Mi Amigo el Productor – Capítulo 7
Reconciliación.
(Nota: todo lo que aquí se relata es fantasía y no tiene relación alguna con la realidad ni pasada ni presente ni futura.)
Teníamos un problema.
Mi hija estaba muy enojada y ofendida con Pablo. Cuando él se acercó al auto con una toallita húmeda y una crema para limpiarle y sanarle el culito ella le dice:
“¡Andate! ¡No te quiero más!” y le da vuelta la cara ofendida.
Rafael le pide la toalla y el pote de crema a Pablo, haciéndole una seña como que es mejor dejar que él se encargue. Resignado, Pablo se va para desarmar los equipos, etc.
Yo todavía tengo mi verga completamente metida dentro de la conchita de Carla. ¡Es un placer delicioso! Y se nota que la nena la sigue disfrutando también aunque de a poco se me va bajando la erección.
Rafael observa lleno de morbo la manera en que yo estoy gozando de su hija, cómo la tengo clavada y recorro con mis manos temblorosas su cuerpito desnudo. Él a su vez comienza con cuidado a limpiarle la colita a mi hija y ella, agradecida, se abraza a él.
Miro satisfecho y me dedico un poco más a Carla, besando y lamiendo su gargantita, que ella me ofrece echando su cabecita hacia atrás, como buscando sentir mi boca y mi lengua en esa parte de su cuerpo.
Después de humedecerle un poco entre las nalgas a mi hija, Rafael le seca con la misma toalla y empieza a pasarle esa crema curativa suavemente sobre el orificio abierto de su culito.
“No es nada serio preciosa, con esta cremita mañana ya te sentirás bien.” le dice cariñosamente. Ella le agradece con besos, buscando su boca, y entonces yo disfruto viendo a Vero besar en los labios al papá de Carla, mientras mi verga ya se va saliendo de la rajita de su nena.
Los besos entre Rafael y mi hija se ponen bastante candentes, ya que ella abre su boca y le entrega con ganas la lengüita caliente y juguetona a ese hombre, al papá de Carla. También busca con su manito esa verga ya fláccida y toda embadurnada de semen, y se la toca, le palpa el tronco y los huevos, como queriendo conocerla. ¡Se nota que le gustan las vergas aunque no estén paradas!
Entonces pienso que mi hija pronto se convertirá en una niña ninfómana, si es que no lo es ya.
“¡Todo listo! ¡Podemos irnos!” anuncia Pablo.
Nos vestimos y todos volvimos a nuestras casas después de haber pasado una experiencia inolvidable.
A la noche en casa, Vero se acostó sobre mi cama completamente desnuda. Al salir de la ducha la encontré así, en esa pose irresistible, los brazos hacia atrás, las piernas entreabiertas. Se la veía tan relajada, pero estaba como pensativa, dándome la imagen de una muchacha mayor, como de una adolescente mayor, para lo cual le faltaban varios años.
“Vení Paaaa… quiero un abracito.” me pide mimosamente.
Su cuerpo de niña era para mí como el jardín del edén y no me hice rogar. Acostándome a su lado, también completamente desnudo, apoyé mi cuerpo contra el suyo, acariciándola y besándola con dulzura….
Un poco de remordimiento sentía, recordando la forma en que permití que mi amigo se la cogiera por el culito, pero eran los negocios, era lo que el cliente había pedido, algo lo más parecido posible a un hombre tomando a una niña por la fuerza. Y eso había que darle, ya que pagaba mucho dinero por ello.
“¿Seguís enojada con Pablo?” le pregunto mientras la acaricio suavemente y empiezo a excitarme.
“Sí, porque me hizo doler! ¡Es malo!”
“Nooo, cosita linda, no es que Pablo sea malo. Él solamente lo hizo así porque fue lo que el cliente pidió, lo que pidió tu admirador secreto…”
Ella se encogió de hombros como si mucho no le importara…. Obviamente todo lo relativo al dinero y al negocio, no estaba en el radar de su joven cabecita.
