caricias y su placer sexual se incrementaron con sus propios comentarios y se corrió de nuevo entre mis manos. Le ofrecí su propia leche con mis manos, me miró, acercó su boca y dejó mis dedos limpios. Yo empecé a comérmelo a besos y él, poco a poco, empezó a devolverlos. Le metí totalmente mi lengua por toda su boca, y a pesar de su grosor y de mis sabores de puros, licores, porros y otros, su lengua empezó a jugar con la mía.
Y vi claramente que después de más de una hora jugando, tenía yo la necesidad sexual de abrirle el culo de verdad y no con mis dedos, sino con mi pollón. El niño deseaba y yo necesitaba, romperle el culo en ese mismo momento. Hacerlo mío para siempre. Le di el tarro de crema y empezó a frotarme mi polla con sus manos como yo le indicaba. Cuando terminó de engrasarme, me miró a los ojos y me preguntó:
– ¿Me dolerá mucho?
– No cariño, no mucho. Hoy solo te meteré el capullo, esta cabezota que estabas chupando, y otros días ya te lo iré metiendo todo el tronco que ya ves es más delgado. No te preocupes, no quiero que te duela, quiero que te guste y vengas muchas veces.
Y así lo hice. Volví a frotar y dilatar su anillito anal ¡estrecho y sonrosado! Lo cogí de las caderas, apoyé mi grueso glande en la entrada de su inexplorado ano y aunque empujé varias veces, como no quería romperle el culo, casi lo penetré, pero solo casi. Le cogí bien de las caderas y en lugar de querer penetrarle yo a él, empecé a empujar su cuerpo hacia atrás, para que fuese su culo quien se clavase mi polla. Y de esa manera invertida y con su cuerpo inclinado, sí tuve suerte.
En solo dos empujones se lo introduje totalmente. El niño estaba al borde del sollozo, pero mis caricias, mis besos, sus deseos, y posiblemente, eso que decía que él «era un hombre», le impedía llorar. Yo dejé mi glande clavado e inmóvil dentro, mientras acariciaba su cuerpecito, luego lo saqué, lo volví a introducir, y al clavarle mi polla por segunda vez, se volvió a correr y se quedó tan feliz, que girando su cabeza, el que me comía a besos mientras se reía, era él a mí… y con el gran glande de mi pollón totalmente clavado en su culo.
No quise forzarle más en su primer día, y tal y como estábamos clavados, comencé a masturbarme con rapidez mientras lo mantenía abrazado de espaldas a mí y en pocos minutos, los intestinos del niño se llenaron por primera vez de semen ¡el mío! Jorge se quedó parado al notar las descargas pegajosas y cálidas y de repente se apretó a mí, me volvió a llenar de besos y me dijo que quería que «mañana», le metiese toda la polla entera para correrme dentro de él otra vez, pero muy al fondo y follándole de verdad.
Yo no le garanticé que fuese mañana o pasado mañana, porque teníamos que ver su inflamación, pero cuando yo viese que se podía hacer, y que sería en pocos días, se lo enterraría una y otra vez todos los días y durante muchos años. Le prometí que sería mi alumno especial y mi espía-secretario en el cole. Y volví a iniciar mi interrumpida anterior conversación sobre las niñas, manteniendo mi polla dentro de su culo y acariciándole sin descanso:
– Jorge ¡háblame de Anabel y Susana! Y de las ganas que tienen de pollas grandes. A mí me gustaría jugar con ellas y enseñarles toda clase de juegos y por todos sus agujeros. Y como has visto tú mismo, duele un poco al principio, pero en pocos días ya no te dolerá, al revés, serás tú quien me buscará para que te folle y yo seré muy feliz contigo. Y te enseñaré a follar con tu novia Susana y Anabel. Ya verás que bien te lo pasas con ellas y con otras amigas
Y con una gran alegría, empezó a hablarme de mis sobrinas Anabel y su hermana Susana, pero también de sus amigas Ana, Pili y Lena, todas de 11 y 12 años excepto Anabel «que ya era mayor» (14 años) y tenía otras amigas de 14 y 15 años, que también mamaban las pililitas de sus compañeros de clase. Todas ellas jugaban con las pililitas de los amigos, se dejaban tocar y querían ser mayores para hacerse fumadoras y bebedoras, y alguna de ellas se la había dejado meter en algún agujero por algún amigo, pero poca cosa y corriéndose fuera.
