Mi abuelo y yo 1
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por inocent1967.
Hace muchos años, cuando tenía alrededor de 6 en el departamento vivíamos mi madre, mi hermano, mi abuelo y yo.
Una tarde, mi hermano enfermó y mi madre lo llevó al doctor, ese día me quedé en casa sola con mi abuelo. Yo me encontraba viendo caricaturas, y mi abuelo estaba en su recámara, en eso me mandó llamar.
Al llegar me pidió de favor que le llevara un vaso con agua porque tenía que tomarse una pastilla ya que le dolía la cabeza, fui a la cocina y le traje el vaso con agua, mientras la tomaba me indicó con una mano que me sentara en la cama y obedecí.
Cuando acabó me dijo que si le podía sobar la cabeza para ayudarle a mitigar el dolor, y yo acepté. Entonces me senté en la cama recargada en la cabecera, y él acomodó su cabeza en mis piernas mientras cerraba los ojos y yo acariciaba su cabeza.
Unos minutos más tarde me dijo, hijita que hermosa enfermera eres ya se me está quitando el dolor de cabeza, ¿quisieras ayudarme un poco más? Muy contenta por poder ayudarlo le dije que sí.
El continuó diciéndome, me gustaría que me dejaras ser como tu bebé y me permitieras chupar tus tetitas que están muy bonitas, eso me va a ayudar a que se me quite el dolor más rápido, te pido esto porque ya estás creciendo y las niñas grandes cuando tienen a sus hijos así les ayudan a que se sientan bien. Es como jugar a la mamá, que me dices hijita ¿me ayudas?
Claro abuelito, tu sabes que te quiero mucho y que quiero que te sientas bien, le respondí.
Bueno hijita que linda eres, sólo que hay una cosa, como esto que te digo sólo lo hacen las niñas grandes y tu mami piensa que eres una bebé, por favor no le comentes nada a ella, esto será sólo entre nosotros y cada que me ayudes te voy a comprar muchos dulces y juguetes para que estés más contenta y me queras más ¿Qué te parece? Así seguirás siendo mi nietecita favorita.
Si abuelito, lo que tú me digas yo lo haré para seguir siendo tu favorita y tener muchos regalos.
Bien hijita, entonces súbete tu playerita para que pueda yo chupar tus tetitas como si fueras mi mamá.
Así lo hice y tome su cabeza entre mis brazos para acercarlo a mis tetitas. Él empezó a succionar mi pezoncito y yo empecé a sentir muchas cosquillitas en mi pecho y en mi panochita, me tensé un poco y él lo sintió por lo que preguntó, ¿te duele hijita?, no abuelito es que siento como cosquillitas le respondí. No te preocupes mi nena eso es normal.
Si siguió succionando mi pezón primero suavemente y después un poco más fuerte. Después cambió de pezón e hizo lo mismo con el otro mientras me decía que no dejara de acariciar su cabeza mientras succionaba.
Mis pequeños pezones se estaban levantando, yo nunca los había visto así paraditos y duros, le pregunté si era normal, a lo que respondió que si me fijaba en mamá ella tenía unas tetas grandes en la parte donde yo tenía los pezones, que algún día tendría también unas tetas como las de mamá y que para que crecieran así él me iba a ayudar jugando a que era mi bebé.
¿Quieres tener unas tetas como las de tu mami cuando crezcas? Si las tienes así de grandes cuando tengas a tus bebés les vas a poder dar mucha leche con ellas y ser una buena mamá.
Muy ilusionada con la idea asentí, entonces debes hacer lo que yo te diga hijita para que te crezcan bien grandes tus téticas.
Así se quedó ese día mamando mis incipientes pechos hasta que escuchamos la llave en la puerta de la entrada indicando que mamá había regresado él me bajó la playerita y se acomodó en la cama como si estuviera durmiendo.
Yo salté de la cama y fui a saludar a mi mamá.
Días después, llamaron a mamá de la escuela para decirle que no había hecho todas mis tareas, mamá me regañó y me dijo que tenía que hacerlas todas y que estaba castigada y no iba a ir al parque con ella y mi hermano en 15 días.
Yo lloré mucho, especialmente cuando mi mamá se llevó a mi hermano al parque y me dejó en casa.
Mi abuelo inmediatamente fue por mí para consolarme y me dijo, hijita no te preocupes, yo te voy a ayudar a hacer tus tareas y aunque no puedas ir al parque terminamos rápido y jugamos tu y yo ¿qué te parece?
Si abuelito respondí, mientras me secaba las lágrimas. Ve por tu mochila me dijo y vamos juntos a hacer la tarea.
Cuando regresé con la mochila él ya se encontraba sentado en la mesa y me dijo, ven siéntate en mis piernas y trabajemos.
Me monté en sus piernas y me dijo, a ver hijita abre tus piernas para colocar las mías entre las tuyas y asegurarme de que no te vayas a caer, tu sabes que como estoy viejito luego me duelen mis huesitos y te tengo que acomodar para no cansarme ni que te me caigas ¿ok?, sí abuelito respondí y quedé sobre sus piernas con las mías bien abiertas.
Él me abrazó por la cintura y comenzó a revisar que había que hacer de tarea, me dio instrucciones y empecé a trabajar, mientras trabajaba me dijo, hijita mientras haces la tarea, voy a masajearte el pechito para ir ayudando a que te vayan creciendo bien esas tetitas, no te preocupes por nada que yo te sostengo bien.
Sí abuelito respondí, mientras hacía la tarea, metió la otra mano por debajo de mi blusita del uniforme y comenzó a masajear el pecho, cuando rozó mis pezones, éstos de inmediato comenzaron a reaccionar parándose y endureciéndose, mmmmmm que ricos pezoncitos dijo mi abuelito, ya comienzan a reaccionar como unos de niña grande ¿te gusta hijita? Sí abuelito contesté.
Unos minutos después me dijo mi abuelito, hijita ya se me cansó un poco el brazo con el que te estoy agarrando, voy a poner mi mano entre tus piernas para agarrarte mejor y que no te me vayas a caer no te espantes ¿de acuerdo?, si abuelito.
Y colocó su mano cubriendo mi panochita, la cual sentía muchas cosquillitas más aparte de las que ya sentía por el masaje en mis pezones. Sin darme cuenta y con mucha suavidad comenzó a mover sus dedos sobre mi calzoncito frotando mi chochito haciéndome sentir muy rico yo por mi parte comenzaba a moverme un poco al ritmo de sus dedos.
Acabé con mi tarea ese día, y nos fuimos a jugar nuevamente a la mamá y al bebé, nos fuimos a la recámara de mi abuelo y nuevamente comenzó a chuparme las tetitas.
Además ese día comenzó a darme pequeños mordiscos en mis pezoncitos diciendo que de esa manera crecerían más rápido mientras yo le acariciaba la cabeza como si fuera mi bebé.
Los siguientes días continuamos con la misma rutina, más adelante contaré lo que sucedió después.
Excelente sigue . Buen relato