MI ALUMNA JAARY
ME PIDIO CLASES DE DIBUJO, RECIBIO SOLO DE ANATOMIA Y BIOLOGÍA.
Había una chiquilla que conocí cuando tenía 30 años; debido a mi habilidad para el dibujo y la pintura en una escuela me contrataban para apoyar talentos en estas artes en diversas actividades culturales, cívicas y artísticas. Me encargaban apoyar talentos y orientarlos para mejorar su trabajo y elaborar sus proyectos de concursos y exposiciones de arte diversas. De esta forma conocí a mucha gente; maestros, maestras (ya hablaré de una de ellas en especial también), y padres de familia y alumnos, claro. Esta vez les platicaré de Jaary, una chica de sexto grado, muy simpática, pero también muy seria, muy amante del dibujo y la pintura. Hice un vínculo especial con ella todo ese último año de su escuela primaria; primero, porque le gustaba lo que le enseñaba y ponía mucha atención en el trabajo. Y, por otro lado, a mí me gustaba mucho trabajar con ella, pues era una nena en franco desarrollo de su sexualidad y su físico de señorita. Me tomaré un tiempo en describirle: era un peque de estatura regular, alta para su edad y su sexo; media 1.65 aproximadamente, piel apiñonada, un color canela hermoso, largo cabello negro, lacio, unos hermosos ojos negros muy grandes, boca fina y delineada y una pequeña nariz de bolita, respingada, que era su punto menos favorable, aunque no afectaba su belleza angelical. Resaltaban sus muy hermosas y estilizadas piernas, que lucía siempre en tiempo que el clima lo permitía. Pero, sobre todo lo que me enfermaba de verla cada día cuando trabajábamos eran sus turgentes y en desarrollo preciosos senos; eran dos cositas del tamaño de una toronja, perfectamente redondas, y que no tenía empacho en mostrar en discretos pero provocativos escotes. Esos tres lunares pequeños en sus bubie derecha ejercían un efecto narcótico en mi ser. Por cierto, siempre me llamó la atención que la escuela, sus maestras o la dirección no le señalaran esta forma de vestir, que yo siempre vi como inapropiada, aunque agradezco esa falta de censura escolar, pues me dio muchos y muchos días de estar a solas, o con dos o tres chicos más, trabajando en espacios cerrados y bajo mi control, y deleitarme con la presencia sensual de Jaary Mi trabajo y sus resultados eliminaban cualquier posible mal pensamiento de terceros.
Cuando el ciclo escolar terminó, terminó también mi relación con ella, pues salió de primaria y se fue a secundaria. Está de más decir, que al no haber otros “talentos” como ella, ese verano terminó también mi colaboración con esa escuela. Pensé ahí terminaría todo; esa hermosa y sexual experiencia con esta peque. Pensaba yo para mis adentros” ¿Quién ira a disfrutar ese manjar en un futuro no muy lejano?
Ya esas experiencias y vivencias se iban quedando en el olvido cuando un día, al andar en conocida tienda local, vi, a la vuelta de un pasillo, unas hermosas piernas morenitas, divinamente bronceadas, bajo un short de mezclilla que apenas, muy apenas cubría la nalga; una hermosa nalga redonda como su gemela que daba forma a una exquisita cadera, que describía un poema a Venus al moverse de arriba abajo al caminar esta chica. Discretamente le seguí para seguir disfrutando de su vista, pero al dar vuelta al pasillo me encontré con la figura de su mamá, que casi me sorprende de fisgón. Su agradable voz me sacó del embrujo, pues era una voz conocida; la mamá de Jaary, amable señora con la que había tenido mucho trato en el periodo escolar de su hija. Entonces ella igual reparó en mi y nos agarramos a la plática. Jaary había embarnecido un poco en estos meses de secundariana, se veía poco mayor, pero seguía siendo la nena tierna, seria y simpática que conocía. Hablamos de esto, aquello; el clima, la familia, mil cosas y nada. Fue hasta que se despedían que la señora se animó a decirme algo concreto y que me tomó totalmente por sorpresa, cuando daba gracias a dios por permitirme ver a Jaary de esta forma nuevamente. Maestro, me dijo, así me llamaban. Ha sido una casualidad encontrarlo, y esta chamaca no me ha dejado desde que salió de la escuela; que si quería seguir con sus clases de pintura, que si busca al profe, que porfa habla con el, que me siga dando clases, que si dónde vivirá, que vamos mamá pregunta en la escuela, y así, no ha parado de dar lata. Miré a Jaary que bajaba la mirada apenada.
