Mi Amigo el Productor – Capítulo 14
El peligro desaparece, al menos por ahora..
Nos quedamos todos atónitos y como petrificados al ver que se llevaban al monje, pero pronto reaccionamos y el primero en hablar fue Andrés:
“Esto puede ser algo bueno… sí! O puede ser todo lo contrario.” dijo pensativamente dirigiéndose a Pablo, mientras Rafael y yo nos acercábamos para tratar de entender qué había sido todo esto.
“Vayamos a reunirnos en mi oficina… y voy a llamar a Jim, el jefe de seguridad, para que participe también.” nos dijo con cierta expresión preocupada. Luego le pidió a su hermana Gabriela que se ocupara de los niños y los preparase para un día de playa.
Unos minutos más tarde estábamos reunidos en su oficina los cinco hombres, con la puerta bien cerrada para no ser interrumpidos.
“Que hayan enviado un helicóptero para llevarse al monje no necesariamente significa que nos hayamos librado de él…” empezó diciendo Andrés.
“Pero, ¿por qué? El video tiene que haber convencido a tu jefe que Rasputín es un traidor!” replicó Pablo, quien confiaba ciegamente en el trabajo que había hecho adulterando la filmación de aquella noche terrorífica en el sótano.
“No digo que el video no sea casi perfecto Pablo. Pero lo que me temo es que el monje logre convencer al jefe de que es todo una trampa, que el video ha sido adulterado y que entonces traten de tomar venganza contra todos nosotros
Esto puede ser el comienzo de una guerra interna en la organización, y no quisiera verlos a ustedes envueltos en esto. Pero claro, ustedes tampoco pueden volver a su vida anterior, ¿cierto? Recuerden que estaban a punto de sufrir una redada.”
Todos asentimos recordando ese ‘detalle’, y nos comprometimos a sostener a Andrés de la forma que pudiésemos.
Luego, Andrés se dirigió a Jim, jefe de la seguridad en la isla, un hombre con una vasta experiencia y veterano de los servicios de seguridad de una gran potencia:
“Jim, quiero que dupliques los turnos de guardia y que tus hombres patrullen fuertemente armados toda la isla. En especial las playas.” le ordenó en un tono muy serio.
Rafael y yo nos miramos por un momento. Nos sentíamos un tanto apabullados por la situación y un poco temerosos, pero pronto nos convencimos que con la guardia en alto, nada malo podría ocurrirnos en la isla.
“Bueno pues, vamos a pasar un día entero en la playa… disfrutemos de este momento, dijo Andrés,” ahora pensando en cosas más placenteras y tratando de cambiar el clima de la reunión.
“Tenía planeado para hoy sesiones de fotos y video individuales y con todo el grupo, Andrés. ¿Tal vez mi primera modelito hoy podría ser tu hija Valentina? Es preciosa tu niña…” le dice Pablo con una mirada libidinosa y siempre pensando en las deliciosas criaturitas.
Andrés se sonríe y accede al pedido de Pablo. Todos salimos de la oficina y vamos a cambiarnos y estar todos en traje de baño para ir a la playa.
Un rato más tarde llegamos allí, y ya estaban junto al mar Gabriela junto con su hija Laurita y las demás niñas… más Sebastián por supuesto. Las excitantes niñas y el niño corrían y retozaban a la orilla del agua. Gabriela había asumido el papel de una madre, cuidando de todas, un instinto maternal que le nacía naturalmente.
Los sirvientes africanos habían colocado un gran gazebo o carpa sobre la arena para darnos buena sombra. También habían llevado frutas y bebidas en gran cantidad para consumir por la mañana. Las comodidades incluían sillas de lona, reposeras, y algunas mesitas de mimbre para servirse de comer.
Pablo, por su parte, y como siempre hacía, había traído sus equipos de fotografía y video, no dejando nunca de lado su vocación de productor de material erótico.