Al rato se quedó dormida. Yo tenía la verga como mástil otra vez, pero me contuve, no quise volver a penetrarla, y mucho menos por su entradita trasera. Finalmente también me dormí, mientras pensaba y me preguntaba cuáles otras morbosidades nos iría a pedir en adelante este cliente tan adinerado y cuya identidad desconocía.
El día siguiente en el estudio fue algo atípico. Llegamos luego del mediodía. Vero parecía apática, sin ganas de posar para las cámaras. Era como si estas sesiones de fotos soft, con lindos vestiditos, etc, le resultaran aburridas.
Pablo ya había editado y enviado la producción de fotos y video del taller mecánico al cliente, y esperaba ansioso su reacción, ya que este hombre era una fuente muy importante de ingresos. Lo que no me contó mi amigo, y que luego me enteré al ver el video, fue que la escena, filmada por varias cámaras, incluía tomas de lo que Rafael y yo habíamos hecho con las nenas en el asiento trasero del auto! Varios minutos del video nos incluían a ambos padres gimiendo de placer, gozando sexualmente de nuestras hijas, o de la hija del otro también!
Viendo la actitud de Verónica, y aunque ella no le dirigía la palabra porque seguía enojada, Pablo decidió invitarla a pasear un rato por el centro comercial y hasta le prometió comprarle un regalo, o varios regalos.
Finalmente mi niñita aceptó de mala gana. Pasaron como cuatro horas hasta que volvieron.
Yo me entretuve mirando las sesiones de fotos de un par de chiquillas que Nadina estaba fotografiando, unas niñas hermosas que hacían volar mi imaginación. Una de doce años y la otra de diez, pero por supuesto las fotos eran completamente del tipo soft, nada comparable a lo que habíamos hecho con Vero.
Finalmente regresaron de su paseo Pablo y Verito. La expresión en la carita de mi hija había cambiado completamente y se la veía de buen humor, además de muy cariñosa con Pablo.
¡Se notaba que ya eran novios otra vez! Mejor así.
Más tarde mi amigo me contó lo que había ocurrido durante el paseo.
Me contó que durante el viaje en auto hasta el centro comercial ella directamente no le dirigió la palabra ni le contestó cuando él le hablaba.
Luego estuvieron paseando y mirando las vitrinas, y finalmente ella aceptó tomarle de la mano.
Él le compró una pulsera y aritos muy lindos, que ella miraba con deseo. Vero le agradeció con un besito en la mejilla.
Luego Pablo la invitó a comer un helado, ¡y la nena pasaba la lengua por la crema helada de una manera que a él le resulto totalmente provocativa!
Finalmente la invitó al cine, y entraron a mirar una peli de animación con esos anteojos para 3D. Durante la película Pablo sintió de golpe y con mucho placer la manito de Vero tímidamente subiendo por su pierna, buscando su ingle. Entonces él le hizo lo mismo, y aprovechando la pollerita corta de la nena, con su mano derecha le acarició el muslo suavecito, hacia arriba y pronto llegó a rozarle la rajita con los dedos…
Poco a poco se fueron reconciliando, el hombre y la niña, en la oscuridad, con tiernas caricias y algún beso disimulado. Ella mojándose la bombachita y él con una erección incontrolable. Antes de finalizar la película Pablo le había apartado la tela de la tanguita a un lado y con firmeza, pero asegurándose de no lastimarla, se dedicó a meterle un dedo en la rajita toda húmeda, una conchita que necesitaba ser llenada.
Ella, en agradecimiento, le acariciaba su gruesa y dura pija, bajándole y subiéndole la piel y pasándole los deditos juguetones por el glande… ya que él se la había sacado del pantalón, ¡y la tenía bien parada y al aire para que mi hija se la pudiera tocar!
