Memorias con mi prima ivette
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Soy lector de este sitio, pero no me había atrevido a escribir un relato. Soy Jonas de 32, tengo una prima Ivette de 31. Desde niños fuimos muy unidos, yo la protegía mucho y ella era muy cariñosa conmigo. Cuando fuimos adolescentes, yo 16 y ella 15, nos dimos el primer beso prohibido, ya que éramos primos. Las muestras de afecto fueron subiendo de tono, al mes ya le acariciaba sus pequeños senos y ella lo hacia con mi pene.
A los dos meses tuvimos nuestra primera relación sexual. Ella estaba sola en su casa y me llamó para hacerle compañía, esa tarde llovía a cantaros. Empezamos con tímidos besos, que luego se volvieron ardientes besos de lengüita. Ella tenia falda, por lo que fue fácil llegar a su panochita, metí mi mano y sentí el calor mas delicioso de la tierra. Por instinto, mas que por conocimiento baje a chuparle su divina rajita, Ivette se retorció de placer y me pedía que no dejara de hacérselo. Lami esa rajita como desesperado y la hice llegar a dos orgasmos por lo menos.
Luego Ivette me bajo el pantalón y se metió mi pene en su boca, lo chupo en forma empírica pero deliciosa, era tan rico que empecé a moverme en su boca como si fuera una vagina. Al borde de la excitación la acosté, le quité su falda y su braguita y subiéndome encima la penetré. Ella gemía al principio de nervios y de dolor, pero en pocos minutos mi primita aullaba como una perrita, de placer y me pedia que esto no terminara nunca. Cuando quisimos cambiar de posición en la cama, me di cuenta que mi pene tenia manchas de sangre, trate que ella no lo viera para no preocuparla, ella se subió encima de mi y se sentó en mi pija y se puso a mover como si fuera una jinete. Ella llego a otro orgasmo moviéndose allí encima de mi. En unos minutos mas dejé escapar una gran carga de leche en su rajita, a dios estuvo que en esa primera vez ella no resultara embarazada.
Luego de ese dia, practicar el sexo con Ivette fue una costumbre. No podíamos andar de novios, por nuestro parentesco, asi que nos veíamos en lugares escondidos, para que nadie nos viera. Lo hicimos en su habitación a escondidas y también en la mia. Nos volvimos expertos en hacer gozar al otro. Ella sabía lo que me gustaba y yo la hacia vibrar de placer, sabia donde estallaba y que le gustaba. Mas tarde descubrimos el placer de sexo anal. Yo fui el primero en cada uno de sus agujeros. Y aun no éramos mayores de edad. De hecho fueron dos años y medio de puro placer y amor.
El padre de Ivette nos pescó dándonos un beso y se armó la cosa. Hubo una reunión familiar entre los padres de ella y los mios. No confesamos que ya nos acostábamos, pero que si andábamos de novios. Asi que nos separaron injustamente. Para mi mala suerte a los pocos meses se mudaron a otra colonia, ya que el padre de Ivette compró una casa nueva. Tenía restricción de verla.
Pasaron los años y la vi cuando yo tenia 25 y ella 24. Ivette ya estaba casada y con un hijo. Yo estudiaba en la universidad aun y vivía solo en un apartamento. Fue lindo volver a verla, muchas cosas afloraron entre nosotros. A la semana me llamó para decirme que quería hablar conmigo, que fuera a su casa. Nos sentamos en un sillón en la sala, me dijo que su marido andaba fuera de la ciudad, luego empezamos a recordar nuestros tiempos, no fue raro que nos besáramos de nuevo como antes. Mi mano se metió entre su braguita, como antes lo había hecho. Le acaricie sus labios vaginales y pronto ella mojo mis dedos. Le bajee la blusa y le mame sus senos, que ahora eran grandes y firmes.
Ella se bajo al piso y me abrió el cierre del pantalón, me dijo que me iba a ayudar a recordar y fue cierto, me mamó la pija como en aquellas ocasiones. Mientras me la chupaba yo le decía que no la había olvidado, luego vi unas lagrimas en sus ojos mientras me comía la pija.
La mamada se prolongo varios minutos, no puedo decir cuanto, pero estuve a punto de correrme en su boquita. Luego ella se detuvo se puso de pie, frente a mi se quito su falda y después su braguita, su sexo estaba casi totalmente depilado. Se puso de espaldas y se sentó sobre mi pija. Sentí el calor de su rajita envolviendo toda mi pija. Se sentó tan bien que toda mi masculinidad fue a parar a adentro de su panochita mojada. Luego como una experta se comenzó a mover, primero lentamente, mi pija se movía en todos los lugares de su vagina caliente. Ella se quejaba de placer. Yo la tome de la cintura y la ayudaba a sembrarse toda mi pija en su interior. Los gemidos de ambos empezaron, demostrando que la estábamos pasando muy bien, era un rico incesto.
Luego le pedí que se volteara hacia mi, siempre sentada en mi pija. Lo hizo y ahora nos pudimos besar mientras hacíamos el amor. Mis manos tomaban sus nalgas y las apretaban, ivette siempre había tenido bonitas ponpas. Ella subiéndose su blusa me ofreció sus senos para mamarlos. Estuvimos fajando asi varios minutos. Hasta que ella me dijo al oído que –me haría algo que le recordada nuestro pasado-, sacó con su mano mi pija de su panochita y se la colocó en su culito, luego se fue sentando hasta que mi pija desapareció en su recto. Lo sentí muy apretadito. Luego Ivette comenzó a saltar metiéndose mi pija hasta lo último. Entre gemidos me decía que su agujerito solo había sido mío y de nadie mas, que ella no le permitía a su marido metérsela por allí.
Ella me cabalgo asi hasta la saciedad, provoco su propia corrida. Luego la desmonté y la puse en cuatro sobre el sillón, luego la penetre de nuevo en su culito, sus nalgas se habían puesto hermosas, asi que la comencé a fajar por el ano, mientras le bombeaba mi pija en su siempre delicioso agujero, a mi cabeza llegaron todos los buenos recuerdos sexuales con ella, debo confesar que yo estaba muy enamorado de ella y creo que también ella sentía lo mismo por mi.
Le segui dando por atrás, los últimos minutos le estuve embistiendo duro su culito, hasta que me corri dentro de su recto, un gran chorro se semen salió de mi pija, emití grandes gemidos mientras le rebalsaba su trasero. Mientras descansamos, nos dimos otros ricos besos húmedos, ella me decía que no me había olvidado y que quería seguir viéndome más adelante.
Desde ese año, he sido el amante de mi prima. Podemos dejar de vernos uno o dos meses y luego nos juntamos para coger y recordar nuestro idilio. Ahora soy casado y aun la sigo viendo clandestinamente.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!