ME ENLOQUECE MI MADRE DESNUDA
Hoy ya tengo diez y siete años, pero mi historia comienza cuando estaba más joven y tuve conocimiento por primera vez de lo que era el sexo entre adultos. Sucedió cuando tenía apenas doce años una noche que desperté y escuché ruidos extraños en la habitación de mis padres, eran gemidos de mi madre .
Hoy ya tengo diez y siete años, pero mi historia comienza cuando estaba más joven y tuve conocimiento por primera vez de lo que era el sexo entre adultos. Sucedió cuando tenía apenas doce años una noche que desperté y escuché ruidos extraños en la habitación de mis padres, eran gemidos de mi madre y respiraciones agitadas de mi padre y palabras sueltas. Mi curiosidad me hizo levantar y camine con mucho cuidado hasta la habitación de ellos y pude verlos y escucharlos porque no cerraron bien la puerta, ya que habían regresado de una fiesta y como era su costumbre tomaron copas más de cuenta y esta vez muy animados, sucedió lo que yo por primera vez presencie.
Ellos estaban desnudos, lo cual me excito ya que nunca había visto una mujer totalmente desnuda y esta vez era mi madre. Los dos se encontraban en posición contraria y mientras mi mama chupaba la verga de mi padre, él movía su boca y su lengua en la concha de ella, todo acompañado de los gemidos de ella y la respiración agitada de mi padre.
Pasaron varios minutos en los cuales mi madre le decía a mi padre cosas como…mi amor que rico, sigue, sigue chupa mi clítoris, eso, eso, así, mete tu lengua en mi concha, ayyyy, que delicia, luego se detuvieron y mi padre le dijo ponte en cuatro. Ella se acomodó y mi padre desde atrás le metió su verga en la concha a mi madre y él tomándola por las caderas la clavaba una y otra vez y ella lo disfrutaba tanto que le decía… eso, así, mi amor, clávame tu verga con más fuerza que me gusta, y él le respondía… claro zorrita, te la voy a meter hasta el fondo y se comenzó a escuchar el choque de sus cuerpos.
En esta posición los gemidos de ella crecieron más y con cada entrada de la verga de mi padre en su concha se escuchaba un aigg, aigg, aigg hasta que debió disfrutar su orgasmo porque soltó un prolongado agggggggg, y dijo… que rico y se quedaron inmóviles.
Al despegarse, ella se acostó boca arriba separo sus piernas y mi padre se acomodó en medio de ellas y le dijo…zorrita ahora me toca disfrutar a mí y después de clavarle nuevamente su verga en la concha a mi madre comenzó un mete y saca continuo y ella levantando las piernas las cruzo alrededor de la cintura de él y le dijo… así me penetras más profundo, que delicia, sigue, sigue, hummmm y mi padre no paro de follarla hasta que empezó a respirar agitadamente y en medio de gemidos muy particulares le dijo… me corro, me corro y explotando dejo caer su cuerpo sobre ella y así permanecieron unos minutos que yo aproveche para regresar a mi habitación.
Como para esa época hace cinco años yo ya tenía mi Tablet, a esa hora de la madrugada el sueño se me espanto, entonces entre a investigar temas sobre sexo y me encontré videos donde hacían lo mismo que acababa de ver a mis padres y con tanta información, mi verga por primera vez se puso dura como la que le había visto a mi padre hacía unos minutos.
Después de esa noche me mantenía alerta, pero nunca más se presentó otra oportunidad, mi madre era muy joven apenas había cumplido treinta años y mi padre en cambio era bastante mayor. Pronto llegaron las desavenencias entre ellos y dos años después se estaban separando. En los siguientes tres años mi madre conoció varios hombres, pero con ninguno formalizo una nueva relación, salía a fiestas, recibía visitas en casa, pero nada serio.
