Mi aventura con mi prima – Versión Mery (Segunda Parte)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por betonto.
Llegaron las vacaciones de verano del 2013, yo sabía perfectamente que pasaría cerca de 3 meses seguidos viviendo en casa de mis primos, eso significaba más posibilidades de estar con él de alguna manera u otra, fuese sexual o no.
Me comenzó a gustar el usar la ropa más desgastada, floja y delgada de tela en casa y planeaba vestirla cuando sabía que habría jugueteo con mi primo, todo esto para incrementar el contacto, facilitar un poco más las cosas y que mi primo me viese con un poco más de deseo.
La primer semana estuvo muy tranquila, las oportunidades de rozarnos que habíamos tenido, habían sido contadas pero demasiado placenteras, hasta que una noche, en que de por sí, era complicado dormir de manera corrida por el agobiante calor, entre la oscuridad pude alcanzar a ver a mi primo mientras me observaba creyendo que yo dormía, desconocía la razón por la que me veía así pero me encantaba que me mirara cómo un bobo.
Un par de noches después, cómo me uní a su juego de miradas nocturnas, podía observar sus movimientos, hasta que una noche, se levantó de su cama, caminó unos cuántos metros dirigiéndose hacía mi.
Mi respiración se aceleró ya que lo primero que pensé fue vendría a “despertarme” y me pediría que nos rozáramos mientras todos dormían en casa, pero no fue así, para mi sorpresa, sus manos se dirigieron hacia mí y comenzó a acariciar mis pechos que ya empezaba a destacar, no niego que me sorprendí y hasta cierto punto me sacó de onda lo que estaba haciendo ya que nunca me había tocado así, la sorpresa inicial pasó y ahora una rica sensación invadía mi cuerpo al sentir sus caricias, me estaba volviendo loca que me tocara los senos y rozara mis pezones por encima de la ropa, cuándo él sentía que ya era demasiado y sentía que yo podía “despertar”, pasaba a regodearse con mis nalgas y después se marchaba a dormir, sin tener la mínima idea de que me dejaba con ganas de más.
Dichas caricias se repetían todas las noches, en ocasiones era increíble rozarnos y disfrutarnos del contacto de nuestros cuerpos durante el día y por la noche, me enloquecía con sus caricias mientras según él, yo dormía.
Así que decidí cooperar, para dormir trataba de ponerme la ropa más delgada, floja y hasta cierto punto desgastada que tuviera, esto para facilitar sus movimientos y que sus caricias fueran más directas con mi cuerpo, a partir de ahí, decidí empezar a dormir sin usar mis corpiños o mis primeros brassieres.
Las noches pasaban y sus caricias eran cada más arriesgadas pero no dejaban de ser sutiles, en más de una ocasión se escapaba de mi boca una mezcla de suspiro y gemido contenido por lo que provocaban sus caricias en mí, para mi suerte notaba que el desgaste y poco agarre de mi ropa para dormir era cada vez más común, decidió avanzar con la duración de sus caricias, aunque al final de la noche, yo cayera rendida y caliente por sus tocamientos.
Una noche, después de algunas caricias, decidí darle la espalda, es decir, “dormir” en posición boca abajo, pude notar que mi movimiento lo desanimó y casi se marchaba a dormir ya que le hacía imposible que alcanzara a tocar mis pechos, pero picó el anzuelo y se fijó en mis nalgas.
Poco a poco sentía sus caricias, apretaba un poco mis cachetes, hasta que repente sentí como sus manos se ponían a la altura de mis caderas y tomaba los desgastados elásticos de mi short, sin sentirlo al principio pero al momento en que iba bajando mi short, pude sentir cómo también se bajaba mi calzoncito al mismo tiempo, no se si era idea suya, pero en gran parte yo era cómplice de eso por la ropa que decidía usar para irme a la cama.
Fue bajando poco a poco hasta que pude sentir una ligera brisa de aire rozando mis nalguitas, le costó tiempo dejarlas al descubierto pero lo logró, por primera vez, mi primo estaba viendo una parte de mi cuerpo al desnudo después de todos nuestros juegos.
Pasaron algunos minutos sin que sucediera nada o que siquiera acariciara mis nalgas, supongo que estaría dándose un taquito de ojo con la vista, ya que siempre intuí que le gustaba demasiado esa parte de mi cuerpo, hasta que sentí sus manos apoderándose de mis dos cachetes, los palpó con ganas, ligeramente me los acariciaba para terminar apretando un poco más, ambos estábamos disfrutando en silencio.
