Mi aventura con mi prima – Inicios
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por betonto.
Esto sucedió ya hace algunos años pero nuestros constantes momentos íntimos entre ella y yo, provocan que el recuerdo de todo lo sucedido, siga intacto y que se recuerde cómo si hubiese sido ayer.
La historia comenzó, para ser exactos en el año 2010, en lo personal, podría decirse que era el típico hijo de una familia normal, con 16 años, sólo tenía en mente disfrutar del futbol, de mis amigos de secundaria y de la compañía esporádica de una compañera de clases con la cual me inicié en el aspecto sexual.
En caso de no tener compañía, recurría a la mano amiga, y no lo niego, estaba en la edad de la masturbación cómo todo adolescente de esa edad, y era normal que cualquier mujer me excitase, y aunque nunca me había sentido atraído por las nenas un poco jovencitas, todo empezaría a cambiar ese año a causa de mi prima Mery.
Mery en ese entonces tenía 10 años, no sobresalía del montó pero vaya que tenía lo suyo a pesar de su edad.
Comenzaré por describirla a ella, para dar por terminado los detalles del entorno y la situación.
Su piel es morena clara, siempre ha sido un poco más bajita que la estatura promedio, delgadita y sin pechos que empezaran a florecer en ese entonces, pero había un detalle que comenzó a eclipsar mi mente y turbar mis pensamientos hacia ella, ese detalle era un hermoso par de nalguitas, carnositas a pesar de su complexión y muy bien paraditas para su edad.
Normalmente, como ella vivía con sus abuelos paternos, aprovechaba cualquier oportunidad de quedarse a dormir en mi casa tanto en fines de semana, días sin clases y hasta vacaciones completas, esto en parte a que ella disfrutaba de su estancia jugando con mi hermana que es un año menor que ella, podría decirse que exceptuando los días escolares, mi prima vivía en mi casa.
Debido a que vivimos en un estado muy caluroso al norte de México, solíamos andar ligeros de ropa cuándo estábamos en casa, y sin saberlo, tanto el clima de la región, la vestimenta diaria de ella y los juegos infantiles con cierto toque erótico, causaron que empezara a ver a mi prima con otros ojos.
Como mencionaba, el clima caluroso provocaba que mi prima anduviese casi en calzoncitos en conjunto con sus primeros corpiños o tops juveniles que su ropa siempre dejaba ver por lo delgado de la tela y corto de sus prendas.
Normalmente solía vestir shorts de tela muy delgada, tan delgada que trasparentaban un poco su ropa interior y sus formas, y tan cortos que apenas y cubrían el final de sus nalgas, lo cual hacía que se le notaran un poco más levantaditas de lo normal.
En conjunto con ello, vestía camisitas de tirantes con su topcito o su corpiño correspondiente, aunque dichos corpiños, al ser los primeras prendas de éste tipo que comenzó a usar, en ocasiones pasaba de ellos y con ello y por la delgadez de sus prendas superiores, se alcanzaban a notar sus incipientes pechos y la forma de sus pezones aún sin florecer, y era todo un espectáculo en casa cuándo en medio de descuidos mientras jugaba dejaba ver algo más sin ningún problema, eso pondría mal a cualquier adolescente en la edad de la punzada.
En cuánto a los juegos, siempre fueron un poco sexualizados debido a como mi prima con mucho entusiasmo los pretendía jugar.
Mery tenía la costumbre de intentar “molestarme” cuándo estaba recostado, la mayoría de las veces llegaba de sorpresa y se me subía encima y cómo tal jinete, comenzaba a cabalgar en el típico juego del caballito, en su afán de hacerme enojar, mi prima hacía que sus movimientos fuesen más pronunciados y veloces, que lo único que provocaban era que me excitara.
La posición del juego y el morbo de tener a mi prima de esa manera, aumentaban mi excitación y la sensación era fantástica, ya que podía sentir las carnosidades de sus nalguitas y mi miembro podía palpar la entrada de su vagina mientras surgía el roce, que debido a lo delgada que eran nuestras ropas, era casi directo y difícil de disimular.
En mis adentros, yo disfrutaba totalmente sentir su virginal intimidad, aunque pensaba a la vez de que si yo podía sentir el inicio de su cuevita rozándose con mi miembro, ella podría sentir aún más fácilmente los picoteos de mi pene en sus intimidades, pero parecía importarle poco ya que ese tacto hacía que ella arremetiera con más fuerte y velocidad sus movimientos de vaivén mientras me cabalgaba.
Los días pasaban y nuestros juegos cada vez tomaban un toque más sexual, más erótico, además de que comencé a acariciarla disimuladamente mientras jugábamos, durante cualquier juego o durante un simple abrazo podía sentir más cercana a mi prima, y para mi sorpresa a ella parecía agradarle ya que lo hacía con más entusiasmo y buscaba constantemente mi compañía.
Lejos del placer, la confusión comenzó a consumirme, no podía creer o más bien aceptar el hecho de que mi prima menor que yo, me pusiera así de meloso, así de caliente, no niego que me gustaba experimentar esas situaciones y sensaciones con ella, y sentir su cuerpo, pero sabía que estaba mal hecho, aunque ella supiese mis segundas intenciones a pesar de su edad.
Por lo complejo de la situación y debido a que era un tema que no podrías platicar con alguien, decidí buscar en la red si alguien habría pasado por la misma situación, no estaba buscando algo que alimentara mi morbo, realmente necesitaba orientación por lo que estaba sintiendo.
