Mi abuelo, mi amante, yo su putito (Quinta y última parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por PasivoMorboso42.
Esta es la quinta y última parte de mi primera etapa de descubrimiento y vida sexual con mi abuelo. Como les conté en la parte anterior, a los 13 años comencé a coger con Alfredo, que fue el primer gran amor de mi vida. Con él cogíamos a escondidas de mi abuelo, pero una vez al mes, Alfredo le pagaba a mi abuelo 300 dólares para tener mis servicios sexuales por solo un encuentro. Lo que mi abuelo no sabía era que nuestros encuentros eran muchos más que uno por mes. Alguien dijo por ahí que las mentiras tienen patas cortas, y es verdad aunque estas patas cortas duraron casi cuatro años. Recuerden que yo era la mujer de mi abuelo y habíamos acordado que él me entregaría, si yo así lo deseaba, a distintos clientes suyos por una buena cantidad de dinero.
Una tarde estábamos en mi casa con Alfredo en plena faena sexual y llega mi abuelo. Al vernos así, su reacción no fue de la mejor le pidió a Alfredo que se vistiera y se retirara prácticamente a los gritos sin dejarle explicar nada. Nunca lo ví a mi abuelo tan furioso y enojado. Al retirarse Alfredo, mi abuelo volvió a nuestro cuarto en donde yo estaba poniéndome un shorcito y una remera y me gritó mientras me agarraba fuertemente del brazo derecho y con su mano derecha me pegó una fuerte cachetada diciéndome “puta de mierda, ¿desde cuándo te coge ese hijo de su madre y vos no me dices nada? ¿no recordás nuestro pacto? ¿o te cansaste de mí, puta reventada y no te alcanza con mi pija eh?”, yo me largué a llorar desesperadamente y me cubría la cara con mi mano diciendo: “perdóname abu, es que yo a Alfredo lo amo”, las palabras surgieron de mi espontáneamente sin pensar, eso lo puso mil veces peor.
Se enfureció y comenzó a golpearme salvajemente mientras yo le decía “perdóname abu perdóname”… él me tiró al piso y me pegaba diciéndome “no quedamos en que cuando él quisiera debía avisarme y pagar!!!” “puta de mierda, sos tan puta que hasta lo harías gratis y encima me hacés cornudo putaaa” mientras me pegaba y daba patadas salvajemente”. Por suerte yo cubría mi cabeza y no logró lastimarme allí, si no creo que me mataba. Luego de 10 minutos de estar golpeándome se retiró y yo quedé tirado entre la cama y la pared semiconsciente y casi desnudo. A los pocos minutos logré volver en mí y estaba todo magullado y adolorido. Me sentía sucio pues tenía el ano muy dilatado y lleno del semen de Alfredo. Me dio mucha desilusión que Alfredo no haya intentado al menos defenderme o enfrentado a mi abuelo y que se haya retirado así de mi casa como un cobarde. Pero por otro lado yo comprendía lo que sentía mi abuelo ya que yo sabía que me amaba mucho y que para él, yo era realmente su mujer pero lo había herido faltando a nuestra palabra.
Como pude me reincorporé y fui al baño a ducharme, luego me acosté solo con una tanguita blanca en la cama matrimonial, estaba muy adolorido y cansado. Al rato llega mi abuelo y yo me desperté, se acuesta al lado mío y me abraza, pongo mi cabeza en su pecho y me acaricia mi pelo. Claramente estaba algo borracho y me empezó a hablar: “perdóname hermosa por los golpes que te dí, es que no soporté verlos cómo gozaban en nuestra cama y yo sin saberlo, que no vuelva a suceder”, yo no hablaba y él siguió preguntándome: “¿hace mucho que lo hacen a escondidas mías? ¿te coge mejor que yo? ¿gozás más con él?”, yo seguía mudo y noté que él me abrazaba más fuerte al tiempo que me decía “dale puta contestame!” noté que era como que estaba volviendo a ponerse violento y me asusté entonces le dije poniéndome a llorar: “abu perdóname es que no es que me coge mejor que vos, contigo me gusta mucho el sexo que me das pero creo que siento amor por él”. Yo creo que en realidad él sabía o intuía, por algo era mucho mayor que yo, que por supuesto mi sexo con Alfredo era el mejor y ese punto creo era el que lo ponía tan violento. De repente, de un tirón me arrancó la tanga y se agachó a chuparme la colita ferozmente mientras alzaba sus brazos y me retorcía mis tetitas. Yo le pedía “no no abu me duele” me retorcía muy fuerte mis tetitas y él lo hacía peor. Estaba como poseído con mis piernas en sus hombros me seguía chupando la cola que por cierto lo hacía estupendamente. Por momentos me decía: “puta ¿así que querés distintas pijas todos los días?¿ la de tu abuelo sola no te satisface? Bueno vas a tener muchas pijas de ahora en más pero te las voy a entregar yo.” Realmente no tenía en mente lo que se traía mi abuelo como venganza, pensé que me haría trabajar sexualmente no una o dos veces por semana por muy buen dinero como venía haciéndolo y con clientes selectos, sino toda la semana. Lo que siguió fue mil veces peor.
