Mi abuelo me estrenó y me hizo mujercito
Un abuelo pervertido se aprovecha de su nuera y su nieto.
Prólogo
Quisiera, para el curioso lector, a fin de situarlo en ese tiempo, explicar de alguna manera, cómo eran las relaciones familiares en la época en la que narro estas vivencias, y sobre todo con la gente humilde, trabajadora, de un entorno rural. El Aguascalientes de ese tiempo, las colonias, el centro, la estación, el barrio de San Marcos, El barrio de Triana y La Salud donde se desarrollaron mis vivencias. Los padres y abuelos, tanto maternos como paternos, y la gente mayor, tenían mucha autoridad, comenzaba la liberación femenina, los hippies, el amor libre, la minifalda, la educación sexual y todos esos cambios importantes, pero en la Capital del país, aún no se sentían los cambios.
Los abuelos, los padres y los parientes de más edad gozaban de mucha autoridad, eso incluía sexo, que en ese tema no había mucha apertura por no decir nada. Sexo igual a tabú, pero por lo mismo, había actividad sexual oculta, sobre todo de incesto: Padres a Hijas, Tíos con sobrinas y no se diga entre primos, compadres y comadres. En fin, se consideraban dueños de los hijos y parientes, y como dueños pues nadie se atrevía a comentar mucho menos a denunciar estos “abusos”, que a quien como a mí, nos gustaba ser tratados así. Era mejor que mi abuelo fuera mi amante y me enseñara a ser “mujercito” y no otra persona ajena, que no me quisiera, pero por supuesto esa era y es mi muy, pero muy particular, forma de pensar y ser, y no refleja la moral de nadie excepto la mía. Para muestra, basta un botón, en esos días, en esta Ciudad de Aguascalientes, había cines como El Cine Rex y el Cine Colonial, madrigueras de los deseos homosexuales encubiertos por la complicidad que da la penumbra de un cine. “Si te vi, ni me acuerdo” yo tengo vicio del cine, pero me encanta, sobre todo ese ambiente de penumbra, de complicidad.
Aguascalientes, abril 1966
Faltando seis meses para cumplir doce años, en esa época de feria, por primera vez descubrí que mi abuelo, el padre de mi padre, cuyo nombre era Genaro, era un cabrón que le ponía los cuernos a su propio hijo, con su esposa, o sea mi madre, de nombre Teresa.
Mi abuelo en ese tiempo tenía 58 años, mi padre de 40 años y mi madre de 35 años, y yo de 11, vivíamos en una colonia popular. Mi padre era alfarero, es decir hacía platos, vasos, tinajas y macetas de barro, por lo tanto éramos una familia humilde, de pocos integrantes, hasta la edad de mis once años, solo éramos mi padre, mi madre y yo hijo único. Mi padre se casó con mi madre en segundas nupcias, mi abuelo vivía solo, pues la abuela hacía ya tiempo que había muerto. Un día, se enfermó mi abuelo, y mi padre y mis tíos acordaron que viviese con nosotros, ayudándonos por supuesto económicamente. A mi abuelo, militar retirado que llegó hasta sargento, casi no le conocía, muy poco lo recordaba hasta que llegó a nuestra casa. Era un hombre de tipo campesino, moreno, robusto, sin ser gordo, con bigote, abultado, muy pocas canas, de hablar fuerte, la edad no se le notaba nada, era vigoroso y fuerte (casi más que mi padre). Daba la impresión de estar siempre enojado, con su pelo cortado al estilo militar, pero tenía una mirada que intimida y fascinaba al mismo tiempo, en fin un hombre al que no se le podía negar nada, bueno esa era mi impresión, yo un jovencito de once añitos, muy pegado a mi madre, y como ya he contado, muy aficionado a la manera de ser de las mujercitas, pues ese hombre me asustó, pero también, algo en mi interior hizo que me atrajera, muy limpio él, siempre afeitado y aseado. Ese día llegó con su equipaje y se le destinó un cuartito, que mi madre previamente había preparado. Ahí uno de mis tíos le puso su cama y sus cosas.
Bueno, Teresa, pues ya estoy aquí. Y tú, hijo – dijo refiriéndose a mi Padre de nombre también Genaro – quiero que sepas que les daré las menos molestias, no me gusta ser arrimado. Y tú, mi nieto, aquí está tu abuelo, dame un beso en la mano – Yo tímidamente le tomé su mano, una mano callosa y fuerte, y se la besé. Sentí como una descarga eléctrica.
Mira, mira, dijo. Oye, Genaro, este hijo tuyo parece una niña, hasta tiembla ja ja ja, rieron los dos, y yo me avergoncé. Toma Gera, me dijo y sacó un peso. Y a ti, Teresa, te traje estas medias, y sacó una caja con seis hermosos pares de medias transparentes. Teresa, ya sabes que me gusta que las mujeres se las pongan y se vean guapas, al menos para ir a misa los domingos. Mi madre usaba unas medias pero de esas gruesas, color carne, de popotillo decía ella. Ay, Don Genaro para que se molestó, replicó ella, en este terregal, ni me van a lucir. Mira, dijo él. Ve con mi prima al mercado para que te compres unos zapatos bonitos, ya veo que tu viejo (dijo eso refiriéndose a mi padre) no te da para que te arregles. Ándale cabrón, ya deja de comprarle vestidos a María. María era mi media hermana, hija del primer matrimonio de mi padre. Ella tiene su marido y hasta se enoja porque le das cosas. Gánate a tu mujer hijo, para que me den otro nieto, ja ja ja… no sea que alguien te haga Buey, cuida a tu vieja, hasta de mí, ja ja ja… rió él. Naturalmente, mi madre aprovechó y se fue a comprar sus zapatos nuevos, muy coquetos, tacón de 8 cms, charol negro, cubiertos, parecían los que usan las maestras, pero ella estaba fascinada sobre todo con las medias, regalo del Abuelo, así pues a grandes rasgos fue la entrada de mi Abuelo en la casa.
Ese día de abril, salí temprano de la escuela, llegué a casa, el taller de alfarería de mi padre estaba en la misma casa, en un terreno dentro de la misma, tenía un cuarto que era el taller, enseguida un horno de alfarero y un patio para secar la producción al sol, fui con él y lo saludé. Le gustaba ese ritual, lo saludaba besándole la mano, como que le gustaba humillarme, para que supiera quién era mi padre, a mí me disgustaba y me excitaba al mismo tiempo, sentía morbo haciéndolo, y yo pienso que él también sentía algo. Buenas tardes papá, ya estoy aquí. Bueno ¿y mi mamá?. Por ahí debe andar… Bueno, me di la vuelta y me aleje contoneando mis nalguitas, como una mujercita, como siempre lo hacía desde que me dijo Joto por primera vez y él se me quedó mirando. Oía entre dientes, ¡qué hijo tan joto!, asegurándose de que lo escuchara. En fin, me fui alejando para buscar a mi madre, no la encontré ni en la cocina ni en la sala, fui a la recámara de ella y mi padre pero nada. Fui al cuartito donde yo dormía y nada, pensé ha de estar con el Abuelo, fui al cuarto del abuelo pero la puerta estaba entreabierta, casi cerrada y oí al abuelo en voz baja, ronca, fuerte, jadeante, agitada por el esfuerzo, muy, muy agitado.