Algunos foros, en su mayoría, me redirigían a relatos eróticos, que si bien eran interesantes, estaban lejos de la realidad y no eran lo que buscaba.
Por suerte, leí algunos comentarios sobre temas en específico de incesto, montones de opiniones diversas, algunos tachaban de pervertidos y hasta cierto punto de enfermos a los que lo practicaban o tenían en mente hacerlo, otros tantos, por su parte, daban argumentos y razones a favor de ésta práctica sobre todo con las similitudes de mi caso, comentaban basándose en el desarrollo sexual y hasta experiencias personales.
El argumento más común y más aceptable en cuánto a lógica, era el relacionado sobre la parte fisiológica y el despertar y desarrollo sexual, que era normal en cualquier persona aunque a todos les iniciaba a una edad diferente, y sobre todo que mientras todo fuese totalmente consensuado, era hasta cierto punto válido, dejar fluir las cosas.
Así que decidí dejar que fluyeran las cosas naturalmente, ya que dejando de lado toda la excitación y el morbo, me sentía halagado por ser la persona de confianza que eligió mi prima para sus primeros destellos de sexualidad, y sobre todo, prefería que dichos juegos, momentos y sensaciones, los experimentara conmigo a que lo hiciera con algún extraño o con alguien que se pudiera nublar por la excitación y no midiera lo que le hiciera a mi prima.
Sin superar los límites, los juegos continuaban pero cada vez eran menos inocentes, llegué a pensar que al igual que yo, mi prima sólo usaba de pretextos los juegos para sentir el contacto físico de nuestras partes rozándose, hasta llegó a convertirse en algo rutinario, cada vez la punteaba más descaradamente cuándo me montaba, podía palpar a la perfección los detalles de su intimidad, porque aunque estuviésemos con ropa, la delgadez de la misma y el calor provocado tanto por nuestros cuerpos como por el ambiente, el contacto era bastante íntimo incluso, aumentaban la sensaciones y todo aquello era magnífico de sentir.
Mi conducta y forma de ser con ella cambiaron radicalmente, a pesar de que siempre fue apegada a mí, la forma en que la comencé a tratar y a consentir, agregando las ligeras caricias que le daba y nuestros pícaros juegos, hicieron que el apego se convirtiera en algo íntimo.
Por otra parte, pude notar que a raíz de mi cambio de actitud y nuestro pequeño secreto, la actitud de mi prima también había cambiado, ella por su parte, se volvió más cariñosa, más efusiva en sus mimos, y alguna vez llegué a observar que cuándo me miraba en silencio, Mery emitía leves suspiros, no niego que me causó confusión eso último, pero si de algo estaba seguro, es que íbamos por buen camino.
Pasaron 2 años dónde nuestros juegos y toqueteos no pararon, ella ya con 12 años, empezaba a desarrollar un lindo par de senos, pequeños pero bastante redonditos y paraditos, su cuerpo comenzaba a exhibir algo de formas curvilíneas, sus caderas se ensancharon un poco y sus nalguitas seguían siendo el centro de atención, algo más grandes pero igual de levantaditas y carnosas.
Yo por mi parte, me había puesto un poco en forma mediante ejercicio y futbol, además de que había mejorado mis tácticas al momento de estar con ella, trataba de disimular pero a veces la excitación embrutecía y a ella parecía gustarle todo eso, ya que cuándo no era yo, ella iniciaba todo.
Una calurosa tarde de verano, recuerdo que estaba dormitando en mi habitación, el calor estaba pegando con todo y adormecía muy fácilmente, recuerdo que ese día sólo tenía puesto un short deportivo y nada más, todo esto para estar más fresco.
Recuerdo que mi prima, vestía un short también pero la diferencia es que el de ella, era de tipo licra, y su clásica camisa de tirantitos.
Cuando estaba conciliando el sueño, llegó ella de sorpresa y se me montó sin pena.
El calor del ambiente y de ambos cuerpos no tardó en hacer efecto, ahora más que nunca debido al tipo de short que ambos vestíamos, hacían que el contacto fuese cómo ninguno antes, si anteriormente podía sentir sus nalguitas y ligeramente la entrada de su vagina, ahora podía palpar como su panochita se amoldaba a mi miembro entre cada roce que se daba, por su parte, ella por su edad, si antes ya sabía que era, ahora con un par de años más, sabía que lo que sentía en medio de sus nalgas y de su conchita, era mi pene, pero por sus movimientos, hacía evidente que lejos de molestarle o incomodarle, dicho tacto le gustaba.
Sin mediar palabra, Mery aceleró sus movimientos de vaivén mientras cabalgaba, lo que en principio era un juego inocente ya era casi una práctica sexual, frotaba las intimidades de su cuerpo contra el mío, mi pelvis y mi miembro podían sentir a la perfección su entrada vaginal y la hendidura de sus nalgas y el calor hasta cierto punto, una mezcla que se producía por el sudor de nuestros cuerpos y la humedad de nuestras partes, si mi prima continuaba así, me correría en poco tiempo, considerando lo no pasar los límites, yo me quitaba antes de que eso sucediera, es decir, paraba el juego en cuánto sentía que me eyaculación era inminente, y tranquilamente me iba a terminar la faena al baño, pero había algo en el ambiente y en el comportamiento de mi prima que me decía que tanto ella como yo, buscábamos algo más ese día.