A pesar de la hermosa chupada de cola que me estaba haciendo yo estaba excitado pero también adolorido y cansado parecía como una muñeca a merced de un malvado sediento de sexo. En un momento se quitó la camisa y el pantalón que traía sin calzón, quedó completamente desnudo y arrodillado y colocando mis piernas en sus hombros me penetró ferozmente haciéndome doler, a pesar de lo dilatado de mi ano. Yo miraba hacia un costado mientras él me penetraba fuertemente diciéndome “así puta te gusta que te den pija bien fuerte no? no decís nada pero sé que te gusta puta, si andás buscando pija a escondidas de tu abu es porque te gusta que te den duro reventada” yo solo miraba hacia un costado esperando que él acabara y por dentro sentía que algo se había quebrado en mi relación no solo con mi abuelo sino , y era lo que más me dolía, con Alfredo. En un momento aceleró la embestida y sentí su leche bien dentro mío y se recostó sobre mi cuerpo hasta que su pija salió de mi ser. Se recostó en mi costado y quedó dormido. Ya nada volvería a ser como antes. Ya no era más su hermosa nieta putita y amorosa. Mientras él dormía yo pensaba en volver a vivir con mis padres y por otro lado les tenía bronca por no haber notado nunca que su hijo, más que el nieto preferido de su abuelo era su mujer. Yo, con 17 años recién cumplidos era la mujer de un hombre de 65 años y digo mujer en todos los sentidos porque no solo era su mujer en la cama sino que hacía todas las tareas del hogar, hasta de lavar su ropa. Eso no me importaba lo hacía con gusto pero jamás él me había golpeado hasta ese momento. Hoy de grande, tengo sentimientos encontrados al respecto, a veces creo que sí sabían lo que yo hacía con mi abuelo pero en esa época todo se callaba. Por otro lado, tampoco quiero juzgarlo de mala manera porque yo bien que lo disfrutaba los primeros años, me gustaba el rol de ama de casa también.
Ese atardecer me quedé dormido y al otro día al despertarme para ir al colegio, era mi último año de secundaria, mi abuelo había preparado el desayuno y estaba serio, no me dio el beso que acostumbraba darme. Yo tenía los ojos hinchados de tanto llorar, desayunamos en silencio y cuando estaba por retirarme al colegio, de forma muy seca me dijo: “esta tarde preparate que vas a atender a dos clientes, ponte la ropita que ya sabes me gusta”, yo lo miré tristemente y le dije “ok, a qué hora vienen?” y él me respondió: “vendrán conmigo a las 15hs, adiós vete” me dijo. Yo fui caminando al colegio llorando, sabía que mi abu estaba muy enojado conmigo. Al volver del colegio, almorcé livianamente y fui a darme una ducha y a ponerme la ropita tal como me había pedido mi abu. Esta vez elegí una tanguita negra, las medias de red como siempre, una remerita con encaje color blanca bien ceñida al cuerpo que me marcaba las tetitas, y los tacos 12cm que por cierto me daban un aire de femme sexy estupendo. Me acosté en el medio de la cama leyendo una revista esperando que se haga la hora. A los pocos minutos, escucho que mi abuelo entra hablando con otros hombres y se dirige a la habitación, yo dejo la revista, me coloco un poco de lápiz labial y al ingresar me doy cuenta que mi abuelo ingresaba no con dos hombres sino con tres.