Y hablándome de esta manera, pensé que con los jovencitos/as que me estaba follando hasta ahora, y este pequeño y nuevo grupo femenino que me podía proporcionar Jorge, mis horizontes de disfrutes sexuales se veían dilatadísimos ¡qué buenas putitas y chaperitos iban a salir de mi polla y mis manos! Y le volví a preguntar:
– Y como te he dicho antes, a tu novia Susana y a ti ¿no os gustaría jugar conmigo los tres juntos totalmente desnudos? Yo os dejaría fumar, tomar chupitos de licor, os compraría chicles para esconder el olor del tabaco, y podríais jugar con mi polla todo lo que queráis y yo con vosotros. Y cuando yo le abra sus agujeros y me derrame dentro de ella como he hecho contigo, te enseñaré a ti a hacer lo mismo con ella y podréis jugar a ser mayores los dos.
– Bueno, yo creo que si podríamos jugar los tres, pero Susana tiene miedo de quedarse preñada, y también Anabel y Teresa. Si se quedan preñadas por follar ¿tú podrías hacerlas abortar como abortan otras chicas mayores del instituto?
– Eso de quedarse preñada Susana a su edad es muy difícil, pero si se queda preñada ella, Anabel o todas las otras chicas amigas tuyas, por jugar conmigo o mis amigos, yo te prometo que conozco médicos que les curaran esas barrigas. Y también conozco a otros hombres con pollas grandes que les gustaría jugar con ellas, serían sus padrinos y cuidarían de ellas. Y todas ellas podrían tener mucho dinero para gastarlo en lo que quieran. Cada chica podría tener un padrino fijo y otros por ratos. Pero sobre todo yo te prometo que cuidaré de todas ellas y no tendrán nunca problemas, sobre todo Susana y Anabel que las cuidaremos tú y yo. Pero siempre que lo mantengamos en secreto, porque si se enteran sus padres no les dejarán fumar, no les dejarán tomar licor, no les dejarán salir solas, y no les dejarán nunca jugar a ser mayores.
– Te prometo que si quieren jugar contigo, nunca dirán nada a nadie. Todas quieren divertirse y Anabel, Teresa y otras dos chicas quieren jugar muy en serio porque de mayores quieren ser putas para follar mucho todos los días. No sé qué es eso, pero Susana también quiere serlo. En casa de Teresa ven muchas pelis porno de mujeres y niñas follando y ellas también lo quieren hacer, pero tienen miedo a que les duelan esas pollas tan grandes y que se queden preñadas. Pero si tú y tus amigos podéis hacer que aborten todas las veces que se queden preñadas, no creo que tengan miedo. Además, tú follas muy bien.
– No te preocupes Jorge, si quieren ser putas, las entrenaremos todos muy bien para ser unas putas muy buenas y tú serás mi secretario secreto ¿te parece bien?
– Siiiiiiiii, vale. Pero tú me tienes que follar a mí más y te juro que nadie sabrá nada.
– De acuerdo, tu siempre serás el primero en ser follado. Te juro que voy a hacer de ti alguien muy especial para mí. Primero preñaremos a Anabel o a Teresa, y así todas sabrán que si se quedan preñadas podrán abortar y perderán el miedo a quedarse preñadas. Ahora te voy a limpiar bien el culo y te pondré una crema para que se te cure bien y pueda volver a follarte muy pronto. Y ven todos los días cuando termines el colegio y te curaré y te follaré, hasta que ya no le haga falta más crema a tu culo, porque ya estarás preparado para que te metan otras pollas grandes como la mía y pronto serás muy feliz con tantas pollas en tu culo.
– Bien tito Salva, todas las tardes vendré a verte cuando termine el cole ¡Y gracias por haberme quitado el miedo y hacerme hombre!
Mi glande se había salido solo de su culo y todo mi semen estaba en su culo y sobre la cama. Lo lavé con cuidado. Realmente tenía los músculos bastante inflamados pero sin grietas ni otros problemas. Le puse bastante crema con unos ligeros masajes y mientras, nos acariciábamos y nos besábamos ¡Jorge era un niño increíblemente sin miedo! Y era para mí un verdadero diamante al que tenía que cuidar con mucho cariño y enseñarle a ser un vicioso patológico ¡me gustaba muchísimo este niño!
Y Jorge cumplió su palabra. Volvió al día siguiente, y al siguiente, y al siguiente… y yo le recibía desnudo y con mi polla enhiesta y con unas ganas enormes de penetrar toda dentro de él. Apenas subía al altillo donde yo tenía mi camastro-picadero, me sonreía, se desnudaba menos los calcetines, se abalanzaba sobre la cama y empezaba a darme besos como un loco y lógicamente yo se los devolvía con mi lengua siempre llena de mi saliva, que se tragaba sin problemas, para acostumbrar a su boca a conocer los sabores de la mía y aprender a disfrutar de mis vicios. Chupaba su pollita, él chupaba la mía con enormes ganas e intentaba metérsela en la boca con dificultades. Pero lo estaba haciendo muy bien con su lengua ¡verdaderamente daba placer!
