Mi Amigo el Productor – Capítulo 11
Punto de No Retorno.
“Tal vez mañana. Sólo tengo que armar los equipos y buscar un buen escenario para la escena de los hermanitos…”, le dice Pablo.
“Será delicioso presenciar eso!” dice Andrés, mientras Vero se acerca a la reposera del hombre y se queda de pie bien pegadita a él. Pablo, que está en la reposera contigua, aprovecha para palparle la colita a mi hija y Andrés, que sigue con una mano ya dentro del calzoncito de su propia hija, con la otra mano también le toca el culito a mi nena, que se deja gustosamente. ¡Le gusta mucho ser el centro de atención!
Entre tema y tema, Andrés menciona a su hermana y su sobrina, a quienes no ve hace un tiempo, y dice como al pasar que sería bueno tener una mujer adulta en la isla, como si la esposa de Rafa no existiese.
Pablo le sigue contando a Andrés sobre los videos y los equipos necesarios, mientras Vero interrumpe a cada rato sintiéndose a gusto entre los dos hombres.
“Le gustaron mis videos Señor Andrés?”
“Sí hermosa! Estás divina en todos ellos y en las fotos también! Pero no me digas Señor Andrés por favor, sólo Andrés… y tutéame… quiero que seamos muy amigos!” le contesta él mirándola cariñosamente a los ojos.
“Cuando posaba estaba pensando si te gustarían…. “ le sigue diciendi mi nena, y luego poniendo su dos manitas sobre la oreja del hombre le susurra una pregunta al oído, como escondiendo un gran secreto y que no le vaya a leer los labios.
Andrés siente el aliento cálido de la boca de la chiquilla, cuando ella le pregunta, sin que nadie más escuche:
“¿Se te paró la pija mirándome? ¿Te daban ganas de cogerme?” mientras melosamente apoya su pechito contra el hombro de Andrés.
Rafa, que también tiene a su nena sobre sus rodillas, se sonríe al ver lo que hace Vero, y acaricia a su hija sobre la ropa.
“Sí Verónica, por supuesto que se me paró…. estás deliciosa!” le dice el millonario a mi nena, excitándose y manoseándola todavía con más ganas por detrás, metiendo la mano entre la nalgas de mi hija por encima de su shortcito.
Yo tengo a Seba, de pie junto a mí, abrazado cariñosamente a mi cuello.
Ninguno de los niños va con Isabela
“Hablando de los videos…”, interrumpe Isabela, “a mí ese asunto me parece muy peligroso. Mi marido y yo tenemos una importante agencia de automóviles, y yo no tengo ningún interés en que mi hija Carlita aparezca en alguno de esos videos.” dice la mujer, ya bastante molesta porque no se siente bienvenida.
“Asunto peligroso era antes señora, hasta ayer…. Cuando lo hacían en una vieja fábrica abandonada a las afueras de la ciudad, pero, acá será otra cosa…” le replica Andrés que indubitablemente no siente simpatía alguna por Isabela.
“Pero Mami! Yo ya estoy en un video!” le dice entre ofendida y orgullosa Carlita
“¿Cómo que estás en un video?” exclama la madre.
Rafael se pone rojo como un tomate y trata de calmar a su mujer diciéndole que luego le explicará.
“Mejor volvamos a la casa, ya está oscureciendo”, interviene Andrés quitando a regañadientes sus dedos de la rajita húmeda de Valentina.
Los empleados cargan las reposeras y volvemos todos juntos.
Al entrar al gran living-room, vemos en una de las grandes pantallas sobre la pared, el video que fue filmado en la agencia de automóviles, justo en la parte donde la cámara toma lo que ocurre en el auto, ¡con Carlita desnuda y ensartada en mi verga y Rafael consolando a Verito! ¡Todos gozando y jadeando de placer!
Isabela abre los ojos como dos huevos fritos, y sin decir palabra se lleva a su marido escaleras arriba hacia la habitación que les fue asignada.