Andrés fue a buscar a Valentina, esa preciosura de 7 añitos, y la trajo hacia el gazebo, mientras Gabriela se llevaba a los demás niños a jugar junto al mar pero un poco más lejos, a unos cien metros de nosotros, para permitir que Pablo trabajara tranquilo.
Andrés alzó en sus brazos a la niña y la trajo hasta donde estábamos lo hombres, ya cómodamente reclinados sobre unas reposeras y ansiosos por ver a Pablo fotografiando a Valentina.
“Mi amor, ¿te gustaría ser una modelito, como Verónica y su hermanito?” le pregunta el papá, mientras se acomoda en otra reposera y sienta a la niña sobre sus rodillas.
“¡Claro papi! Yo quiero ser como Vero y que me tomen muchas fotos!” exclamó ella, mostrando claramente su natural instinto de exhibirse, mientras sonreía pícaramente.
“Bueno, entonces ahora vas con Pablo y él te indicará todo lo que tienes que hacer, mientras nosotros miramos….” le dice él saboreando ya lo que seguramente habría de venir.
La niña tiene puesta una diminuta bikini y ya, así como está, se la ve extremadamente sexy. Pablo le dice alguna broma o algo que la hace reír. Están a pocos pasos de nosotros y hay una alfombra persa sobre la arena, donde Pablo le toma las primeras fotos a Valentina.
Al igual que con todas las niñas que se prestaban a esto, las primeras tomas fueron cándidas. Luego se fueron tornando más sugestivas, básicamente por las poses y el lenguaje corporal que Pablo iba enseñándole a la chiquilla.
Rafael miraba con mucho deseo a la pequeña y ya pude yo notar claramente el bulto bajo su traje de baño.
En este caso, con Valentina, Pablo le hizo quitarse poco a poco la parte de abajo de la bikini, quedando la niña, luego de varias tomas, toda desnudita pero aun con el top del bikini puesto. Así posó la nena sobre la alfombra, de pie, acostada de lado, también boca abajo con el culito levantado, y de espaldas con las piernitas abiertas… ¡se la veía muy provocativa y se le veía bien ano cerradito y esa concha de nena, suave como la seda! Pablo le tomó varias fotos de primer plano, bien de cerca de sus agujeritos…. esos que teníamos ganas de usar para el placer masculino.
A esta altura los tres hombres que tan solo mirábamos ya estábamos todos al palo por la calentura que nos provocaba poder observar tan de cerca una sesión de fotos eróticas de esta clase especial!
La magia de Pablo, haciendo posar a la niña como si fuese una perra adulta ninfómana, causó en nosotros el efecto buscado por el fotógrafo, y fue Rafael el primero en quitarse el short de baño para, con su polla bien parada en la mano, pajearse a gusto mirando a la preciosa chiquilla! Yo me metí la mano bajo el slip de baño para tocarme la verga y darme placer, y Andrés estaba a punto de hacer algo parecido cuando de pronto llegó corriendo Verito, riendo y se sentó sobre mis piernas sin prestar atención ni a Pablo ni a Valentina, sino con su carita frente a la mía. Acercó su boca a mi oído para decirme algo en secreto:
“Paa…. ¿me puedo sentar a ver lo que hace Pablo, pero no arriba tuyo, sino con el señor Andrés?” me pregunta mi hija, seguramente recordando que Andrés era su admirador secreto, y la persona que nos invitó a esta isla divina!
“Sí mi amor… si él quiere podés ir….” Empiezo a decirle, pero no puedo terminar porque ella enseguida se baja de mis rodillas y se pone de pie junto a la reposera de Andrés.
Él me mira por un momento y yo le guiño el ojo en señal de aprobación.
Él la toma suavemente por su delgada cintura y Vero se sienta sobre sus piernas, de espaldas a él, con sus nalguitas apoyadas contra el vientre de Andrés. Claramente por su cabecita se ha cruzado la idea de provocarle.