Pero para frustración de ambos no pudieron llegar al clímax del placer, porque las luces se encendieron en cuanto finalizó la película…
Pablo se guardó la verga apresuradamente dentro de su pantalón y Vero se acomodó la pollerita, con la cara sonrosada y la respiración algo agitada.
Salieron del cine felices, y Pablo aprovechó el momento para pedirle perdón:
“Verito…. por favor me disculpas la forma en que te cogí sobre el auto anoche? ¡Fui muy bruto de mi parte y ahora me siento mal de haberte tratado así!” le dijo con sinceridad y en vos baja. “Prometo tratar de ser más cuidadoso… “ finalizó prometiendole, mientras caminaban saliendo del shopping hacia el estacionamiento.
“Está bien Pablo, te perdono…. Papá me explicó que el cliente quería verme así, quería ver un hombre violándome. ¿Así se dice? Ya no estoy enojada contigo… ahora te quiero de nuevo!” le dijo ella candorosamente.
Luego que mi amigo me contó todo esto yo me sentí aliviado de que la situación se hubiese aclarado, y le sugerí a Pablo que la próxima escena fuerte que nos pidieran con Verito, que le avisáramos a la niña de qué se trataba con anticipación. Y así quedamos de acuerdo los dos.
Para celebrar que todo estaba bien nuevamente, fuimos a cenar algo los tres juntos. Fue durante la cena que Pablo recibió en su mensajería por celular un nuevo pedido del admirador secreto de Verito.
“¡Ay ay ay!” exclamó de pronto al leer el mensaje.
“¿Qué pasa Pablo?
“Es el admirador secreto de nuestra niña otra vez. Le encantó todo lo del taller, las fotos y el video, y ahora pida otra cosa…” dijo, mirándonos a Vero y a mí alternativamente.
“¿Y ahora qué pide Pablo?” le pregunta Vero un poco inquieta, temiendo algo parecido o peor que el último video.
“Quiere verte cogiendo con otro niño… un varoncito de unos once años.” le dice, para tranquilidad de ambos.
Vero sonrió de gusto al escuchar de qué se trataba.
“Vas a sentir por primera vez una pijita de nene adentro de tu conchita mi amor.” le susurro yo al oído mientras ella se sonroja.
“Va a ser algo excitante de filmar Héctor. El tema es dónde conseguir un chico de esa edad. De esa edad pero que ya se le pare bien la verga, que se la pueda coger bien a Verito. Y, según pide el cliente, tiene que ser un niño hermoso, parecido a ella, que parezca su hermano….
“O sea, ¿quiere una fantasía de incesto entre hermanitos?” le pregunto yo.
“Sí, exactamente eso, y con sonido, con diálogos, que dure no menos de 45 minutos…”
“¡Cuántas pretensiones!” exclamo sin pensar.
“Héctor…. nos pagará por este film el doble que por el anterior. Cincuenta mil dólares de los cuales te daré la mitad!” me dice Pablo un poco reprochando mi comentario.
Vero nos mira a los dos con ojitos asombrados. No puede creer que por verla a ella teniendo sexo con un niño haya alguien dispuesto a pagar tanto dinero.
“Antes de contestarle, debemos conseguir un chico así…” me dice Pablo, mientras le escribe al cliente que le contestará en dos o tres días.
Luego se queda pensativo y finalmente me dice:
“Se me ocurre una idea. Hace dos semanas hubo un terrible terremoto en ese país del Caribe. Hubo miles de muertos… Tengo información que muchos niños y niñas han quedado huérfanos, y no será difícil adoptar uno, asegurándonos que sea apto para lo que estamos buscando.
“¿Tú vas a adoptar un niño?” le pregunto con incredulidad.
“No amigo, yo no. Tú podrás adoptar algún lindo jovencito, un hermanito para Vero.” me dice sonriendo.
“Sí sí! ¡Yo quiere un hermanito Pa!” me dice Vero entusiasmada.
Lo que siguió fue todo muy apresurado, vertiginoso.