Mery siguió arremetiendo con su vaivén mientras yo acompañaba sus movimientos, el sudor se empezaba a notar en su frente y en el canalillo de sus juveniles pechos, sabía que por su efusividad y la intensidad de sus movimiento, mi prima, por así decirlo, estaba excitada o recién empezaba estar así, así que sin remordimientos, la tomé del inicio de sus caderas para marcar aún más el movimiento, mi miembro estaba por explotar de lo duro que me estaba poniendo mi prima, mientras que ella comenzaba a ruborizarse y entrecortársele la respiración, el roce era la gloria para ambos, transcurrieron cerca de 10 minutos cuando empecé a sentir una humedad extraña, y digo extraña porque no era mía y tampoco era producto del sudor de nuestros cuerpos, cuando atiné a mirar a mi prima, la noté demasiado agitada y temblorosa, sus mejillas sonrojadas totalmente, sus pezones paraditos, su respiración cortada y encima la humedad, dejaban en claro que no había duda de que mi prima había tenido el primer orgasmo de su vida.
Por el estado de mi prima y su primer orgasmo alcanzado hasta hace algunos momentos, decidí esperar a que recuperara un poco la forma, en cuánto ví que ya respiraba un poco menos agitada y la veía más centrada, decidí continuar con nuestro vaivén.
Las licras empapadas en fluídos hacían que el contacto fuese más directo, sentía su virginal cuerpo rozando mi pene que luchaba por resistirse y no atravesar ambas prendas por el calentón que me estaba provocando Mery, pasaron un par de minutos con nuestros movimientos y aceleré el vaivén aún más, ahora la tomé de las manos y nuestros movimientos se sincronizaron, no pude soportar más y me corrí como nunca, para mi sorpresa ella también lo hacía al mismo tiempo, ambos sentimos como nuestros fluídos traspasaron nuestras ropas y se unieron, se podía palpar y diferenciar con su humedad se mezclaba con la tibieza de mi corrida, la habitación se impregnó de sexo y había sido testigo de los primeros orgasmos de mi prima, no había duda que Mery ya estaba apartada para mí y yo para ella.
A partir de ahí, el juego pasó a ser nuestro pequeño secreto, cada vez que teníamos la oportunidad, nos rozábamos de igual manera, me montaba hasta que ambos llegábamos a experimentar el placer, sin embargo, nunca pasábamos de ahí, de hecho casi no entablábamos conversación durante ello, aunque sin duda alguna, nos gustaba el momento, nuestro momento juntos.
Entre mi promesa de no apurar a que sucedieran las cosas, nuestro secreto ya llevaba más de un año y sucedía con una naturalidad increíble, llegaron las vacaciones de verano del 2013, una vez más, mi prima, se quedaría casi 3 meses completos en mi casa, una semana antes de su llegada, recurrí de nuevo a leer experiencias similares en internet, aunque ahora si me la había pasado leyendo relatos similares a mi situación, aunque nunca cambió mi pensamiento a pesar de la calentura, tenía claro que no haría nada en contra de su voluntad si del acto sexual completo se tratara, pero un relato me descoló y despertó en mí, la curiosidad de llegar a tocarla dormida, ya que a pesar de nuestro secretito, no nos tocábamos.
En la primera semana no hubo sobresaltos, ya con mi prima instalada en casa, pocas veces nos llegamos a rozar, no porque no quisiéramos sino que no habíamos tenido oportunidad, aunque por mi parte, durante las noches me había dedicado a observar sus movimientos, su respiración y su forma de dormir, aunque no había llegado a más, aún.
Hasta que llegó la noche en que decidí ser más osado, la habitación a pesar de estar en completa oscuridad, la luz de la luna permitía ver grandes panoramas de mi bella durmiente, la veía dormir plácidamente, vestida únicamente con sus shorts y sus tirantitos, una belleza en desarrollo que me tenía loco sin duda alguna.
La luz que entraba por la ventana, hacía que su cuerpo se cubriera de luz de luna y que ella se viera realmente hermosa, su cuerpo empezaba a pronunciar más sus curvas y sus pechos ya eran de un buen tamaño, sin llegar a caer en la exageración, por su parte, su cuerpo parecía haber tomado algo de firmeza, y sus nalguitas seguían siendo la joya de la corona.
Las primeras noches pasaba ligeramente mi mano por sus senos, los palpaba por encima cómo si se tratara más de una ligera caricia que de un tocamiento pleno, en ocasiones tocaba parte de sus nalgas, solo por encima de la ropa y aun así era increíble esa sensación.
Con el transcurrir de las noches, podía palpar perfectamente el tamaño de sus senos y hasta la forma de sus pezones en crecimiento, deslizándome por su abdomen plano y terso, para terminar en la joyita que eran sus nalgas, firmes pero suaves y de una contextura impresionante, en alguna ocasión hasta llegué a fotografiarla ya que pensaba que el encuentro total nunca se pudiera dar, y al menos yo quería un recuerdo de todo lo sucedido, y que mayor prueba que una foto de sus encantos.
