Mi aventura con mi prima – Versión Mery (Primera Parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por betonto.
PRIMERA PARTE
Hola, me presento, soy Mery y tengo 16 años, supongo que ya han oído hablar de mí un poco y de las cosas que hago con mi primo, en fin, tomé una secuencia parecida a la versión de mi primo pero desde mi punto de vista, veremos cómo sale esto ya que es la primera vez que cuento abiertamente lo sucedido
Empezaré por describirme, soy de estatura promedio aunque un poco más bajita, mi piel es morena clara o canela, tengo el cabello teñido de color negro, mis ojos son cafés, soy de cara bonita y pues aunque mi cuerpo no es exuberante, tengo lo mío.
Mis pechos no son tan grandes como quisiera pero su redondez y firmeza hacen que luzcan un poco más grandes de lo que son, mi abdomen pudiera ser más plano pero así le gusta a mi primo, soy algo caderona y piernona, y pues mi mayor atributo creo que son mis nalgas, algo grandes y pompositas, levantaditas y redondas a la vez.
Bueno, empiezo desde cómo inició todo, siempre he sido apegada tanto a mi primo como a su hermana, por lo que era normal casi vivir en su casa, por así decirlo.
Todo surgió en el año 2010, para ese entonces tenía apenas 10 años, yo vivía con mis abuelos paternos, pero por lo que les mencioné antes, podría decirse que la casa de mi primo era mi segundo hogar.
Vivimos en un estado del norte de México que normalmente es caluroso durante todo el año, por lo que es normal andar ligeros de ropa mientras se está en casa.
Mi vestimenta casi de diario, eran blusas o tops de tirantitos, shorts cortitos de franela, y pues mis panties de algodón y una que otra vez usaba mis primeros corpiños a pesar de mis inexistentes pechos.
A pesar de que casi vivía en casa de mi primo, nunca noté un comportamiento extraño en él hacía mí, aunque inconscientemente, mi mente aún no asimilaba muy bien que me sentía un tanto atraída por mi primo, quizás por lo apegada que era a él, o por cómo me trataba y consentía, en fin, todo cambiaría ese año.
Inmediatamente, al llegar de la escuela en fines de semana, era tomar mis cosas e irme a casa de mi primo, ponerme mi ropita de calor y jugar con mi prima, más tarde llegaba mi primo de la secundaria e igualmente se ponía ropa cómoda.
La verdad nunca había tomado en cuenta los roces que sutilmente se empezaron a dar y las ligeras caricias que recibí por parte de él, yo por mi parte, por la atracción que sentía, en cuánto veía a mi primo recostado, corría a “molestarlo” ya que quería ser su centro de atención.
Cómo en ocasiones mis formar de querer llamar su atención no resultaban como yo quería, me atrevía a ser más osada y comenzaba a subirme encima de él y hacerle el típico juego del “caballito”, parecía molestarse pero mi cuerpo empezaba a notar que a él no le desagradaba en lo absoluto lo que hacía.
La entrada de mi conejito (así le suelo decir a mi vagina) y parte de mis nalgas quedaban directamente en su pelvis y miembro, por lo que por los movimientos de cabalgata despertaban algo en él, y empezaba a sentir cómo eso quería invadir mis intimidades, no sabía mucho de sexo en ese tiempo, pero sabía que esa era su cosa, su pito como le dicen.
Todo el ajetreo y movimientos que provocaba cuándo me montaba en él, provocaban que al final mi primo terminara con una carpa de circo en sus shorts que intentaba ocultar sin mucho éxito, y que yo acabase un poco acalorada sin saber por qué.
Desde ese momento, desconocía el por qué pero me gustaba repetir el juego del caballito, me gustaba sentir su miembro picoteando y rozándome por encima de la ropa, me gustaban también sus toqueteos y caricias disimuladas que cada vez eran más atrevidas, pero sobre todo noté que el cambio de actitud no sólo era cosa mía, sino también en él, y eso me alegraba sin razón.
Los juegos de los que ya éramos cómplices eran cada vez menos inocentes, sin saberlo pero sólo sintiéndolo, el deseo del uno por el otro fue creciendo así pasaron 2 años en los cuáles me gustaba más estar con él, pasar tiempo a su lado, como si de los inicios de un enamoramiento se tratara.
Al pasar ese par de años y yo llegar a la edad de 12 años, mi cuerpo empezó a mostrar las primeras señales de desarrollo de mi pubertad, mis pechos empezaron a brotar, mis caderas tomaban renombre acentuando aún más mis nalguitas y pues mis hormonas empezaban a revolucionarse.