“¿Me podrías explicar lo que acabo de ver maldito? Te dije, cuando me comentaste todo este asunto, que no quería que nuestra hija fuese modelo de la agencia de Pablo!, le dice furiosa la mujer a Rafa en cuanto entran a la habitación.
“Pero querida, no fue planeado! Fue algo que sucedió naturalmente mientras hacían una video de Verónica!” protesta Rafael.
“Me engañaste! Dijiste que ibas a ocuparte de un asunto del trabajo y que te llevabas a la nena para que yo pudiera salir con mis amigas! Una cosa es cogernos a la nena o sus amiguitas y otra muy distinta es que ella aparezca en un video que cualquiera podría ver! ¿Qué dirían las otras madres si lo vieran?
“Isabela, cálmate! Nadie lo vera!
“No te creo! Además, ¿cuándo nos van a pagar por haber venido a esta isla? ¿Pediste garantías?” insiste ella.
“Andrés le pagará a Pablo, y luego nos repartiremos el dinero…”
“Bueno, ¡yo quiero que nos paguen ahora!” sigue ella, empecinada en llevarle la contra a su esposo.
La discusión se pone cada vez más acalorada e Isabel le arroja un jarrón a su marido, pero él lo esquiva hábilmente. La trifulca se interrumpe repentinamente cuando Carlita entra corriendo a la habitación.
“¡Ya está la cena!” dice entusiasmada… “¡Hay una comida muy graciosa sobre la mesa Papi!”
Los padres miran atónitos a la niña y luego de un rato, están listos para bajar.
A medida que todos fuimos llegando al comedor para la cena, quedamos más que sorprendidos!
Sobre la gran mesa hay una fuente muy grande de plata y sobre ella una niñita desnuda de unos seis años, echada boca arriba. Sus brazos y piernas están en posición de equis, con las muñecas y los tobillos atados a los cuatro extremos de la mesa, a la patas de la misma.
La hermosa criaturita tiene los ojos vendados y sobre su cuerpito, hay todo tipo de manjares: nos acercamos a ver… sobre su vientre rodajas de queso, pequeños entremeses, frutas cortadas cubiertas de miel. Todo su cuerpo está siendo usado como plato, y de su conchita sale lo que parece ser una salsa de arándanos. En su boquita bien abierta, tiene un pedazo de zanahoria que no le deja hablar, ya que es muy gruesa!
Resulta muy excitante verla así, como si fuese nuestra comida!
“Ella es Michelle, mi hija menor!” dice Andrés… “está castigada por ser una niña mala, rebelde, y esto es parte de su corrección disciplinaria.” nos explica muy seriamente.
Todos tragamos saliva y nos sentamos alrededor de la mesa.
Además de todo lo que está servido para los comensales sobre la niña desnuda, los sirvientes africanos nos sirven variados platos y la cena transcurre alegremente.
“Prueben la salsa de arándanos!” sugiere Andrés, que quiere ver como la tomamos de la conchita abierta de su hija.
Cada tanto alguien toma algo que está sobre la niña, y ella pega algunos gemiditos cuando, con los escarbadientes o tenedores pinchamos algún trocito de queso, o aceituna y le rozamos al mismo tiempo la piel, aunque sin intención de lastimarla.
Los niños se divierten porque nunca estuvieron en una cena así, y los hombres no podemos evitar excitarnos, mientras ideas morbosas nos cruzan por la mente, ¡tal vez fantaseando con comernos a la niña también!
Durante la cena Andrés explica con la mayor naturalidad la situación de su hija menor,
“Michelle está siendo disciplinada por el Monje.” nos dice.
“¿El monje?” pregunto yo intrigado.
“El monje, Rasputín le llamo a veces. Él conseguirá que se vuelva una niña complaciente y buena como Valentina”, añade.
Todos nos quedamos intrigados acerca de este ‘monje’.
