Me han dado por culo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por vierno.
El primero que conté fue cómo veíamos unos amigos y yo las pelis porno del canal + en casa de un amigo, siendo yo el pajero y chupador de todos ellos ( http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-22570.html ). ¿Y por qué era yo el que les hacía pajas y el chupador?: pues porque las felaciones y el tragar semen no era ninguna novedad para mí, ya que lo había practicado cinco años antes con mi hermano y no me importaba el semen como líquido sucio o no recomendable ( http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-22663.html ). Ahora se trataba de la primera vez que tuve sexo anal (o sea, que me dieron por culo)…; primeras veces… pues fueron varias veces, que no han tenido continuidad y ya no la tendrán jamás. Pongo fechas… Mientras que las primeras experiencias sexuales con mi hermano eran cuando yo tenía 10 años y él 15, las “veladas” pornofílmicas viendo las pelis del canal + serían unos cinco años más tarde, o sea, que ya tendría los 15 años. Y lo que narro ahora es posterior en poco tiempo (pues yo tendría en torno a 15 o 16 y mi hermano en torno a 19, 20… Los años exactos no los puedo precisar con exactitud).
Los protagonistas son mi hermano y yo. Ya narré en otro relato cuando yo era un niño y mi hermano me enseñó su pene desarrollado, como funcionaba y como escupía leche. De eso había pasado tiempo y habíamos crecido los dos, sobre todo yo. De un niño de 10 años me había convertido en un adolescente con un cuerpo distinto. Mi hermano también había crecido de un joven de 15 años a uno de 20. Obviamente, yo había cambiado más que él. Aunque yo ya había visto desnudo a mi hermano muchas veces (desnudo integro a partir de que le hice pajas. Ya no tuvo ningún pudor conmigo) en mi caso, me había visto pocas veces: normalmente más el culo que el pene (al salir de la ducha, al vestirme… etc). Soy un poco cuidadoso y no me gusta pasearme desnudo, ni en mi casa ni en otros sitios (vestuarios del colegio, piscina o en otros sitios). Pero, verme, alguna vez me habrían visto el pene, pero solo sería de refilón. Y, con el pene tieso, prefiero la intimidad para pajearme más cómodo.
Y lo digo porque estos sucedidos que voy a narrar ahora, me puse cachondo como para romper esa intimidad con la que me solía pajear. También tuvo la culpa la televisión, como en el caso de mis amigos…, pero no fueron las pelis porno XXX del canal + sino unas pelis eróticas menos subidas de tono, pero abiertas sin codificador. No me acuerdo de qué canal eran, aunque intuyo que era Telecinco, canal de Berlusconi que ponía películas subidas de tono las madrugadas de los viernes o los sábados (El nombre del programa era “erotísimo”…, creo…, aunque también me suena “cine de medianoche”. En fin…, el título del programa sería así o similar). Las películas eran malas…, pero con sobredosis de tetas y culos de italianas (o sea, abundantes, jeje), que ponían cachondo al más pintado, y el caso es que era la comidilla de los amigos.
Pero era complicado verlas sin levantar sospechas en el resto de la familia, así que había que ser muy discreto y esperar a que no hubiera nadie en el salón (y no hacer ruido, claro). Lo comentamos mi hermano y yo sobre quedarnos una noche a ver una peli de esas y esperamos a que se fueran yendo cada uno a la cama a dormir. Expectantes, mi hermano y yo íbamos de un lugar a otro de la casa para confirmar que la casa estaba quieta y en silencio, para ir al salón y poner la tele para ver la película erótica que echaran esa noche. Recuerdo una (que no sé si fue la de esa noche o la de otra) donde una tía se pasaba un avioncito de juguete por el coño, jajaja. Pues esas escenas eran las que nos ponían como una moto… El caso es que, por mi parte, estaba nervioso por la situación, un poco “clandestina”, y, como yo no era tan lanzado como mi hermano, no sabía muy bien cómo afrontar la peli de marras. Una vez que empiezan a salir tetazas y culos, empujones y folleteos (no eran explícitos como las películas X, pero los cuerpos desnudos aparecían ahí y esas tetas y esas caderas calientan a cualquiera). Los comentarios de mi excitado hermano eran muy graciosos…, y empezaron a abultarse nuestros pantalones: la sangre acudió a nuestros penes con fuerza, y a esas edades los penes son autónomos; no atienden a razones.