Cuando yo comencé a asistir a fiestas a los diez y seis años, me reunía con chicos y chicas mayores que yo, gracias a mi estatura y a mi incipiente barba, que me hacía ver de más edad notándose poco la diferencia. En esas fiestas a veces los juegos eran un poco eróticos, pero nunca al punto de llegar a lo que vi hacer a mis padres. Yo asistía con la novia de turno, ella mayor que yo dos años, pero como no era nada serio la relación termino.
Por esos días al grupo de amigos se había unido Mateo, hijo de una familia muy adinerada que tenían una casa de la que algunos decían era una mansión, por eso yo quería asistir a la fiesta que se celebraba ese fin de semana, pero no tenía pareja.
Cuando llego el viernes mi madre me pregunto… ¿y esta noche vas a reunirte con tus amigos?
Le respondí que había una reunión en la casa de un nuevo amigo del grupo, pero no iba a poder ir porque no tenía pareja y esa ha sido siempre la condición en nuestras reuniones.
Eso sucedió en la mañana, pero luego en la tarde me volvió a preguntar que había decidido sobre ir a la reunión. Le respondí que sin una pareja no era posible asistir y ella me sorprendió diciendo… ¿Y si me llevas como tu pareja?
Lo pensé un minuto antes de darle una respuesta y creí que mi madre a pesar de tener treinta y tres años parecía que tuviera veinticinco. Entonces le dije… ¿Verdad me acompañarías como mi pareja a la fiesta?
Si, por supuesto si no te da pena
No, no, me sentiría muy orgulloso de llevarte, tú sabes que para mí eres la mujer más hermosa del mundo.
Gracias hijo
Gracias a ti, pero allá no me podrás decir hijo, sino por mi nombre
O tal vez te diga mi amor, ¿qué te parece? me preguntó.
Yo no sabía cómo agradecerle y me prepare de la mejor manera para asistir con ella, incluso no me afeite mi escaza barba de tres días, para parecer mayor y por su parte ella se fue a alistar.
Cuando dieron las ocho de la noche, pasé por la habitación de mi madre para saber que tal iba su arreglo y me sorprendí como se había preparado con un atuendo muy juvenil y escaso maquillaje reduciendo su verdadera edad frente a la mía.
A las nueve de la noche nos fuimos para la reunión de amigos. Al llegar ya encontramos a más de la mitad de los habituales asistentes a quienes relacione con “mi pareja”, más de uno de mis amigos me alabo. diciéndome al oído, que buen gusto para escoger pareja.
Yo me sentía muy orgulloso, y procure en todo momento estar pendiente de mi madre, claro que ella con su experiencia se movía como pez en el agua.
La fiesta era todo un éxito, había todos los licores que uno deseara y con mi madre nos tomamos más de uno, para entrar en ambiente.
A media noche vinieron los juegos acostumbrados y poco a poco fueron subiendo de tono, por eso le dije a mi madre que si sentía incomoda me avisara y regresábamos a casa.
Los juegos fueron más eróticos que de costumbre, pero afortunadamente en ninguno de ellos le toco a mi madre participar hasta cuando llego el juego de la botella que tenía como condición copa de licor o penitencia y allí se dieron situaciones muy sensuales en las penitencias, porque como todos preferían la copa de licor las penitencias fueron cada vez más provocadoras.
Entonces le volví a preguntar a mi madre si deseaba que nos fuéramos y su respuesta fue… mejor consígueme otra copa que estoy muy contenta, siempre quise cuando jovencita participar en estos juegos, pero nunca se presentó la oportunidad. Cuando le traje la copa de licor ella estaba tan entretenida con el juego de la botella que bebió rápidamente el licor que le entregué. El juego siguió y por fortuna hasta el momento a mi madre no le había tocado penitencia.
Pero tanta suerte no podía ser eterna y le llegó el momento y tuvo que escoger entre la copa de licor y penitencia, ella dijo que deseaba penitencia, pues acababa de tomar la copa de licor que yo le había dado. La penitencia que le correspondió fue darle un beso en la boca durante un minuto al segundo hombre que estuviera a su derecha, ella con mucha seguridad pasó a cumplir su penitencia y lo hizo tan bien, que mereció un aplauso de todos.