Antes de finalizar la cena, varios hemos pasado nuestros dedos sobre la deliciosa criatura, con la excusa de tomar la comida, y Pablo incluso le pasó la lengua para saborear la salsa que salía de la rajita, o la crema sobre los pequeños pezones!
Terminada la comida, Andrés da instrucciones a los siervos para que desaten a Michelle, la bañen y la lleven nuevamente al “sótano”, y todos quedamos aún más intrigados al escuchar sus órdenes.
“Vamos a la terraza a tomar una copita y charlar?” nos invita Andrés, y añade: “los niños pueden ir a la piscina climatizada y divertirse en el agua”.
Otros sirvientes, todos hombres, se encargan de llevar los niños a la piscina, que está dentro de la mansión, en el otro extremo.
Isabela hace ademán de acompañarnos a la terraza, pero Andrés no se lo permite:
“Vamos a tener una conversación de hombres!” le dice secamente, y ella se retira ofendida.
“¡Mujeres!” exclama Andrés dirigiéndose a nosotros, “hay muy pocas que valgan la pena, mi hermana por ejemplo es una para rescatar, ella sí que entiende a los hombres”.
Sentados cómodamente sobre sillones en la terraza, el hombre nos hace varias confidencias:
“Pablo…. Pablo y amigos… debo contarles algo, y viene al caso en relación a lo que dijo tu mujer Rafa, acerca del peligro de este negocio de la pornografía infantil.”
Todos nos quedamos mirándole, y prestando atención a cada una de sus palabras.
“La realidad es que efectivamente ustedes estaban en peligro. Mi organización tiene contactos en todas partes, tenemos todo infiltrado y por eso me enteré que tu agencia Pablo, estaba bajo la lupa y a punto de ser intervenida… O sea que estabas a punto de ser encarcelado.”
A Pablo casi se le cae la mandíbula al escuchar esto! Andrés continúa:
“Por eso decidí invitarlos a la isla, como forma de protegerlos. Además, hubiese sido un crimen que una niña como Verónica, o Carlita también, dejaran de ser gozadas por algunos pocos privilegiados.”
“Es increíble… ¡Y nosotros ni enterados del peligro!” exclamé yo.
“Así es Héctor… ahora tu hija podrá seguir modelando y filmando, y espero que me permitas disfrutar de ella de manera más personal también.” me dice, levantando las cejas.
“Eso no lo dudes Andrés, además… a mi nena le encantan las vergas, ¡ya está enviciada la mocosita!” le confieso
“Yo les autorizo en este mismo momento a disfrutar de Valentina cuanto quieran. Solo les pido que la traten con cuidado, ya que la desvirgué hace muy poco y sólo tiene siete años, todavía no se la puede penetrar muy a fondo….” nos dice con total tranquilidad.
“Andrés, ¿esto significa que no nos podremos ir de la isla?” pregunta Rafa un poco preocupado, tal vez por su negocio de automóviles.
“Pueden hacerlo Rafael, pero me temo que vayan a parar a la cárcel… Acá estarán bien, con todos los lujos y necesidades cubiertas, y con todas las niñas y niños que deseen disfrutar.”
Todos los invitados, a partir de ahora residentes estables, nos miramos perplejos por un momento, sin saber bien qué decir…
“¿Les he contado sobre mi labor filantrópica? No, por supuesto que no.” musita Andrés como hablando consigo mismo.
“Cuéntanos por favor!” le pido yo.
“Resulta que, con los millones que poseo, he invertido una parte en fundar orfanatos en dos o tres países conocidos por tener las niñas más bellas… eso nos dará una fuente inagotable de carne tiernita para gozar y para tus producciones Pablo. ¿Qué opinas?”
Pablo, le escuchaba atentamente y ya se estaba relamiendo de gusto, imaginando todo lo que podría hacer y producir.
Luego seguimos charlando un rato sobre los placeres que más disfrutábamos, hasta que fuimos interrumpidos por dos hombres de la seguridad de la mansión, que irrumpieron en la terraza.
¡No podíamos dar crédito a lo que estábamos viendo!