Así, ándale puta, ándale, abre más las nalgas, para que entre mi verga, ábretelas con las manos, así, así, hummgg ayshhhhh shhh, ay qué buenas nalgotas, qué apretadita, puta sabrosa, estás mejor que las putas. Eres mi puta caliente, pinche Teresa puta, a ver, déjame agarrarte las chiches, qué suavecitas, óyeme cabrona cómo te coge el puto de tu viejo?, dime puta Teresa, anda dime, cabrona, dime, tenías ganas de mi verga, y por eso andas bañadita y con las medias nylon que te regalé, qué bonitas se te ven y qué lisitas, me gusta acariciar tus piernas por encima de las medias, te va a coger, te va a parchar, sé que te va a llevar a la Feria, ay, ay, uf, uf, uf puf, puf toma, toma. Y yo qué, mi reina, también debes servirme a mí, no ves que estoy sin mujer, y pues uno tiene sus necesidades de hombre y mira ya hasta los mecos se salen solos, hace mucho que no te dejas coger, me rehuyes, por qué? No te gusta mi verga o es que ya estoy muy viejo, jadeaba.
Luego, la voz de mi madre… muy suave como de una fulana, como de puta cachonda y muy perra, sintiendo la vergota del cabrón de mi abuelo, pues se la estaba cogiendo. Ella con un timbre de voz entre dolor y placer, CLARO QUE ME GUSTA. Usted ya me envició, me encanta su riata, su vergota. Mi esposo, su hijo, solo lo hace por delante y eso cuando mmmmm..haaaa..uyyyy… cuando no está cansado o tiene ganas y yo pues ya me envicié y me gusta que me use por atrás, me da felicidad mucha, mucha. Ayyyyy, Mjjjjjj. Yo estupefacto al oír esas cosas de mi madre, increíble una hembra en celo, toda una puta, pidiendo verga y siendo infiel a mi padre, eso de serle infiel a mi padre con el padre de él me daba más gusto, por lo mal que me trataba a mi.
Ay, Genaro… Genaro espérate, nos van a oír, ay Dios, para qué me vendría a meter aquí hoy, ya sabía lo que me iba a pasar, nos puede descubrir tu hijo, mi esposo o peor mi hijo ya mero viene de la escuela. Mjjjmjjj ay qué dolor, qué ardor, ayyyyyyyy, pero qué sabroso Genaro. Suegrito despacito uyyy agggg..ayyyyyyy échele salivita, aishhhhh. Mi Abuelo pujaba, gemía y seguía con fuerza. Ahorita me vale madre, tú eres mi mujer y yo tu marido, o mejor, TÚ ERES MI QUERIDA, y yo soy tu CAMOTE, TU QUERIDO y si me da la gana tu PADROTE, porque quiero venderte a mi amigo de la TIENDA para que me salgan gratis las cervezas y los tragos, ese te trae muchas ganas y no me importa que nos vea el mariquita de tu hijo, ese parece mujercita y también me lo voy a estrenar, su culito va a ser mío… QUIERO SABER A QUÉ SABE COJERME A MI NIETO… Genaro, don Genaro, CÓMO ES COCHINO – la voz de mi madre, medio disgustada. A mi niño no me lo va a pervertir… YA DEJE DE ESTAR DICIENDO Y PENSANDO COCHINADAS – MIRA MUJER, yo me cojo a tu hijo, que al cabo no es el primer culo que estreno, además tú no mandas, si yo casi los mantengo. A ese le voy a hacer su fiestita de 15 años, y hasta su vestido le voy a dar, para hacerlo mi nieta en lugar de nieto – Suegro, SUEGRO, SUEGRO agggg agggg, luego hablamos, deme más, y más para que termine y me deje que ya estuvimos mucho tiempo aquí – Date la vuelta Teresa, que voy acabar en tu panocha – No… Don Genaro, que me hace un niño – Ya estás vieja para eso – Que no, Genaro todavía reglo – En eso veo que mi abuelo se echa para atrás… sacándose el vergonón, y de un envión así como estaba se la dejo ir por la panocha, y mi madre que se saca – No te saques cabrona, dijo mi Abuelo – No Genaro, ya te dije que no. La panocha es de mi marido – Está bien, puta y haciéndose para atrás se la sacó y se la volvió a meter por el culo, sacándole un sonoro pedo – Así me gusta, sacarte los pedos, pinche nuera puta, dijo mi abuelo – Sí, soy puta, pero su puta, nadie me ha cogido, solo usted y su hijo, pero porque usted me ha convertido en eso, en su querida, en su puta. Ay, y me siento como una cualquiera que eso soy, una cualquiera, acuérdese, don Genaro, que usted me tomó varias veces por la fuerza, la primera vez me violó y después me ha enseñado cositas malas y depravadas, me he dejado porque usted me amenazó con decirle a su hijo, y así seguir sirviéndole de hembra, DE SU QUERIDA, de su puta aygggggggggggggg, mjjjjjjjjjjj, ande termine ya… que me esta doliendo, dijo mi Madre – Bueno, por esta vez te la paso, dijo mi Abuelo, pero para la otra, te los voy a echar, por la panocha y me cogeré a tu hijo para convertirlo en Mujercito – Ya le dije que no, don Genaro, a mi hijo no lo va a pervertir – BUENO TERE, PUES DÉJATE COGER POR MI AMIGO EL TENDERO, ME VA A PAGAR BUENA LANA POR QUE CONSIGA QUE TE DEJES CON ÉL. Eso a cambio de no cogerme al putito de mi nieto. TERESA, tu hijo ya es putito – NUNCA DON GENARO, ANDE TERMINE YA QUE ESTÁ PENSANDO PURAS MARRANADAS – Yo estaba como sonámbulo, casi al borde del desmayo, no podía dar crédito a mis ojos, con casi 12 años de vida, y en esa época, una o dos revistas por no decir hojas de revista todas maltratadas de pornografía eran toda mi experiencia en sexo explicito, cierto que mi ardor sexual y mis hormonas estaban casi a pleno, además que como se sabe, generalmente los hijos no nos ponemos a pensar que las madres y padres son seres humanos sexuados, y mi madre, una mujer humilde de pueblo, siempre en sus quehaceres, muy raras veces se arreglaba, y estarla oyendo diciendo esas cosas, ay no, era imposible de creer, con miedo y digo Mucho miedo me asomé, y lo que vi… FUE MUY FUERTE, mi madre agachada, doblada de la cintura apoyada con las dos manos en la cama, con el vestido hasta la cintura, abierta de piernas, muy abierta, con el culazo y panocha al aire y esas maravillosas piernas morenas fuertes de hembra madura, musculosas, los calzones color blanco en el piso, con sus medias de nylon a medio muslo, usando ligas de hule gruesas, y sus zapatos de maestra de escuela, y su culazo desnudo… con mi abuelo por detrás, afanados los dos en su lujurioso placer, mi abuelo la tenía bien ensartada, serruchándosela por el culo, empujándola, chocándola contra sus nalgas. Luego, solo jadeos y quejidos y el Plash Plash de las carnes al frotarse y chocar, las piernas de mi madre en cada metida de verga se tensaban, y se ponía de puntitas, casi