_ ¿A poco? ¿Tanto de gusta pintar?
Le pregunté
_ Me encanta
Respondió.
_Ok, déjame tu cel, anota el mio y te llamo y nos ponemos de acuerdo.
Le dije a las dos.
_No mancheee, profe. ¿De verdad?
_Claro!
Le dije alegremente, casi sin poder disimular mi excitación. Así quedamos, nos despedimos y cosas se comenzaron a mover dentro de mí. Ya no pude hacer bien mis compras, pues la imagen de Jaary no se quitaba de mi cabeza, y la posibilidad de volverla a ver y fantasear con ella. Mayor fue mi turbación, al dirigirme a cajas, ellas estaban saliendo ya de la tienda, y pude ver como el short se le metía a Jaary en las nalgas. No me importó si me veían, ese momento fue mío; le contemplé un instante muy largo, hasta que abandonaron el lugar.
Todo se acomodó muy rápido; en menos de diez días mi esposa salió de la ciudad un fin de semana con la familia a una ciudad vecina; estaría tres días fuera. Inmediatamente recordé las clases de Jaary; le mandé un mensaje diciéndole que tenía tiempo ese fin de semana para reunirme con ella. Le dije, dile a tu mamá que puedes venir a casa con nosotros, si estaba de acuerdo, con toda confianza, sin problema. Lo dije así con toda la idea de hacer pensar que no estaría solo, sino con la familia y que no había problema de atender a su hija. La respuesta fue rápida y jovial; asintieron y nos pusimos de acuerdo; quedé de recogerla de pasada por su barrio al dia siguiente, un viernes, pues tenía precisamente una salida a “comprar algunas cosas” en esa zona. Eran las vacaciones de primavera, el clima estaba muy lindo, y pues obvio, ella no tenía clases además. Al dia siguiente me levanté muy temprano, me bañé y me puse muy guapo; a mis treinta años me veía muy bien, por el deporte que hacia; tenía un cuerpo casi de gimnasta olímpico. Me puse un short y camiseta dryfit muy cómodos. A las nueve me fui por Jaary y llegué hasta la esquina de su casa, donde ya me esperaba ansiosa, a lo que pude ver y por su sonrisa. Ella se subió al carro, al tiempo que su mamá saludaba de lejos sonriendo. Le vi al subir y me sentí turbado ante su belleza. Ella me dio un beso sonriendo ampliamente y me dio las gracias por mi tiempo. Llegamos a casa, metí el carro en la cochera y nos bajamos. Había pasado por una botana y unos refrescos; bajamos todo y entramos a casa. Cerré y hasta estar dentro, solos, le dije que mi esposa había tenido que salir, que si no le importaba eso. Solo se encogió de hombros y dijo que no pasaba nada. Perfecto, pensé. Dejamos las cosas en la mesa del comedor y le destiné su espacio en la estancia, donde había puesto un pequeño caballete de mesa, las pinturas y todo lo necesario. Frente a ella, la tele por cable para su relax mientras trabajábamos. Hicimos el plan de trabajo y comenzó a mostrar lo que hacía. Le di dos horas para hacer su trabajo y luego guiarla, atender sus preguntas. Había trazado un plan que antes me funcionó bien; junto al espacio que le asigné estaba mi escritorio con mi pc donde descargaba películas, jugaba y grababa material que vendía, separado de ella unos tres metros, separándonos un medio muro que daba privacidad al espacio. Frente a ella poco a la izquierda de la tele había un espejo grande en el muro. Lo que había planeado era lo siguiente: la pantalla de mi pc es de 27”, y por el espejo en el muro justo detrás de mi, osea frente a ella, podía tener acceso visual a lo que yo hacía y lo que miraba en la pc. En teoría yo no podría verle pues estaría de espaldas