Mientras tanto la sesión de fotos continúa, y Pablo hace que Valentina se quite por fin lentamente el top del bikini, como si fuese una mujer adulta que va a enseñar sus grandes pechos pero que se hace desear, sólo que aquí lo único que vamos a ver es un tierno y suave pechito de niña con dos lindos pezoncitos que lo adornan… Esto, para algunos hombres como nosotros, resultaba más excitante que ver dos tetas grandes colgando, tal vez un poco caídas, o claramente con señales de contener implantes de siliconas! Preferíamos nosotros esta belleza natural y candorosa, esta piel perfecta sin un gramo de celulitis, y esa conchita al aire, sin pelos que taparan sus labios y esa rica rajita apenas entreabierta.
Yo también me bajo el slip de baño hasta los tobillos para pajearme a gusto como lo está haciendo Rafael, y cuando miro al costado lo veo a Andrés, hablándole al oído a mi nena y acariciándole entre las piernas sobre la tela del bikini! Ella tiene una expresión de placer en su bella carita, seguramente halagada por vaya a saber qué cosas le estará diciendo su admirador, quien ya la está tocando cada vez con más ganas.
“Andrés…. ¿por qué no te llevas a Verónica a algún lugar privado o escondido de la playa? Estoy seguro que a ella le gustará eso…” le digo, mientras mi hija me mira a los ojos, la boquita entreabierta pero no dice nada; la forma en que menea su colita sobre sobre las rodillas del hombre ya me lo dice todo!
Andrés me mira con cara de agradecimiento, y se lleva a Verito de la mano. Caminan como dos enamorados. Avanzan unos metros y luego él se da vuelta y mirándonos a los tres, dice:
“Ustedes ocúpense de Valentina… manejen con cuidado la mercadería…” dice casi jocosamente, sabiendo muy bien que no podremos resistir la tentación con esa niña ya completamente desnuda y posando impúdicamente para nosotros.
Al mismo tiempo, con Valentina ya toda desnuda Pablo nos pide a Rafael y a mí que participemos en la sesión de fotos con la nena. Entonces siguen fotos de ella haciendo como que trata de seducirnos a ambos hombres, lo que finalmente logra. Es como una actuación en cuadros quietos. Pero pronto el asunto ya de actuación no tiene nada, porque la excitación que tenemos Rafael y yo, ya no es un juego y nada la puede parar, nada salvo disfrutar de la chica!
Pablo ahora comienza a filmarnos. Valentina está subida sobre las piernas de Rafael, ambos ya completamente desnudos, y la polla de Rafael, toda erecta, entre las piernas abiertas de la chiquilla. La niña pone sus manos sobre el pecho del hombre acariciándole y se dedica a besarle en la boca, usando mucho su lengüita, como Pablo le indica, cuando él comienza a meterle el falo poco a poco por la conchita rosada y húmeda! En menos de un minuto ya tiene la polla clavada hasta la mitad en ese coñito delicioso, y trata de no metérsela hasta los huevos, a fondo, lo cual le cuesta bastante trabajo… le cuesta controlarse! Valentina arquea su cuerpito hacia atrás al sentir como se la está metiendo!
Yo me pongo de pie junto a ellos, que están cogiendo sobre la reposera y mi verga queda a la altura de la carita de ella que sigue dándole su lengüita a Rafa. La tomo de su mejilla con una mano, y suavemente le giro la carita hacia mí, para que me chupe la pija. Valentina entiende enseguida, y montada, casi como ensartada en la polla de mi amigo, me da una deliciosa mamada! Pablo no puede más y deja de filmar para pararse del otro lado de la reposera y comenzar a pajearse sobre la cabecita de Valentina, frotando su verga sobre el cabello de la niña!
El primer hombre en eyacular fue Rafa, que seguía con la verga dentro de esa rajita caliente aunque sólo hasta la mitad. Al rato, entre jadeos de placer, él le llenó la pequeña vagina de semen, que luego comenzó a escurrir hacia abajo hasta deslizarse por los huevos del hombre y caer sobre la tela de la reposera! Tal era la cantidad de esperma que le había brotado!
