Mi aventura con mi prima – Parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Antes de leer éste relato, es dificil que se pueda llevar el hilo de la historia ya que el primer relato por error mío, fue publicado como anónimo, pero aquí tienen el enlace del inicio de todo y que se puedan adentrar en la historia de manera completa:
Mi aventura con mi prima – Parte 1
http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-23024.html
ESTA ES LA SEGUNDA PARTE
Después de ducharnos ni siquiera nos tomamos la molestia de ponernos alguna prenda de ropa, simplemente nos dormimos desnudos y abrazados.
A la mañana siguiente, desperté antes que ella, la miré dormir y realmente pude apreciar la belleza de su desnudez, la belleza de mi prima, la cual apenas la noche anterior se había convertido en mujer.
Me detuve a admirar como sus sobresalientes pechos subían y bajaban a la par de su respiración, eran dos lindos montes de piel morena coronados por unos delicados pezones poco más cafecitos que recién sobresalían de su busto.
Mi mente y mi virilidad me empezaban a traicionar pues comenzaba a sentir la necesidad de volver a hacerla mía una vez más, pero me contuve y decidí continuar con el recorrido de mi mirada sobre su cuerpo.
Recorrí la piel tersa de su abdomen, siguiendo la senda de su silueta que encaminaba la vista hacia su lindo conejito, si, ese lindo y tierno conejito cubierto ya con una buena capa de vello pero con una finura al tacto que delataba su juventud, sin duda alguna hacía más excitante la desnudez de esa bella ninfa.
Transcurrieron algunos minutos, a pesar de que estaba más que excitado y mi pene quería disfrutar nuevamente del calor y estrechez de su cuevita, decidí no intentar nada hasta que Mery despertara, me surgió un poco de miedo y nerviosismo al pensar cómo sería su reacción en cuánto ella despertara y que realmente pudiera asimilar lo que había pasado la noche anterior porque a pesar de que nuestro encuentro fue más que consentido, pensaba que cuándo la lujuria del momento se hubiese marchado, podría existir algo de arrepentimiento y culpa en ella, ya que incluso había eso en mi.
Después de que mi mente vagara por el infinito durante un buen tiempo, pensando en lo sucedido y en lo que podría suceder, la respiración lenta y calor que emanaba el cuerpo desnudo de Mery, me empezó a relajar y comencé a dormitar, no había sensación más relajante que estar abrazado de ella y sentir su calor, su respiración, cada parte de su juvenil cuerpo, dicha sensación me provocó una profunda tranquilidad a tal punto que me quedé totalmente dormido.
Calculo que no debieron haber pasado ni diez minutos hasta que algo empezó a turbar mi sueño, sentía que tocaban mi abdomen en forma de caricias, eso me confundió ya que no sabía distinguir si aquellas caricias temerosas eran parte de un sueño erótico provocado por todo el trajín de emociones o realmente eran caricias reales, sin intentar averiguar más, me dejé llevar por el momento.
Sentía cómo esa suave mano subía y bajaba por mi estómago hasta el límite de mi pubis, a pesar de que aún estaba dormido, podría palpar que mi miembro estaba más despierto que nada, y tal vez esa situación, de alguna manera cohibía el recorrido de esa mano curiosa.
Increíblemente llegue a pensar que estaba teniendo un sueño erótico bastante real, resultado de todas las sensaciones experimentadas con mi prima, mi mente daba vueltas y al parecer también aquella mano empezó a ser más osada, ya estaba en la zona de mi pubis hasta que de un momento a otro pero con una suavidad asombrosa, por fin esa mano acariciaba a mi amiguito, al principio con un poco de corte pues pensé que si despertaba de golpe se podría acabar magnífica sensación en caso de que si fuese un sueño, decidí abrir mis ojos y mi sorpresa fue grata al ver que no era un sueño y que esa mano era la de mi prima, sin duda alguna, lo que había pasado la noche anterior, a ella le gustó y por su actitud quería volver a repetirlo.
Me quedé mirando unos segundos esa mano, como subía de arriba hacia abajo por todo el tronco de mi pene, como si de una experta se tratara, opté por subir la vista lentamente, seguí el camino de su mano, pasando por su brazo y luego por su delicado hombro y parte de su precioso pecho hasta llegar a su cara y poder ver la expresión de la mirada de Mery.
