ME ENAMORÉ DE MI ABUELO
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Loco_por_Papa.
Ahora tengo 22 años, pero siempre recordaré cómo fue mi descubrimiento del sexo, y la atracción que desde entonces siento hacia los hombres maduros.
Había visto mil veces a mi abuelo cuando venía a casa de visita, pero a los 11 años le vi desnudo por primera vez y todo cambió para mí. Como he dicho yo tenía 11 años y él 67. Vivía solo desde que mi abuela murió siete años atrás, pero decidió hacer obras en su apartamento y se vino a casa mientras duraron las obras. Mis padres instalaron una cama en mi habitación para que pudiera dormir mi abuelo. Al principio no me hizo gracia tener que compartir la habitación con un viejo, pero no tuve más remedio que aceptarlo.
Le vi desnudo la primera noche, cuando se desnudó para acostarse. Es bastante alto, corpulento, con barriga, y muy peludo.
Aunque se desnudó de espaldas a mí, al agacharse para quitarse el boxer, pude ver por entre sus piernas la enorme polla que le colgaba. Al principio fue curiosidad lo que sentí, pero en pocos días estaba obsesionado con su polla. Antes había visto desnudos a mis compañeros mientras nos duchábamos después de jugar al futbol, pero sus pollas nunca me habían llamado la atención. Mirándole a hurtadillas tuve las primeras erecciones que recuerdo. Soñaba con ella y poco a poco, el deseo de verla de cerca, de tocarla, de olerla, se fue apoderando de mí. La idea de tenerle tan cerca, durmiendo desnudo en la cama de al lado, y no poder tocarle, me atormentaba.
Se me presentó la oportunidad pocos días después, cuando a media noche comenzó a descargar una fuerte tormenta. Me desperté y encendí la luz. Él también estaba despierto.
?¿Tienes miedo? ?me preguntó.
?Sí ?respondí, aunque no era cierto?. ¿Me puedo acostar contigo?
?Sí, claro, ven aquí ?dijo apartando la sábana que le cubría.
Me acosté rápidamente en su cama y le abracé pasando los brazos por su cuello. Los pelos de su pecho me hacían cosquillas, y el contacto cálido de su piel hizo que me empalmara. No pude resistir la tentación de darle un beso en la mejilla y abrazarme a él más fuerte.
?¿Por qué haces eso? ?preguntó.
?Porque te quiero, abuelo.
?Yo también a ti ?dijo dándome él también un beso en la mejilla y pasando sus fuertes brazos por mi espalda para atraerme hacia él.
Pronto sentí en mis piernas que su polla empezaba a crecer, y, aunque él se apartó un poco para no rozarme, yo me movía para aprisionarla entre los muslos.
?Perdóname ?dijo?. Hace tiempo que no sentía un cuerpo junto al mío. Es mejor que vuelvas a tu cama.
Yo sonreí y le di otro beso en la cara.
?Yo también la tengo dura, abuelo.
?Ya me he dado cuenta. No sé si…
No dejé que terminara la frase, porque le di un beso en la boca. Él se quedó sorprendido, pero enseguida reaccionó metiendo su lengua en mi boca para darme el primer beso de amor de mi vida. Durante varios minutos nos besamos como locos. Yo sentía su lengua dentro de mi boca y aquella sensación me volvía loco de placer. Ya no se apartaba de mí. Su polla, enorme, la tenía entre los muslos, y notaba como se restregaba en la raja de mi culo.
?Esto es una locura ?dijo apartándose de mí.
Pero yo volvía a pegarme a él, y volvía a meter la lengua dentro de su boca. Entonces mi abuelo también se volvió loco. Metió sus manazas dentro de mi boxer y agarró mi culo con fuerza apretándome contra él. Sin dejar de besarme, me quitó el boxer para dejarme completamente desnudo, y acarició mis huevos y mi pequeña polla. Yo también quería tocarle la polla, así que bajé la mano y la agarré. Me pareció enorme, no podía abarcarla con mi mano. Además de tocarla, quería verla, y olerla, así que me incorporé, aparté la sábana que nos cubría. Su polla era grande y venosa, y palpitaba en mi mano como si tuviera vida propia. Acerqué mi nariz para olerla, pero mi abuelo me empujó un poco la cabeza y, sin darme cuenta, la tenía dentro de la boca. Me encantó su sabor y el tacto de su polla dentro de mi boca, así que comencé a chupar como si fuera un caramelo. En pocos minutos me llenó la boca de leche y me la tragué toda, después me tumbé a su lado y volví a besarle en la boca.
Yo seguía con mi pollita dura, así que me dijo:
?Ahora te toca a ti.
Me puso a cuatro patas y durante un rato estuvo chupándome el culo, después me giró y continuó con mi pollita hasta que yo también me corrí en su boca. Fue mi primer orgasmo.
Esa noche dormí abrazado a mi abuelo hasta que, de madrugada, me pidió que me pasara a mi cama para que mis padres no nos descubrieran.
La mañana siguiente mi abuelo evitaba mirarme. Se sentía avergonzado por lo que había pasado la noche anterior, pero yo estaba deseando que acabara el día y que mis padres se acostaran, estaba deseando que mi abuelo llenara mi boca con su lengua, ver su cuerpo peludo, desnudo sobre la cama, tocar su polla y chuparla otra vez hasta que me diera su leche calentita
A partir de ese momento, y hasta el momento que acabaron las obras en el apartamento de mi abuelo, todas las noches dormimos juntos, me besaba en la boca sin parar, y me dejaba que jugara con su polla todo lo que quisiera. Quería tanto a mi abuelo que lloré el día que se marchó de casa, pero me hizo prometerle que le visitaría de vez en cuando, y me dijo que él convencería a mi papá para que me dejara pasar algunos fines de semana con él.
CONTINUARÁ…
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