Masturbación, incesto, exhibicionismo… de todo un poco
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
He estado dudando en dónde publicar mi relato, si en incesto, masturbación o exhibicionismo.
Que la moderación la publique donde crea conveniente.
He estado leyendo vuestros relatos, y ahora me animo a publicar mi historia.
Fue hace unos 10 años más o menos.
Hace 10 años tenía 17, y esta historia abarca varios años, en torno a esa edad.
Tengo dos hermanos pequeños, una hermana y un hermano.
Soy el mayor de ellos, y me llevo 4 años con mi hermana y 6 con el pequeño.
Voy a empezar por una situación bastante extraña y rara, e incluso morbosa, pensándolo desde el momento actual.
Empiezo:
Junio, hace calor y estoy con ropa cómoda.
Los pantalones cortos de atletismo puestos para estar en casa, porque otros bóxer y pantalones de fútbol tienen la manga del pantalón más larga, pero estos bermudas similares a ropa para hacer running son cómodos y con menos tela que los otros.
Tengo que hacer un powerpoint en el ordenador con gráficos y pegando dibujos e imágenes.
Se me acerca mi hermana pequeña a ver qué hago y mira como trabajo el documento.
En estas que me empieza a sobar la polla por encima del pantalón y rápidamente mete la mano bajo él.
Me saca la polla flácida y empieza a agarrarla y tirar de ella.
La digo – “Me la vas a poner dura”…, y ella sonríe pero sigue.
Efectivamente, se me pone dura, porque reacciona a las caricias y no hay forma de bajarla.
Mi hermana baja la parte delantera del pantalón por debajo de mis huevos de forma que pene y huevos están al aire.
La polla ya está tiesa, el glande fuera.
Y mi hermana, entretenida con lo que hacía en el powerpoint, me va pasando sus dos dedos por el escroto (por el pellejo), entre los huevos.
Ese pellejo le gusta tocarlo porque está suave, y a mi me gusta.
Sin ser una excitación sexual, me relaja que me toquen el pellejo que envuelve los huevos.
Ambos estamos al powerpoint, y de vez en cuando mi hermana toca y sube y baja sus dedos índice y anular (creo que se llama así el segundo dedo) por entre mis huevos.
Oigo que viene alguien a la habitación, y me tapo mis partes con la camiseta y me arrimo a la mesa del PC.
¿Cómo es posible que haya llegado mi hermana a tanta familiaridad con mis genitales, de forma que ni a ella ni a mi nos de vergüenza ni importancia el tocarlos?
La cosa se remonta un par de años antes, más o menos.
Entonces tendría yo 15 años.
Y me encuentro a mi hermano pequeño (entonces tendría 9 años) agobiado.
Yo ya sé por qué.
Sus amigos de clase habían venido a mí a “chivarse” o contarme la causa del agobio de mi hermanito.
En su clase habían empezado a pajearse y mi hermano se ponía nervioso, y aprovechaban sus compañeros para ridiculizarle.
Eso me lo cuentan sus amigos detrás de él…, e incluso delante de él, que se pone colorado.
Ya en casa le digo que no se preocupe y que pase de ellos.
Que no se ponga nervioso si ellos se sacan su minipolla y empiezan a sacudírsela, porque eso es normal.
Quizá no sea normal que lo hagan en público, en clase o en el salón de actos, pero a esas edades ya empiezan los niños a tocarse la polla y a hacer quedadas para pajearse.
Vi a mi hermano muy curioso sobre el fenómeno y me termina preguntando si yo también hacía eso.
Contesto que…., en clase no, pero cuando íbamos al salón de actos del colegio, nos juntábamos los amigos, sacábamos nuestras pollas y nos pajeábamos.
Era como sus amigos.
Le aclaraba a mi hermano que no tenía por qué hacerlo si le daba vergüenza.
Y me pregunta: – ¿Y te haces pajas ahora?.
Tarde un par de segundos en responder, y no lo iba a negar: SÍ, jeje, claro.