al espejo, no como ella, de frente. El asunto es que había ideado un truco; un pequeño espejo de ½” pegado en el marco del monitor, justo en el estampado de la marca, de tal forma que se miraba a lo lejos como algo plateado igual del monitor. Todo ya verificado un día antes. Por ese pequeño espejo le podía ver yo claramente en su reflejo del espejo de la pared, solo era cuestión de mover con discreción el monitor o girarme igual hasta encontrarle. Y no perdí tiempo; andaba ya muy caliente y quería ver su reacción. Me salté algo muy importante, que como dije antes me turbó sobremanera al subirse ella al coche, y fue el ver como lucia. Ahora en casa le pude ver con más calma. Lucía una blusa verde pistache de tirantes y cuello en V que dejaban lucir un tremendo escote, donde se veía claramente un bra de varilla que levantaba sus de por si perfectas bubis. Traía también un short de algodón stretch color hueso que le resaltaba sus perfectas caderas y nalgas, con el toque de que se notaba perfectamente como su panty marcaba sus nalgas en V por la mitad, haciendo que mi pene se levantara nomas de verle cuando caminó delante de mi. Unos huarachitos de piel color hueso le daban un toque de coquetería a sus piecitos con unas lindas uñas pintadas de verde pistache igual. Un discreto maquillaje juvenil cerraba con armonía su bella presencia.
_Jaary, mientras trabajas voy a grabar unas películas que me encargaron. Si ocupas algo, estaré detrás de ese muro en la pc.
Le dije, restando importancia a lo que seguramente vería unos momentos más adelante, y resaltando lo de mi “privacidad” y la de ella
_ Esta bien maestro.
Dijo, y comenzó a preparar todo y disponerse a pintar como ya sabía lo básico.
Yo me situé en mi silla en el escritorio; acomodé mi cuerpo para no tapar su vista del monitor a través del espejo, y checar por mi espejito mencionado tener acceso a ella. Pude ver inmediatamente como por inercia ya miraba por el espejo lo que hacía yo con actitud normal, alternaba su trabajo con furtivas miradas hacia mí. Sirvió esto para darme cuenta de que mi plan y equipo de fisgón funcionaba muy bien. Abrí la carpeta donde guardaba el porno que efectivamente grababa para vender entre los amigos. Había seleccionado ya configurando vista de íconos muy grandes, de tal manera que pudo darse cuenta de que tipo de contenido estaba viendo. Lo percibí al ver sus ojos como se abrieron y se quedó fija en mi monitor, sin decir nada. Yo cerré este, y seguí buscando en otras carpetas, y buscaba ella con la mirada, ansiosa ya desde el primer momento. Le hice esperar, y unos minutos después regresé a la misma carpeta. Su mirada continuó checando al reconocer la carpeta; desplacé esta hasta que quedaran carátulas más explicitas o ampliadas, donde saliera un pene, una mamada, o unas nalgas arropando un pene enorme. Ella estaba muy interesada en el contenido, hasta hizo mueca de acercarse a ver, como cuando le falla a uno la vista. Por fin decidí abrir un archivo, y conociendo el contenido de la mayoría abrí uno de una pareja que inicia muy softcore en un sofá; besos caricias que poco a poco se van haciendo más atrevidos e íntimos. Cuando el le tocó sus senos con pasión al besarle, le escuché preguntar:
_¿Que haces maestro?
Yo me alteré un poco y le contesté sin adivinar que pensaba:
_Grabaré unas películas que me encargaron.
_¿Que tipo de películas?
Preguntó curiosa.
_ De adultos.
Solo eso respondí, pensando que no serviría mi plan.
_Ah! Ok!