Y es aquí cuando comentamos sobre si sacar nuestras pollas y pajearnos. Él estaba ya dispuesto y lo iba a hacer porque sobarse la polla por encima del pantalón no era suficiente. Me trataba de convencer de que hiciese yo lo mismo, e insistió tanto y yo estaba calentorro, que le dije que sí (yo no suelo pajearme con amigos y con gente. Prefiero yo solo, pero aquella vez hice una excepción). Y, nos desabrochamos la bragueta y aparecieron nuestros mástiles duros, que pedían caña. Primero fue mi hermano, y cuando yo vi que él empezaba, ya le acompañé yo. Como hacía mucho tiempo que yo no le veía empalmado, y él no me la había visto a mí, estuvimos un rato mirándonos las pollas. Si no estuviera excitado, no habría participado yo de eso, pero en ese momento…, con la polla tiesa…, pues a darle a la manivela.
En silencio, nos quitamos la ropa para estar más cómodo y tras un rato, y tras ver “algunos empujones eróticos” en la peli, mi hermano me propuso hacer eso conmigo. ¿?¿? Puse cara de poker y… – “¿Te refieres a meterme la polla por el culo?”, exclamé directamente pues eso era lo que me había dado a entender. – “Sí”, contestó mi hermano. – “Para probar un poco a ver que parece… o qué…”
Que osado me pareció entonces… y que listillo, jaja. Quería tener un culo para él en ese momento. Bajo el pretexto de “experiencias” en familia, quería penetrar un cuerpo y no tenía cuerpo más cercano que el mío. ¿Qué pensé yo?. Pues…, que esa polla no me cabía en mi cuerpo. Yo ya se la había chupado en tiempos, y si quería eso, pues no me importaba…, pero ¿dejarme penetrar su polla en mi culo?. Pues…, la idea me daba morbo por un lado, y rareza por otro, pues no sabía yo si su pene me cabría en mi culo. – “Seguro que cabe”, dijo mi hermano. – “Solo hay que acostumbrar tu ojete al ancho de mi polla. Hay que acostumbrarlo….”, y, acto seguido, me dijo que me metiera el dedo en el culo, a ver si cabía. Yo metí mi dedo, sabiendo que mi dedo sí cabía…, pero al meter mi dedo ya di a entender a mi hermano que no me iba a negar a que me penetrase, y en ese momento metió su dedo en mi culo para hacer lo mismo. Ejem…, yo sí sabía cómo meterme mi dedo…, pero mi hermano lo metía hasta al fondo, quería meter dos dedos a la vez, y al principio fue un poco incómodo. Me acordé de un bolígrafo, metalizado, en forma de cigarro puro, más ancho que los dedos, y pensé que sería una buena prueba.
Fui al armario del salón donde estaba ese bolígrafo y…., me lo metí adentro del culo. Como era liso y de forma cilíndrica (ya he dicho que era como un cigarro puro), lo metí y saqué varias veces de forma compulsiva (a ver si así se dilataba mi culo, jajaja). Me daba morbo psicológico esa escena que yo pensaba y estaba haciendo como 5 años antes, ayudando a mi hermano en complacerle sexualmente. Tras un rato (muy poco tiempo, pues mi hermano quería intentarlo ya), apuntó su glande a mi culo…, se lo pensó y me dijo que esa polla había que “lubricarla”. No teníamos lubricante, claro. ¿Untamos la polla con mantequilla, como en la “famosa película”?. Mejor que la lubrique yo con mi boca, me dijo mi hermano, así que ahí estaba yo tragándome su enorme pollón, que él metía y sacaba y yo dejaba bastante mojadito con mi saliva. Y, otra vez a intentarlo: me pongo a cuatro patas en el sillón y levantando el culo. Mi hermano apunta el glande a mi ano y… va presionando poco a poco.