Conseguí que se corriese dos veces y yo me tragué su semen para que aprendiese a amarlo. Cuando su pasión se desbordó pero aún me rozaban sus dientes en mi capullo, le hice abrir la boca, apoyé mi glande en la entrada y masturbándome frente a sus ojos bien abiertos, me corrí dentro de su boca. Casi le ahogo de la cantidad de semen que, en varios chorros salió de mi pollón, el pobre intentaba tragarlo, pero se le salía por todas partes, incluso por la nariz. Tosió varias veces, nos reímos los dos y nos abrazamos y besamos intensamente.
Le revisé bien su ano, lo unté y masajeé bien y el segundo día ya podía haberle metido mi polla un poco más, pero no quise forzarle. Jugamos durante un rato, nos bebimos nuestros néctares lechosos y me di cuenta que no solo ya no tenía miedo, sino que empezaba a gozar, y me hacía disfrutar de su cuerpo. Ese día ya se fumó su primer cigarrillo y le regalé más chicles de fresa, sus preferidos.
Y al tercer día se pudieron cumplir mis deseos. Su ano estaba en perfectas condiciones de uso, aunque un pequeño cráter alrededor del anillo anal, denotaba que ese agujero ya había sido bien profanado. En lugar de la crema antiinflamatoria, le puse el aceite lubrificante, le introduje un dedo y luego el otro, y lleno de nervios y profundamente ilusionado, Jorge me preguntó:
– Tito Salva ¿me la vas a meter otra vez?
– Si cariño, te la voy a meter y no solo el capullo, sino todo lo que pueda pero sin hacerte demasiado daño. Te quiero mucho y quiero tratarte muy bien. Quiero hacerte feliz.
– Tito, ¡métemela toda! Te prometo que aunque llore no me quejaré. El otro día a Vicente se la metiste toda ¡métemela también a mí!
¡Vicente! Ya ni me acordaba de Vicente y de mis otros tres querubines bien follados. Aunque echaba de menos a mis tres ninfas, las tres iniciándose en la prostitución al igual que Ángel ¡qué maravillosas experiencias con tan pocos años! Me he follado a varias de sus madres y ahora me follo a sus hijos e hijas, y se las alquilo a otros para que se sirven de ellas a su gusto.
Y con un poco de miedo por su infantil y casi virgen culo, me preparé para meterle dentro toda la polla que pudiese. Pero no tenía prisa, a mi niño-diamante quería darle toda clase de placeres, lo tenía que cuidar muy bien para que me pudiese proporcionar muchas horas de gloria sexual entre él y sus amiguitas. Los niños/as curiosos son de plastilina, los puedes moldear como más te guste pero con un enorme cuidado. Y aún no sé por qué, quería convertir a Jorge en un verdadero pervertido, en un depredador sexual. En algo verdaderamente especial.
Apreté mi glande contra el agujero anal y poco a poco fui metiéndolo dentro… y el niño aguantaba la penetración. Di un nuevo impulso, y de forma sorpresiva, inesperada, todo mi glande y varios centímetros de mi polla se enterró dentro de él. Las manos de Jorge agarraban con fuerza la manta y yo me animé a saber hasta dónde podía llegar hoy, así que le agarré nuevamente de las caderas y apreté su cuerpo contra el mío hundiéndole poco a poco mi polla dentro de sus intestinos. Solo un ligero mete-saca mientras profundizaba más. Jorge gimoteaba un poco, paré y le pregunté:
– ¿Quieres que pare cariño?, no quiero hacerte daño. Solo te he metido la cabezota y un poco más de mi polla. Puedo parar cuando tú me lo pidas.
– Métela tito, métela toda
Por supuesto que no se la iba a meter toda en muchos días, pero eso me sirvió para tomar confianza e ir empujando poco a poco y metiendo más centímetros. Su agujero, maravillosamente estrecho, se adaptaba como un verdadero guante para mi polla. Sus juveniles y virginales músculos se iban abriendo, poco a poco, pero constantemente dejándome entrar. Llegó un momento, que los nudillos de sus manos estaban blancos de la fuerza que hacía cogiendo la manta y parte de la almohada, y paré.