Respondió más tranquila, como diciendo ah, con razón esas imágenes. Yo escudaba un eventual reclamo de ella a que nos separaba el muro de la sala y que no reparaba en e espejo detrás de mí.
Siguiendo con el video. ante el beso y la caricia que se hizo más íntima, la chica del video se recostó hacia atrás en el sofá, mientras el le besaba el cuello y sacaba sus chichis para morderlas y chuparlas golosamente. Jaary se quedó con el pincel en el aire por un rato muy largo, mientras veía con ojos muy abiertos y una mirada curiosa, solo eso, curiosidad, pude ver, las imágenes que tenía enfrente. Se quedó inmóvil, sin dejar de ver la escena de sexo. Pude que ver que un momento se distrajo, solo para ver hacia su izquierda, hacia el muro que nos separaba, supongo para cerciorarse de si yo le veía o algo así. Yo terminé la proyección del video y ella se relajó y volvió a su trabajo. De cuando en cuando volteaba y buscaba en qué seguía yo. Yo solo movía carpetas aquí y carpetas allá, abriendo de cuando en cuando un video y mostrándole solo pequeñas partes de uno y de otro. En unos minutos ella estaba muy ansiosa, checando mi pc cada rato, casi sin hacer nada en su trabajo artístico. Yo estaba ya muy caliente, y discretamente me tocaba por encima de mi short; mi pene estaba a mil, por la visión de Jaary y su calentura y por sus exquisitas boobies que me permitía ver por el espejo sin censura. Decidí mostrarle algo concreto, para ver su reacción; abrí un video con alta definición de una mamada de la juvenil actriz Ashlyn Brooke en la playa a un muy dotado joven. Corrió la imagen y ella inmediatamente se pone en atención; deja su pincel y se centra en el video. Esta chica se acerca a un joven recostado en la playa, y muy sonriente le comienza a tocar sobre su traje de baño. Rápidamente consigue una erección y le sigue masajeando el miembro sobre su ropa. Este se adivina todo, y después de unos instantes baja el elástico de su delgado short y el pene queda libre en posición parada totalmente. Jaary abre los ojos desmesuradamente sin perder detalle de lo que ve. Se echó hacia adelante en el sillón donde estaba, y sin darse cuenta comenzó a morderse el labio inferior. La actriz pajeaba con cuidado el miembro sonriendo y hablando coquetamente. De vez en cuando lo acercaba a su boca y lo besaba, en el frenillo, en el glande y ponía una cara de puta muy sensual. Lo pajeó nuevamente y a veces lo chupaba con lentitud y sensualidad. Jaary era un poema de lujuria. Estaba inclinada hacia adelante, con sus codos en sus muslos con mucha atención, y al recargarse de esa forma, sus boobies caían brindando un mágico espectáculo para mí. Podía incluso ver su piel entre y bajos sus senos claramente. Mostraba todo sin darse cuenta. Igual sin darse cuenta, seguramente, mojaba sus labios con la lengua seguidamente, no se sí de antojo o nervios, pero se miraba divina. La escena continuó y Jaary no dejaba de ver; tragaba saliva y abría los ojos. De cuando en cuando verificaba si yo no le veía detrás del muro. Claramente podía darme cuenta que asumía que el espejo no era variable para mí, al estar yo de espaldas.
_Maestro?
Preguntó.
_ Esas películas que grabas, ¿Para qué son?
Sin dejar de ver la pantalla. No entendí por dónde iba su pregunta, pero le respondí:
_ Las descargo de internet, porque amigo me las piden. Amigos que no saben dónde rentarlas o que no tienen internet, o que no le saben a las compus.
_Ah! Ok. ¿Y de qué tratan esas películas de adultos?
Preguntó con una pequeña carga de malicia en sus palabras, o eso percibí. Así que fui directo, aunque en tono neutro:
_ El tema es el sexo. Son películas de sexo, que a las personas adultas les gusta ver.
Le respondí, con la idea de que yo “no me daba cuenta” de que ella veía todo desde el comienzo.