Así pasaron varias noches, poco a poco, me dí cuenta de yo quería más, sin llegar a caer en la obsesión pero nuestros roces durante el día y las caricias que le daba por las noches, me tenían bastante caliente, y para mi extrañar, en más de una vez llegué a sospechar que se hacía la dormida durante éstas sesiones nocturnas, ya que Mery suspiraba de manera extraña, se empezaba a notar que se aceleraba su respiración en cuánto empezaban mis caricias y también un ligero gemido se había escapado de su boca.
Por diversos asares y mi osadía en aumento, a la tercer semana comprobé que su ropa para dormir tenía más desgaste que la ropa que usaba normalmente por el día, al principio me provocó curiosidad ya que siempre dormía con la misma ropa que traía por las tardes, pero no le tomé importancia a ese repentino cambio de ropas.
El desgaste era tal tanto en sus shorts como en sus panties que de por sí, eran algo flojos, provocaban que su movimiento fuese muy sencillo, desde el inicio de su cintura y caderas, sin saberlo, eso me abría otra puerta para disfrutar de su cuerpo.
Una noche, durante una de mis sesiones nocturnas, en un momento de valor intenté lo que hacía varias noches me llamaba bastante la atención, que era ver más allá de sus ropas, Mery estaba recostada boca abajo, así que con cuidado, tomé el inicio del elástico de su short y tiré hacia abajo, no podía creer que lo estuviera haciendo, y para mi gran fortuna, a la vez que el short se bajaba, también se iba deslizando el calzoncito de mi prima, al fin podía ver al desnudo lo que tanto me atraía de ella, lo que me volvía loco, sus hermosas nalgas estaban desnuditas ante mi vista, fue increíble tanto para la vista como para el tacto, algo blanditas pero firmes y bastante carnosas, un espectáculo total.
Las acaricié a placer, lenta y cuidadosamente, era la primera vez que las tenía así a mi merced y no iba a desaprovechar la situación, las palpé completamente, en fin, me dí un festín porque era la primera vez que veía la divinidad de su cuerpo a pelo, me atreví algo más que acariciarlas e incluso acerqué mi cara para oler el aroma que emanaban su trasero y su vagina, simplemente fue indescriptible, su aroma me embriagó hasta cierto punto que llegué a notar cierta excitación en ella, cada vez se hacía más evidente que ella fingía dormir pero sin duda alguna, a ambos nos gustaba ahora ese jueguecito nocturno.
Había noches en que no dormía literalmente, me pasaba disfrutando de su cuerpo, algunas otras veces solo me dedicaba a verla dormir, como si de mi enamorada se tratase.
Cómo mi morbo crecía por lo sucedido durante sesiones nocturnas y viendo que ella no ponía ningún pero y cada vez era más evidente que fingía dormir, decidí intentar otra cosa, cómo ví que su carita quedaba hacia el borde de la cama, maquinee un plan para que mi pene alcanzara a roza sus labios, y así fue, vigilé que siguiera “durmiendo”, y puse una almohada en el suelo al pie de la cama, me apoyé arrodillado en ella, y para mi suerte, la altura era perfecta, la cabecita de mi miembro quedaba en la comisura de sus labios.
Poco a poco empecé a inclinarme hacia adelante y de a poco empujaba mi miembro hacia su boca, intentando meter más allá del glande, al principio fue una osadía bastante dolorosa ya que me llegó a lastimar con sus dientes, pero misteriosamente sus labios se separaban lentamente y al final fue misión cumplida, tenía poco menos de la mitad de mi miembro dentro de su boquita, no era la primera vez que me hacían una "mamada" pero el entorno, la situación y sobre todo, el morbo de que era mi prima, me puso como loco, poco a poco empujaba hacia adelante y hacia atrás sin llegar a hacer notorios mis movimientos, mi líquido preseminal comenzó a brotar y hacia todo más fácil, increíblemente, mi prima me estaba haciendo una felación mientras estaba "dormida", así pasaron los minutos, intentaba extenderlo hasta las últimas instancias pero al sentir que mi corrida era inminente, antes de correrme, sacaba mi pene de su boca, era excitante ver un hilillo que era mezcla de mí liquido preseminal y sus babas, colgando de su boca, en cuánto abandonaba su boca, me corría bestialmente, algunos ligeros chorros terminan en su abdomen o en sus manitas, haciendo aún más excitante el cómo se veía Mery, eso si, siempre, la última gota se la dejaba caer completamente en su boca, era una maravilla ver como se saboreaba tanto al sentir mi miembro en su boca o cuando sentía un poco de mi semen en sus labios, mi prima no estaba dormida, pero creo que ese juego le gustaba casi tanto como a mi.
Así pasaron 3 días de nuevas experiencias, al parecer como sospechaba, mi prima más que despierta durante las noches, pues amanecía de buen humor y también, misteriosamente, dormía mucho en las tardes, tratando de recuperar el sueño perdido.
Una noche, al estar Mery en posición de boca abajo, decidí bajar de nuevo sus flojas prendas y de nuevo palpar al desnudo sus hermosas nalgas, mientras observaba sus nalguitas limpias y redonditas, iluminadas con la luz de luna, por su cercanía a un extremo de la cama, decidí intentar otra cosa.
Calculé el terreno, luego apoyé mis manos en el medio del colchón, en cuanto sentí que mis brazos estaban firmes, opté por imitar una posición similar como cuando haces lagartijas pero un poco inclinada, me costaba adaptarme a esa posición pero hice circo, maroma y teatro, al final conseguí lograr lo que había planeado, mi miembro quedaba en medio de la hendidura de sus nalgas, no se si porque la posición era bastante exhaustiva pero en cuánto sentí el primer contacto a pelo de mi pene en medio de sus nalguitas, mis brazos flaquearon pero por fortuna pude mantener la posición y seguir con ese excitante contacto.