Mi hermano seguía preguntando: – ¿Cuándo, donde?.
Jajaja, me reía yo.
Cuando podía, donde podía.
En el cuarto de baño, en la ducha, en casa de amigos, en el instituto, en muchos sitios, pero sobre todo en casa, claro.
Ahhhh, respondía mi hermano.
¿Y como lo haces?, me preguntó.
Jeje, y yo me reía sin decir nada.
¿Puedes hacerlo aquí?, me siguió preguntando.
No soy muy pudoroso, pero tampoco me paseo desnudo por mi casa.
Mi hermano, hasta entonces, me habrá visto el culo, desnudo, pero poco tiempo, lo poco que pudiera verme al vestirme o alguna vez que se metía en la ducha y yo estaba dentro.
Pero ahora me estaba pidiendo que le mostrase como me pajeaba.
Se lo pregunté si quería ver, con un poco de sorna, y como insistió, pues pensé que así quitaba el miedo de mi hermano a ver a sus amigos pajeándose.
Y además, mi polla era ya adulta, y la de sus amigos serían infantiles, así que mi hermano ya no tendría por qué asustarse y encima ya vería algo más que en sus amigos.
Pero yo no tenía la polla tiesa, así que tendría que explicarle “mis técnicas”, que a esa edad es la misma.
Me bajo los pantalones y mi pene flácido.
Mi hermano, no quita ojo pues está en confianza.
Empiezo a tocarme y mi polla empieza a hincharse.
Me bajo el prepucio y aparece el glande, que según se va hinchando todo, aparece carnoso, rosita que va oscureciéndose según se llena de sangre, y al final hinchado como un globo.
En unos minutos tengo la polla a cien.
Mi hermano no quita ojo…, pero ahora le pido yo que me agarre la polla.
¿Quería ver una paja?, pues va a participar de ella.
– Agarrame la polla, le dije.
Y ahora sube tu mano, baja, sube, baja.
Le voy guiando con mi mano sobre la suya, y al final le dejo a él solo.
Bien, muy bien.
Mis huevos colgando van bailoteando al compás del meneo que me hace a mi polla.
Llega el momento de echar la leche, le aviso, y derramo todo mi líquido sobre la mesita de la habitación.
– ¡Ya está!.
Así es una paja clásica.
Me ha encantado como me la has hecho, ¿y a ti?
Me explicó mi hermano que mi polla era muy grande, no como la de sus compañeros de clase.
Que tenía muchos huevos, no como sus compañeros de clase, muchos pelos, no como sus compañeros de clase, y eché mucha leche, cosa que no había visto en sus compañeros de clase.
No tardó más de un par de días en que me preguntaba si podría hacerme otra paja como aquella primera.
Sin ningún problema, mi pene estaba a su disposición, jeje.
A partir de entonces ya no le noté tan agobiado por el tema con sus amigos de clase.
Le había cogido el gusto a pajearme, y yo también.
Alguna vez que yo estaba caliente, con la polla tiesa, y la situación era propicia, le decía si podría deslecharme, y él aceptaba.
Sin problema.
Y ahora aparece mi hermana: en una de aquellas pajas en mi habitación que me hacía mi hermano, entra mi madre, y pilla a mi hermano con su mano en mi polla.
Joderrrrrr, esa manía de las madres de entrar sin llamar y sin hacer ruido.
Pues nos había pillado en toda regla…, pero se lo tomó a bien.
Yo estaba completamente desnudo en ese momento y no pude ocultar la erección de mi gran polla, y con la mano de mi hermano agarrándola.
Mi madre echó una sonrisa mientras me miraba (realmente, si es por cuestión de ver el cuerpo de un hombre, mi cuerpo de 15-16 años que hace deporte está mucho mejor que el de mi padre).
Nos dijo que hiciéramos tal recado y luego que nos laváramos las manos antes de cenar.