_ Pronto, algún día cercano tú las mirarás también, ya eres grande.
Le dije con toda intención de que no sintiera culpa u otro sentimiento de reprobación o pudor.
_ Ah! Ok. En la escuela todo mundo habla de sexo; mis amigas, los compañeros, todos.
Respondió con interés, muy natural. Yo seguí dándole al video, mientras continuaba tocándome con disimulo. De pronto, como que recordó que no había hecho casi nada con su tela, así que tomó el pincel y dio unos esbozos aquí y allá, sin mucho interés. Después de un breve lapso, giro su cabeza al monitor nuevamente, justo en el momento que quitaba el video de Ashlyn Brooke. Casi pude percibir un gesto de reprobación en su mirada. Siguió pintando pero constantemente checaba mi hacer, al tiempo que yo buscaba y buscaba en mis carpetas. Encontré una carpeta de Gigi Rivera ese juvenil chica explosiva y hermosa. Puse un video corto donde cabalgaba a un dotado joven también, con varios close up de la penetración. Jaary nuevamente abrió los ojos y se centró en las imágenes. Esta vez puso cara como de asombro y un atisbo de pena. Se echó hacia atrás, recostándose en el sofá, pero sin dejar de ver. Tragó saliva ampliamente, mientras sobaba sus muslos desnudos con las palmas de sus manos muy abiertas; lo hacía despacio, desde su ingle hasta sus rodillas casi. Después de unos instantes, su mirada cambio poco a poco, de la pena a otras cosas, muy seria. Miró hacia afuera con detenimiento un instante, sobre la cortina, la puerta. Después hacia mi detrás del muro, y se relajó nuevamente. Yo discretamente subí leve el audio del video, recordando los sensuales gemidos de Gigi, solo con la idea de que Jaary pudiera escuchar aquello con suavidad y ver una nueva reacción. Cuando escuchó el audio, volteo hacia mi rápidamente, pero no vi desaprobación en su cara. Le subí un poquitico más, y casualmente había un closeup a la cara de puta de Gigi. Sus gestos de placer y sus expresiones variaban en una oleada de frenesí sexual. Jaary no perdía detalle. Nuevamente una expresión de lujuria de Jaary al verse una toma de la chica montando como loca, y la vista del enorme pene entrando y saliendo de ese pequeño cuerpo, matándose sola, como dicen por ahí. Jaary tragaba saliva y ahora se frotaba dentro y sobre sus muslos, todos ellos, desde la rodilla hasta su ingle. Estaba totalmente echada hacia atrás. Sus nalgas casi en el borde del sofá. Era evidente que se estaba dejando ir en sus sensaciones sin reparar en la posibilidad de ser sorprendida en el acto. Pude ver como abrió sus piernas un poco, y creo, que sin ser totalmente consciente de ello, acercó sus caricias a su pelvis; así eran seguramente la sensaciones por las que estaba pasando en ese momento. La mesa detrás de mi, con mantel, me di cuenta tapaba la parte inferior de mi cuerpo, de manera que Jaary, solo podía verme del tronco hacia arriba. Esto me llevó a tocarme con más descaro, digo, sin exagerar en movimientos, pero si en la caricia. Ya me había sacado mi pene por la pierna del short y lo pajeaba con lentitud. Abundante fluido preseminal escurría ya. Jalé un poco el monitor, pues la nueva posición de Jaary hacía que me perdiera su vista un poco y debía estirar mi cuello para encontrarla en mi espejito mágico. Al mejorar mi visión pude ver algo divino: Jaary tenia su pubis totalmente levantado hacia arriba, hinchado. Era una visita mágica; su vientre plano con la línea del elástico de su panty arriba, marcando su short y como la tela poco a poco se levantaba hacia arriba al llegar a su sexo que se alzaba como un corazón, como una enorme pata de camello sobre lo plano de su vientre, y, ver sus manos pasar cada vez más cerca de este, bordeándolo en los lados sobre su ingle era una tortura. Mi mano estaba completamente frenética ya sobre mi pene, que parecía querer reventar. Lo deje un rato para buscar más material, no quería eyacular aún, quería ver que más sucedía, así que decidí alternar contenido. Me encontré un clásico de una estrella clásica ya: Ann