Una vez recuperada la forma y de haber disfrutado el momento y de la sensación de mi pene invadiendo por primera vez la hendidura de las nalgas de mi prima sin tela de por medio, decidí comenzar a empujar, como si la estuviese penetrando pero sin hacerlo realmente, y sentí por primera vez la plenitud de su cuerpo, seguiría sin penetrarla pero sentía como poco a poco se abría la hendidura de sus nalgas y hasta cierto punto, un poco de ano, sin llegar a completar la penetración, era un punteo simplemente, así que suavemente, me comencé a mover de arriba-abajo, sentía como se perdía una parte de mi miembro entre esas linduras de nalgas que tenía y cómo de a poco sus hendiduras eran mojadas por mi líquido preseminal, fueron alrededor de 20 minutos de locura, siempre con un delicioso vaivén, intenté detener la eyaculación como solía hacerlo, pero me fue imposible, un extenso placer me recorrió y me corrí como nunca antes en medio de sus nalgas, sentía como mi miembro palpitaba en medio de sus nalgas mientras soltaba hasta la última gota de semen, no se si sería mi excitación, pero sentí una vibración y un ligero estremecimiento que provenía desde las intimidades de mi prima, confirmé de nueva cuenta que mi prima no sólo fingía dormir, sino que ahora hasta había disfrutado de nuestro encuentro nocturno, en cuanto recuperé el aliento, ví cómo había quedado todo, la hendidura de sus nalgas estaba completamente inundada de mi leche, parte de ella había caído en sus nalgas y otra parte comenzaba a deslizarse hacia su vagina, decidí comenzar a limpiarla para tratar de dejar todo como estaba y así fue, la limpié con toallitas con sumo cuidado, al terminar me fue imposible resistirme y besé y lamí sus nalguitas antes de ir a dormir, ya con el claro del amanecer en la ventana.
Después de esa noche, disfruté de 2 sesiones nocturnas increíbles las siguientes noches, me atrevía a rozar con la yema de mis dedos la entrada de su aún virginal vagina, y vaya sorpresita, mi prima se mojaba por cómo la acariciaba en las noches, inmediatamente dirigía mis dedos a mi boca y los relamía hasta dejarlos secos, no me cansaba de relamer el sabor de mi prima, las sesiones eran tan plenas y con la certeza de que mi prima realmente dormía, me permitía ser un poco más atrevido, a tal manera que perfeccioné mis movimientos al punto de que el contacto que se producía, fácilmente me permitiría penetrarla por ambos orificios, cosa que nunca hice, ya que a quería desvirgar con su consentimiento y estando realmente “despierta”.
Las vacaciones transcurrían y todo seguía igual, nos rozábamos hasta corrernos durante el día y era mía durante la noche, hasta que una noche todo cambió, por azares del destino, mis padres asistirían a una fiesta de unos familiares por parte de mi papá, el lugar no era tan lejano pero quedaba algo retirado para decidir volver de noche, así que dijeron que se quedarían a dormir allá, yo usualmente no asisto a fiestas así de imprevistas, ya que normalmente son de carrera larga y me aburro fácilmente, por lo que pensé que me quedaría de niñera, pero mi hermana quiso acompañarlos ya que vería y jugaría con otras primas.
Ante tal situación, mis padres le preguntaron a Mery si quería ir o se quedaba conmigo, confiaba en que dijera que si, pero sabía que podía preferir irse a divertir un poco, pero no fue así, alegremente dijo que se quedaría conmigo, mi pene saltó de emoción al saber tal noticia.
Mis padres y mi hermana se irían después del mediodía del viernes, y así fue, se fueron de la casa pasadas las 2 de la tarde, no pasaron ni cinco minutos pero mi prima y yo, sabíamos que lo viviríamos sería inolvidable y la forma de hablar en doble sentido se hacía presente.
Mery – Estoy sudando de partes del cuerpo que ni yo sabía que me sudaban.
Yo – ¿Así que estás calientita?
Mery – Siii, un poco la verdad.
Yo – Ven, vamos a refrescarnos al patio.
Acto seguido, saqué una manguera, puse a inflar una pequeña alberca inflable que teníamos en la casa y la coloqué en medio del patio, en lo que preparaba todo, mi prima se fue a cambiar de ropa, no cambió mucho su vestimenta pero si el color, un conjunto de shorts y camisa de tirantitos totalmente blancos para mi sorpresa me dí cuenta que no traía sostén ya que se alcanzaban a ver sus pechos erguidos y el color marroncito de sus pezones, me puso al cien esa imagen y eso que no aún no habíamos empezado con la acción, yo por mi parte me puse solamente un short algo corto que poco ocultaba mi erección y que no pasó desapercibida ante los ojos saltones de mi prima, me importó poco ya que había algo en el ambiente que nos motivaba a llegar a algo más, y a los pocos minutos, ya estábamos dentro de la alberca, el color de su vestimenta hicieron que Mery diera un espectáculo total, el cual fue verla totalmente mojada, sus ropas pegadas completamente a su cuerpo y denotando la forma de sus curvas, su camisa pegada totalmente a sus pechos dejando apreciar su volumen y transparentando completamente sus pezones, incluso, se alcanzaba apreciar la forma de su linda vagina, si por mi fuera, la hubiera hecho mía ahí mismo, pero era riesgoso por los vecinos, además quería disfrutar de ella cómo se debía, sobre una cama.