Llamé a Rafael y le pedí si como un favor Verito se podía alojar en su casa por unos días, ya que yo debía viajar y no podía llevarla conmigo. Rafael aceptó más que de buena gana. Aunque Vero quería venir con nosotros, sabíamos que estábamos yendo a un lugar bastante peligroso y era arriesgado llevarla.
Esa noche, en la cama, mientras disfrutábamos el uno del otro, Vero me insistió mucho en cómo quería que fuese su futuro hermanito. Se notaba que la idea la tenía excitada. Yo prometí conseguirle un lindo chico, uno que nos gustara a los dos… ¡y esa idea me provocó el tremendo orgasmo con el que le llené la vaginita esa noche!
A media mañana del día siguiente dejé a mi hija por la casa de Rafael. Me recibió su esposa, Isabel. La atractiva mujer se veía muy feliz de alojar a Vero por unos días, y noté que la miraba de esa forma especial que yo ya reconocía! Y ni hablar de Carla, que saltó de alegría al ver llegar a su amiguita con un bolso de ropa para dos o tres días.
Luego me fui a buscar a Pablo y nos dirigimos al aeropuerto.
Durante el vuelo, que duró más de una hora, los dos estuvimos charlando sobre lo que estábamos buscando: color de cabello, estatura, color de ojos, contextura física, tamaño de su pene, etc… también estuvimos de acuerdo que debía ser un niño educado, en lo posible de una familia acomodada que hubiese perecido en el terremoto.
Al llegar al destino, nos alojamos en uno de los pocos hoteles que no habían sido destruidos por la furia de la naturaleza, y luego nos dirigimos a las oficinas del juez de paz.
Todo fue bastante sencillo, demasiado se podría decir.
El juez escuchó nuestro pedido y, considerándonos hombres de bien, redactó una nota y nos envió a una instalación cercana donde se daba refugio a los niños y niñas que habían quedado huérfanos.
El lugar era desagradable, casi inmundo… los niños dormían sobre camastros sin sábanas ni frazadas, y se los veía sucios y mal alimentados.
La encargada del lugar, revisó la nota escrita por el juez y nos permitió pasar sin más trámites.
Caminamos por las habitaciones y el patio, hasta que vimos un niño que nos pareció precisamente lo que estábamos buscando. El jovencito estaba sentado sobre el borde de una de esas camas miserables, cabizbajo, con la cabecita entre sus manos, tal vez llorando. No lo sabíamos bien.
Nos sentamos una a cada lado y yo le levanté la cara con una mano bajo su mentón.
Era un niño precioso de ojos claros y cabello castaño, lacio y algo largo, que le llegaba casi hasta los hombros.
“Hola amiguito!” le dije, “¿cuál es tu nombre? Yo soy Héctor y este es mi amigo Pablo.
“Me llamo Sebastián…” nos dice con voz queda, mientras nos mira con curiosidad, y algunas lágrimas le caen por sus hermosas mejillas.
Poco a poco fue tomando confianza y nos contó que toda su familia había muerto cuando la casa se desplomó como castillo de naipes, y que él se había salvado por estar jugando en el jardín durante el peor momento del terremoto.
Yo le expliqué que buscaba adoptar un niño, que había enviudado y que tenía una hija de nueve años, una niña que quería tener un hermanito. Que vivíamos en una gran ciudad y que nada le faltaría si aceptaba que yo fuese su nuevo papá.
Sebastián apenas esbozó una sonrisa pero aceptó y fuimos a hablar con la encargada del lugar.
“Pueden llevárselo a su hotel si quieren, pero no podrán salir del país hasta que el Juez le firme los papeles de adopción.” me explicó de mala gana la mujer.
“Perfecto, nos llevamos a Sebastián ahora y mañana lo llevaremos al juez…” le dije a la mujer, y nos llevamos al chico, que no tenía ninguna posesión, solamente la ropa que llevaba puesta.
Ya en la calle, Sebastián se tomó de nuestras manos, como temeroso o buscando protección, tal vez traumatizado por la terrible experiencia vivida.