Mery lucía increíblemente sensual y bella, imaginé que retiraría su mano de mi verga en cuánto nos viéramos directamente a los ojos, pero no fue así, para mi sorpresa antes de mediar una palabra, me besó en los labios, un beso como pocos, un beso dulce pero con alto grado de lujuria contenida, ella se detuvo y su voz me hizo despertar de aquel trance.
Mery – Sabes que es lo mejor de lo que pasó anoche primo?
Realmente no sabía a dónde iba dirigida esa frase, y si llegué a tener un poco de idea sobre lo que mi prima quería decir, quería escucharlo de su boca.
Yo – No, no sé qué es lo mejor, fue asombroso hermosa.
Se sonrojó un poco por el halago, se mordió por un instante el labio y con una sonrisa pícara me dijo:
Mery – Que lo podemos volver a repetir.
A la par que terminó su frase, apretó con un poco más de fuerza mi miembro que aún estaba en el poder de su mano y empezó a subir y bajar con más velocidad, y nos volvimos a besar, mi mente ya había explotado de felicidad pues todo lo que había pensado que podría pasar, realmente no tuvo nada que ver con la realidad y que ahora prácticamente, Mery había dicho que no sería la única vez que lo haríamos.
Una vez más mis pensamientos fueron cortados en el momento en que ella detuvo el beso, sin soltar mi verga, me dirigió de nueva cuenta aquella mirada lasciva que no sé dónde la aprendió pero que ya me tenía vuelto loco y dirigió su boca hacia mi mástil.
Estaba perplejo pues apenas al día siguiente de nuestro primer encuentro totalmente consumado, no solo me decía que se repetiría más de una vez sino que hasta tomaba la iniciativa de hacerme una felación, mi prima me estaba volviendo loco de placer.
Lentamente sentí el calor de su aliento aproximándose a mi glande, no lo engulló rápidamente, sino que primero con la punta de su lengua me dió unas lametadas increíblemente excitantes, pareciera que aquella tierna adolescente la cual apenas perdió su virginidad la noche anterior tuviese años de entrenamiento, continuó con sus lamidas lentas hasta que poco a poco fue introduciendo a mi amiguito dentro de su boca, yo por mi parte empecé a acariciar su cuerpo, pasando entre sus pechos o simplemente me dedicaba a acariciarle la espalda.
Mery ya llevaba más de cinco minutos dándome una de las mamadas más asombrosas que había experimentado, pensé que se cansaría y lo dejaría para continuar con algo más, pero una vez más, estaba equivocado, empezó a acelerar con rabia la felación, arriba y abajo recorría mi pene desde la punta hasta la mitad del tronco:
Yo: Si, sigues así, me correré en poco tiempo
Alcancé a balbucear entre jadeos por la increíble mamada de Mery, ella sólo respondió
Mery – Veré que tan buena soy
Y aceleró un poco más, no la felación sino el movimiento de su lengua y las lametadas, no pasaron ni dos minutos y me corrí, pensé que el chorro de mi esperma la tomaría por sorpresa y se quitaría de ahí pero no fue así, los primeros chorros si llegaron directamente a su boca, los siguientes se estrellaron en su barbilla y los últimos alcanzaron a quedar esparcidos entre sus pechos y abdomen.
Dulcemente volteó hacía a mi y me encantó ver su boca, su cara y su cuerpo llena de mi esperma, me sonrió tiernamente e hizo un gesto de que pasó saliva, mi prima realmente empezaba a dar pruebas de la bomba que sería en la cama pues ese gesto era señal inequívoca de que se había tragado toda mi lefa.
Sin duda alguna, era mi turno de devolverle semejante entrega en la demostración oral que me había proporcionado, tomé una pequeña funda de una almohada que estaba cerca y con ella limpié los rastros de semen que aún quedaban en su cuerpo, quedó una buena manchita en uno de sus pezones que cuándo estaba a punto de limpiársela, ella pasó un dedo por ahí, recogió toda el líquido y pasó a chuparse el dedo y saborearlo como si fuese el dulce más rico de la tierra.
Ante tremenda imagen, me dio igual y succioné lentamente ese mismo pezón, recorriendo toda la aureola y su pequeño pezoncito más que erguido, me regodee entre sus pechos, a ambos les daba cariño, pasé de lamer sus senos a besarla intensamente mientras poco a poco con mi mano recorría y palpaba las intimidades de su vagina.