Marie Ríos, guarra, gritona exagerada y atrevida en una escena en un sofá. Ofrecía muchas caras y gestos del sexo frenético de una mujer y buenos closeups de las penetraciones. Además esta chica sonríe lujuriosa ante los embates de un gran pene. Corrí el video y me fui sobre Jaary. Nuevamente tenía una cara de seriedad, evaluando, repitió el ritual de ver a todos lados, como si alguien le estuviera observando, un breve instante después estaba absorta viendo el video y su carita se transformó en lívido puro. Sobaba su piernas, sus muslos interiores, pero ya solo la parte cercana a su entrepierna, su ingle, las dos manos al mismo tiempo, su sexo se levantaba más hacia arriba con la presión lateral, al hacerlo Jaary hacia una leve mueca de disfrute y pena mezclados. Me preguntaba si serían esas sus primeras cosquillitas sexuales. Lo dudo, pues con ese cuerpo debía tener muchos hombres que le procuraran ya en secundaria o en su barrio. El video de esta nueva chica era salvaje, sin salir de lo normal, pero si muy frenético y apasionado. Sonreía mientras hacia una mamada como si quisiera acabarse ese pene en segundos, dejé a propósito el audio a un nivel que Jaary escuchara el frenesí; un minutos después ya estaba siendo penetrada la chica en cuestión y sonoros gemidos y sonrisas enmarcaban su gozo sexual. Jaary poco a poco, sintiéndose no supervisada se dejó llevar en sus caricias. Yo pausé el video y no se por qué le pregunté:
_Jaary, ¿Todo bien? ¿Cómo va el trabajo?
Ella hizo un esfuerzo por reir, y sin moverse contestó:
_ La verdad no he avanzado mucho maestro, me recosté un poco, no me siento bien.
Me levanté rápidamente, y ella seguía en la posición que tenía desde hace rato. Trató de levantarse pero le detuve:
_ No, no, así quédate, descansa. ¿Quieres que te lleve a casa, al médico?
Le pregunté.
_ No, no, es algo leve, se me pasará en un ratito, mintió, y cerró los ojos, con pena que no pudo ocultar.
En se momento repare en su sexo abultado frente a mi. No podría creerlo; eran tantos sus fluidos ya que su short estaba muy mojado; un óvalo de humedad le marcaba de la parte superior de su sexo hasta abajo, casi tres pulgadas. Jaary estaba en verdadero trance sexual. Yo le dije:
_ Mira, descansa un poco, yo seguiré aca con las películas. Si ocupas algo me dices; agua, una pastilla, ahí tengo, si quieres que te lleve, cualquier cosa. Yo seguiré un rato ocupado, pero si urge no te apures me dices. Como tratando de decirle no me daré cuenta nada. Recuéstate bien, ponte cómoda. Metí mis piernas entre las suyas y las rocé con toda intención al acercarme a acomodarle un cojín. Las abrí deliberadamente y ella se dejó, y así se quedó casi en esa nueva posición. Ok, me dices pues, con permiso; no mire hacia el espejo para no ver la pc, aunque había minimizado el video. Me senté e inmediatamente busqué a Jaary por el espejito mágico; ella seguía viendo hacia el pc y sus manos ya estaban entre sus piernas. Yo vuelto a ponerme loco nuevamente de calentura, busque la carpeta de encuentros casuales de parejas jóvenes rusas, donde las chicas suelen verse muy jóvenes, por lo regular en relatos de estudiantes de escuela o internados. Encontré unos de mis favoritos de bellas chicas son ricas boobies como Jaary y los corrí; escena clásica de la tarea entre dos jóvenes en un pequeño cuarto de estudio, con todo el ritual de sexo desde la pareja con ropa, el diálogo de súbitamente lleva al sexo oral y luego a la penetración. Jaary ya se tocaba con discreción su vagina sobre el short con los dedos índice y medio de su mano derecha, mientras con la izquierda se acariciaba el muslo interior. Me di cuenta que encontró pronto su clítoris, porque comenzó a darse masaje en círculos sobre la parte superior de su sexo y hacia leves muecas de sufrimiento y gozo al mismo tiempo. Yo sentía explotar de sensaciones raras, que casi me superaban mi ser; culpa, gozo, calentura, remordimiento, temor, todo mezclado. Sin querer se me salió la pregunta:
_ ¿Todo bien Jaary?