Mi primo en cambio, se puso en forma, motivo por el cuál mis hormonas se alborotaron aún más y antes de tiempo, a parte del aspecto físico, notaba también cambios en su forma de ser conmigo, sobre todo cuando estábamos solos, también noté que trataba de disimular sus toqueteos pero la calentura del momento le ganaba a cualquier manera en que trataba de disimular, aunque a la par yo también comenzaba a buscarlo sin rodeos.
Una tarde muy calurosa de vacaciones de verano, llegué de sorpresa a la habitación de mi primo, ahí estaba él recostado, vestía apenas un short deportivo bastante delgado únicamente, mis hormonas me alborotaron y cómo estaba dormitando, decidí despertarlo de una manera peculiar.
Yo vestía un short cortito y delgado de franela de algodón, tan delgado que transparentaba fácilmente mi ropa interior, además de una simple camisa de tirantes delgaditos que ya dejaban entrever mis nacientes pechos y dejando al descubierto mi abdomen.
No lo pensé dos veces y me monté en él, recreando una vez más nuestro juego favorito, mi mente estaba a mil por hora, me sentía emocionada, casi enamorada, sumando eso y la temperatura del ambiente provocaba que me acelerara más y mis emociones volaban a la par que él despertaba y se daba cuenta de la situación.
Pude sentir perfectamente cómo su miembro crecía a los pocos instantes, se podía palpar bastante duro y quedaba exactamente en medio de mis piernas, y por cómo se sentía, pude adivinar que mi primo sólo traía puesto ese short.
No sabía lo que me pasaba, estaba fuera de mí, la ligereza de nuestras ropas hacían que el contacto de nuestros sexos fuera muy placentero, quería disimular mis movimientos pero ambos arremetíamos con ganas.
Usualmente cuando llevábamos tiempo con nuestro juego, mi primo decidía parar e inmediatamente corría al baño, cosa que no creo que hace falta explicar porque.
Pero esa tarde era diferente a las demás, ese juego ya casi un acto sexual únicamente impedido por nuestras ropas.
El sentir su miembro en la entrada de mi vagina y cierta parte de mis nalgas, provocaron que empezara a sentir cierta humedad brotando de mi interior, era una sensación nueva para mí, me dejé llevar por mi cuerpo y el momento, decidí acelerar mis movimientos y acentuar mi vaivén.
El sudor empezaba a notarse en su cara y pecho mientras que en mí, pasaba recorriendo toda mi frente hasta que algunas gotas caían, se deslizaban y se colaban en medio de mis senos, me sentía increíblemente, casi en trance, pero de repente algo me sacó de mis pensamientos, sus manos se posaron en mis caderas, sujetándome firmemente y provocando que el roce de nuestros sexos con la ropa ya húmeda, fuese aún más profundo y placentero.
Me importaba poco el tiempo y lo que pasara alrededor, estaba completamente perdida en esa sensación, podía sentir mi vagina húmeda, mis pezones paraditos, mi cuerpo sudado y mi respiración acelerada, hasta que de sorpresa un escalofrío inexplicablemente recorría todo mi cuerpo y terminaba en mi vagina cómo si de una descarga eléctrica se tratara, el placer me invadió, mi respiración se entrecortó y mi sexo terminó por humedecerse completamente e hizo temblar todo mi cuerpo, era mi primer orgasmo.
Mi primo notó lo que recién acababa de experimentar y disfrutar, ya que detuvo el vaivén dándome un respiro, para recuperar un poco el aliento, cuando fue así, como si estuviésemos conectados, mi primo reanudó el vaivén de caderas.
Nuestras ropas pasaron de estar húmedas a estar literalmente empapadas resultado del sudor provocado y los fluidos que nuestros sexos habían emanado, me sentía desfallecer ya que eso hacía el contacto de su miembro con mi conchita fuese muy directo, quería parar ya que mi cuerpo estaba muy sensible y aún no se recuperaba totalmente del primer orgasmo de mi vida, pero quería seguir, quería seguir sintiendo a mi primo y que él me sintiera a mí, hasta las últimas instancias, y fue así, él aceleró el vaivén y de nueva cuenta exploté en placer, otra vez ese rico escalofrió recorría mi cuerpo entero como rayo y de nueva cuenta terminaba explotando en mi sexo, mientras disfrutaba de mi segundo orgasmo, pude sentir como mi primo terminaba y se corría al mismo tiempo, sentía como su semen caliente traspasaba las ropas y se esparcía por toda mi vagina, la habitación quedó impregnada con un olor a sexo muy dulce, inimaginable hasta hace menos de media hora, desde ese momento supe que yo sería de mi primo, y lo mejor es que quería que sucediera con todas mis fuerzas.
Creo que me excedí en algunos detalles y sensaciones, pero me fue imposible no hacerlo al recordar tan bellas sensaciones y momentos, aquí termina la primera parte de la versión de mi historia, ojalá les haya gustado y esperen con ansias la segunda entrega.
Hasta pronto.
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