No sé si lo de lavarse las manos era por haber agarrado mi hermano mi polla, jajajaja.
El caso es que mi hermana algo debió captar, porque, una vez cerrada la puerta al salir mi madre, seguimos con la paja (ya que no nos había gritado ni echado la bronca, había que acabar esa gloriosa paja), y a los 2 o 3 minutos, entra mi hermana en la habitación, también sin llamar.
Me cagüen….
Y se queda mirando igual de embobada que mi madre, y dice entonces: – ¿Y yo qué?
Pensaba mi hermana (entonces con unos 11 años) que ese privilegio de agarrarme la polla que tenía mi hermano ella también tenía que aprovecharlo, así que cerró la puerta pero con ella dentro y se acercó a ver lo que hacíamos.
Yo ya no dije nada.
Pues hala…, aquí está mi polla.
Ella dijo que también quería agarrarla, y eso hizo.
Le brillaban los ojos.
No había visto nada parecido y le causaba impresión.
Se turnaban entre los dos en pajearme pero la situación era tan excitante que no tardé mucho en correrme.
A partir de entonces ya tenía dos hermanitos dispuestos a pajearme.
O bien lo hacían los dos juntos, turnándose…, o alguna vez le sugería a mi hermana si quería mi polla para que la agarrara ella sola.
Recuerdo en verano, en la casa de vacaciones, esas siestas donde dormían mis padres, mientras yo echaba leche gracias a un hermano o la otra hermana, o los dos juntos.
Qué veranito…, yo desnudo (de arriba porque hacía calor, y de abajo por, ejem…) y con la polla a cien.
En casa, en el garaje, etc… He dejado tanto semen en el césped de al lado de casa que no hacía falta que se regara, jajajaja.
Pero volvemos al curso, al otoño, y se me presenta mi hermana con amiguitas: había contado nuestro secreto, y se había traído a sus amigas para una sesión de “muchas manos”.
Mi primera impresión fue agobio por haber contado un secreto, pero al minuto ya me había excitado yo solo.
Mi polla cambiando de mano en mano: me encantó la primera vez.
Cada vez que mi hermana se traía a amigas a hacer deberes a casa, en algún momento se me plantaban en la habitación para ordeñarme.
Y una vez vino una amiguita más mayor.
Qué tendría…, unos 15 años, hermana mayor de una amiga de mi hermana.
Había corrido la voz, pero yo no ponía pegas porque esta chiquilla ya estaba crecidita, tenía un buen culito y unas incipientes tetitas para agarrar.
Por supuesto que no me negué, y la chica mayor empezó a pajearme sin dejar a sus amigas ninguna baza, y llegó un momento que puso cara de vicio y acercó mi polla a su cara.
Vaya…, en vez de sonreir o reírse como las otras, ponía cara de vicio, como si estuviera disfrutando sexualmente.
Y se metió mi polla en la boca.
Con mi polla chupada, las otras niñas ya no querían agarrarla porque estaba pringosa, así que la chica de 15 años la tenía toda para ella.
Chupaba como una profesional (seguro que había visto muchos vídeos de internet), y en esa posición, yo la tocaba el torso y las tetitas por los lados, sin pasarme…, pero ya empezaba a tener mis contactos con las manos.
Hasta que me empecé a correr y no dije nada, sino que saqué mi polla de su boca y se me escaparon chorrazos de leche sobre ella y sobre el suelo.
La muy viciosa chupó la leche que tenía en sus manos y la que le había caído en la ropa.
Parecía que le gustaba.
Eso fue el pistoletazo de salida para las mamadas.
Esa experiencia, que la habían visto todos, mi hermanito, mi hermanita y sus amiguitas, en sucesivas “sesiones” querían probar esa leche tan rica, a decir de la viciosa de la chica de 15 años.
Al día siguiente tenía a mi hermano diciendo que estaba alucinado con la chica chupona.
Le dije que si quería probar mi leche, que como tenía hormonas le haría crecer más rápido (una trola que me inventé, riéndome).