A ella la traicionó el momento; respondió rápido sin imaginarse que su garganta y su voz le jugarían una mala pasada:
_ Siiiiii.
Dijo en un casi sollozo y gemido de gozo sexual. Yo le deje ser, y pregunté:
_ Eh! ¿Qué pasó? ¿Te duele algo? ¿Estás llorando?
Apenada reaccionó y dejó lo que hacía, frustrada. Je, je, le saqué de su trance orgásmico, pensé.
_ ¿Eh? No, todo bien. Si me pego un dolorcito leve aquí en la panza, pero nada. Ya me siento mejor.
Mintió con disimulo.
_ Ah! Ok. Pensé que llorabas. Dime si no te sientes bien, o algo anda mal, ok?
Le dije.
_ Si, maestro, gracias todo muy bien la verdad, me siento muy a gusto aquí en su casa la verdad.
Respondió con naturalidad, y no podía creerlo, su inconsciente la traicionó, pues dijo que la pasaba de maravilla con lo que le había preparado, sin decirlo, claro. Así que continuamos con la muestra, a petición del público.
Continué con el video de la Ríos, montando de espaldas un gran pene, subiendo hasta el glande y bajando hasta hacer sonar sus nalgas sonoramente sobre los muslos de el, después un va y viene rápido, hacia a tras y hacia adelante arqueando la espalda y apretando fuertemente las nalgas, hasta mostrar ligeramente la celulitis del trasero al hacer fuerza para aprisionar al pene. Agudos y largos gemidos acompañaban el sexo alternados con jadeos de leona, muy calientes. La cara de disfrute, muy guarra de Ann volvía loca a Jaary, que se tocaba su sexo con dureza, lo apretaba con la pinza pulgar y dedo índice y medio, como queriéndolo arrancar. Arqueaba hacia arriba sus caderas ya, como movimiento de coger ante cada estímulo respuesta de su sexo a las caricias que se prodigaba a sí misma. Estaba ida, con la cara desfigurada por su auto placer, cuando de pronto recordé algo a probar y le corté la inspiración. Quité el video y busqué uno que recordé de pronto, algunos más bien. Jaary dejó de tocarse, seguramente esperando lo que sabía vendría más adelante, según ya había visto. Y de pronto soltó nuevamente a boca de jarro una expresión que me agarró totalmente en curva, sin pensar que pudiera decirla tan natural:
_ Muchas gracias maestro por invitarme a su casa, por su confianza. De verdad se la pasa genial uno aquí.
_ De nada.
Respondí intrigado.
_ ¿Qué te ha gustado? Tienes solo un rato aquí en casa.
Pregunté.
_ Todo; su amistad, por haberme invitado, su confianza, las cosas que me enseña, como pintar, y… todo lo que me muestra para aprender…Es lindo. Gracias nuevamente.
