Me cojí a mi nene de 8 añ0s
Nunca me imaginé que disfrutaría tanto penetrar a mi hijo.
Soy un padre de 31 años, tengo una esposa de mi misma edad y un hijo de 8 llamado Carlos.
Es tarde, mi esposa había salido con sus amigas por lo que yo me quedé en casa a cuidar a nuestro hijo.
Estaba en el sofá viendo la televisión cuando viene mi hijo y se pone a jugar en el piso delante mío, dandome las nalgas. No sé en que momento, mi mirada se perdió en el culo de mi hijo y una erección se empezó a levantar. No sé qué se apoderó de mí, me estaba excitando mi propio hijo. Dejándome llevar, comencé a tocarme por encima del pantalón, viendo el cuerpo de mi hijo. Me sentía muy agitado.
De pronto, mi hijo volteó y me vio tocandome.
– ¿Por qué te estás tocando tu pipi, papi?
No sabía que decir, sentía vergüenza, pero a la vez quería ver hasta donde podía llegar.
– Porque los hombres sentimos bonito ahí a veces cuando nos acariciamos. ¿Nunca lo has hecho?
Mi pequeño negó con la cabeza. Luego se levantó y se acercó a mí.
-Se ve que el tuyo es mucho más grande que el mío – dijo sorprendido viendo la silueta de mi pene en mi pantalón.
– Es que cuando eres grande, te crece, algún dia te crecerá como a papi, ¿quieres ver como se te verá?
Mi pequeño sólo asintió. Yo sólo me estaba muriendo de excitación, me daba mucho morbo mostrarle mi pene a mi hijo de 8 años.
-Pero tienes que prometer que este será nuestro secreto, es un secreto de hombres.
-Sí papi te lo prometo.
Entonces me bajé el pantalón y mi ropa interior y dejé salir mi miembro, que salió disparad hacia la cara de mi nene, quien miraba sorprendido.
-Es muy grande y grueso, así lo voy a tener?
-Sí, ahorita se puso duro porque está feliz de verte. Quieres tocarlo?
Sorprendentemente mi hijo acepto y puso su manita alrededor de mi tronco, lo que hizo que de excitación me saliera una gota de líquido preseminal.
-Te salió una gotita de agua papi.
-Ese líquido sale cuando estás muy felíz y sientes muy rico. ¿Quieres que papi esté feliz y sienta rico?
-Si
-Entonces mueve tu mano así – tomé su mano y la comencé a mover de arriba a abajo, masturbándome con su mano. Estaba en la gloria, lleno de morbo y excitación. Entonces quité mi mano para que él lo hiciera por su cuenta.
Estuvo así un rato hasta dijo algo que me sorprendió:
-Papi, es cierto que un pene se puede chupar?
Yo me quedé atónito, no sé donde había escuchado eso, pero sin duda lo iba a aprovechar.
– Asi es mi niño, quieres intentarlo?
Carlos asintió y llevó su pequeña boca a mi glande ya totalmente humedecido. Sentir su boquita y lenguita rondando la cabeza de mi pene fue lo mejor. Lo hacía torpemente pero era la mejor satisfacción del mundo.
-Trata de metertelo lo más profundo que puedas hijito
Carlos me hizo caso y tragó más de mi verga hasta que le dió una arcada y rió.
-Está muy rico papi, lástima que no soy mujer, así me podrías hacer el amor y meterme tu pene.
Esas palabras me dejaron en shock, mi hijo quería tener sexo conmigo, mi hijo de 8 añitos. Me sentí el hombre más afortunado.
-Pero mi amor – lo tomé de la barbilla y lo miré a los ojos – dos hombres también pueden hacer el amor muy rico, no sabías?
– Cómo?
– Bueno, un hombre le mete el pene al otro por el culito y también se siente muy rico.
– Enserio?? Podemos hacer eso?? – Preguntó emocionado.
– Claro que sí mi amor, lo que tú quieras.
– Quiero que me hagas el amor papá, y me metas tu pene por mi culito.
Me estaba muriendo de excitación y felicidad, mi hijo desesba que me lo cogiera y yo lo iba a hacer.
– Con todo gusto, quitate tu ropa y ven.
El niño rápido se quitó su ropa y yo igual, y me lo llevé cargando a su habitación, lo tumbé en su cama, me puse sobre él y lo comencé a besar en la boca descontroladamente. Él me seguía los besos, me metía su lengüita en mi boca.
– Te voy a hacer el amor muy rico mi amor – le dije entre besos.
Entonces me bajé hacía su culo y le abrí las piernas para apreciar ese bello ano limpiecito y cerradito de mi hijo. Inmediatamente comencé a comercelo. Chupé cada centímetro de la entrada de Carlos mientras lo escuchaba gemir, logré meter la punta de mi lengua en su cavidad lo que lo hizo gemir más.
Después de humedecer por completo su entrada, comencé a meterle un dedo despacio. Mi nene comenzó a hacer sonidos con la boca.
– Te duele?
– No papi, me gusta, metemelo más adentro – dijo entre gemidos. Entonces le metí todo mi dedo índice. Podía sentir un recto palpitar y apretar mi dedo, ya no aguantaba más.
– Ya te voy a penetrar mi amor.
Me puse entre sus piernas en la posición del misionero y ubiqué mi pene en su entrada, poco a poco metí la cabeza hasta tenerla toda, luego me detuve y lo besé.
– Te duele hijo?
– Poquito pero quiero que sigas papá.
Entonces metí más de mi verga en su ano, ya estaba la mitad dentro. Gimió muy fuerte.
– Ay papi me gustaaaa. Más papi
Entonces le metí toda mi verga, mi pelvis chocó contra sus nalgas y me lo empecé a coger.
Le empecé a dar suaves embestidas mientras lo besaba y lo escuchaba gemir al ritmo que lo penetraba.
Poco a poco fui yendo más rápido, hasta que el sonido de nuestros cuerpos chocar y sus gemidos inundaban el cuarto.
-Hazme el amor papi, me gusta mucho – gemía mi niño y yo sólo le daba más duro.
Decidí cambiar de pose, así que lo cargué y me lo empecé a coger de pie, duro, penetrandolo una y otra vez.
– Te gusta cómo te cojo, hijo?
– Si Papi me gusta mucho – dijo entre gemidos, apenas podía hablar, rodaba sus ojos del placer – me encanta como me la metes.
Le empecé a romper el culo más y más hasta que sentí como me vine y eché todo mi semen dentro de culito, quedando exhausto. Saqué mi pene y un chorro de semen salió de su culo y cayó al piso.
Luego, los dos nos tumbamos en la cama después de haber hecho el amor.
como sigue
Uffff, delicioso relato. Ya hubiese querido yo que mi padre me cogiera de niño
Delicioso relato sigue contando cómo lo sigues cogiendo y en qué otros lugares y si lo has llegado a compartir y coger otros nenes
Muy buen relato, espero que esta historia entre padre e hijo continúe entre ellos.
Que rico relato, me gustaría saber si tiene continuación.