Mi Amigo el Productor – Capitulo Final
Un rescate y una nueva vida.
Capitulo Final
Andrés me levantó tomándome de las axilas y me sacudió para hacerme reaccionar. Enseguida tomó su radio y llamó a Jim. Se armó un gran revuelo a nuestro alrededor mientras caminábamos hacia el otro extremo de la isla. Pronto llegamos a unos densos matorrales, al mismo tiempo que llegaban corriendo Jim y cuatro hombres más. Entre esos matorrales, y muy bien escondido, había un planchón de metal de unos dos metros por uno y medio, tapado de paja. Andrés lo tomó de una manija al extremo y lo corrió hacia atrás como por unos rieles! Se trataba de la entrada oculta a algún lugar!
“Qué es esto Andrés?” le pregunté sorprendido.
“Esta es nuestra base secreta, lo que queda de antiguas instalaciones de la época soviética, lugares secretos de los tiempos de la guerra fría…. Ven, sígueme!”
Bajamos por una escalera de cemento, había unas pocas bombillas de luz y bajamos bastante, más de 20 o 30 metros de profundidad sin duda.
Entonces se abrió ante mis ojos una especie de caverna, una instalación militar pequeña, secreta. Y en el medio de este lugar había agua y lo que fue más increíble de ver, lo que parecía ser un pequeño submarino de unos 10 metros de largo, flotando en el medio.
“El agua del mar, llega hasta aquí, ¿ves Héctor? Ingresa por un túnel, mitad natural y mitad fabricado. Este submarino es de fabricación belga, lo compré hace un par de años y lo vamos a usar para rescatar a tu hija.
Yo lo miraba con ojos asombrados mientras los hombres se preparaban. Jim se acercó a mí,
“Señor Héctor… nos vamos cinco en esta nave, y vamos a regresar siendo seis. Vamos a traer a la niña sana y salva! Se lo juro!” exclamó.
El pequeño submarino despareció bajo el agua y pasaron casi dos horas de extrema angustia mientras esperábamos con Andrés, Pablo y Rafael a que los hombres volvieran… y que nos trajeran a Verito.
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Mientras nosotros esperábamos, ellos navegaron a poca profundida hacia la costa de la parte continental, y llegaron cerca del lugar donde se erguía el cuartel central. Una gran casa construida sobre un promotorio de rocas. Ya era de noche. Jim conocía el lugar a la perfección, puesto que había estado prestando servicios allí por algunos años. Sabía que también había un túnel desde el mar que llevaba a otra cueva, formaciones naturales que eran bastante comunes en esa parte del mundo. Pero este túnel submarino era angosto, y solo se podía entrar buceando.
Y eso hicieron. Bucearon por un oscuro túnel, armados con arpones de caza submarina… listos para hacer lo que fuese necesario.
Al emerger silenciosamente en la cueva, tras unos 200 metros de distancia, vieron una terrible escena: mi pequeña hija, completamente desnuda, estaba atada, acostada sobre su espalda, atada a una mesa, sus bracitos y piernas en forma de X, sus ojos vendados. El supremo y el monje se habían desnudado también y los dos estaban con la verga alzada, excitados. Tenían instrumentos para torturar a la pequeña, y era obvio que eso les provocaba un morboso placer.
Jim dio una señal, y escondidos tras unas cajas de madera, apuntaron sus arpones y dispararon. Los dos perversos hombres fueron atravesados certeramente! Uno en la garganta y el otro por la espalda. Jim salió de su escondite y corriendo fueron a ellos y los remataron degollándolos a ambos! Fue el fín del maldito monje y de su jefe!
Inmediatamente Jim fue a desatar a Verónica. La niña temblaba de frío y de miedo. Jim le quitó la venda de los ojos y mi pequeña se abrazó desesperadamente a él, en cuanto le reconoció.
“Me iban a matar señor Jim?” preguntó ella entre lágrimas y se abrazó más a él asustada… entonces la nena comenzó a orinarse del miedo que había sentido.
Jim no pudo resistir la tentación y puso su mano entre las piernas de mi hija, para sentir el pis calentito que salía de su rajita.
“Verónica, tenemos que irnos ya. Este lugar es peligroso, vamos a llevarte con tu papá.”
Ella asintió y Jim le explicó como la iba a llevar abrazada a su cuerpo, y le iba a dar la boquilla para respirar del tanque de oxígeno, cada 20 segundos. Le enseñó a respirar de la boquilla y mantener los ojos bien cerrados… y lo principal, no asustarse, confiar en él.
Verito se comportó como una niña valiente y luego de un corto nado bajo el agua, abrazada a ese hombre fuerte que la protegía, emergieron a la superficie. Un corto nado y llegaron al submarino que les esperaba a unos cien metros en la oscuridad de la noche.
Una vez dentro los cinco, Jim dio la orden al navegante de volver inmediatamente a la isla. Vero seguía abrazada a Jim, tenía frío y temblaba. Él la abrazó contra su pecho, no sin antes abrir su traje de neoprene por delante, para que la nena se calentara al contacto contra su pecho peludo y musculoso.
Vero, por puro instinto y con un sentimiento desbordante de gratitud, se puso a besar el rostro de ese rudo hombre, quien no pudo negarse a esa demostración de afecto. Después de los primeros besos en la mejilla de Jim, mi nena, también por instinto, le regaló un beso en los labios, y pronto estaba pasando su lengüita caliente y juguetona por allí. Calentando ahora ella al hombre. Jim, que no era de madera, pronto comenzó a reaccionar, su cuerpo actuaba solo y su verga se alzó como un mástil, mientras le devolvía los besos húmedos a la niña.