Nos metimos a la casa después de estar un poco más de 2 horas refrescándonos y jugueteando en la alberca, yo le propuse que anduviera por así decirlo, en panties y corpiño solamente, para que la frescura no se perdiera, aceptó sin rechistar, y mientras se cambiaba, yo cerré cortinas y puertas por aquello de los vecinos mientras a la par me fui a preparar unos sándwiches ya que hacía algo de hambre.
Por mi parte, ante a la petición a la que había accedido mi prima, decidí solo ponerme un bóxer y nada más, era justo para ambos y pues facilitar todo si las cosas cambiaban de tono.
En cuánto terminé de preparar los sándwiches, la llamé, casi se me sale la baba de sólo verla con el diminuto par de prendas interiores que había escogido, ahí estaba Mery con su cuerpo casi desnudo, su piel aperlada y el conjuntito de panties y sostén que lucían más justos de lo normal, hacía lucir su cuerpo de manera impresionante, su figura se veía hermosa, sus senos se alzaban imponentes, su abdomen marcaba un lindo caminito hacia su conejito (cómo ella solía decirle a su conchita) y sus nalgas bellísimas, se veían más paraditas de lo normal.
En fin, fue tan espectacular la imagen que no pude disimular la excitación de mi miembro y que a duras penas mi bóxer podía sostener, sin embargo, las risas picaras de mi prima, me motivaron a actuar con normalidad, igual ella, se quitó de toda pena y así comimos los sándwiches que había preparado.
Terminamos de comer y nos fuimos a la habitación, nos recostamos unos minutos para descansar, y entre caricias y cariñitos, comenzó nuestro juego, ella tomó la iniciativa y me montó al poco tiempo de haber iniciado con ello, sólo que había un pequeño detalle que cambiaría todo, estábamos sólo nosotros dos en la casa.
Si sentía que el contacto de nuestros roces era magnífico, el tenerla encima de mí únicamente con su pantie que se le ajustaba demasiado a su cuerpo, era glorioso, el contacto era directo, ni su pantie ni mi bóxer impedían que ambos sintiéramos nuestras intimidades como nunca antes lo habíamos sentido durante nuestros juegos.
Mi prima realmente se puso cachonda, no se si debido a que estábamos solos o que realmente todo lo que habíamos pasado con nuestros juegos y las sesiones nocturnas, no habían hecho efecto sólo en mí, sino también en ella.
Noté su estado ya que ella inició con bravas arremetidas, tratando de que el contacto fuese el máximo, por mi parte, la tomé de las caderas y ayudé a acentuar los movimientos, al instante que hice esto, Mery perdió el control y empezó a gemir y a dar pequeños gritos de placer, si antes pensaba que mi prima estaba cachonda, sus primeros gemidos audibles y sin pena alguna, lo confirmaban.
Dichos sonidos me motivaron y me senté sin dejar que el contacto se interrumpiera, sin pensarlo la besé, la estaba besando por primera vez, por primera vez sentía su lengua, sus labios, y las ganas de hacerla mía era impresionantes e iban aumentando, solo que me contuve, ya que no quería arruinar el momento.
Pasaron cerca de 20 minutos y ambos llegamos al orgasmo al unísono, mi prima dejó notar su orgasmo con un dulce y hermoso gemido mientras que la par se corría como nunca, y sus fluídos se mezclaban con mi semen para terminar empapando nuestras partes totalmente, superando más allá de la barrera que era la ropa interior, la habitación apestaba a sexo aunque no hubiese habido como tal, sin embargo, eso me indicó que mi prima sería mía si o si, no sabía si esa noche o a la mañana siguiente, o tal vez un tiempo después, pero estaba seguro de que así sería.
Sin importar como terminamos, y aun estando empapados de nuestros fluídos, nos acostamos abrazados y nos quedamos dormidos una horas, hasta que se nos dieron las 10 de la noche, la desperté y le dije que se metiera a bañar, para mi sorpresa cuando salió del baño, solo estaba vestida con un short cachetero y los tirantes más ceñidos que le había visto, solo con el detalle de que ahora no llevaba nada de ropa interior por lo que se podían apreciar las redondeces de sus nalgas a la perfección y la voluminosidad de sus pechos ante lo pequeño que eran los tirantitos.
Después de que salí del trance por aquella imagen, me metí a bañar, en cuánto salí, ambos nos acostamos nuevamente y empezamos a hacernos mimos mientras veíamos una peli aunque minutos después el sueño la venció, la dejé descansar un par de horas aunque yo también quería dormir un tiempo, así que puse la alarma del celular a la una de la madrugada, y así fue, sonó a la hora fija.
Desperté antes que el ruido del celular pudiera despertarla a ella, ya que personalmente, tenía contemplado otra de mis sesiones nocturnas y así fue, en ésta noche, queriendo aprovechar lo generoso de sus ropas al momento de enseñar casi por completo sus encantos, decidí que sería momento de verla totalmente desnuda, era un todo o nada, ya que sabía plenamente que mi prima fingía dormir y realmente disfrutaba de nuestras sesiones nocturnas.
