Me encanta mucho mamar
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
No hay manera.
Estoy una semana sin usar mi correo Outlook, y Microsoft ya me lo bloquea porque dice que desde ese correo se están mandando nosequé cosas.
El caso es que entonces voy a publicar mi relato como anónima, y me haré otra cuenta en cuanto me saque otra cuenta Outlook (qué tabarra)
El caso es que este tema trata de mi pasión por la leche masculina, que aprendí de pequeña con mi hermano y sus amigos.
Tenía yo 10 años, porque estaba en 5º curso, y mi hermano 16.
En eso que le pillo desnudo mirando algo, y con el pene tieso.
Lo que estaba viendo lo escondió, pero no pudo esconder su super-pene, que me le quedé mirando.
Al principio estaba un poco avergonzado, pero como a mi me gustaba mirar su miembro, que nunca lo había visto así de gordo, largo y apuntando para arriba, pues como que me quedé embobada (digo que alguna vez le había visto el culo, cuando me metía en la ducha y él estaba duchándose, pero con su polla enhiesta, era la primera vez).
Por supuesto que yo con 10 años ya sabía que los penes de los hombres se ponían tiesos y crecían, pero es que era tan distinto el pene de mi hermano que los de mis compañeros de clase, que eran tan pequeñitos…
Pues, como me gustaba verlo, y él no tenía la ropa cerca, pues me empeñé en tocarlo, y entonces accedió: se lo agarré, me dijo como agarrarselo, le subía mi mano y bajaba por su polla, le hacía una paja.
Fue un ratito, pero me dijo que si me había gustado, en otro momento más discreto me lo enseñaba más.
Y así fue: en la hora de la siesta o por la noche, sin hacer ruido, se metía en mi habitación, y yo le agarraba la polla.
Ya la segunda vez, estuvimos tranquilos sin miedo a que nos pillaran nuestros padres, y tras 10 minutos o por ahí, me dijo que le saldría la leche.
Pues sí, me encantó como le gustaba a él, y cómo decía que yo lo hacía bien, y ver esos chorros de crema que intentaba que cayeran al suelo, pero que me embadurnaban el camisón.
Ese fue el comienzo de las pajas a mi hermano, que nunca me negaba, porque me gustaba.
Me gustaba que su polla se pusiera contenta y subiera ella solita solo por saber que yo la iba a agarrar.
Y a lo que iba: estando él con un amigo en casa, hablando de temas eróticos, el amigo hizo ademán de callar porque yo estaba delante, y a mi se me escapó decir que algunas cosas ya la sabía porque me las había enseñado mi hermano.
Buffff, pues hubo que explicarlo todo, y al decir yo que me gustaba agarrar la polla de mi hermano, me dijo su amigo que si me gustaría agarrársela a él también.
Al decir yo que sí, se empezó a bajar los pantalones y la ropa interior y me dijo: “Toda tuya”.
Y toda mía, se la puse tiesa, le empecé a pajear, mi hermano también se animó, y a dos manos pajeaba dos superpollas peludas, con grandes huevos, todo para mi.
Sí, me excitaba y al mismo tiempo me gustaba estéticamente.
Me parecen muy bonitos los capullos, el glande, tan brillante.
Me encantaría…….
, y el amigo entonces me dice: “Me darías un besito en la puntita”.
¡Claro!, contesté yo.
E hice eso.
También a mi hermano.
Un besito en el glande, se pusieron los dos muy contentos, y yo quise complacerles más (no tenía pensado en chuparles nada, pero como tenía sus pollas tan cerca de mi cara, y ya las había dado un beso, no me importó lamerlas).
Lamí sus pollas, me metí el glande de uno, y luego el del otro en mi boca.
Mi hermano se dejó, pero era la primera vez que alguien se la chupaba.
Y, como no, no me dijo nada el amigo cuando empezó a escupir semen por ese pollón, así que, se corrió cuando su glande estaba en mi boca: primero el amigo de mi hermano, que cerraba los ojos de gusto, y empezó a echar leche.
Ayssss, dije yo, escurriéndome semen por los labios.
Bueno…, no sabe mal.
Es como yogur sin azúcar, soso…, pero no sabe mal.
¿A ver el tuyo?, dije a mi hermano.
Y al rato, mi hermano se corrió en mi boca, avisándome, y entonces ya no me pilló por sorpresa.
¿Os ha gustado?, pregunté.
Me dijeron que lo hice muy bien y que perfecto.
Como a mi me gustaba que ellos se excitaran ante mi presencia (se notaba porque su polla blanda se la sacaban y ella sola se empinaba y se volvía más ancha, gorda y larga), me tomaba sus leches.
Ya había oído en clase que a las mujeres les gustaba el semen, así que de primeras no cogí asco a chupar y beber semen.
Realmente no me pareció tan sabroso como la fama y el mito que yo tenía en la cabeza, pero me excitaba, así que, no me negaba a beber leche de mi hermano muchas noches.
Antes de irse a dormir, se vaciaba y yo bebía mi ración de leche del biberón con huevos de mi hermano.
Otra vez, vinieron 3 amigos de mi hermano, y los 3 sabían del tema.
Pues me bebí la leche de los 4.
Estuve durante varios años tomándome la leche de mi hermano…, hasta que él ya no se interesó mucho en darme su leche, porque tenía novia y salía con ella.
Me figuro que su leche se la daría a ella.
Pero a mi me seguía excitando y teniendo ganas de beber.
Años después, ya con 20 años, cuando alguna vez salía con un chico, si era un rollo de una noche y el tío quería rollo sexual, yo le advertía que solo se la mamaría.
Ellos (porque fue con varios) estaban encantados y de noche, en distintos sitios, se bajaban la bragueta o los pantalones, y yo mamaba como un ternero mama de su madre vaca.
Para cuando perdí la virginidad, con veintitantos años, ya tenía yo muchas aventuras de penes en mi boca.
Realmente, eso es lo que me gusta, porque el sexo con desconocidos no me atrevo…, pero chuparle sus pollas, eso sí me pone.
Lo veo con menos riesgo, y me encanta.
Si encontrase a alguno con un pene ancho y que de mucha leche, le contrataría como mi lechero particular, jajajaja
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