Más "más turbaciones"
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Pongo una actualización del primer relato que publiqué en http://www.
sexosintabues.
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html .
Cierto que este pasado fin de semana me iba a ver con mi hermano, mi cuñada y mi sobrina, y en el pasado relato me planteaba qué podría hacer cuando me quedara con ella.
Ya estaba pensando en qué a ver cómo se tomaba el que yo la sugiriese una “chupadita” o a ver qué tal le parecía beber la leche de mi polla.
Entonces, se presenta el pasado viernes 2 de septiembre, que viene mi hermano con su familia a mi casa (a la casa de mis padres, que es la mía todavía).
Mi sobrina la pequeñaja viene con ellos, claro.
En principio, la reunión está un poco encorsetada y no ha lugar a que mi sobrina se divirtiera con mi polla, y yo me divirtiera aun más…, aunque siempre podríamos hacer algo en algún sitio a escondidas y rápidamente.
Y, sin haberme planteado esto, surgió cuando me dijeron que bajara unos bultos (unas cajas con cosas dentro) al trastero, que llevaban horas entorpeciendo en el pasillo y que yo me había hecho el remolón.
Pero, al final cogí las cajas y me las llevé al trastero.
Mi sobrina me ayudó con algunas bolsitas.
El caso es que, ya estaba en un sitio a escondidas, lejos de miradas furtivas y sin riesgo a ser pillados…, y como estaba solo con mi sobrina, la hice notar que en aquel cuartucho me podía sacar la leche sin temor a ser molestados.
"¿Quieres?, ¿te apetece?.
Ahora que estamos aquí, me han dado ganas…”, la decía yo a ella, y ella sonreía pícaramente y asentía con la cabeza.
“Pero esta vez no podremos jugar mucho, porque no podemos estar mucho tiempo aquí y tenemos que subir arriba a casa en poco rato.
Mañana en tu casa ya jugaremos más tiempo”, la dije, ya que el día siguiente, el sábado, me comprometí con mi hermano a quedarme a cuidar de mi sobrina mientras ellos iban a cenar con unos amigos.
El caso es que, tenía que ser una paja rápida: me saqué la polla, le di unos cuantos pollazos en la cara a mi sobrina, en forma de broma antes de que ella me agarrase la polla (ya le pasé rápidamente mi polla por sus labios a ver cómo reaccionaba).
Y, ya me agarró la polla y empezó a subir y bajar, sacar, meter, sacudir… y se me puso rápidamente ancha y tiesa.
“Hazlo fuerte y rápido, que hay que sacar la leche pronto”, la decía, y, la verdad, es que me pajeaba yo casi más que ella a mí.
Hasta que en varios minutos, ya notaba yo que aquello iba a empezar a escupir semen.
Le quité la polla de la mano de mi sobrina y me la agarré yo, y con la otra mano hacía como un cuenco para recoger la leche…, no solo para no ensuciar el suelo, sino para “probar la leche”.
Le dije a mi sobrina que nos beberíamos los dos la leche, o sea, yo también, para que ella no pensase en algo cochino que la obligaba yo a hacerlo.
Mi polla escupió el semen (que, algo cayó al suelo y lo tuve que pisar con las zapatillas para extenderlo y que se secase), pero en mi mano se recogió suficiente para saborear mi semen.
Yo probé un poquito, y la mayor parte se lo ofrecí a mi sobrina que miraba con curiosidad… y que al verme tomar mi semen, ella también lo bebió.
“¿A qué sabe?.
Está un poco soso, como yogur sin azúcar”, la intentaba explicar yo.
“Es como cremita, que tiene muchas vitaminas y proteínas.
Luego te enseño los nutrientes que tiene que lo he leído en una página web”, la expliqué para convencerla.
Bueno, por lo menos, no sabía malo, y así me lo confirmó ella.
Subimos para arriba como si no hubiera pasado nada.
Y llegó el sábado: Tengo que ir a su casa a media tarde.
Lo fundamental era quedarme a cuidar de mi sobrina, así que….
, o bien podría profundizar más en los jugueteos sexuales, semen incluido, o solo ver pelis y tras cenar, acostarla y ya está.
No quería imponer un plan preconcebido por si no se pudiera cumplir.
Sería improvisación, si las condiciones daban para ello.
Pero…, ese límite por mi parte duró poco cuando, tras ver una peli y cenar, mi sobrina fue al baño a ducharse.
Ella ya lo hacía sola, pero no hace muchos años que alguna vez la ayudaba yo.