Sostenida por la fuerza entre los dos hombres estaba Isabela, que pataleaba y gritaba como enloquecida, ¡tratando de liberarse de los dos mastodontes que la tenían sujeta de los brazos!
“La hemos sorprendido en su habitación Señor Miller. Estaba hurgando entre sus cosas y ya se había incautado de varias joyas… le estaba robando!” dice uno de ellos.
Andrés se puso rojo de furia y se levantó de su sillón, mientras Rafael palidecía.
“Llévenla al sótano y entréguenla al Monje… ya decidiremos qué hacer…” dice con expresión sombría.
“Andrés, ehh… no sé qué decir, nunca hubiese imaginado que mi esposa fuese capaz de robarte!” exclama Rafael más que preocupado.
“No te angusties Rafael, estoy seguro que tú no tienes nada que ver con esto, pero comprenderás que debo tomar medidas drásticas… Tendré que consultar con el Supremo…”
“¿El Supremo? ¿Qué supremo?” pregunta Rafael, todavía un poco preocupado.
“El jefe supremo amigo, el único que está por encima de mí en la cadena de jerarquías. Él decidirá exactamente qué deberemos hacer con tu mujer, ¿o mejor ya debería decir tu ex-mujer?
“Por mí la pueden torturar y cortarla en pedacitos!” le contesta Rafael, ansioso por despegarse de la acciones de Isabela.
Los hombres ya se habían llevado a la mujer, y se hizo un silencio sepulcral en la terraza.
“Tendremos que interrumpir nuestra agradable charla amigos. Ustedes vayan a buscar a los niños y llévenlos a dormir. Yo me tendré que ocupar de este asunto. Será una larga noche.”
Saliendo de la terraza Andrés se acerca a mí y me pide que me haga cargo de Valentina,
“Sé que tú la cuidarás bien”, me dice guiñándome un ojo. “Yo debo ir al sótano para resolver la situación.”
Otro de los sirvientes, nos lleva a la piscina climatizada, donde mis hijos, junto con Carla y Valentina, están divirtiéndose, jugando todos desnuditos en el agua tibia. Los dos hombres que los vigilan, también desnudos, están ambos al palo, con las vergas en la mano, pajeándose de lo lindo mientras miran a los chicos jugar.
“Chicos, salgan del agua! Hora de dormir!” les dice Pablo, y luego nos los llevamos, dejando a los dos hombres con las ganas.
Yo me llevo a Valentina y Sebastián a mi cuarto, luego de secarlos con un gran toallón.
Pablo se lleva a Carlita, y Rafael toma de la mano a mi hija, ¡claramente excitado con la idea de disfrutarla toda la noche!
Ni bien entramos a mi habitación, Seba ya está acariciando a la nena, que se deja hacer gustosamente, mientras yo me voy desnudando, listo para gozar de ambas criaturitas.
Me echo sobre la cama con la verga parada apuntando al techo y observo con placer, cómo los niños siguen de pie junto a la puerta, la verga del nene ya bien paradita, apoyada sobre el vientre suave de la niña, mientras intercambian besos con esas lengüitas divinas que tanto me excitan.
Los llamo para que se suban a la cama, y les dejo que se sigan tocando, mientras apoyo mi verga contra el culito de Seba y me preparo para cogérmelo, ¡ya habrá tiempo para la nena!
En la habitación de Rafael, mi hija Verito le está chupando la pija al hombre, que le acaricia la cabecita mientras le dice morbosidades.
Pablo por su parte tiene a Carla desparramada sobre la cama y le está pasando la lengua por todas partes, re-caliente con la nena, que mientras se va excitando, le pide a mi amigo, que la haga modelo como Verito, que ella también quiere ser fotografiada y filmada.
En las tres habitaciones resuenan gemidos de placer, un placer prohibido que en la isla podemos gozar libremente.
Mientras tanto, en el frío sótano, que parece una cámara de torturas de la época medieval, Andrés se comunica por su celular de alta seguridad, con su jefe, el “supremo”, y le cuenta lo ocurrido.