Jorge ya se había corrido dos veces. Aproximadamente le había introducido unos 15 cm de mi pollón en su culo. Y mientras el niño dejaba de hacer toda esa fuerza que hacía para aguantar el dolor de la penetración, yo miraba su culo, de color granate-amoratado, con las paredes laterales a mi polla, levantadas y pegadas a la misma, y notaba la enorme presión de sus músculos distendidos sobre la misma ¡divino placer de dioses!
Su humedad, su intenso calor, los pequeños estremecimientos musculares al estar los músculos tan distendidos… me excitó como pocas veces ¡y me tuve que contener para no enterrar dentro de ese maravilloso y precioso culo, mis 27 cm de pollón! Y al igual que tres días atrás, me masturbé, esta vez con rabia, para poder descargar todo mi semen dentro de esos intestinos que poco a poco, iban siendo míos. Descargué toda mi pasión sobre sus paredes intestinales, y también Jorge tuvo su tercer orgasmo al recibir la leche del mío. Apretó su espalda sobre mi pecho y solo me dijo:
– Te quiero, tito Salva.
Casi me hace llorar. Le saqué poco a poco la polla de su interior y vi con alegría que no tenía nada de sangre, pero su culo ¡Dios mío su culo! Estaba hinchadísimo y todo su exterior palpitaba como si sus músculos estuviesen liberados de una enorme fuerza. Le lavé y limpié con mucho cariño, le puse crema con unos ligeros masajes, y tendiéndonos en la cama, abrazados los dos nos fumamos otro cigarrillo.
Jorge se durmió instantes después. Y yo me di cuenta que si aquel habitáculo iba a convertirse en un picadero infantil, tendría que tener algunos complementos. P.e.: A Jorge le haría falta ahora un buen vaso de leche calentita al despertarse, para reanimarle antes de que se fuese a su casa. Un pequeño baño medio decente para arreglarse un poco y lavarse. Un pequeño frigo para bebidas frias…
Y en solo tres días de dedicación especial, reconvertí aquello en una pequeña salita-dormitorio, un pequeño baño, una pequeña cocina con su frigo y microondas, todo en versión mini y sencilla. Y puse una enorme y más cómoda cama, donde cabríamos hasta 4 personas… o personitas, sin estrecheces ni problemas. Y me masturbaba constantemente pensando en esos pequeños y estrechos agujeritos adolescentes que iba a inaugurar mi polla. Y la cantidad de pequeños bisexuales viciosos que se entregarían a mis caprichos… y a sus propias pasiones y vicios que irían adquiriendo poco a poco.
Jorge seguía viniendo todos los días a que le curase su inflamación y no solo se sentía maravillosamente feliz, sino que deseaba ir más, mucho más lejos de lo que yo pudiese planear para él. En esta ocasión, no tardé 3 días, sino 4 en poderlo follar nuevamente, pero esas obras le entusiasmaban porque se hacían por él y para él. Realmente ¿qué prisa tenía yo? Lo único que yo deseaba es que él fuese feliz, desease ser follado constantemente, y que yo mismo fuese tan feliz como él… o más.
Por eso, el jueves por la tarde celebramos la inauguración del nuevo picadero. Compré pasteles, compre sidra, le compré un paquete entero de tabaco para él y su primer encendedor. Y también por primera vez, le metí toda mi polla en su culo. No le metí mis cojones porque no le cabían, pero chocaron varias veces contra su ano. ¡Qué felicidad ver enterrada toda mi enorme polla dentro de su culo, y correrme profundamente sin necesidad de masturbación, solo por follarle!
Y Jorge lloró, por primera vez lloró pero de felicidad. Doler le dolía, de eso estoy seguro, pero se sentía hombre, mayor y sobre todo muy feliz. Y cuando se marchó quedamos para el sábado tarde y así el viernes terminaría yo unos enganches y poner el agua corriente.
Y el sábado tarde vino, puntual como siempre. Pero esta vez y con gran sorpresa mía, vino cogido de la mano de su novia Susana de 12 años. Y los dos sonrientes, subieron la escalera y se acercaron a mí, sin miedo ni vergüenza, y que como de costumbre, estaba desnudo en la cama masajeando mi pollón. Como la cosa más natural del mundo, los dos se desnudaron, subieron a la cama y se pusieron a mi lado, mientras Susana agarraba con sus manos mi pollón, con los ojos bien abiertos.
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(1) En muchos pueblos españoles, existe la inmemorial costumbre de los niños y adolescentes, de llamar «Tito/a» o «Tío/a» a las personas más o menos mayores de 55-60 años, sin que eso signifique que sean o no familia. Es una forma de sustituir el respetuoso «Señor/a».
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