Mi abuelo y yo 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por inocent1967.
Continuando con la historia, he de decir que pasados los primeros 15 días, y ya con permiso de salir al parque nuevamente, mi abuelito preguntó si quería ir temprano con mamá y mi hermano al parque o más tarde al terminar las tareas con él.
Dado que al estar jugando a la mamá y al bebé con mi abuelito las sensaciones que iba despertando en mi cuerpo me gustaban mucho, y además sabía que me iba a comprar dulces y juguetes decidí ir más tarde con él.
Todo transcurrió con normalidad, y de regreso a casa me dijo que siempre que fuéramos al parque me pusiera los vestiditos o falditas más cortos que tuviera para poder correr bien, y que cuando me agachara por la pelota siempre le diera la espalda, yo no entendía por qué hasta después que noté que le gustaba verme los calzones mientras me agachaba.
Cuando hacíamos las tareas, el continuaba sobando mi chochito y yo sentía muchas cosquillitas en todo mi cuerpo cosa que me encantaba, poco tiempo después muy sutilmente hacía a un ladito mi calzón para poder frotar sus dedos en mi chochito directamente y yo me retorcía del gusto
.
Unos meses después tuvimos la suerte de cambiarnos de casa, nos tocó una casita independiente con un jardincito trasero. Por cuestiones de la distancia, mi mamá tuvo que llevar a mi hermano (el cual era un poco mayor que yo) a un medio internado, para poder pasar por él cuando saliera de trabajar. Como yo era más pequeña, sólo me cambiaron de escuela a una cercana a mi nueva casa.
Por tanto podía yo pasar más tiempo con mi abuelito. La rutina diaria de las tareas continuaba, y un día le pregunté, Abuelito, ¿por qué cuando me siento en tus piernas a hacer la tarea de repente se siente algo que crece duro por mi colita?
A lo que él respondió, Ay hijita no te espantes, lo que sucede es que como me gusta mucho sobarte tu chochito, mi pipí (pene) se pone muy contento y se levanta, pero como ya estoy muy viejito, pues se me reseca mucho y a veces duele un poco, por eso el doctor me mandó unos medicamentos y una cremita que me tengo que untar todos los días.
Me pregunto si me podrías ayudar a ponerme la cremita en él para que ya no se reseque y duela, a lo que yo respondí. Claro abuelito, tú siempre me consientes mucho así que yo debo hacer lo mismo contigo, si me dices cómo yo lo haré por ti.
Gracias hijita respondió él te voy a enseñar cómo hacerlo, pero recuerda que todo lo que hacemos juntos sólo lo sabemos tú yo, es nuestro secreto ¿de acuerdo?, Claro abuelito me gusta tener secretos.
Abuelito, otra pregunta, cuando me tocas el chochito siento muchas cosquillitas en él y en todo mi cuerpo ¿es normal?, a veces hasta siento ganas como de hacer pipí.
El me respondió, hijita es muy normal lo que sucede es que esas cositas que sientes las sienten las niñas grandes, pero si quieres te reviso todos los días para asegurarnos de que no suceda nada con tu chochito, yo voy a revisarlo bien, lo voy a abrir y a oler incluso a probar para asegurarme que todo se encuentre perfecto. No te preocupes por nada y no te asustes que todo esto es muy normal, te digo que no comentes nada porque ya ves que tu mamá siempre te trata como una bebé cuando ya te estás convirtiendo en una linda mujercita.
Si abuelito me parece bien. Terminemos la tarea y me revisas tú y después me dices cómo ponerte tu cremita. Si hijita vamos a apurarnos.
Terminando la tarea, mi abuelito me subió a la mesa, y me dijo que me quitara los calzones, así lo hice y me dijo acuéstate sobre la mesa y abre bien tus piernitas vamos a ver lo que está pasando con este chochito. Una vez en la posición adecuada, mi abuelo frotó mi chochito y abrió mis labios, mientras decía se ve bien, voy a olerlo hijita no te asustes. Sniff sniff olió mi abuelo y dijo mmmm huele delicioso. Yo por mi parte sentía más cosquillitas en él. Ahora hijita lo voy a probar ¿ok? Tu tranquilita que no te voy a lastimar abre bien tus piernitas.