Y así siguieron otras penitencias cada vez más eróticas como besarle los senos a la vecina más próxima, que no fuera su pareja, después besos en la parte interna de los muslos y en cada oportunidad se fueron proponiendo penitencias más sensuales, las cuales proponía quien cumplía la penitencia anterior, de manera que a la madrugada como todos habíamos bebido bastante, alguien propuso follar a la mujer o al hombre que le correspondiera a x número de vecino o vecina, y el número se decía antes de girar la botella para que fuera sorpresivo.
Cada vez que se detenía la botella y se sabía a quienes le correspondía la copa de licor o la penitencia, había una enorme algarabía con comentarios y risas y la pareja se retiraba por quince minutos a una habitación, mientras tanto seguíamos el juego.
A pesar de la euforia que mi madre tenía por el efecto del licor, yo estaba expectante que no le tocara a ella una de estas penitencias tan osadas, de las cuales nunca en las reuniones anteriores se dieron, quizás porque el nuevo integrante del grupo y dueño de la mansión era bastante liberado en temas sexuales, antes había algo de morbo, pero no tanto como en esta oportunidad.
El ambiente estaba muy caliente y el dueño de casa de pronto dijo… somos diez parejas, cinco van a ser favorecidas con la oportunidad de ir por media hora a una de las cinco habitaciones disponibles para huéspedes, con la pareja que les resulte favorecida en el sorteo. ¿Están todos de acuerdo? Y percibí que la mayoría estuvo de acuerdo, incluyendo a mi madre.
Sentí nerviosismo por el resultado del sorteo, primero se anunciaba al hombre y luego la pareja que le correspondía y los dos se iban a cualquiera de las cinco habitaciones de huéspedes. Comenzaron a sacar de dos bolsas una con los nombres de los hombres y la otra de mujeres, en este proceso todos participábamos sacando las papeletas con los nombres, y para más excitación en cada oportunidad había un tiempo de suspenso para luego comunicar y que llegara la algarabía cuando que se anunciaba la pareja ganadora.
Yo mire a mi madre y la vi muy excitada y acercándome a su oído le dije, que pena a lo que te invite, pero te aseguro que antes nunca fue así, el nuevo miembro del grupo resulto ser bastante atrevido y como se encuentra solo en su casa, porque sus padres están de viaje, se le ha ocurrido hacer todas estas locuras, pero si crees que nos debemos ir, salimos y no pasa nada.
Ella muy tranquila, pero algo excitada me dijo … no te preocupes que ya no soy una chiquilla, pero si te da pena a ti o te incomoda nos vamos.
No, por mi parte no hay problema, le respondí.
Y estábamos en este susurro cuando se escuchó el nombre de uno de mis mejores amigos y a continuación la pareja que resulto elegida mi madre, yo sentí un calor que invadió todo mi cuerpo, la mire y ella me dijo con una risa nerviosa…Que puedo hacer, me toco, ya nos vemos.
Como ya habían sorteado las cinco parejas, los que quedamos en el salón resolvimos reunirnos y brindar por los favorecidos, en ese instante yo pensaba que estaría pasando con mi madre y ese pensamiento me excitaba, la imaginaba gimiendo y disfrutando el momento.
Mientras pasaba la media hora tuvimos otro juego erótico, lo que hizo que los minutos volaran y finalmente comenzaran a regresar de las habitaciones las parejas muy sonrientes.
Cuando mi madre se acercó a mí, le hice la insinuación que me contara como le había ido y me dijo en casa te cuento. Y como ya era madrugada media hora después salimos camino a casa. Como regresamos en un vehiculó de servicio no me pudo contar nada, pero al llegar a casa le dije…Te invito a una copa porque la historia que me vas a contar lo merece. Fui al bar serví dos copas de licor y al regresar le entregué una a ella y chocándolas brindamos. Mi primera pregunta fue… ¿Te sentiste incomoda en la reunión?