Entra y dice: “Bueno amigos, esta es la putita de la que les hablé, es toda de ustedes pueden hacer lo que quieran con ella pero no se excedan” me miró de mala manera cerró la puerta y se retiró. Yo estaba sorprendido, porque a uno de ellos lo conocía del taller de mi abuelo y era un hombre de unos 60 años de condición muy humilde y yo sabía que no podía pagar lo que mi abuelo estaba acostumbrado a pedirles a los hombres por mis servicios y los otros dos eran muchachones de unos 30 años por cierto bastante sucios y desliñados que de seguro no tenían los 300 dólares para estar conmigo porque eran albañiles que vivían en la villa miseria cercana a mi barrio. Me dio tristeza porque me dí cuenta que mi abuelo estaba comenzando a regalarme por monedas al hombre que me quisiera tener. Por dentro lloraba pero por fuera saqué mis armas de puta profesional y por cierto dejé más que conformes a esos tres hombres. No me importaba nada, me excitaba poder tener a tres hombres rudos, sucios y sudorosos como tiernos cachorritos sedientos de mis artes orales amatorias. Por turnos me penetraban mientras a los otros les chupaba sus vergas. Yo sabía que si me hacía la difícil la pasaría mal, por eso sabía que era mejor satisfacerlos en todo lo que me pidieran. Entre ellos comentaban: “ mirá el putito este, es verdad que la chupan mejor que las minas. Si hasta tiene cuerpo de mina decía otro, mirá el culo que entrenado que lo tiene, cómo se la come toda”. Después uno me dijo: “ le vamos a decir al Don que nos trajo, que te vamos a llevar un día de estos a la villa y te vas a hacer famosa allá, te van a querer coger todos porque entregás el orto sin dramas, no como algunas pendejas que se hacen las difíciles”.
En un momento miro el reloj de la habitación y habían pasado casi cinco horas de sesión sexual, uno de ellos estaba acabando dentro mío cuando ingresa mi abu a la habitación y les dice: “muchachos vayan acabando que por hoy la señorita no atiende más”. El que me estaba cogiendo se deslecha por segunda vez en mi cola mientras los otros dos lo hacían en mi cara y pecho. Luego se vistieron, me saludaron y yo quedé rendida en la cama, me fui a ducharme y al volver mi abu estaba cambiando las sábanas de la cama y me dijo: “andá acostumbrándote, a partir de hoy vas a tener trabajo así casi todos los días” y la verdad no mintió. Por casi un año, me hacía tener sexo no con uno sino con varios tipos a la vez casi todas las tardes. Muchas veces solía llevarme a un bosque al anochecer en donde esperaban dos o tres hombres, a veces eran más, hacía que me colocara en el capó del auto solo con mi tanguita y los tacos y estos hombres se acercaban a tener sexo conmigo, no sabía ni quiénes eran. Yo notaba que a mi abuelo lo excitaba y mientras estos extraños me cogían él se masturbaba. Eran hombres de muchas edades desde los 20 a la edad de mi abuelo más o menos. Luego supe, él se ponía en contacto con ellos a través de una revista, en esa época no había internet y los celulares recién salían creo. Con Alfredo, durante ese año, nos vimos un par de veces más pero yo ya estaba desilusionado sabía que con él no tenía futuro y me fui enfriando. La última vez que cogimos fue unos días antes de cumplir mis 18 años.
Con mi abuelo seguí cumpliendo el rol de su esposa en la cama, pero ya no era lo mismo, además él había comenzado a coger con una mujer de unos 30 años porque según él me decía “necesitaba también tener una concha caliente para su pija”. Él, con casi 66 años realmente era un hombre muy potente sexualmente.
Yo terminé el colegio secundario, eso sí se lo agradezco a mi abu, porque nunca quiso que mi “trabajo” y las cosas que él me hacía hacer interfirieran con mi estudio ya que yo era un alumno del montón pero buen alumno. Y él me decía que era importante que tuviera un título. Me anoté en la universidad, y a los pocos meses conocí a un profesor que fue mi segundo amor de mi vida y con el que conviví casi 8 años.
Al conocerlo, se lo dije a mi abuelo y él aceptó, creo de buena manera que yo me independizara. Mi abuelo se puso a convivir con esta mujer de 30 años y nunca más volvimos a tener sexo aunque quedó una buena relación olvidando los momentos feos y rescatando los mejores y más calientes. Él muere a los 80 años y hoy por hoy puedo decir que fue el primer amor de mi vida porque fue amor compartido. Con Alfredo, yo solo era el que estaba enamorado y si él también lo estuvo, fue un amor cobarde que a mí me hizo daño. Supe que falleció hace 4 años y me dió tristeza porque sé que fue un hombre que no se animó a vivir lo que él deseaba.
Yo hoy con 42 años, tuve algunos amores verdaderos y muchos revolcones también verdaderos con hombres, casi siempre mayores a mí, que supieron sacar “la mejor de las putas que llevo adentro”.
Bueno amigos aquí termina la saga con mi abuelo y de mis primeros años en el sexo. En otros relatos contaré algunas de mis aventuras sexuales a lo largo de mi vida.
Buen relato en cuestión de sexo, pero en respecto a lo sentimental es horrible y con muchos patanes, tristemente ninguno fue el príncipe azul y es una realidad de Gays que se enamoran de machos bisexuales aparentando ser heteros. Sabiendo que nunca dejaran nada por ti por más que te quieran mucho.