La mujer adulta está desnuda, sus tetas y su concha al aire, atada a una cruz en X, y Michelle, la pequeña, también está allí atada sobre una mesa de madera.
El jefe de Andrés se pone furioso al escuchar la noticia y le ordena que deje a la mujer en manos del sádico monje, y que no salga viva de allí. Además le exige prueba de que sus órdenes se han cumplido, ¡quiere una filmación de todo!
Un rato más tarde, mientras el monje comienza a flagelar a Isabela, Andrés sube a las habitaciones en busca de Pablo.
Entra a su habitación sin tocar a la puerta y lo encuentra con la verga clavada en el culito de Carla, que gime gozando como buena putita que ya es.
“Pablo, deja esta nena para después, necesito que bajes al sótano y filmes algo.” le dice con aire de misterio.
Pablo, con dificultad, saca su pedazo de carne del ano de la chiquita, y los dos se bajan de la cama como pueden. Andrés los lleva a ambos a la habitación de Rafael, y entran todos justo cuando Vero con su boca y su lengüita le está haciendo brotar el semen al hombre que gime de placer como un poseído!
Andrés, sin prestar mucha atención a la escena, le pregunta dónde está el documento de identidad de Isabela. Rafael le indica el lugar entre jadeos, con la verga dentro de la boca de mi hija, que con gusto se está tragando todo el semen calentito.
“Te dejamos a Carla, para que te sientas más acompañado…. Nos llevamos el documento” le dice apresuradamente.
Rafael se queda, de lo más complacido con las dos niñas, mientras Pablo y Andrés bajan nuevamente al sótano con el referido carnet de identidad.
Pablo recibe la misión del filmar todo lo que hace el Monje, para que quede documentado, para ser enviado al supremo, la tortura que sufrirá la mujer.
Un par de horas después, mientras Andrés eyacula sobre el cuerpito de Michelle y Pablo sigue filmando, el Monje, excitado al extremo, hunde un puñal de ceremonias en el pecho de Isabela, atravesándole el corazón.
“Puedes dejar de filmar Pablo… esto le bastará al Supremo para saber que cumplimos con sus órdenes. Y así no tendremos problemas.”
Pablo apaga la cámara y se deja caer sobre una silla, aturdido y sobrepasado por los hechos.
Nunca hubiese imaginado mi amigo que tendría que filmar algo así, ¡nunca en toda su vida!
Andrés lo nota comprensiblemente perturbado.
“Era necesario hacer esto Pablo… no es nuestra culpa que Isabela fuese ladrona y traidora. Nos hubiese puesto en peligro a todos, sin la menor duda.” le dice para calmarlo.
Entonces, mientras el Monje y otro hombre se llevan el cuerpo inerme, se escucha una vocecita.
“Papi…. papi, te prometo que voy a ser buena, te lo prometo…” musita Michelle mirando a su papá y asustada por lo que acaba de ver.
“Bueno mi amor, bueno…. “ le contesta el padre, pasando un dedo sobre su propio semen todavía tibio, esparcido sobre el vientre de la nena.
“Pablo, volvamos a las habitaciones, necesitamos algo que nos haga olvidar todo esto!” exclama.
Así fue que Andrés se llevó a Michelle, y Pablo le pidió si le podía acompañar, de manera que ambos hombres pasaron el resto de la noche con la niña de seis años. Bañadita y perfumada, la acariciaron buscando consolarla, y la nena pareció ahora sí dispuesta a satisfacer los bajos instintos de los hombres…. Nunca había sido penetrada, ni lo sería aquella noche, pero se dejó acariciar y tocar con gusto…. ¡ya había una nueva trolita en la mansión!
A la mañana siguiente, el jet privado volvió a aterrizar en la isla. El piloto descendió por la escalerilla, y detrás de él una hermosa mujer de unos treinta años y una muchachita que parecía tener diez u once….
Continuará
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