Decidí arriesgarme el todo por el todo, y aunque seguía siendo cauteloso para seguir con la temática, esta vez me dirigí primero a desnudar sus pechos, sus tirantitos eran tan pequeños que me resultaría fácil hacerlo, así que los tomé desde su inicio y los levante hacia arriba dejándolos a la altura de los hombros de mi prima, era increíble como esos pechos brincaron en cuánto se liberaron de la presión a la que eran sometidos, y ahí estaba ese hermoso par de pechos hasta hace unos segundos aún eran un misterio para mi ojos, sus pechos eran hermosos, redonditos, algo grandecitos, coronados por unos preciosos pezoncitos de un café más oscurito, casi me corro en seco de ver semejantes hermosuras.
Me deslicé hacia abajo, pasé por su abdomen plano y firme, para continuar por bajar ese shortcito que únicamente me separaba de ver su conejito en su máxima expresión, con cuidado tome los extremos del short y fui bajándolos poco a poco hasta dejarlos a la altura media de sus muslos, y ahí estaba el hermoso tesoro que guardaban recelosamente sus piernas, para mi sorpresa pude notar que a pesar que ya tenía algo de vello, se notaba que Mery cuidaba su aspecto, contemplé a mi musa un par de minutos en silencio.
Salí de mi trance y me dí cuenta que la tenía a mi merced, lentamente empecé tocarla, en forma de caricias delicada para luego dar paso a ligeros manoseos, comencé a besar todo su cuerpo, más que con deseo carnal, lo hacía con cariño, inicié con ligeros piquitos en sus pechos para pasar a dar besos tiernos directamente en sus pezones.
Paré un momento, y acto seguido humedecí dos de mis dedos y los deslicé en dirección hacia su conejito, casi me corro de sentirlo a plenitud, rozaba su conchita de arriba abajo merodeando con colarme en su aún virginal cuevita, pero continué con las caricias durante varios minutos, frotándolo, metiendo poquito y cuando los iba a retirar, mi prima apretó sus piernas, aprisionando mi mano en medio de ellas, y me detiene la mano con sus manos, creí que se molestaría por llegar a un paso más allá a pesar de que ambos sabíamos que gozaba, pero no fue así, sino que surgió una extraña charla en que se resolvieron tanto mis dudas como las suyas:
Mery – ¿Por qué solo me tocas cuando piensas que duermo?
Yo – Porque pensé que te daría miedo y al final no te gustaría.
Ella – Si me da miedo, pero siento tan bien cuando nos rozamos pero siento que necesito al más
Yo – Pero si sabes que la primera vez duele, ¿verdad?
Ella – Si, por eso me da un poco de miedo pero sé que tu no me lastimarías además me encanta como juegas con mi conejito.
Yo – ¿Entonces me harías el honor de ser el primero en tu vida?
Ella – Si, pero prométeme que me lo harás con todo el cariño del mundo.
Yo – Claro, nunca lastimaría a mi princesa
Acto seguido nos besamos, ese beso sellaba lo que ambos habíamos anhelado desde hace tiempo, con ese beso se sellaba el pacto de que ella sería mía y yo sería suyo, nos uniríamos en un solo por primera vez, ya no había marcha atrás, en medio del beso, nos conocimos perfectamente nuestros cuerpos, a pesar de estar casi totalmente desnudos, en mayor parte ella, nos desprendimos de toda ropa y pudimos apreciar el cuerpo del uno y el otro, perfectamente y cómo se debía.
Era hermoso su cuerpo, su excitación pedía a gritos el ser poseída, el ser amada, pero aún conservaba cierta timidez que aumentaban mi lívido.
Comencé por besar como se debía completamente toda la majestuosidad de su cuerpo, empecé por sus labios, deslizándome por su cuello y recrearme en sus pechos con besos que pasaban a dar ligeras succiones en sus pezones, siguiendo la línea de su abdomen y terminar con lo que tanto añoraba, su precioso conejito.
Comencé a dar pequeños besos y lamidas a lo largo de su conejito, mi prima al sentir eso, comenzó a soltar gemidos, quejidos y hasta balbuceaba por el placer en el que estaba inmersa, decidí llevarla hasta sus extremos, así que primero con sutileza con la lengua recorría todo el largo de su vagina para luego detenerme a la altura de su entrada y su clítoris, mi prima estaba perdida por su excitación, yo por mi parte, disfrutaba de lo increíble que erasu sabor, su olor, todo, lo abultada que se estaba poniendo su panochita de los labios y cómo lucía su bastante apretadita cuevita, me deleitaba con su vagina y sus gemidos era señal de que le gustaba, logré llevarla hasta sus extremos y alcanzó casi 2 orgasmos simultáneos, sus fluídos fueron directamente a mi boca y con todo el gusto del mundo saboree de ellos, mi prima arqueaba su espalda y solo atinaba a balbucear, sus mejillas estaban encendidas, su respiración más entrecortada que nunca, sus pezones erectos apuntando hacia el techo, sumergida totalmente en la ola de placer que había sentido, decidí darle tiempo para que se recuperara ya que la noche era larga y aún nos faltaba la cereza del pastel.