la tumbaba en la cama, dándole un efecto muy erótico y mas con las medias puestas, las cuales el abuelo acariciaba, qué medias tan suavecitas,Teresita qué suavecitas, decía mi abuelo. Sí, don Genaro, son las que me compra usted, dijo mi madre y siempre te las compraré, mamacita, te voy a dar para que te compres un liguero, para que la otra vez me recibas vestida de puta, como las que frecuento, porque ya sabes cada viernes voy a coger con una real PUTA, cuando tú no me dejas cogerte, PERO YA SOLO QUIERO COJERTE A TI, así que este viernes quiero que estés disponible y te doy tus $ 50.00 por la cogida, TE GUSTARÍA GANARTE ESE DINERO mamacita uffff uffff, jadeaba. Te voy a granjear con regalitos para que nunca me dejes sin tu culo precioso, morenita linda me encanta tu hoyito es como una flor, flor de mujer cachonda FLOR DE CANELA – Bueno, don Genaro, pues sígame comprando mis medias, claro que un vestido, también me gustaría, decía mi Madre… Ay, Teresa, claro que sí, ese cabrón de mi hijo casi te trae encuerada, te pondrás el liguero para mi gusto – Sí, don Genaro, pero solo cuando me USE usted… Esa era mi madre, una fulana que se dejaba usar por mi abuelo… Pues su hijo no me lo dejaría poner, es muy CELOSO, dice que eso solo lo usan LAS PUTAS – Déjame metértela por la panocha – No, don Genaro, que me puede hacer un chamaco – No le hace, yo lo mantengo – Cómo que no le hace? Y su hijo, mi marido, qué le digo, que su padre se está cogiendo a su mujer, dijo mi madre… AY TERESA, QUE TE ECHO LOS MECOS – ÉCHALOS, ÉCHALOS, pero en el ojete decía mi Madre – Teresita, mámame la verga, anda – Sí, don Genaro, siga siga y ya no esté pensando de cochinadas, ya sabe que también soy su mujer, SU QUERIDA, usted ya me hizo SU PUTA PARTICULAR, DON GENARO, ande que ya no quiero que me haga gozar así pues y me gusta más que usted me coja, y no quiero eso, quiero serle fiel a su hijo, dijo mi madre. UFFF UFFF AGGGG AGGGG, resoplaba mi abuelo, por los limazos que le estaba echando a mi Madre – MÁMAME LA VERGA, gritaba mi abuelo… ANDE, YA ACABE VIEJO DEGENERADO, YA NO ESTÉ PENSANDO COCHINADAS, gritó mi madre.
Mi verga hasta me dolía de lo parada que estaba, y en mi mente y corazón, sentimientos encontrados. Por un lado, mi madre convertida en una puta toda sexual, toda una hembra en celo, alguien a quien yo no conocía, capaz de engañar a mi padre. Cierto que mi padre no la trataba con mucho cariño y siempre le hacía referencia a su primera esposa quien murió, comparándola con ella y con su hija María, por ese lado me daba gusto, y por el otro lado, ay no sé, gusto, calentura, ganas de chaquetearme la verga, envidia de no ser yo A QUIEN estuvieran limando, y sobre todo muy excitado por como mi abuelo pensaba de mí. A la mejor, con suerte y siendo coqueta(o) con él se me hacía y según yo evitar que mi abuelo siguiera cogiendo a mi madre. Sí, yo salvaría a mi madre de ese monstruo. Claro, yo me sacrificaría, por mi madre JA,JA,JA…. Y estos dos seguían cogiendo de lo más sabroso y duro. De pronto, mi abuelo rugió al estarse viniendo – AGGGGGG AGGGGGGG, AY, CABRONA, AHÍ ESTÁN LOS MECOS..HUGGGGGHUGGGGG y se tumbó en la espalda de mi madre. Ella, boca abajo, con el cuerpo de mi abuelo encima decía Genaro, suegrito, ay qué dolor, qué ardor y qué sabroso es esto, quedaron los dos encimados, mi madre abajo y mi abuelo arriba.
Genaro, nadie nos escuchó – él volteó hacia la puerta y me vio, pensé que se iba a asustar, o peor aún, a enojar, pero no, solo sonrió y me cerró un ojo – Teresita, mámala, limpia mi verga, se fue incorporando mi abuelo poco a poco sacándole la verga del culo a mi madre, FLOP, y un pedo de mi madre al salir la verga de su ojete. Mi Abuelo, con la verga semiparada, qué preciosura de verga, así como estaba, la vi como de 16 centímetros, gruesa, circuncidada, cabeza muy roja, cabezona, brillosa, con mecos, algo cafecita, creo quizás por un poco de caca de mi madre… Teresa, Teresa, anda, mámamela, límpiala, anda, anda. Mi madre se sentó al borde de la cama, mi abuelo le puso la verga enfrente de su cara, y mi madre dijo… Don Genaro, no me tiene compasión, mira nada más esta cosa que me metió como si yo fuera una de sus putas – Anda Tere, anda, por favor – Mi madre tomó aquella cosa con sus manos, y la dirigió a su boca – qué asco, pensé yo, y qué envidia, por otra parte? verdad, no cabe duda, tengo que salvar a mi Madre de este energúmeno, y depravado ser.
Bueno, pues así estuvo, mamando y de cuando en cuando mi abuelo la besaba en la boca diciendo qué rico sabe tu boquita de verga, mecos y caca, así estuvieron hasta que de nuevo se le paró al abuelo, más grande, vergonón de 20 o 22 centímetros, y gordota, al menos esa era mi apreciación… Anda Tere, alza las patas, que te la voy a meter por la panocha, anda – Ni Dios lo permita, quiere que se den cuenta? ya me voy, haciendo eso se para mi madre, hace a un lado al abuelo, busca sus pantaletas… ya no vi más, yo me retiré de ahí quedamente, con mi verga como un palo, me la toqué por encima del pantalón y bastó un toque para que me viniera, me recargué en la pared, y me quedé un instante recargado, pensando que mi madre me hizo ver mi primera película porno con mi venida en los pantalones, no sé cuánto estuve ahí, el caso es que salió mi madre con el abuelo. Al verme, se sorprendió – Ay, hijo, no te oí llegar… Por dentro pensé, cómo me ibas a oír puta, si te estaban cogiendo… recién llegué mamá, contesté yo, ella estaba agitada y nerviosa, y me explicaba, que estaba arreglando el cuarto del abuelo… Sí, ya lo veo… Oye, hijo, y tu padre? – por ahí trabajando, dije yo, ya lo saludé como al señor le gusta, ella se rió conmigo, y me dijo sé comprensivo con él – Claro mamá, como tú lo eres con él y con el abuelo, especialmente con el abuelo dije yo, y ella se quedó callada viendo mi cara. Luego se fijó en mi entrepierna diciéndome, mira nomás muchacho, te mojaste o te orinaste, creo que me mojé, contesté yo sarcásticamente – Ve y cámbiate – Claro mamá, eso voy a hacer. Me fui a mi cuarto ya más calmado con todas las escenas que vi y oí volando por la cabeza. Tiempo después, mi madre me llamó para comer.
La comida.