Aún no llegaba a la entrada de su conchita y ya podía sentir la humedad que emanaba, deslicé un poco mis dedos sobre toda su rajita para empaparlos bien de sus fluídos, y prácticamente repetí lo que ella había hecho con mi semen, dirigí mis dedos empapados de sus jugos hacia mi boca y los chupé uno por uno mientras veía a la cara a Mery.
Yo — Me encanta tu sabor Mery
Mery – Mmmm si?
Yo – Si y sabes como me gustará más?
Mery – No, como?
No contesté, la besé ligeramente y bajé directamente a su conejito, inicié mi recorrido desde su ombligo hasta la rajita de su hermosa conchita, inicié lentamente con mi lengua recorriendo toda su raja, empapando aún más sus labios vaginales, si hay algo en el mundo que no puede ocultar cuándo una mujer está excitada, es su hermoso olor y su sabor, y en ese momento mi prima despedía un aroma a flores y un rico dulzor de sus intimidades.
Mi prima Mery ya estaba perdida en el placer de la sesión oral que ahora yo le estaba proporcionando, pasó de leves gemidos y una respiración lenta a casi unos gemidos realmente excitantes y una respiración entrecortada que anunciaban la llegada de su orgasmo, aceleré un poco más la intensidad y me centré en el frijolito que tenía por clítoris, pero concienzudamente paraba antes de sentir que Mery se corría, quería hacer que literalmente explotar, repetí esa maniobra un par de veces hasta que vi que Mery estaba realmente empapada y sudada de su cuerpo, decidí hacerla explotar y así fue, un orgasmo intenso la recorrió de manera salvaje, unos ligeros espasmos involuntarios de sus piernas marcaron como el final de su extasis en el que estaba inducida, literalmente me bebí su orgasmo, todos los líquidos causados terminaron en mi boca, mi cara y gran parte de la sábana.
Lentamente Mery se fue recuperando de su orgasmo, sentía hartas ganas de penetrarla en ese momento, cuándo más sensible estaba pero sabía que ella no estaba totalmente recuperaba así que decidí esperar, me tumbé a un lado de ella a la altura de sus pechos y comencé a darle pequeños besitos ahí, en ambos y luego para terminar besándola a ella.
Parecía que me iba a quedar con las ganas de penetrarla ya que pude notar algo de sueño en ella, pero no, entre uno de los besos, ella paró y me dijo:
Mery – Habrá que terminar bien lo que empezamos no?
Yo – Pensé que nunca lo dirías
Acto seguido, ella se incorporó y se puso en la posición con la que todo comenzó, con la que nuestros juegos pasaron de ser inocentes con un toque sexual a una consumación de sexo entre primos, ahora con la diferencia que nuevamente sería con toda mi hombría dentro de ella.
Empezó a montarme como lo que era, una diosa para mí, primero con movimientos de adelante hacia atrás en lo que su vagina de nuevo se acostumbraba a ese intruso de carne, mientras yo disfrutaba de la estrechez de sus paredes y el calor de su conchita, cuándo noté que ya se había amoldado un poco más al tamaño de mi pene y que había más juego, decidí tomarla de la cintura y hacer que ella entendiera que había que acelerar el ritmo, no tardo en entender y ahora literalmente estábamos cogiendo con pasión, gemía entre alaridos y quejidos, aún seguíamos sólos en la casa y no había mucha mesura entre los gritos que ella emitía, si algún vecino escuchaba probablemente pensaría que es una pareja de novios cogiendo con todas las de la ley sin saber que realmente era un joven de 20 años y su prima de 13 años los que se daban placer mutuamente.
Pasaron diez minutos entre los movimientos pélvicos de Mery y sus pequeños saltitos sobre mi verga, sabíamos que ambos estábamos cerca del orgasmo pero queríamos hacerlo durar lo máximo posible, hasta que tomé la iniciativa de terminar como se debía aquella magnífica sesión de sexo, sin despegarnos, alcancé a sentarme para poder besarla y poder besar sus pechos, el mete y saca se incrementó en cuanto a intensidad y velocidad, hasta que nos corrimos en un fuerte orgasmo, yo me corrí dentro de ella, parecía que sus paredes quisieran exprimir de mis huevos hasta la última gota de semen pues nunca me habría corrido de manera tan cuantiosa, ella por su parte terminó con unos gemidos indescriptibles y las piernas que no daban para más, su conchita parecía un rió entre sus fluidos y los míos, sin dejar de penetrarla continuamos besándonos e incluso el agotamiento nos hizo volver a quedarnos dormidos.
Continuará…
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