El caso es que se quitó la ropa y se fue al baño, pero…., si normalmente pide a su madre que le traiga el pijama o el camisón y las zapatillas, en ese momento no estaba su madre, así que no cayó en aquello y me lo pidió a mí.
Entré en el cuarto de baño para dejarle el pijama y las zapatillas y ahí estaba ella desnuda y mojada con la ducha cayendo, y, tímida, tapándose su entrepierna y diciéndome que no mirase, entre risas.
Y, entre risas, me acerqué y la pegué un pellizco en una nalga.
“¿De qué te preocupas, si yo te he visto desnuda muchas veces?”, la decía yo.
Y me contestaba: “pero eso fue hace mucho tiempo.
Sal fuera”.
“Vale, vale”, decía yo.
Prosiguió ella diciendo: “Luego te toca bañarte a ti.
Aquí quien se desnuda eres tú, no yo”.
No había yo salido todavía del cuarto de baño cuando ella ya sale de la ducha, coge una toalla grande que había allí y se pone las braguitas corriendo.
Todo tan rápido que no consigo ver casi nada.
Se termina secando y se pone el camisón.
“Ahora te toca bañarte a ti”, me dice.
“Yo vengo duchado de casa, no me hace falta”, la contesto.
Y me replica: “Nada de eso, hace mucho calor y estas sudado.
A la ducha, y te enjabono yo”.
El juego era que ella era la mamá y yo tenía que dejarme enjabonar por ella.
Pero, claro, para ser yo el “hijo”, estaba demasiado crecidito para una “mamá” tan pequeña.
Pero, me da un picorcillo excitante y acepto el juego.
Aunque yo estaba ya duchado de casa, a pesar del calor, vamos a ducharnos de nuevo, y mi sobrina me va a enjabonar.
Y me tengo que desnudar.
Completamente.
Si mi sobrina no me hubiera visto la polla antes, no me quitaría los gayumbos, pero…, no era el caso, así que me desnudé completamente, y me metí debajo de la ducha.
Tenía la polla morcillona con un poquillo de excitación por aquello del juego este… Cogió mi sobrina una esponja, echó gel, y empezó a frotarme por el pecho empezando desde arriba.
Paró cuando llegó a la mata de pelos de mis genitales y me hizo dar la espalda para empezar a frotarme la espalda con la esponja.
A todo esto, me hacía comentarios graciosos como de una madre con su hijo, y yo la seguía el juego.
Llegó a mi culo y lo frotó bien con la esponja, metiéndola entre las dos nalgas.
La chica parece que se quedó investigando aquella zona y yo, que no veía muy bien qué hacía parada, al final lo descubrí: metió su dedito con gel en mi ano.
“Ayyy, ¿qué haces?”, dije yo cuando lo noté.
“Es que hay que tenerlo bien limpito”, me contestaba.
Y vaya que me lo dejó limpio.
“Hay muchos pelos…”, comentaba….
, y me agarró los huevos colgones que tengo por detrás.
Jajaja, se reía porque había tirado de mis huevos por detrás de mí.
Y, bueno, me di la vuelta y empezó a lavarme el pene.
Echó espuma, lo agarró, se me puso tieso, me pajeó un poco…, pero no me estaba pajeando, sino dejándome el pene más limpio que el jaspe.
“Tiene que estar muy limpio, para luego cuando chupe la leche”, decía.
Y, vaya…, pronunció el verbo “chupar”, jejeje.
Iba a aprovechar yo la limpieza de mi glande para que me lo comiese, pensé en ese momento.
Tras enjabonar y limpiar mi entrepierna, siguió con la esponja y las dos piernas, los muslos, los pies, y luego la ducha final para aclararme.
“Me has dejado más limpio que como yo he venido a esta casa”, la dije.
Me sequé…, pero no me vestí, pues tenía el pene como una morcilla.
No estaba completamente tieso, pero sí bastante ancho.
No estaba flácido, pues la experiencia de la ducha ya me la había puesto dura.
Salimos al salón.
Era ya bien tarde (las 10 y media o las 11 de la noche) y la recordé lo de chupar.
Fui a mi móvil y la enseñé los titulares de alguna web que habla sobre las proteínas que tiene el semen, y para confirmarlo, también la enseñé en el móvil alguna foto de alguna mujer chupando una polla.
No quise ponerla vídeos, porque los vídeos son como más violentos, que la podrían impresionar.