No es fácil, y es que el culo no es el coño… pero el morbo hace el resto. Me decía mi hermano que hiciera fuerza con el ano, como si quisiera cagar, para abrirlo un poco más, y él presionaba con su polla mientras la iba metiendo poco a poco. Yo notaba que me iba empalando, y cuando metió su polla a la mitad, me sentí ensartado, como cuando he tenido alguna vez estreñimiento y no conseguí evacuar teniendo la mierda a medio camino, jajaja (perdonad el lenguaje sucio, pero el sexo anal no es muy limpio, que digamos…). Pues eso: una sensación de estar empalado…, pero no me dolía sino que me sentía como atrapado en mi culo. Al final llegó al final de su polla y se quedó un rato en esa postura. Luego, sacaba un poquito su polla (poco, unos centímetros) y volvía a meterla hasta el fondo. Así un rato, mientras que el recorrido de su polla en mi culo iba aumentando según aumentaban sus acometidas. Cuando me estaba enculando a base de bien fue cuando yo ya pensé: “me está dando por culo”, jajaja. Nunca me lo hubiera imaginado, jeje. Imaginad la escena, llena de sudor, en silencio, donde solo se oían los meneos de nuestros cuerpos y como golpeaba su cuerpo en mi culo. Sí, es morboso recordar, jaja. Tras un rato, tocaba cambiar de postura. Él se sentaba en el sofá y tendría que ser yo quien se sentase encima (enchufando su polla en mi culo). Se humedeció bien la polla y la apuntó a mi ano: me senté encima. Sube y baja, sube y baja…. Me quedé un rato sentado encima de él, y me dijo: – “eres el hombre de los cuatro huevos, jaja”. Y, en efecto, debajo de mis huevos había otros dos, los suyos.
Volvimos a la posturas a cuatro patas, y él empujando desde atrás. Le fue dando cada vez más intensamente hasta que se corrió dentro de mí. Estuvo un rato con su polla dentro de mi culo mientras cogía fuelle, y luego la sacó. Estaba un poquillo sucia, como estaba sucio el suelo con tanta saliva y fluidos que habíamos echado. Mi polla no estaba tiesa sino morcillona, pues el masaje anal que me hizo mi hermano con su pene así me la dejó. Gordota…, pero no tiesa del todo, así que no intenté pajearme entonces, sino que nos fuimos los dos a lavarnos. ¡¡Y todo esto en el salón de casa!!. Eso sí, sin hacer ruido y con mucho cuidado de si oíamos algo sospechoso, apagarlo todo y salir escopetado hacia otro lado de la casa.
No me dolió estar ensartado…, pero, al día siguiente, cuando fui al lavabo a hacer mis necesidades, me dolió ir a cagar. Tenía algunas fisurillas en el ano que el día anterior ni me había enterado, pero que el día siguiente me escocían. Bueno…, para varios días después, esas escoceduras ya remitirían. Y es que, varias semanas después, coincidiendo con otro fin de semana con pelís eróticas de madrugada, mi hermano me propuso lo mismo: ver la peli y si nos calentaba, pues metérmela otra vez por el culo. Yo pensaba (y él también) que esas relaciones eran como las que hacíamos 5 años antes: experimentos sexuales entre hermanos, o sea, nada…, sin consecuencias. Lo llevaríamos en secreto mientras lo hiciésemos. El caso es que, no lo hicimos en ningún otro lugar, que podríamos haberlo hecho: solo ante la televisión con películas guarrillas.
Una vez que mi hermano se “empalmaba”, me “empalaba”, jeje. Yo ya no tenía que pajearme. Solo esperar a que la polla de mi hermano se pusiese como un hierro duro…, y alguna vez ya venía con la polla tiesa antes de que hubiese alguna “escena escabrosa” en la televisión. Pues eso: fuera pijama por parte de mi hermano, y yo me bajaba el pantalón enseñando mi culo (por supuesto que fuimos perfeccionando la escena: ya nada de utilizar la saliva como lubricante, sino la vaselina, que es otro “recurso famoso” para el sexo anal). Pero, como me iba a dar por culo, tampoco yo me privaba en chuparle el rabo antes de embadurnarlo en vaselina (me gustan los penes, aunque no sea homosexual. Más bien soy heterosexual y, además, me gustan los penes, jojojo). En fin, que una vez lubricado su pene, y dilatado un poco mi ano, con sus embestidas, me terminaban dilatando el ano del todo. Y vuelta a empujar, como un émbolo, con sus movimientos de vaivén. Termina eyaculando en mi interior y acabamos en el lavabo. Así fue durante varios meses. Según se espaciaban las experiencias anales, al final acabaron y no hubo más.
Ahora no tendría experiencias anales, porque será por alguna almorrana o qué (jajaja), pero me dolería muchísimo meterme algo tan grande como un pene humano en erección. Y, además, a mi hermano lo dejé hacerlo porque eran épocas de descubrimientos en relación al sexo, que eran divertidos y daban morbo. Pero esa época de adolescencia acabó, y los contactos con mi mismo sexo también. Pero, en cuestión de fotos y vídeos, me gusta ver ambos sexos. En ese sentido, soy muy clásico, jejeje.
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