Estimulados por el orgasmo de nuestro amigo, yo comencé a deslecharme dentro de esa boca calentita y Pablo le derramaba semen cobre el cabello, salpicándola por todas partes, y le caía el líquido blanquecino y viscoso a la nena sobre la frente, los ojos y la naricita!
La disfrutamos como locos, y sin hacerle ningún daño!
Ella cerró los ojitos, porque el semen de Pablo le daba picazón. Yo saqué la pija de su boquita y llamé a uno de los sirvientes para pedirle un jarrón de agua dulce y lavarle el pelo y la carita.
Un rato después la niña estaba limpia, como si nada hubiese pasado, y salió corriendo, toda desnudita, a reunirse con Gabriela y los demás niños que estaban a una distancia. Se fue corriendo feliz, como si nada hubiese pasado, dejándonos a los tres hombres atónitos y sorprendidos, sintiéndonos satisfechos y felices.
Los tres nos metimos al mar entonces para limpiarnos y relajarnos…..
Mientras todo esto sucedía, Andrés se había llevado a mi hija hasta detrás de unas dunas, no muy lejos de allí. Él estaba en traje de baño, y ella llevaba puesta una diminuta bikini de color blanco.
Se acostaron sobre la arena caliente. Él con la espalda sobre la pendiente suave de la duna, y Verito de inmediato se montó a horcajadas sobre el cuerpo de su gran admirador. La piernitas bien abiertas, y enseguida comenzaron a los besos!
Entre beso y beso, empezaron a conversar, mientras cada vez la excitación sexual crecía más y más.
“Señor Andrés? Le gustaban mucho mis fotos, pero digo…. esas primeras fotos donde estaba toda vestida?” le pregunta ella candorosamente, mientras él le desprende la tirita de tela del top, por detrás de la espalda y deja caer el mismo, quedando desnudo el pechito de mi nena, con esos pezoncitos divinos al aire.
“Sí hermosa! Me encantaban! Me fijaba más que nada en tu carita divina, esos ojos preciosos, tu cabello tan suelto y hermoso! Eres bellísima Verónica! Pero, por favor, no me digas más ‘señor’, ¿vale?” le dice, y ya se le está por salir la verga por fuera del traje de baño, mientras comienza a frotarse contra el pubis angelical de ella. Hombre y niña restregando sus partes genitales, uno contra el otro, solo separados por un poco de tela!
“Jiji! Bueno…. y tenías muchas ganas de verme sin la ropa?”
“Por supuesto que sí! Por eso le pedí a Pablo más fotos tuyas, pero toda desnuda… esas de la casona derruida… las recuerdas? Quería ver cada rinconcito de tu cuerpo, imaginarme cosas…” le decía él morbosamente.
Ella asintió con la cabecita, sin decir palabra. Andrés la acostó sobre su cuerpo velludo y musculoso, y con un solo movimiento bajó ambas manos y con los pulgares enganchó por los lados, tanto su traje de baño como el bikini de mi hija, y los bajó, bajó ambas prendas hasta las rodillas de los dos. La verga, dura como piedra, ahora apoyada sobre el vientre suave de la niña, lista para cumplir su sueño, lista para metérsela y gozarla!
Ella, ya no le hacía más preguntas, y solo se dejaba manejar por ese hombre fuerte y poderoso, el dueño de la isla.
Él la giro, poniéndola debajo.
Ella, como hembra adulta, abrió bien sus piernas ofreciéndo la conchita rosada y ya húmeda para el placer.
Andrés se la hundió lentamente, pero lentamente hasta los testículos! Toda entera se la enterró, mientras disfrutaba de los gemiditos, mitad de placer y mitad de dolor, por el tamaño de esa verga.