Al sentir su lengua en mi chochito mi reacción fue cerrar las piernas a lo que dijo, tranquila mi niña no pasa nada, tengo que probar para estar seguro que no tiene un sabor raro no te espantes abre las piernitas que si no, no puedo probar bien tu chochito.
Entonces me relajé y dejé que lamiera mi chochito, con suavidad empezó a introducir su lengua en él mientras decía mmmm no, parece que no hay nada raro hasta aquí, huele y sabe delicioso, ¿tu cómo te sientes? Preguntó, a lo que yo respondí que me sentía muy bien, la verdad era que la sensación de su lengua en mi chochito hizo que sintiera tantas cosas que casi me orino de gusto.
Ahora mi niña, voy a meter un poquito mi dedo para ver si por adentro todo está bien no te asustes que no te voy a lastimar, sí abuelito respondí, y abrí bien mis piernitas esperando a que me examinara. Recuerda mi niña que todo esto es sólo para asegurarnos que siempre estés bien, te voy a revisar todos los días para que crezcas sana y fuerte.
Sí abuelito lo que tú digas, acto seguido introdujo su dedo medio, con suavidad y empezó a tocar mi interior, giraba su dedo sintiendo mis paredes vaginales y al sentir mi himen se detuvo para no introducirlo más, yo por mi parte sentía como una corriente eléctrica que atravesaba todo mi cuerpecito, empezó a meter y a sacar su dedo suavemente y haciendo movimientos circulares, yo ya no sabía ni que sentir sólo gemía un poco y acabé orinándome en la mesa.
Me asusté mucho pues pensé que me iba a regañar pero no fue así, me dijo no te preocupes hijita esto es muy normal en las mujercitas, así que no te espantes que todo está bien agarró un trapo y secó el líquido para más tarde lamer mi chochito y dejarlo limpiecito.
Yo quedé muy contenta y el también, después me dijo, mira hijita ya es hora de ponerme mi cremita mi pipí está muy grande y me duele, se bajó el pantalón y la trusa enseñándome su pene erecto, yo me asombré de ver por primera vez un pene así de grande, ¿lo puedo tocar abuelito?, claro hijita, entonces lo sentí muy duro y caliente, muchas venas se marcaban en él, le pregunté si le dolía, y me dijo que un poco pero que con la cremita se iba a sentir mejor, acto seguido puso crema en mis manos y las acomodó sobre su pene.
A ver hijita vas a frotarlo suavecito con tus dos manitas, para arriba y para abajo apretando un poquito cuando te diga que lo hagas más rápido me obedeces ¿ok?, si abuelito respondí, después de unos minutos me dijo más rápido hijita, si abuelito un poco más rápido ahhhhh que bien se siente decía mi abuelo y yo encantada de ayudarlo sólo obedecía, si hijita síí así que delicia ahhhh me vengooo dijo mi abuelo, y acto seguido salió un chorro de leche de su pene.
Yo lo solté de inmediato pensando que lo había lastimado y me dijo, no hijita ya casi se va a desinflamar agárralo y prueba esa lechita que salió de mi pipí. Yo temerosa pasé la lengua sobre su pene para probar un poco de lo que salía, ¿te gusta hijita? Qué es abuelito, está muy espeso y saladito respondí.
Esto cariño, es una substancia muy especial, que sirve para muchas cosas, entre ellas sirve como cremita para las tetitas, que ayuda a mantenerlas hidratados y suavecitas además de ayuda a que crezcan muy grandes y bonitas, también ayuda para las pompis y el chochito, cuando salga si me dejas untártelo en tu cuerpecito, te vas a poner hermosa cuando crezcas. Y si te lo tomas, es una lechita muy nutritiva que te va a ayudar a crecer sana y fuerte, el detalle es que para que salga me debes ayudar a ponerme la cremita y a sobarme el pipí todos los días para que yo te la pueda dar.
Entonces abuelito, si me das mucha de esa lechita ¿me voy a poner grande y guapa como mi mamá?, si hijita, hasta más bonita que ella ya lo verás dijo mi abuelito sonriendo. Ahora toma toda esa lechita que está en mi pipí para que iniciemos el tratamiento ¿qué me dices?, si abuelito respondí mientras lamía todo su pene para tomar lo que quedaba.
Así iniciamos más a fondo los juegos sexuales entre nosotros, más adelante comentaré más.
Genioooooo gran relato