Van a salir, mami, pregunté… Sí, vamos a dar una vuelta por la feria, tu padre y yo, Ah ya, contesté yo, con razón te arreglaste, y sí, su vestido, el mismo con el que se la cojió el abuelo, vestido serio, negro con flores beige, nada escotado, aunque se le pegaba a sus carnes, entallado, no porque ella lo quisiera así, sino porque mi padre no era tan espléndido con ella, y no le compraba ropa seguido, con falda hasta la rodilla, un poquitito arriba, porque ya había encogido, en fin un vestido gastado, pero que se le veía bien, pero con sus medias transparentes de nylon color natural, regalo del abuelo, que yo ya había visto por detrás, cuando se la parchaba mi abuelo. Se veían preciosas cuando el abuelo en cada estocada que le daba la paraba de puntitas, sus senos, talla 36c, no usaba brassier usualmente, solo cuando salía a pasear con mi padre, en esta ocasión sí lo estaba usando y su cabellera negra con algunas canas suelta, hasta la cadera, sin maquillaje excepto por su boca pintada de rojo y un poco de rubor en sus mejillas, de seguro se retocó en el cuarto del abuelo, todo ello la hacían verse como mujer de pueblo atractiva, con una seriedad de señora, pero al mismo tiempo, con su figura resaltada por su vestido entallado, intuyendo sus caderas, y sobre todo esa mirada de mujer recién cogida, recién gozada con el pelo suelto hasta la cintura, provocaba ganas de coger… Te ves bonita mami, dije yo recalcando lo de mami – Niño, que tu padre no te oiga que me dices mami porque ya ves cómo es, te va a decir que eres joto – Dije yo abrazándola, ya quisiera de tu lechita, como cuando era bebé, ja,ja,ja reí yo. Me dejas mamar teta – Niño, no seas grosero, ya pasó ese tiempo – Ay mamá, dije yo, cómo crees, pero si se me antoja, dame teta – Ay niño – Mami, si ya te vi gozando, con el abuelo – Ay hijo, luego platicamos de eso, sí? y me dio un beso en la frente – Pero estás muy linda, eso es lo que cuenta, y le di otro beso recordando lo que había visto, sintiendo que se humedecía mi verguita – Hijo, ve con tu abuelo y dile que ya es hora de comer – Mami, voy a cambiarme de ropa primero, ya ves que me mojé – Claro cámbiate, dijo mi madre, y luego vas por el abuelo. Yo voy a poner la mesa. Claro mami, dije yo – Que no me digas mami, estamos en confianza? – No mami, dije y reí yo y me dio otro beso. Olía a jabón, eso quiere decir que se lavó en el cuarto del abuelo.
Mi Abuelo se vuelve Tierno
Fui a mi cuartito y me puse un pantalón blanco, estaba haciendo mucho calor, ese pantalón blanco, lo usaba en el uniforme de educación física, y qué tragedia, no tenía pantaleta, perdón, una truza limpia, bueno, pues así, total no creo que se fijen, además la tela estaba gruesa, y así me lo puse sin chones, ya lavaré mi calzón, que estaba sucio de mi venida, me quité la camisa del uniforme y me puse una morada sin camiseta, un poco más delgada, se me veían mis incipientes tetitas, me quité mis calcetines y me puse unos huaraches de tiritas de rancherito, sin calcetines, y así vestido, muy putito, me dirigí al cuarto del abuelo, al ir llegando empecé a recordar lo que vi.
Calentándome de nuevo, llegué y toqué la puerta, abuelo abuelo, ya véngase a comer, di media vuelta para dirigirme a la cocina, pero oí – Ven muchacho, me ordenó, de nuevo toqué, pasa hijo, me dijo – Qué raro, pensé yo, casi nunca me decía así, será que se siente culpable? pasé y lo vi ahí sentado al borde de la cama, donde se había cogido a mi mamá – A ver hijo siéntate aquí, oye qué bien te ves, dijo el abuelo, yo súper sorprendida – Oiga, dije yo, por qué tanto cariño de repente?, si su nieta favorita es Elena, hasta la sienta en sus piernas – Bueno, es que ya va a ser tiempo de que te trate con más cariño, ya estás más grandecito, y mira qué bonito te ves hoy, así como una niñita, bien putita, con esos pantaloncitos blancos y tus huarachitos – ABUELO! repliqué yo, no me esté diciendo de cosas. Es que así, con ese pantaloncito y tus huarachitos, sin calcetines y sin calzones, qué lindas nalguitas, paraditas, sin calzoncitos, con tu pelito largo, te ves como una nenita – Pues no soy nenita, soy hombrecito y no traigo calzones, porque se me mancharon de cositas por ver sus cochinadas, le contesté con voz de niña chiqueada. Yo por dentro estaba ya excitada y enojada – Oye, nos viste a tu madre y a mí, verdad? – Sí abuelo, qué descarados y cochinos, estoy muy triste por eso, pero abuelo, de eso hablaremos más tarde, qué opinaría mi papá de lo que vi – Ya hablaremos de eso, Gerardita o Gerardito, vamos a comer, dame tu mano, nietecita – Que no soy mujercita – Pero yo te voy a hacer mujercito, tomó mi mano, le dio un beso tierno y la llevó a su entrepierna. Tócala, mi niña, toca mi palo, ya es tiempo de estrenarte – Era la primera vez que le agarraba la verga a un hombre mayor, ya que se la había agarrado a Manuel en la escuela, como lo he referido en mi plática primera, y además esta era la VERGOTA DEL ABUELO. Yo no decía nada, estaba fascinada y asustada y muy excitado, poco a poco fui agarrando aquella barra dura de carne por sobre el pantalón. Sabía que hace un rato había estado en el culo y en la boca de mi madre, eso para un jovencito y para cualquiera, que los hubiere visto era demasiado – Nietecita, anda déjame oler tu pelo decía mi abuelo – No no, decía yo, pero le agarraba más fuerte la verga – Qué rico me la aprietas, Gerardita – Estoy muy sudada, ay sudado – Ya ves, hasta tú te sabes niña. Agarró mi mano con más fuerza haciendo que le agarrara fuerte la verga, luego me abrazó y olió mi pelo y dijo MMMMM hueles a niña, a jaboncito… No abuelo, dije yo. No está bien, me paré y salí del cuarto de mi abuelo, casi corriendo.
Llegué a la cocina, ahí estaba la mesa donde comíamos, ya estaba mi padre, mi madre, solo faltábamos mi abuelo y yo – Qué pasó con tu abuelo, preguntó mi padre – Ya viene, pasó un rato, unos tres minutos y llegó mi abuelo. La comida transcurrió como si nada anormal hubiera pasado, ya veía a mi familia de un modo diferente, a mi madre quien servía la comida, la consideraba una víctima de mi abuelo, a quien yo iba a rescatar. Mi abuelo, una persona aprovechada y degenerada, a quien había que complacer mientras estuviera en la casa. Mi padre, un macho, clásico macho, que pensaba que era el jefe de la casa Ja, Ja,Ja, cornudo y nada menos que por su padre. Con esos pensamientos, la comida transcurrió en silencio – Guisas muy sabroso nuera, dijo mi abuelo, verdad hijo? – Claro que sí, respondió mi padre – Gracias señores, dijo mi Madre, nos levantamos de comer y yo tenía que hacer alguna tarea de la escuela y me fui a mi cuarto, ahorita venimos tu padre y yo dijo mi madre, vamos un rato a la feria, te quedas con tu abuelo – Sí mamá, que les vaya bien, contesté yo, hasta salté de emoción y me empezaron a sudar las manos, me iba a quedar con mi abuelo, cómo me explicaría lo que vi?, ¿qué excusa me daría?.