Ni corto ni perezoso, me chupó mi polla, y cuando empecé a eyacular, puso su mano como un cuenco para descargar ahí, y luego se bebió poco a poco mi leche.
Como no le disgustó, las siguientes veces le avisaba cuando eyaculaba y lo hacía dentro de su boca.
Igualmente mi hermana, también empezó a mamar mi polla, por curiosidad, y para “alimentarse”.
Mi leche es muy nutritiva, no paraba yo de decir, jajaja.
Las amiguitas, en otros días, tuvieron su ración de leche, pero mientras que no le hacían ascos a chuparme la polla y beberse mi leche, ponían reparos a chupar mi polla en la misma sesión.
No querían mi polla chupada por otros, jajaja.
Y, cuando la chica de 15 aparecía, ella era la dueña de mi polla (y así lo dije yo.
Ya que me permitía tocarla las tetas y sobarla el culo, mi polla y mi leche eran suyas)
Fue con esta chica con la que eché mi primer polvo.
Una vez que la vi muy caliente, que la metí los dedos por entre su culo, y al bajar a su chichi no puso reparos…, así que seguí.
En vista de que íbamos a ir a más, nos cambiamos de habitación, a un sitio más seguro, mientras el resto hacían sus cosas (deberes o jugar).
Pero, mi hermana, muy ladina, nos siguió y nos espió.
El caso es que terminé bajándola las bragas a la chica de 15 años (que, como fue muchos meses después, pues ya tendría 16), le sobé las tetas y después el chichi.
Sentado yo, fue ella la que se introdujo mi pene.
Mejor así para que no me acuse de bestia o de brusco.
Que fuese ella la que dirigiese los pasos, y con mucho cuidado, muy despacio al principio, terminó al final con un buen bamboleo, con ella cabalgando encima de mi, y mi hermana colándose sin hacer ruido en la habitación.
Yo ya no iba a decirla que se fuera, pues estábamos en pleno folleteo, y porque se quedó al margen, lejos de la escena, sin estorbar, sino solo mirando.
Esta vez no me dejé llevar, y cuando fui a correrme, saqué mi pene del chocho y me corrí en sus piernas.
La marcha atrás es peligrosa, pero más peligrosa es correrse dentro de la vagina.
A partir de entonces, en encuentros esporádicos, yo ya tenía una caja de condones para perder miedo a un posible embarazo.
No eché muchos polvos con esta chica, porque un kiki es más complicado.
Mientras que una mamada o una paja basta con que me saque la polla, un polvo hay que estar desnudos de cintura para abajo, moverse con frenesí, etc, y con riesgo de que te pillen y te la cargues.
No es lo mismo una pajilla, que si te pillan te pueden echar una bronca o reírse (como hizo mi madre), pero si te pillan follando con una adolescente, se te podía caer el pelo.
Pero da igual.
Mis kikis ya no me los quita nadie.
Y la de leche con la que nutrí a mis hermanos y amiguitas fueron suficientes para alegrarme el cuerpo.
Y de ahí la familiaridad de mi hermana con mi polla.
No le daba vergüenza y la tenía muy vista.
Le encantaba jugar con mis huevos, con mi escroto, como ya dije al principio.
Y a mi me gustaba también.
No es tan excitante sexualmente hablando como una mamada o una paja, pero me relajaba que me pasara la mano o los dedos por los huevos, entre los huevos, o en el pellejo en aquella zona donde el pene se junta con los huevos.
Ella cogía con los dedos ese forro de los huevos y se lo frotaba.
Por supuesto, eso hacía que mi polla se pusiese como un mástil, pero es que se ponía como un mástil por cualquier cosa, pero luego que acariciara mi escroto me era muy relajante.
Muy a gustito…
Ahora con 27 años ya no se divierten con mi polla, y la chica de 15 años (que tendrá 25 o 26) hace años que ni la veo.
Pura porquería gay.