Me pillan con mi hermana pegada al pene y comienza una historia de sexo incestuoso
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Era la hora de la novela y como muchos otros vecinos mis hermanos y yo llegábamos a donde Doña Alicia, puntual a las 7 pm.
Ella nos daba permiso con la condición de que estuviéramos callados.
Uno a uno nos sentabamos en el amplio corredor en donde habían colocado ese televisor que era de los pocos en nuestra colonia.
Tener un aparato de esos en aquella época era casi lujo de personas con dinero.
La mayoría de los que llegaban éramos niños entre los 6 y 15 años, por lo que a los mayores se nos pedía tener el cuidado de que los mas chicos no hicieran ruido.
Hoy a mis cuarenta y tantos aun recuerdo a Doña Alicia y su voz pidiéndonos guardar silencio o apagaba la televisión.
También recuerdo su bonito cuerpo bajo la regadera improvisada en su patio cuando se bañaba y las muchas pajas que me hacia a su salud.
La verdad me resultaba hermosa, madura, 40 años cuando mucho, blanca de piel, cabellera negra a media espalda, su mechón de pelos cubriéndole su cosa, esa que me imaginaba jugosa y apetecible de mamársela.
Porque a pesar de que era yo un mozalbete de tan solo 14 ya era un practicante del sexo, hacia un par de años que cogía con mis hermanos y con mas de alguna de mis vecinas.
Podía decirse que los mayores que ahí llegábamos además de ir a divertirnos también era una manera de ir a buscar a alguien con quien coger.
No era de extrañar que a media novela alguien se parara y dando las gracias a la dueña de casa saliera fuera del corredor para regresar luego o ya no volviera, curiosamente alguien mas siempre se salía después.
Creo que entre nosotros sabíamos que era cosa de novios y sonreíamos pícaramente.
Como la única luz que iluminaba era la pantalla del televisor, mas de alguno de nosotros aprovechaba para estar metiendo mano a quien hubiera quedado a nuestro lado, como mi hermana Beatriz siempre se sentaba junto a mi muchas veces fue victima de mis toqueteos en su cosita para luego cuando ya íbamos camino a casa cogérmela en algún portal oscuro o al menos me la mamara hasta correrme en boquita, era adicta al sexo, era mi compañera de juegos sexuales con mis otros 2 hermanos menores y un familia vecina de nuestra vecindad.
Regresando a mi relato, una de tantas noches en que veíamos televisión se fue la luz dejándonos en penumbras, algo que ya habia pasado antes, pero que volvía a los pocos minutos.
Todos nos manteníamos quietos o aparentábamos quedarnos porque normalmente los que estábamos tocando alguna pierna aprovechábamos para tocar mas allá, quizás hasta nos atreviéramos a meter dedo a alguna vagina.
De los veinte que estábamos 3 o 4 varones andaríamos entre los 14 y 15, quiza los mas osados y calenturientos que buscábamos niñas como mi hermana en donde desahogar nuestros deseos lujuriosos.
Aunque no se descarta que tambien otros mas chicos también hicieran sus cositas, mis hermanos, el varón de tan solo 10 y Lili de 8 ya gustaban de participar conmigo y Beatriz de nuestros jueguitos sexuales.
– No salgan -había dicho Doña Alicia – quien como siempre se sentaba justo detrás de nosotros al igual que su marido.
Mi hermana a mi lado apretando mi mano, me pareció que quería sexo por lo que la hale suavemente y nos fuimos afuera atrás de la casa.
Me baje los pantalones a los talones y la arrodille para que se tragara mi ya parado pene, ella obediente chupaba mientras con sus manos me masturbaba.
Era una experta del sexo oral, con la punta de la lengua jugueteaba desde los huevos hasta la cabeza para luego introducirse una parte y luego repetir.
Su caliente boca mas parecía una vagina dándole placer a aquel palo de 17 cm que apenas cabía en su boca.
La oscuridad era tal que apenas si podíamos vernos, mis manos en su cabecita le ayudaban a marcar el ritmo, crei saber que con una mano se acariciaba el chochito aun con su calzoncito puesto.
Definitivamente pensé cogérmela mismo, talvez ponerla de perrito apoyándose en la pared de la casa o quizá mejor irnos a un viejo pozo que había a unos 30 metros de donde estábamos.
Beatriz seguía aferrada amamantándose en mi verga.
La luz volvió, fue entonces cuando vimos frente a nosotros a Doña Alicia, de pie, con su camisón transparente que dejaba ver sus carnes y su ropa interior negra.
Su rostro entre sorprendido e incrédulo pareció recriminarnos por lo que estábamos haciendo, Beatriz mi hermana quizá pensó que su mejor forma de ocultarse era meter su cabeza entre mis huevos, yo estaba que deseaba desaparecer no importaba como.
El escuchar a Doña Alicia decirnos que nos fuéramos hacia dentro y que dejáramos de hacer cochinadas fue casi como volver a la vida.
Sin entender porque mi verga seguía casi al 100 de parada, la luz del foco justo arriba de nosotros hizo que la saliva de mi hermana la hiciera lucir brillante.
Pude percibir la mirada discreta que la Doña le lanzo a mi pene cuando se alejo al viejo pozo, el movimiento de sus caderas al andar me recordó que era mi fantasía sexual.
Lo mas rápido que pude me acomode mis pantalones y no sin antes sacar a nuestros hermanos nos fuimos a casa casi sin hablar, pero no podía olvidar a Doña Alicia y su caminar sensual yendo de espaldas a mi.
Seguía a full de empalmado, en el primer lugar oscuro que encontramos nos ocultamos para tener sexo (Mis hermanos chicos normalmente se acariciaban siempre entre ellos y algunas veces les permitíamos participar con nosotros, pero casi siempre sexo oral).
Fue quizá una de las primeras veces que penetre a mi hermana como quisiera hacerle daño, con fuerza, salvaje.
Es que por momentos imaginaba que a quien tenia agarrado de las caderas era a Doña Alicia y no aquella frágil niña que a fuerza se había acostumbrado a un pene como el mío.
Entre suspiros y jadeos de gusto acabamos, siendo esta vez cuando no le dejé mi leche adentro sino que se la derrame en sus caderas.
Cerrando mis fantasie que cada uno de los mas de ocho chorros de semen caían sobre las blancas nalgas de la señora que minutos antes nos había descubierto haciendo cochinadas según ella.
Llegamos a nuestra casa simulando que nada había pasado, yo sin embargo no dejaba de pensar que algo pasaría.
¿A quién podría contarle la señora? ¿A mis papás? ¿A su marido? ¿A los otros que llegaban a ver televisión?
Seguiré contando….
Quedé con muchas ganas de leer que se ponga a coger con Alicia. Los 14 contra 40 ya es una diferencia de edad que me calienta un montón y me agachaba a chuparle la verga si se la veía toda brillosa bajo esa luz.. luego se arma cogedero pero hay chicos que son unos manjares de no dejar pasar 🥰