Los otros tres hombres que habían participado en el rescate no lo dudaron y se quitaron los trajes de buceo también. Los tres tenían tremendas erecciones, después de meses sin sexo, sin mujeres ni muchachitas para disfrutar. Estaban hambrientos de placer!
Jim ya estaba completamente desnudo, su pija aprisionada entre su cuerpo y el de mi nena, la tenía alzada como una lanza ansiosa por clavarse en esa conchita tan rica!
“Gracias por salvarme señor Jim!” exclamó Verito entre beso y beso, mientras Jim le acariciaba los cachetes del culito y ya buscaba meterle la verga. Él ya la había visto siendo cogida y pensó, con justa razón, que él también se lo merecía.
También lo creyeron así los otros tres hombres, que la rodearon, verga en mano, buscando el contacto con la piel de la niña.
“Aaaahhhhh!” Gimió de placer ella cuando su salvador le empezó a meter ese pedazo de carne. Esa verga dura con los testículos recontra cargados de semen!
Vero sintió otra verga caliente apoyarse en su espalda y giró su cabecita para mirar a los hombres. Les sonrió trató de girarse un poco para poder acariciarles las chotas paradas y los huevos.
Jim ya se la había metido entera! Cómo la disfrutaba! Enseguida se dio cuenta que sus hombres necesitaban la atención de esa putita divina y la dio media vuelta sobre su cuerpo, sin dejar de tenerla clavada, como si fuese una tuerca sobre un tornillo!
Ella quedó con el culito, las nalgas abiertas sobre el vientre de Jim, y de frente a los tres hombres. Jim le quitó la pija de la conchita para poder clavársela en ese ano calentito y dejar la rajita mojada para alguno de sus soldados.
Uno de ellos no dudó y la penetró por delante! Estaban de pie ahora los hombres, la sostenían con tal facilidad, como si fuese la hoja de un árbol. Así clavada por delante y por detrás, sus bocas la devoraban a besos y lengüetazos, mientras los otros dos se pajeaban rozando sus vergas sobre los costados del cuerpito desnudo de mi hija. Todo esto me lo contó ella aquella noche luego del rescate.
Jim y el otro le acabaron dentro, llenándole la vagina y el culito con montones de semen. Los otros dos hombres le derramaron la leche de hombre sobre su piel, ya que no tenían tiempo para más. Sobre sus costados, sus costillas y su cinturita…. La bajaron un poco y le terminaron salpicando el cabello y la carita también!
Fue una pequeña orgía en un lugar muy pequeño, pero fue deliciosa!
Deliciosa para todos, salvo para el pobre navegante que tuvo que llevar el submarino de vuelta a la base y solo pudo mirar de reojo como gozaban de la chiquilina!
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Cuando finalmente regresaron y de la escotilla salió mi preciosa Verito, casi me muero de la alegría! La alcé en mis brazos y la llené de besos. Enseguida noté que estaba toda salpicada y chorreando semen entre sus piernas pero no me importó, al contrario…. Pensé que eso le habría hecho bien y olvidar el mal momento.
La llevé a nuestra habitación luego de agradecer efusivamente a sus salvadores.
Le dí un baño calentito y me la llevé a la cama. Ella y yo solitos, el papá con su nena.
Esa noche estuvo llena de amor y de promesas.
La más importante, fue que me casaría con ella en cuanto cumpliese catorce años. Y que tendríamos bebés.
Muchas cosas cambiaron a partir del día siguiente.
Andrés se hizo cargo de la Organización. En poco tiempo terminó con los negocios oscuros, como ser la trata de personas y venta de órganos.
Construyó en cambio casinos de lujo, tanto en la ciudad como sobre la costa. Los casinos eran fantásticos, con clubes nocturnos especiales, atendidos por lolitas para los clientes.
Los casinos le ingresaban fortunas de dinero y no solo por el juego obviamente.
Por sus contactos en el gobierno de ese país logró que cambiasen las leyes, y se permitieron menores en cualquier tipo de producción teatral, televisiva o de cine.
Pablo comenzó a producir films porno hasta antes prohibidos, ahora para la pantalla grande, para los cines. Y Verónica se convirtió en una de las nenas más famosas. Los cines estaban siempre llenos de gente ávida de verla desnuda y cogiendo con niños, niñas, mujeres y especialmente con hombres adultos.
Las leyes empezaron a cambiar en otros países también y nos volvimos millonarios. Especialmente Rafael y yo, dado que Carla y Verónica eran las nenas más deseadas y mejor pagadas en esta nueva industria pornográfica legal.
La carrera de ellas fué corta, solamente hasta que llegaron a los 12 o 13 años. Pero filmaron muchas películas y hasta una novela para la televisión! Todas de subido tono sexual y hasta explícito, ya que ahora estaba permitido y era un gran negocio.
Cuando les comenzaron a crecer los pechitos a las nenas y a salir vello en el pubis fueron dejando de actuar.
Rafael y yo decidimos llevarnos a nuestras hijas a otro país en la zona de la península arábiga, un lugar donde fuesen menos famosas y pudiésemos sacarlas a pasear tranquilamente por la calle.
En ese país estaba permitido el matrimonio con niñas de esa edad e incluso parientes, como en los tiempos de la antigüedad!
Así fue que nos casamos con nuestras propias hijas en una ceremonia doble.
Nos fuimos a vivir los cuatro juntos en una mansión frente al mar. Una delicia!
Verónica, Carla, Rafael y yo, comenzaríamos el período más feliz de nuestras vidas…
Pero aquí comienza otra historia.
Doy por terminada la historia de Mi Amigo el Productor, a quien le envío un afectuoso saludo, y que inspiró toda esta fantasía.
¡Gracias Pablo!
Fin
Leí esta historia hace tiempo y solo tengo 2 cosas que decir, Riko y Looool jajajaj