Ya eran como las seis de la tarde. Lo llevamos al hotel y a nuestra habitación.
“Sebastián acá tenés nueva ropa que compramos para ti antes de venir. Pégate un baño y te pones esta ropa. Luego iremos a comer algo.” Le dije, y el chico me sonrió por primera vez. Tenía una sonrisa hermosa! Este chico era casi tan lindo como una niña…. Seba se metió al baño mientras Pablo y yo lo mirábamos complacidos.
“¿Te gusta el nene?” le pregunto a mi amigo, y el asiente.
“Me gusta mucho…” me dice él, “después de darle de comer, esta noche vamos a tener que probarlo, averiguar si nos sirve.”
“¿Y cómo se te ocurre que hagamos eso?” le pregunto.
“Será fácil… primero veremos cómo reacciona si le mostramos algunas de las fotos especiales de Verito…”
“Parece buena idea!”
“Y eso nos dará pie para poder conocerlo más íntimamente…” agrega Pablo con una mirada cómplice.
Sebastián salió del baño al rato y estaba hermoso, con el cabello limpio y mojado, en su cara se notaba que de a poco se iba reconciliando con la vida.
Lo llevamos a comer al restaurant del hotel. Un edificio moderno y antisísmico que por eso mismo había resistido a la catástrofe.
Yo comencé a llamarlo con el diminutivo Seba, lo que a él pareció agradarle. Preguntó varias veces por mi hija, o sea su futura hermanita, y yo le prometí que luego le mostraría fotos de ella.
Comió con muchas ganas el pobrecito y le pedimos las cosas más ricas que había en el menú.
Ya era tarde en la habitación cuando nos preparamos para dormir. Solamente había una cama matrimonial en el cuarto y un sillón bastante cómodo. Era la única habitación que habíamos podido conseguir
Hacía calor y no funcionaba el aire acondicionado por las restricciones de consumo debido a la catástrofe.
Pablo y yo nos quedamos solamente en ropa interior, en boxers, y el chico nos imitó.
Lo invité a sentarse conmigo sobre el sillón para mostrarle las fotos de su hermanita. Pablo se sentó también quedando Sebi entre nosotros dos.
Primero le mostré en mi celular fotos de Verónica vestida, sonriendo, jugando, etc. Luego posando en fotos soft del estudio
“¿Ella será mi nueva hermana? ¿Es modelo de ropa de niñas?” preguntó Seba, contento al ver lo linda que era.
“Sí ella es Verónica, te vas a llevar de maravilla con ella… Sebastián, a tí te gustan las niñas, ¿verdad?
El asintió de una manera encantadora.
“¿Te gustaría verla a tu hermana sin ropa, toda desnudita?” le pregunté sin vueltas yt guiñándole un ojo. El niño se sonrojó inquieto, pero movió la cabecita en ademán afirmativo.
Mientras yo comenzaba a mostrarle las fotos provocativas de Verito en la casa abandonada, Pablo puso una mano sobre una pierna del niño acariciándosela de la rodilla hacia arriba, mientras yo le acariciaba el cabello…
Fue fácil notar que su pequeña verga se le había parado debajo del bóxer al niño. Sus ojos tan dulces estaban bien abiertos mirando asombrados las fotos atrevidas de su futura hermanita, mirándola mostrar desvergonzadamente su cuerpito desnudo, sin esconder nada!
Deseos morbosos comenzaron a apoderarse de Pablo y de mí, ¡y muy pronto los dos hombres adultos estábamos excitados, nuestras vergas bien erectas. Teníamos ganas de coger, necesidad de sentir placer, placer ya y en esa misma habitación!
Continuará
Muy bueno, cada vez mejor la trama👍 cuenta como quedo el culito del peque, lleno de la leche de ustedes…
Estaba esperando con ansias la continuación, valió la pena
Dios! Como me pone tu relato! Quiero leer masssss