Terminó diciendo. No podía creer lo que escuchaba; cuando hizo la pausa pensé que diría, por los videos que me muestra de sexo. No lo dijo, pero obviamente eso quería decir; que le gustaba lo que veía en tanta privacidad y confianza. Mientras hablábamos pasé al siguiente nivel. Abrí la carpeta de chicas colombianas y mexicanas, en la carpeta de gritonas y gemidoras, prácticamente Jaary lo había pedido en ese instante, deseaba ponérselos ya. Busqué un poco, mientras ella seguía tocándose suavemente y checándome por el espejo, pendiente de todo. Encontré uno de los que buscaba; no recuerdo el nombre de la chica, pero es una linda mexicana, jovencita, muy cachonda, trigueña como ella, de una boca de corazoncito estupenda y preciosas chichis también del tipo de las de Jaary, y muy gritona, bueno no gritona, pero si excita mucho el escucharla. Puse el video donde propina una deliciosa mamada a otro chico como ella, muy dotado, en un diálogo que habla de hermano a hermana, así se dirigen el uno al otro: hermano esto, hermana esto otro, etc. Subí el volumen un poco, no mucho pero suficiente para que Kaary escuchara con claridad. “Aaay! Hermanita que rico lo chupas….te gusta?……me encanta!….hazlo aprisa, no vayan a llegar nuestros padres…..Ok, pero quiero que me la metas toda, tu también, quiero que me hagas sentir rico, como una puta que soy…y así el tipo de diálogos. Yo me puse unos audífonos, para simular que escuchaba el video con ellos, y que por omisión “olvidé conectar”. Kaary se tocaba nuevamente sin perder detalle, y comenzó a arquearse rápidamente de nuevo. El chico le metió al pene a las chica en posición de misionero en su vagina perfectamente depilada y sus piernas bien abiertas; la vista era muy clara, la toma alternada en vistas de cerca con las penetración, tomas de los dos en movimiento de cerca y caras de la chica diciendo, gimiendo: así hermanito, asi, así, asiiiiií, que rico, dame más duro, que rico me coges, dame más de tu verga, que rico, métemela toda, hasta el fondo, aaahhh, que rico hermanito, así asíiiii. El volumen estaba alto, ya no era bajo, era para la estancia completa, pero a Kaary no le importaba, ni a mí tampoco. Yo ya había sacado mi pene hacia arriba y me pajeaba escuchando el audio y viendo a Kaary por el espejito mágico, deleitándome con sus caras y como se frotaba frenéticamente su sexo. De pronto ya no aguantó más y dejó su sexo, por instante me sacó de onda, pero inmediatamente busco el elástico de su short y metió dentro su mano, que rápidamente se acomodó en su sexo ya directamente. Se tocaba duro, con esfuerzo; se veía en su cara que estaba cansada de la mano, por la inexperiencia seguramente, pero no dejaba de hacerlo; se arqueaba y se movía sensualmente; respiraba y alcanzaba a escuchar pequeños jadeos y gemidos que no podía reprimir al estar acelerada su respiración. En unos instantes su cara se desfiguró significativamente y arqueó más su cuerpo, tanto que sus piernas abiertas se levantaron del suelo y quedó en la posición de toda una diosa del sexo, haciendo un Split casi perfecto. Yo seguía pajeándome igual viéndola. Pareciera que hacíamos el amor los dos, y en cierta forma eso hacíamos. Ella seguía tocándose con frenesí enfermizo y yo dándole igual duro, duro. Bastaron unos poquitos minutos más para que ella pusiera ojitos de orgasmo y cerrara sus piernas, al tiempo que dejaba escapara un largo mmmmmmm… Yo unos segundos después, uno, dos, tres, cuatro, cinco largos chorros de semen que brincaron hasta mi abdomen, seguidos de tres o cuatro más pequeños sobre mi mano. Yo me sobaba despacio, exprimiendo mi pene hacia arriba, viéndole a ella extasiada con los ojos cerrados, echada aún sobre el respaldo del sofá.
Después de unos instantes, cuando vi que ella se relajaba poco a poco, me levanté haciendo ruido para que ella viera que ahí iba.
_ ¿Cómo seguiste?
Le pregunté para continuar con la mañana. Ella me vio y sonrió ampliamente.
_ Bien maestro, me siento muy bien, muchas gracias. Nunca me había sentido tan bien, la verdad. Pero que raro, ¿Sabe qué? Se me quitaron las ganas de pintar completamente. CONTINUA.



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