Me quedaba sola en casa y mi primo lo sabía.
Recibo una visita sorpresa de mi primo y….
En ese tiempo yo tenía 12 años, estaba de vacaciones y como era hija única y mis padres trabajaban todo el día, permanecía sola en casa hasta que ellos llegaban
Me despertaba tarde, desayunaba, ordenaba la casa y me bañaba. Durante el resto del día veía TV o escuchaba música para pasar el tiempo. En ocasiones también me gustaba leer.
Mis padres siempre me repetían, que, si pasaba algo, no dudara en llamarlos o que fuera donde la vecina Julia, quien a veces iba a mi casa a preguntar si estaba bien, por encargo de mis papás o ellos me llamaban para cerciorarse que todo estaba bien.
Un día llamaron a la puerta, era mi primo Sergio, él en ese tiempo tenía como 28 años.
-Hola primita ¿Cómo estás? Supe que estabas sola en la casa y vine a hacerte compañía.
Mis padres me habían dicho que no dejara entrar extraños a la casa, pero él era mi primo Sergio, con el que me llevaba muy bien.
-Estoy bien, primo. Bueno, sigue.
Lo hice pasar.
– ¿Te parece bien si vemos una película que traje, primita?
-Bueno, pero primero deja que me bañe.
-Está bien prima, yo la voy poniendo mientras te bañas.
No demoré mucho bañándome para no hacer esperar mucho a mi primo. Me puse una camisa suelta y un short de jeans de estar en casa.
-Hola, primo ya estoy aquí. ¿Quieres que hagamos palomitas y busquemos algunos refrescos?
-Sí, prima me parece genial.
Mi primo es alto, como de 1,78 no era ni gordo, ni flaco. No es feo, aunque yo nunca me había fijado en él.
Yo en ese tiempo media 1.55, todos me decían que sería alta. Era delgada, mis senitos solo eran superficies pequeñas que casi no se notaban.
Empezamos a ver la película y a comer las palomitas. A veces nuestras manos se encontraban en el tazón, pero yo lo veía como algo normal.
De repente la película empezó a subir de tono y el protagonista de la película se encontró con una prostituta en la calle a la que contrató y terminaron en una habitación besándose.
Sentía la mirada de mi primo fija sobre mí, esperando mi reacción. Yo trataba de estar lo más tranquila posible, aunque por dentro estaba súper nerviosa y empezaba a sentir como se humedecía mi vagina. Yo sabía que era el sexo, lo había hablado con mis amigas y hace tiempo había descubierto mi punto de placer y me tocaba de vez en cuando.
-¿Ya has besado prima?
Me puso nerviosa su pregunta.
-No, primo. Todavía no he besado.
-¿Te gustaría saber qué se siente?
Lo dudé pero le dije que sí. Posó sus labios sobre los míos y se separó.
-¿Te gustó?
-Sí.
-¿Quieres hacerlo otra vez?
-Está bien.
Volvió a besarme, pero estaba vez un beso más apasionado. Metía su lengua en mi boca buscando la mía. Seguimos besándonos y me subió sobre él. Mientras nos besábamos él me movía restregándome contra su bulto que empezaba a crecer.
-¿Te gusta prima?
-Sí, sí me gusta.
Yo sentía muy rico y me movía cada vez más rápido. En eso me cargó y me acostó sobre el sofá. Ahora voy a hacer algo que te va a gustar más. Me quitó el short y luego mi ropa interior y empezó a lamerme la vagina. Yo sentía delicioso y quería que siguiera. Le sujetaba la cabeza y lo atraía más hacía a mí.
-Vamos a tu cuarto.
Quitó la película y me llevó al cuarto cargada como una niña pequeña. Cuando llegamos al cuarto me acostó sobre la cama y se acostó acomodando su cara sobre mi vagina. Y siguió chupándome.
– ¿Quieres ver mi pene?
Yo no había visto uno y tenía curiosidad de saber cómo era. Se bajó el pantalón y luego el bóxer, dejándome ver su gran pene. Yo lo veía con miedo.
-No tengas miedo, agarrálalo.
Lo agarré con mis dos manos y él me decía que subiera y bajara mis manos, así lo hice durante un rato.
– ¿Quieres darle un besito?
– Bueno.
Le di un besito.
-Chúpalo como a un helado.
Así lo hice. Su sabor no me gustaba mucho.
Me recostó otra vez sobre la cama y puso una almohada debajo de mí y empezó a acariciar mi vagina con su pene. Yo sentía muy rico. Luego volvió a chupar mi vagina y sentí que algo entraba en ella, era su dedo. Lo metía y lo sacaba.
– ¿Te gusta?
Yo siempre le decía que sí. Me estaba gustando mucho.
Lo metía y lo sacaba más rápido, luego sentí más presión. Estaba usando dos dedos. Mientras lo hacía subió a mi boca y empezó a besarme. Luego de un rato me dijo:
– Ahora voy a hacer algo que te va a doler un poquito, pero te va a gustar mucho.
-Está vez bien.
Se arrodilló y empezó a intentar meter su pene en mi vagina. No entraba, pero seguía empujando. A mí me dolía mucho, pero no le decía que parara. Después de mucho intentarlo, ya había entrado la cabeza y siguió empujando. Sentí un dolor punzante dentro de mí y me salían lágrimas. Él seguía.
-Ya casi primita, soporta.
Él empezó a meterla y a sacarla cada vez más rápido.
-Ya entró toda primita. Qué bien lo hiciste. ¿Te gusta?
Todavía me dolía, pero el dolor era menos. Yo me agarraba de sus brazos mientras él seguía penetrándome. Empezaba a sentir cada vez más rico y sentía cosquillas en mi interior. Yo seguía gimiendo. Aunque me daba vergüenza hacerlo.
Mi primo no se detenía y cada vez lo hacía más rápido. Luego se puso de pie y me cargó. Ubicó su pene en la entrada de mi vagina y empezó a penetrarme nuevamente. Me subía y bajaba de su pene.
-¿Te gusta primita?
-Sí, sí, sí, me gusta.
Así me tuvo como por 10 minutos. Luego me puso en 4 y siguió cogiéndome duro. Cada vez más duro. Yo ya no soportaba más. Mi cuerpo temblaba. Pero no le pedía que parara. Otra vez me acostó en la cama y volvió a penetrarme en esa posición. Yo me sentía cada vez mojada, y sentía corrientazos frecuentes en mi cuerpo. Después de varios minutos sentía como el empezaba a quejarse y sentí un líquido caliente dentro de mí. Siguió penetrándome unos minutos más y luego se recostó sobre mí, sin moverse, con su pene aún dentro de mi vagina. Sentía su cuerpo pesado sobre mí.
– ¿Te gustó primita?
– Sí, sí, me gustó mucho.
– Me alegra mucho que te haya gustado. Recuerda que esto es un secreto entre los dos. No puedes decírselo a nadie.
– Está bien primo, no diré nada.
Luego él fue al baño, se limpió y me dijo que tenía que irse. Se fue y yo entré a bañarme. Veía como salía sangre y un líquido blanco de mi vagina.
Después de bañarme, me dormí hasta que llegaron mis padres, y me preguntaron si estaba enferma. Les dije que no.
Desde esa vez, mi primo no volvió a ir mi casa cuando estaba yo sola, y cuando iba a la casa, estando mis padres o en reuniones familiares, hacíamos como si nada hubiera pasado. Aunque yo me ruborizaba cuando me veía y recordaba todo lo que me hizo esa vez.
Si es cierto .así me dijeron ami de chica sabes besar…jijijiji