Pero al ver las fotos con chicas lamiendo o chupando penes, la dije que eso hacían muchas mujeres.
Viendo esas fotos y previendo lo que iba a pasar a continuación, mi polla ya se había puesto dura y el glande ya asomaba brillante…, y limpio.
“Venga, dale un besito a mi colita, que te está esperando”.
Y ella, nerviosa, dio un besito a la punta de mi glande.
“Otro besito, por aquí (en el tronco), por allí (en la base del pene), por este otro lado…”, me fue besando el pene por todas partes según la decía.
“Ahora, saca la lengua y a lamer desde abajo hasta la punta, que me va a gustar mucho las cosquillas que me vas a hacer con la lengua”.
Ella no es tonta y sabría que lamer mi polla con su lengua me ponía a cien.
Y lo hizo.
Me lamió bien mi polla.
Luego, le mostré una foto que ya habíamos visto donde una tía se metía la polla dentro de la boca: “Ahora toca chuparme la polla como un chupa-chups”.
Abría la boca y entraba mi pene hasta poco más que el glande.
Suficiente, pues tampoco es cuestión de ahogarla, jajaja.
Y, no era tonta la chica: empezó a chupar subiendo y bajando su boca sobre mi polla sin habérselo dicho.
Tras un rato así, lo dejamos, porque no quería correrme todavía.
La dije que con la lengua y la boca me era más excitante y me daba más gusto que con la mano, pero es cierto que es un poco más incómodo para ella.
Mi polla estaba a mil y tenía que descansar un poco para no correrme todavía.
Pero también tenía que correrme ya para que no pasase mucho tiempo, pues tenía que acostar a la niña antes de que vinieran sus padres.
El caso es que, con la polla tiesa, volvimos a los juegos a cuatro patas, me ordeñó un poco mi polla como a las vacas, y como ya hicimos…, También me convertí en un perro que la perseguía con mi superpolla y la daba pollazos en el culo.
Y, vaya…, mientras que en verano la rozaba con la parte superior del tronco de mi pene erecto en su raja vaginal (yo a cuatro patas encima de ella, también a cuatro patas), y a los dos meneos cambiaba de postura, en esta noche, los meneos eran muchos más.
Parecía que le gustara que frotara el tronco de mi pene en sus braguitas (no se las quitaba.
La frotación de mi pene en su raja del culo y la raja de la vagina era con sus bragas puestas).
El caso es que estaba yo frotando mi pene en su raja durante un rato y acababa dándole con el glande a la altura de su ano (ya lo digo, todo con sus bragas puestas.
No quiero ni pretendo querer desnudarla.
Solo juegueteos sexuales que sean tomados por ella de modo infantil).
Pues eso, tanta frotación de mi pene, y empujones a su culito hacían que ya estuvieran mis huevos a punto de echar leche.
Se lo dije, y, como estaba yo a cuatro patas, se puso ella de rodillas para ordeñarme como otras veces…, pero la dije que ahora la leche saliese de mi polla y fuese a su boca directamente, o sea, que me hiciese una mamada y se bebiera la leche.
Ah, jeje, se le había olvidado a ella….
Así que me senté con las piernas abiertas, y ella en medio empezó a chupar mi pene metiéndose el glande en su boca hasta que empecé a echar chorros de semen que se le salían de su boca.
“¡Que se te cae la leche!”, la advertía yo, y ella correspondía lamiéndome los chorretones de semen que corrían por el tallo de mi pene.
Bueno, aunque había ensuciado con semen el suelo, gran parte se lo había bebido.
Misión cumplida.
Tras darla las gracias porque la dije que a mi me gustaba mucho lo que me había hecho, limpié el suelo y nos preparamos para que se fuera a la cama.
La puse un vaso de leche (esta de vaca, jeje), y luego fui a acompañarla a su cama (y yo todavía desnudo, pero ya con el pene caído.
Gordo y ancho tras la eyaculación, pero caído).
Una vez apagada la luz de su habitación, me vestí y esperé alguna hora más hasta que aparecieron sus padres.
No sé qué haré en próximas ocasiones, pero si no le ha puesto pegas a chuparme la polla (yo creo que la excita sexualmente, aunque ahí no quisiera yo profundizar), si no hay problemas de tiempo o intimidad, la ofreceré leche de hombre siempre que ella esté de acuerdo.
Aunque…, la verdad…, no creo que esto dure mucho.
Si a ella ya no le parece excitante o ha perdido interés en la novedad, mejor dejarlo.
Ya veremos…
Saludos.
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