En cuánto la ví que recuperó sus fuerzas, le dije que era su turno de devolverme el favor, pude notar cierto nerviosismo pero Mery me hizo olvidar aquello en cuánto sentí sus primeros besos en la punta de mi miembro y cómo poco a poco empezaba a juguetear con su lengua, a pesar de ser su primera vez haciendo una mamada, el entusiasmo que le puso, me volvió loco, tanto su boca como mi miembro ya habían tenido sus acercamientos, pero nada comparado con esto, era tal la excitación acumulada que quería correrme cuanto antes, y así fue, en un movimiento que hizo ella, mi miembro explotó soltando chorros y chorros de semen, los primero cayeron en su boca casi de sorpresa, y el resto fue quedando esparcidos por parte de su cara y el resto en sus pechos, para mi sorpresa, Mery tragó la cantidad que había caído directamente en su boca, y aunque no le gustó del todo, lo hizo sin rechistar.
La hora había llegado, era el momento en que mi prima dejaría de ser una niña para convertirse en mujer, en mi mujer.
Con delicadeza la recosté sobre el colchón y lentamente inicié con una nueva sesión de caricias, sólo que ésta vez con mayor intensidad y esmero que las caricias que antecedieron a su primer orgasmo, quería excitarla lo más que se pudiera para que la dilatación y lubricación no fuesen un problema.
Lo que antes eran besos tiernos, ahora eran combinados con pasionales chupadas a lo largo de todo su cuerpo, en especial sus pechos y pezones, noté que mi prima estaba aún demasiado sensible ya que se notaba como daba brinquitos en cada caricia.
Pasé directamente hasta su puchita, si lo de antes la había hecho gozar, lo de ahora sería brutal para ella, mi lengua se comía literalmente su húmeda conchita, el estado de mi prima ayudó a que no tardara ni dos minutos en hacer que se corriera, no era ningún experto, pero la sexualidad y excitación de mi prima estaba a tope y eso ayudó mucho.
Era el momento indicado, comprobé que estuviera dilatada y lubricada, me coloqué en medio de sus piernas y tiernamente jugueteaba con mi miembro a lo largo de toda su conchita, quería penetrarla pero sabía que debería ser tierna y delicadamente.
Poco a poco fui empujando hasta que mi pene fue invadiendo su panochita, intentaba arremeter un poco más pero algo detenía que la penetración fuera total.
Le hice gestos para darle a entender que lo que venía era lo que dolía, no dijo nada, solo asintió con su cabeza, y acto seguido de un empujoncito lento pero firme, hizo por fin invadiera totalmente su intimidad, la tela de su virginidad era mía.
No perdí contacto con su cara que reflejaba algo de dolor, pero inmediatamente la besé tiernamente para intentar reducir la molestia y que empezara a disfrutar, a la par de que la besaba, dejé que su cuerpo se amoldara al intruso que era mi miembro, y después de unos momentos, comencé con el mete y saca más lento pero excitante en demasía, podía sentir como su vagina daba ciertas pulsaciones y contracciones mientras que mi miembro entraba y salía, era la locura total.
La abrazaba con ternura, la besaba con pasión mientras la seguía penetrando, ambos sabíamos que estábamos cerca de explotar pero queríamos extenderlo hasta los últimos momentos, aceleré un poco las arremetidas en lo profundo y estrecho de su ser, no pudimos prolongar más el momento y estallamos al mismo tiempo, me estaba corriendo cómo nunca en el interior de su hermoso conejito, mientras que ella emanaba fluídos que impactaban contra a la par de que vagina, en medio de contracciones a causa del orgasmo, parecía que quería exprimirme hasta la última gota de semen, sería tal el placer que sintió mi prima que no atinó a hacer otra cosa y me dio una mordida en mi hombro mientras dejaba ir mi último chorro de esperma en la última estocada que alcanzaba a propinarle.
Desconozco si fue la emoción del momento, pero le dije que la quería como a nadie, ella aún no se recuperaba y era casi indescifrable lo que decía o intentaba decir.
Intercambiamos un par de palabras que sellaban nuestro amor, cuándo ya habíamos recuperado el aliento, sobre todo ella, me metí a bañar con ella, en la ducha la reconforté sobre la ligera huella de sangre que había en sus piernas y parte de la sábana, se notaba que le flaqueaban las piernas, la dejé en medio de la regadera y casi a la velocidad de la luz, cambié las sábanas de la cama y recompuse todo para dormir tranquilamente, regresé como pude y prácticamente yo la bañé, disfrutaba estar enjabonando todo su cuerpo y regodeándome con sus formas, quiso devolverme la cortesía pero estaba demasiado cansada, por lo que a prisa me bañé, la saqué y ambos nos fuimos a la cama desnudos, recuerdo que hice varias cosas para que durmiera relajada, cosas que hicieron que prácticamente Mery se enamorara de mí en ese momento, me acosté a su lado, la abracé y en medio de cariños, nos quedamos dormidos, no sabíamos lo que nos deparaba nuestra historia pero nos encantaba lo vivido.
Hasta la fecha lo seguimos haciendo, ella con 16 años y yo 22, disfrutamos ampliamente de nuestra sexualidad, de nuestros cuerpos, de nuestra historia.
Espero les haya agradado ésta re edición del relato, traté de mantener la misma base que el original aunque había omitido muchos detalles, espero que sea de su aceptación también y esperen con ansias las nuevas entregas de nuestras vivencias y sobre todo, la versión de la historia contada totalmente por mi prima.
Solemos chatear por skype y/o telegram, por si hay personas interesadas en compartir experiencias.
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