Estando en esos pensamientos, oí a mi abuelo salir a la calle, era su costumbre, salir a la calle después de comer, e irse a una tiendita que estaba en la esquina, ahí se compraba una cerveza y se sentaba a platicar con el dueño de la tienda, un señor. Yo, desconcertado, pensé que él me iba a hablar, pero nada, como si nada hubiera pasado. Bueno, pues ya me tranquilicé y pensé visitar a mi amigo Rafa, en ese tiempo mi mejor amigo, y poco tiempo después sería mi amante, la verdad me gustaba ese muchacho, moreno, simplón, pero muy calenturiento, tenía fama de que se masturbaba muy seguido, pero ya contaré después esa vivencia con Rafa. Bueno, pues la verdad estaba inquieto, opté por quedarme en casa y hacer un poco de tarea, el tiempo fue pasando, concentrado en lo que hacía, con la puerta entrecerrada, me dio un poco de sueño, y me dormí, de repente sentí, que una mano acariciaba mi espalda casi desnuda, e iba bajando hasta mis nalgas, pues no estaba usando calzoncito. Ya tenía la camisa subida por atrás, hasta más de media espalda y mi pantaloncito a medio muslo, vaya que estaba dormido y boca abajo – Quién me está tocando?, pregunté, la habitación estaba oscura. Pensé que era mi madre, que ya había llegado, Shhhhhhh, Shhhhhhh, soy yo, tu Abuelo, tu abuelito, querido nietecito, qué lindo cuerpecito, mira tu espaldita, uff, que nalguitas, lisitas, lisitas, paraditas – Abuelo, ya pare, repliqué yo, ya despierto – Así quédate, dijo mi abuelo, la habitación estaba a oscuras, así que solo sentía los tocamientos, se acostó de lado y me atrajo hacia él, acurrucándome, yo sentí en mi nuca su aliento cálido con olor a cerveza y tequila. Ay, abuelito, que me pongo malito – Sí, mi nietecito, dime, yo con voz muy melosa de niñita chiquiada y consentida dije Me siento muy a gustito, aquí con usted, así nunca me había consentido mi papá. Siempre me ha tratado muy mal – Nietecito, muchachito, ya es tiempo de que tu abuelo te consienta y te haga cariñitos, eres muy lindo, sentí su mano acariciando mi espalda y lentamente la fue bajando a las nalguitas, y luego por delante, agarrando mi verguita, con muy pocos pelitos, acaricio mis huevitos, dándome apretoncitos, y pelándome mi verguita, nada que ver con el vergonón de mi Abuelo, después se concentró en acariciar mis nalguitas y mi hoyito. Mojaba sus dedos con saliva, y me acariciaba el hoyito, chupándolos, mi hoyito virgen, sin estrenar, yo estaba en la luna con todo y estrellas, luego me empezó a besar mi cuello, primero piquitos, luego chupetoncitos, y yo decía, abuelito, ay qué ricura, que rico me esta haciendo – Te gusta mi nene? – Sí, mucho, dije yo – Eres un mariconcito, jotito. Desde que te conocí ya de chiquito pensé que ibas a ser un jotito muy lindo, dijo mi abuelo, y quiero hacerte mío, de que le des las nalgas a otro CABRÓN, a que yo te estrene, pues yo lo voy aprovechar, un culito fresco y virgen y te voy a enseñar lo que algunos hombres buscamos en los maricones. NO TIENE NADA DE MALO, yo sé gozar tanto una buena hembra como un buen putito y jotito.
Ay, no, cómo cree, repliqué yo, yo no soy eso que dice – Claro que sí, mi nene, eres un putito y te voy a hacer tu fiesta de XV años. Te voy a comprar tu vestido, tus medias, tus pantaletitas, tu liguerito y tus zapatillas, y que te arreglen para que te veas bien linda, solo para mí, qué te parece nietecita? – DE VERAS ME VA A HACER TODO ESO? me parece bien abuelito, le voy a confesar algo, abuelito, a nadie se lo he dicho, que mi ilusión más grande es ser MUJERCITA, vestirme y actuar como tal, pero ya ve. Ay, qué coraje, mire en lugar de picha, tengo verguita, casi suelto en llanto, se me salieron algunas lagrimitas – No llores, niña. Mujercita ya eres, o más bien eres un mujercito, es decir tú vas a saber lo que es que te gocen como mujercita y si tú quieres puedes hacer gozar a una mujer – De veras abuelito? dije emocionada – CLARO, solo que ten cuidado, busca hombres que tengan el gusto por los mujercitos así como yo, NUNCA TE VAYAS A VESTIR DE MUJER PARA ENGAÑAR chiquitita, que el que te quiera te quiera como mujercito, putito, mariconcito, mi amor, por eso yo quiero estrenarte, ser tu primer hombre para que sepas con quién andar, porque hay algunos muy malos y te pueden dañar – ABUELITO, por ahorita no quiero saber nada de mujeres, solo las admiro por la ropita que usan, pero ya quiero tener novio. USTED VA SER MI NOVIO y mi abuelito adorado, verdad? Sí, mi nietecita, desde hoy soy tu novio y después que te coja y te haga mía serás mi querida, mi queridita, así se les decía a las concubinas en ese tiempo – Ay, abuelito qué gusto me da, de veras quiere que sea su novia nieta – CLARO mi niña, mi ABUELO, con una simpleza abrumadora me había definido, MUJERCITO, ÉL había visto en mi, mi bisexualidad de una forma tan clara y así de claro me lo hizo saber, Y CÓMO SE LO AGRADEZCO.
Bien, lo seré, seré su nieto-nieta, su novia y su querida, con una pero con una CONDICIÓN, que ya no se COJA A MI MAMI – Silencio, silencio mi niña, mi hermosa, espero y me comprendas estas palabras, yo por desquintarte, por estrenarte, te puedo prometer lo que quieras, pero quiero ser sincero contigo, me gustan los culitos de machito como tú, culitos de mujercitos y también las PANOCHITAS de MUJER, sobre todo de maduritas como la de tu MAMÁ. Y la panocha y culo de MUJER, me recontra gustan desde que tengo uso de razón, así que no puedo prometerte que vas a ser única, vas a ser la principal, eso sí, te lo prometo, mi nietita, porque eres una niñita, así que sí SI TU MAMÁ ME BUSCA… PUES YO ME LA COJO, nenita, con perdón tuyo, la verdad, TE LO DIGO… MI VERGA ES ADICTIVA y ella está pero MUYYYY, MUY, EMPICADA CON MI VERGA, y me va a buscar. Es que mi verga no es fácil de olvidar – Abuelito, dije yo, yo voy hacer que la olvides – Y bueno nietecita, pues aplícate a ser una QUERIDA DE LUJO, dijo él, por lo pronto yo voy a ser tu abuelito y tu novio, te gusta eso nietecita linda, tienes un parecido a mi nietecita Elena, que también me gusta pero pues ella es mujercita y la puedo desgraciar, ya no se casaría y pues no quiero eso, pero me la voy agasajar un día, ya le he agarrado las piernitas, suavecitas, suavecitas, y su panochita, por encima de su calzoncito ya ves que pronto cumplirá 15 años y le voy a comprar su vestido, bueno la madre se la va a mandar hacer y yo le daré el dinero, pero yo te voy a comprar tu vestido, nenita mía… vamos con una persona que conozco, ella te lo hará y te maquillará, para mí, yo voy a arreglar todo – Se lo creí, porque mi abuelo tenía su dinerito y pues con dinerito todo se arregla, hasta las perversiones más descabelladas.