Me respondió, no, y creo que fue porque cuando era una adolescente quise participar en esos juegos y nunca se dio la oportunidad.
¿Y cómo te fue con mi amigo?
Muy bien, un muchacho muy amable, que me hizo sentir otra vez mujer y con su forma de ser me llevo a disfrutar un delicioso orgasmo. Claro que tiene un miembro bastante grande y al comienzo me dio temor que me causara daño, pero él debe ser consciente de lo que tiene y supo dosificar las penetraciones consiguiendo que yo disfrutara rápidamente un orgasmo maravilloso.
¿Entonces quedaste satisfecha de sexo por un buen tiempo?
Bueno, eso no lo sé porque, no es una medicina, me respondió
Es cierto, ¿pero puedo decirte algo muy personal?
Claro tú sabes que entre nosotros siempre ha existido mucha confianza.
Pero esto es transcendental y no sé cómo lo recibas.
Tranquilo dime con toda confianza, acaso no viste que delante de ti acepte follar con un amigo tuyo y nada paso.
Bueno, pues es precisamente por eso, que al saber que tu estabas follando con mi amigo yo te imaginaba gimiendo como es lo normal en una mujer que disfruta ese momento en el sexo y no te he podido sacar de mis pensamientos y te deseo como mujer, porque eres linda y atractiva. Y desde que salimos de la fiesta he mantenido una tremenda erección.
Si, ya lo he notado, pero no pensé que fuera por mí.
Y si me dices que me deseas, es normal después de lo que ha pasado esta noche, saber que tu madre ha estado follando con tu amigo, creo que es algo muy fuerte y de allí tu reacción, pero no te preocupes, tú eres muy lindo, te quiero demasiado y hare por ti lo que sea.
Y tomándome de la mano, me llevo a su habitación y me dijo… Vamos desnudémonos.
Y los dos, en un minuto estábamos frente a frente en almendra, Ella con más experiencia se acercó y comenzamos a besarnos, intercambiando movimiento de nuestras lenguas, mi verga se acomodó en medio de sus piernas, rozando su concha y en la medida que pasaron los minutos, mis manos recorrían su cuerpo y el deseo creció enormemente
Mis ganas de estar dentro de ella me llevo a insinuarle que se acostara, ella lo hizo, separo sus piernas y yo me acomode en medio de ellas. Para compensar mi inexperiencia ella tomo mi verga y después de lubricarla en sus flujos la dejo en el lugar preciso para iniciar la penetración.
Fue sensacional ir entrando en la concha de mi madre y hasta pensé que me iba a correr muy pronto, pero me tranquilice, y cuando creí oportuno inicie un mete y saca suave y lento, después a petición de ella, que dijo…Tu verga es de tamaño normal por eso podrás follarme como quieras, incluso hazme más fuerte que quiero sentirte como mi macho.
Y con esa autorización me desboqué, intensificando la follada lo cual hizo que empezara a escuchar sus gemidos aigg. aigg, aigg, aigg, y eso elevo mi excitación, además ella levantando sus piernas, rodeo mi cintura permitiéndome una penetración profunda. Luego cambiamos y ella se subió sobre mí y comenzó como una jinete a cabalgar metiéndose mi verga hasta la raíz mientras tanto yo le acariciaba sus hermosos senos y le apretaba las puntas y eso parece le gusto. Finalmente nos separamos ella se puso en cuatro y después de penetrar su concha la tome de las caderas y la folla con energía. Ella me pidió que lo hiciera con fuerza y así lo hice para darle gusto, al tiempo que le daba palmadas en las nalgas y le decía vamos zorrita, muévete. Ella después me confeso que le había gustado que la tratara y le dijera palabras fuertes, aunque no fueron muchas, a fin de cuentas, es mi madre. Pero al verla desnuda se me olvida todo y solo quiero follarla.
Fue una noche muy excitante y después vinieron otras cosas que de pronto después les compartiré.
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