Andrés se estuvo cogiendo a mi hija por un largo rato, demorando el orgasmo, gozándola, manoseándola, pasando su boca por el cuerpito desnudo de ella, como queriendo devorarla… la lengua por los pezones que se le ponían duritos, y mientras a cada rato le hablaba morbosidades mezcladas con palabras de amor al oído! Y cuando giraban sobre la arena y la tenía encima, aprovechaba para estimularle con ganas el culito, metiendo apenas un dedo para calentarla.
Finalmente le acabó dentro de la rajita, todo el esperma calentito ahí, bien al fondo! Total, a esa edad no había ningún riesgo de embarazarla… faltaban un par de años o más para empezar a preocuparse por eso.
Se giró, quedando ella sobre el cuerpo de él, mientras se la pasaron un largo rato, haciéndose mimos y hablando, más que nada de lo rico que la estaban pasando con todos los demás niños y adultos en la isla.
Volvieron con todo el grupo cerca del mediodía. Ellos, ambos con sus trajes de baño puestos. Al llegar, se estaba preparando un almuerzo bajo el gran gazebo y todos les recibieron, mirándoles con una pícara sonrisa.
Pasamos el resto del día descansando en la playa, a la sombra de los gazebos, luego paseando por la arena, o cerca de las rocas junto el acantilado. Pablo tomaba fotos de todo el grupo, a veces las niñas solas, a veces con Gabriela, la única mujer adulta en la isla, a veces mezcladas las crías con los hombres, aunque casi todas las fotos fueron candorosas, algunas pocas fueron bastante sugerentes, como preparando sets de fotos que presagiaran escenas candentes, esas escenas que ebullían en la mente calenturienta de Pablo!
Algunas, por ejemplo, mostraban a Gabriela, apoyada en una rocas con Sebastián, y apenas como por casualidad, pasando su mano sobre el vientre del niño, sobre la malla… como preparándose para seducirlo.
Hubo varias de las niñas sentadas sobre las piernas de los hombres, y de ellas jugueteando entre sí, hembritas con hembritas, simulando o dándose piquitos en los labios!
Pero, en resumen, todos se divertían mucho, y todo era risas y alegría.
Al llegar el atardecer, nos fuimos yendo hacia la casa. Verito y yo fuimos los últimos en dejar la playa. Subimos por la escalerilla que Andrés había hecho tallar sobre la roca del acantilado y llegamos arriba, al jardín frente a la casona.
“Papá! Me olvidé una pulsera en la arena! La tengo que buscar, ¡ahora vengo!” exclamó Verito, y antes que pudiera yo detenerla o contestarle, salió corriendo y bajó por el acantilado.
En ese momento volvimos a escuchar un sonido familiar, ¡un ruido fuerte y poderoso! Otra vez eran las aspas de un helicóptero, el mismo que había venido a la mañana, y se acercaba raudamente a baja altura, casi rozando las crestas de las olas!
Me invadió el temor y salí corriendo detrás de mi hija. Al llegar al borde del acantilado pude ver que la nave se había posado sobre la arena y uno de los hombres, había agarrado a mi hija y la estaba metiendo por la fuerza en la cabina, mientras ella pataleaba desesperadamente y pedía auxilio!
Me quedé petrificado, con los brazos extendidos como queriendo ayudarla desde lejos, mientras ella me buscaba con la mirada. Aparecieron los hombres de la seguridad llegando en un instante a mi lado, y a punto estuvieron de disparar con sus armas al helicóptero, pero Jim los detuvo al ver que Verónica estaba allí.
¡Y así se la llevaron! ¡La secuestraron frente a mis ojos, sin que yo pudiera salvarla! Caí de rodillas temblando. Sentí que era el fin del mundo!
Entonces escuché una voz…. era Andrés,
“Héctor! Héctor! Levántate, vamos, vamos! Que no podemos demorar un minuto, ¡hay que actuar ya mismo!”
Continuará.
Parece que a nadie le gustó. Bueno, se ve que la saga perdió interés. Voy a escribir el últimos capítulo entonces.