Ay, yo estaba soñando, mi fantasía hecha realidad, y nada menos que con mi Abuelo – Me dejarás agasajarme a Elenita? preguntó mi abuelo – No sé abuelito, dije yo. No sé, si después me coje lo dejo,si no pues no – Y soltó la risa, nenita, dame tus nalguitas. Ahorita, al decir eso ya me había metido un dedo en mi hoyito y me estaba acariciando mi pechito, pellizcándome mis pezoncitos – No abuelito, hoy no, mejor me lo da de regalo en mis quince años. Me hace su mujer el día de mis quince años, al terminar de decir esto, siento que me mete otro dedo, casi me corro por la emoción y mi verguita bien paradita. No, no abuelito. Luego, él me sacó los dedos y me volteó hacia él abrazándome y dándome un beso en la boca, sentí su lengua, y yo a su vez succionándosela, pero él encantado con mis nalgas – Está bien, pero me la vas a mamar, verdad? – Ay, yo no sé hacer eso, me enseña abuelito mío – Claro que sí, dijo él, de repente, nos abrazamos, nos acariciamos, y luego un beso, donde él introdujo su lengua de fuego, ardiendo en la lujuria, desvirgando mi boquita virgen, mi lengua y su lengua se entrelazaban, mi primer beso como mujercito, a un hombre a un real hombre, yo ya era una nenita, la nenita de su macho, con su macho, mi sueño hecho realidad, sentía su bigote en mis labios, y su dedo travieso lo volvió a meter en mi hoyito, dándole vueltas luego sentí que me lo sacó, y me lo puso en mi boquita. Chupa, chupa nietecita traviesa, es tu culito, dijo él. Y yo lo chupé, luego él también lo chupó. Qué sabroso sabe el culito y boquita de mi nietecita. Ven, vamos a mi cuarto, se guardó su tremenda tranca y así a medio vestir, me cargó en sus brazos para dirigirnos a su cuarto. Me sentí, soñada en los brazos de mi abuelo, tratada como una nenita por su novio. Sí, mi niña, en mi cuarto vamos a estar más seguros, por si llegan tus papas… Abuelo, abuelito, mis huarachitos, me los trae por favor. Claro mi amor, claro que sí, ya para esto los había tomado del suelo y los traía consigo.
Al entrar al cuarto, recordé que ahí en esa cama donde me estaba depositando, se había cogido a mi madre hace tan solo unas pocas horas atrás, encuérate, nietecita, no me dijo dos veces, me quité toda la ropa, y muy pudorosa, me tape con la mano mi penecito que estaba bien erecto y con otro brazo, tapándome mis pechitos incipientes. Él también se desnudó, qué hermosura de macho, un macho con una mata de pelo en el pecho y sus genitales bien peludos, pelo entrecano, moreno de color, y ese VERGONON, de 20 CMS se paró frente a mí. Espera nietecita, quiero que uses algo de MUJER, siempre que estés con un macho y te vayan a coger, usa una prenda de mujer, al menos así quiero que sea conmigo, con tu abuelito y amante. Mi abuelo abrió un cajón de su ropero y sacó una caja con seis MEDIAS, medias como las de mi MAMI, color natural, sin costura y con talón, brillositas, bellas. Uy, mis primeras medias que iba a usar.
Mi abuelo dijo… Estas medias las compré para tu madre, para el diez de mayo, pero le compraré otras. Estas serán para ti y Elenita. Hummm, dije yo no muy convencida, por lo de “ELENITA”, e hice un mohín de disgusto y él me dio un beso en la boca con lengua, desarmándome completita. A ver déjame ser yo quien te ponga tus primeras medias de mujer, yo muy mona me senté a la orilla de la cama, así como vi a mi madre y estiré mi pierna ,él tomando la media la fue enrollando en la pierna y delicadamente hasta llegar a el muslo, muy cerca de las ingle. yo SÚPER FASCINADA, sintiendo la caricia de esa prenda, hábilmente me puso una liga gruesa de hule rojo, para sostener la media en mi muslo, así como se estilaba en esa época. Se veía que mi abuelo tenía experiencia en poner medias, qué belleza de medias, y esa banda en el muslo que me encantaba, veía mis piernas como las de mi mami. Te voy a comprar un liguero, sabes lo que es? – Por supuesto abuelo, ya los conozco, lo he visto en las películas, y por dentro recordé a las señoritas, amigas de mi madre, a quienes ya se los había visto y a mi maestra de tercer grado, lo que ya he relatado. Y sí, claro que sí, me encantaría usarlos para lucírselos a usted – Y continuó diciendo… también a tu mamá para que amarren sus medias mamacitas, niñitas, hizo lo mismo con la otra pierna, y así una vez que terminó, me ordenó. A ver mami, ponte de pie, y yo me puse de pie, toda desnudita, encueradita, como decía mi abuelo, mi novio, casi mi amante, pudorosa, mi mano en mis partecitas y la otra en mis incipientes tetitas, la banda de las medias y la liga me llegaron casi hasta las ingles, pero la banda de la media empezaba a medio muslo terminando casi hasta las ingle. Mi abuelo me tomó de una mano y me hizo dar una vuelta, diciendo qué ricura de niña, qué hermosa te ves con tus medias, y no vas a tener pelitos. YA DECÍA YO QUE DEBISTE HABER SIDO MUJERCITA, pero mejor eres un mujercito, eso está mejor, diciendo esto me abrazó y me empezó a acariciar, a besarme en la boca, por los cachetes, por mi cuello, me sorbía me comía, me chupaba el cuello, la espalda, me acariciaba mis nalgas, mi anito. Yo, como una muchachita enamorada de su macho, ya no existía otra cosa que esa deliciosa fascinación – Nenita, Gerardita, acuéstate, obediente lo hice, él de pie y tomó mis piernitas y se las puso en los hombros, me besaba, me chupaba los pies por arriba de la media, luego me besaba toda la pierna, yo estaba a mil, y cosa curiosa, cuanto más me acariciaba como nena, mi penecito se hacía chiquito, hasta parecía panocha, pero la calentura era tremenda. Mi abuelo se fijó y dijo, se te hace como panochita, hummm te la voy a meter. TE LA VOY A METER, YA NO AGUANTO, TENGO MUCHÍSIMAS GANAS Y ESO QUE YA SE LA METÍ A TU MADRE, AY QUÉ DOLOR DE HUEVOS – No, no, no, ya le dije que se lo doy cuando cumpla mis quince – Mámamela pues, y yo me fui sentando y tímidamente como vi a mi mami, fui abriendo mi boquita, mi primera mamada, él me la puso en la boca, sentí por primera vez el calor, la dureza y el olor de una VERGA de Macho, tímidamente me la fui introduciendo. Ohhhh Ohhhhh Hummm. Ay, qué rico, dos mamadas el día de hoy. La Madre y orita la hija… pinche par de putas y son mías, oí a mi Abuelo murmurar. Más calentura me dio al recordar a mi madre mamándole la verga. Él empujó la verga y yo sentía que no me iba a caber, él me tomó por la cabeza y de un empujón me la metió hasta más de la mitad, pero por mi inexperiencia, sentí ganas de volver el estómago, luego él la sacó y me dio dos vergazos en mi carita y dijo – Anda nieta cabrona, no le hagas asco… que ahorita te va a alimentar con su lechita, abre tu boquita, cosita. Y yo, muy obediente abrí la boca y la empecé a lamer como si fuera un paleta, así, así, decía el abuelo, luego me la empecé a meter y sacar, gozando esa carne tierna y dura como un palo, con mi lengua pasándole por la cabezota, dándole mordiditas de ratón, como mi Abuelo decía, AY, AY, AGGG, espera que me los sacas. Espera, decía mi abuelo. Luego, tiernamente, melosamente le dije – Abuelito, acuéstese aquí conmigo, así desnudito todo, qué hombre, qué hermoso es, dije yo… gordito, moreno, con poco vello corporal, y sobre todo esa VERGA… parada, curvada hacia el lado derecho, grandísima según la veía yo, 20 cms y 6 cms, véngase abuelito, acuéstese aquí conmigo, SORPRENDIDA ME QUEDÉ YO, obediente mi abuelo dijo, Sí mi niña, se acostó boca arriba y sin más que me le prendo a su VERGOTA, mamándosela, chupeteándosela con pasión, ya me valía madres mis arcadas, le daba mordiditas a la cabezota, AYY, AYYY, ASIII UFFF, mi niño PUTOOOO, luego que me le monto en cuclillas sobre su cintura sintiendo su verga rozar mi virgen culo, él me gritaba, me suplicaba, estaba súper caliente – Niñita, déjate meter la verga, dame el culo, ayyyyyyyy, qué puta eres, lo heredaste de tu madre, buenas para comer VERGA. Ya dame ese hoyito virgen, NO NO aguántese, dije yo, y ahí estoy yo dándome de sentoncitos con mi culito sobre su VERGOTA, y en un sentoncito que casi me mete la cabezota! Qué dolor… Ay, abuelito me mata, y que se incorpora y me abraza haciéndome acostar a su lado, quedando yo boca arriba y él se levanta y que agarra mis piernitas y se las sube al hombro, y que acomoda la verga a la entrada de mi culito. AHORA SÍ CABRONA… VOY A ESTRENARTE. Ay, no, no, no, dije yo – Cómo no mi niña, si estoy bien caliente, sentí la cabeza de la verga tratando de abrirse camino por mi virgen agujerito, sentí un picón, luego otro y resoplido de mi abuelo UFFFF AGGGGGG. QUE ME ESTOY CHORREANDO, SE ME SALIERON LOS MECOS… y yo sentía los lechazos en mi culito, NUNCA, NUNCA ME HABÍA PASADO QUE ME CALENTARAN TANTO, QUE ME VACIARA ASÍ. AY CABRÓN CHIQUILLO, Y ASÓ SE TUMBÓ ENCIMA DE MÍ. Me besaba, y yo le agarraba la verga semiflácida, llena de mecos, él agarró mi manita de niñito puto y así con los dedos embarrados de mecos, me los dio a chupar. Anda linda, prueba mi leche de macho cabrón, mecos que le eché al culo de tu madre, mecos del abuelo abusador. Al oír eso, me prendí, y de mi verguita semiparadita, salió lechita, como escupiditas, al igual que mi abuelo, tuve dos vaciadas ese hermoso y controvertido día. Mi abuelo dijo… Reinita, ya te vaciaste, y agarró mi verguita, con sus manazas, huevos y todo embarrándoselas de mis mequitos, y así se la llevó a la boca, lamiendo mis mequitos, UMMMM, UMMMMM, sabrosa tu leche, leche de puto, leche de mi puto, de mi mujercito, mi nietecito.
Oímos a lo lejos el sonido de la puerta – MIS PAPÁS, ABUELITO, MIS PAPÁS – Vístete niña, también usted, y ahí estamos vistiéndonos a la carrera – Oí la voz de mi MADRE, ya llegamos, GRITÓ ELLA. Nos vestimos en tiempo récord, aquí estoy con mi abuelito grité yo… Oyendo la novela, éramos muy aficionados a oír novelas por la radio, mi abuelo rápidamente encendió la radio, mi abuelo se sentó en su silla favorita y yo aún estaba muy señorita quitándome con mucho cuidado las medias a la orilla de la cama, me las cuidas y me las doblas abuelito – Sí mi amor, aquí las guardo, pero pásamelas rápido, no sea que tu madre venga, al decir eso mi mamá gritó de nuevo. Véngase para acá, anden vamos a estar en la cocina, trajimos algo para cenar, gritó mi mami. Ahorita vamos, dijo mi Abuelo, de inmediato, después de guardar mis medias, yo ya vestida, vi que se abrió la bragueta del pantalón sacándose la verga, a medio parar – NIETECITA OTRA VEZ, mámame la verga NO ME DEJES ASÍ, déjame echarte los mecos, anda correle que ya me duelen los HUEVOS – No me lo dijo dos veces, me hinqué, y a meterme en mi boquita la cabezota de la verga, dándole vuelta con mi lengua y mordiditas en el frenillo, de inmediato se la paré, sentí que estaba creciendo dentro de mi boquita haciéndose cada vez más dura. Al sentir eso, mi abuelo se vuelve loquito y me agarra de la cabeza y me mete y me saca su VERGONON, solo sentí que cada vez se hinchaba, más y más, hasta que un gruñido gutural de mi abuelo me anunció su venida. HUMGGG HUMGGGG AAAAHH, cosita rica, niña-niño, y sentí dentro de mi boca un río de algo espeso, caliente y saladito. Me lo tragué , un trago, otro trago y la VERGA seguía escupiendo, esto último se derramó fuera de mi boquita ya no virgen, solo boquita de niña puta y pecadora, mi abuelo se tumbó, una cogida en la mañana con mi MADRE, una venida en mi culo y una mamada de su nietecita Gerarda, yo súper contenta y mi verguita bien parada, mi abuelito, me la agarró, y me la quiso PELAR, descubriendo el glande, al hacer eso, me vine, otra vez uy que rico sentí. Solo que me hubiera gustado ser cogida por mi Abuelo, yo había sacado mi verguita, cuando empecé a mamar la VERGOTA DE MI ABUELO. Chiquita, dijo mi Abuelo, que mequitos tan blanquitos, cosita linda. Diciendo esto se los embarró en su pecho, quedando entre sus pelos de macho.
SUEGRO… DON GENARO, gritó mi mami otra vez – Que dice mi viejo que ya se vengan porque se enfrían los tacos que trajimos. Era la voz de mi madre, anda niña vámonos, nos compusimos la ropa y salimos ya muy quitados de la pena hacia la cocina. Mi abuelo me llevaba de la mano, como un novio lleva a su novia, yo encantada, al llegar me soltó la mano y me acarició por un instante mis nalguitas, y entramos a la cocina – Mi madre nos miró un poco con suspicacia, dónde estaban? preguntó – Oyendo la novela, ya que nos dejaron solos, pues Gerardo me hizo compañía, dijo mi Abuelo… pero quién engaña a las madres con ese sexto sentido que tienen, y la mía algo sospechó, por lo gustosos que se nos veía y así transcurrió la cena, entre risas, plática, y buen humor, mi mami al lado de mi papá sirviendo la comida, yo al lado de mi abuelo – Cómo les fue en la feria, dijo mi abuelo – Ay, don Genaro, nos fue re bien, aquí mi viejo ahora sí me paseó bien y hasta flores me compró, dijo mi madre. Después se rió con ganas haciéndonos reír a todos, mi abuelo lo noté un poco serio, celoso diría yo y me prometí arrancar esa querencia por mi madre a mi abuelo siendo yo su hembra principal… Luego, todos a dormir, a mi madre de seguro mi padre se la iba a coger esa noche por la panocha, como diría mi abuelo. Ese día tanto mi madre como mi abuelo estarían plenos de sexo, y yo también de paso… estaban muy contentos y se veían como novios, mi abuelo, aunque un poco celoso, pero estaba contento, había tenido mucho sexo ese día, y yo en las nubes. Mi abuelo me quería como a una nena, como a una mujercita, qué rico es ser mujercito como me decía mi abuelo.
La Visita de la Nieta Elena
La vida siguió, con las cosas de costumbre, pero algo había cambiado. Mi abuelo, mi madre y yo ya no nos mirábamos inocentemente como lo que éramos, una familia. Ya habíamos pasado a algo más, ahora estaba presente la malicia y la lascivia de amantes carnales que yo por mi nula experiencia de la vida no supe adivinar lo que había entre mi abuelo y mi madre, pero a partir de ese día nos tratábamos bien diferente. Mi padre, se ha de haber dado cuenta de ello, pues la relación antes fría de mí para con mi abuelo se tornó cálida y cariñosa. Él ya no me nombraba “Muchacho”, sino “Gera”. Oye Gera esto, oye Gera esto otro, y lo más curioso para él, para mi padre era que todos los días mi abuelo me acariciaba la cabeza. Recuerdo que hasta le oí decir a mi padre – válgame padre, tanto cariño con tu nieto, ni conmigo lo hacías. Ya estás poniéndote viejo, Ja,Ja,Ja, se rió.
A mi madre, por otra parte, la veía entre desconcertada y curiosa conmigo, quizás algo sospechaba. No tardó en hacerme saber que quería platicar conmigo – Oye hijo, me dijo, veo que se están llevando bien tu abuelo y tú, y eso me da gusto – A mi también mamá, respondí. Últimamente ha cambiado conmigo, pero mi papá no, sigue igual de agrio. Y tú, mamá, como que tu relación con mi abuelo es muy cercana, verdad, pregunté… Sí, mi niño, mi suegro es muy distinto a tu padre. Claro que sí mamá, dije yo. Ya lo había notado, sobre todo que él te regala cositas ricas, mediecitas, zapatillitas – No es por eso, los detalles nos gustan a las mujeres – Sí mamá, dije yo, es muy bonito recibir regalitos de los señores – Ay, pero qué te digo niño, si tú eres un hombrecito y deberías aprender a tratar a las mujeres, así que aprende de tu abuelo – Aja, dije, yo te puedo confesar una cosa mamá – Dime mi Niño, dijo mi mamá… Quisiera ser una mujercita para poder usar esas medias que el abuelo te da, y ponerme ropita de mujer aunque sea de vez en cuando.
Qué, no mi prietito (así me decía de cariño), eres un hombrecito, no me vayas a hacer sufrir otra vez como cuando en la primaria me citó tu maestra porque andabas sentándote encima de tus compañeritos (fiel verdad), ya desde chiquitita me gustaban los hombrecitos, y como en esos tiempos había muchachos grandes y chiquitos en el mismo salón, se prestaba para esos juegos. Un chico me dijo en ese tiempo, ven mi Gera, te voy a enseñar un jueguito, vamos a jugar a que yo soy tu esposo y tú eres mi vieja, solo tienes que sentarte encima de mí, y pues yo inocente, lo hice, aún recuerdo lo dura que sentía la verga del chico, ese chico tenía como unos catorce años, pero era muy promiscuo, se la sacó y por encima de mi pantaloncito me estaba dando picones, y pues el empezó a decir, me estoy cogiendo a Gerardo jajaja me lo estoy cogiendo y que se da cuenta la maestra y pues mandó llamar a mi mamá. Mi papá me dio mis buenos azotes y una regañadota, por eso imaginen lo que otra vez causó esa confesión en el ánimo de mi mamá – Mamá, dije yo. Mamá, me encanta ser así, recuerda que a veces las circunstancias lo hacen hacer cositas prohibidas, no es verdad, dije yo recordando cómo la había visto cogiendo con el abuelo – Por qué me preguntas eso amor? – Mami, te puedo decir mami – Sí, mi niño, siempre y cuando no sea delante de tu papá, porque ya ves como nos critica y nos hace sentir mal – Desde el otro día he querido decirte algo que vi, cuando estabas con mi abuelo, mi mamá se puso de mil colores y después palideció – Mi niño, qué pena, qué vergüenza, qué pensarás de mí, y empezó a llorar, yo la abracé, y le dije – Mamá, soy muy joven, para entender ciertas cosas, pero sí veo como te trata mi papá – Ella seguía llorando – y pues sé que el abuelo es muy autoritario como todo buen militar, verdad?, ella asintió sollozando – Yo escuché cuando le decías que prácticamente te obligó, es más MAMÁ TE VIOLÓ – Sí, hijo, sí es verdad, tú abuelo desde que me casé con tu papá nunca desaprovecha la ocasión para hacerme tocamientos sucios – Ya lo sé mamá, solo que imagínate, te vi haciendo todo con el abuelo. Ay, Dios mi niño, tu mentecita te la mancillé, dijo ella – No mamá no, dije, es mejor solo que pues es muy fuerte esta realidad pero, pues tú me vas a comprender, verdad – Comprenderte? dijo ella angustiada – Sí mamá, yo voy a liberarte de ese Monstruo que es mi Abuelo – Qué vas a hacer hijo? – Hice una pausa, tomé aire, mis manos sudaban, y por fin lo dije, MAMÁ VOY A TOMAR TU LUGAR, voy a ser la mujer de mi ABUELO… silencio, sollozos y llanto de mi madre – Yo oí cuando mi abuelo te dijo de que yo le gustaba como mujer y yo mamá, por ti soy capaz de convertirme en una mujer para mi abuelo… Hijo, y cómo crees que yo vaya a permitir semejante cosa, no mi amor, no, dijo ella – Sí mami sí, no quiero que sufras ya más – Gerardo, amor, cómo me dices eso, si eres hombrecito, no eres mujercita – Mami, dije, es que una parte de mí es eso, una mujercita, no te habías dado cuenta? – Ella de nuevo sollozando contestó sí, sí, más que nada te ha tocado ser jotito, desde niñito te has inclinado por las cosas de mujercita, por más que yo te lo he tratado de impedir, qué dolor siento mi niño, seguía llorando – No llores, yo soy feliz así.
El relato es de otro autor, pero como es bueno, lo resubo aquí. Si les agrado esta primera parte pídanme la segunda.
Venga, dale al relato que va bueno
Definitivamente se ocupa la continuación
Es delicioso por favor la segunda parte