Abruptamente detuvo sus caricias pero inmediatamente pude sentir como si soplaran cerca de mis intimidades, pero lejos de soplar, intuí que era el ritmo de su respiración, no lo podía creer, tenía la cara de mi primo a escasos centímetros de mis nalgas y del inicio de mi vagina, casi pierdo la razón por esa sensación, pero resistí en silencio y sin hacer nada, una noche más.
A las noches siguientes, pude observar que los movimientos típicos de mi primo no se presentaron, en mi afán por facilitar sus caricias, casi dormía al borde de la cama, tuve que fingir cómo nunca que realmente dormía, aunque la oscuridad me ayudaba tanto para entre abrir un ojo y ver lo que hacía mi primo y para ocultar la humedad de mis partes en cuanto recibía las caricias de él.
Mientras observaba a mi primo y esperaba sus caricias, pude observar que tomó una almohada y la tiró al suelo, casi al pie de la cama, mi confusión crecía pero me sentía ansiosa y emocionada por saber que tramaba.
Ahora, él se ponía de rodillas encima de la almohada y vi cómo poco a poco metía las manos dentro de su short y se preparaba para sacar su miembro, decidí cerrar los ojos en ese momento, no por miedo sino porque sabía que terminaría por delatarme a mí misma y él se daría cuenta que fingía dormir y que probablemente se arruinaría el momento, cuando en realidad yo quería sentir sus caricias y sobre todo, comprobar que planeaba con su repentino cambio de rutina nocturna.
La curiosidad me ganó y decidí girarme un poco hacia el lado en el que estaba, mis ojos aún permanecían cerrados, hasta que el tacto de un trozo de carne con un poco de líquido viscoso con la comisura de mis labios, me hizo darme cuenta que por lo visto antes de cerrar mis ojos y ahora por la sensación, me dí cuenta que me estaba poniendo su miembro en mi boca, la falta de experiencia por parte mía se hizo evidente, ya que no sabía descifrar lo que pretendía hacer mi primo hasta que un lapso de ideas me hizo entrar en razón, así que fui abriendo poco a poco mis labios y mi boca, sin hacerlo evidente, estaba sintiendo como en principio el miembro de mi primo, chocaba con mis dientes.
Continué ligeramente la operación de abrir de a poco mi boca, hasta que parte de su pene logró invadir mi boca, era la primera “chupada” que hacía y se la estaba haciendo “dormida”, mi entrepierna reaccionó en cuanto mi sistema pudo sentir y saborear el sabor de su líquido preseminal en mi boca, lo sentía salir y entrar en mi noca de a poco, hasta que repente paró y lo retiró totalmente de mi boca, pensé que ahí terminaría todo pero pude sentir cómo algunas gotas de su semen terminaban en mi abdomen, pasado eso, me tocó de nuevo dormirme con las ganas una noche más pero ahora con un dulce sabor de boca.
Ya eran tantas noches en dónde se repetía todo que supongo que mi primo ya sabía o al menos sospechaba de que realmente fingía dormir mientras recibía algo más que sus caricias, pero poco me importaba, mi sexualidad había despertado y me gustaban realmente todas las sensaciones que me provocaba y sobre todo, me gustaba que fuese mi primo quién me provocaba todo eso, a pesar de que no me había hecho completamente suya, yo ya le pertenecía a él.
El juego, a pesar de que me gustaba, siempre me dejaba con la sensación de que quería más o tal vez era la sensación de que me tenía que dormir más que cachonda por todo lo que él me hacía.
Una noche, de nueva cuenta, me voltee boca abajo, quería que me acariciara mis nalgas como en otras noches, y así fue en un principio.
Deslizó hasta la altura de medio muslo mi short y mis panties y comenzó a acariciarme, de no ser porque todo era a oscuras, pudo haber visto que mi vagina empezaba a lubricar, pero de repente vino una de sus pausas que siempre antecedían a algo placentero.
Noté como el colchón se movió y pude ver que había puesto sus brazos apoyados a la altura de mis caderas, de nueva cuenta quería saber y sentir lo que estaba planeando mi primo.
Tardó un par de minutos en realmente sentirse cómodo en esa posición algo extraña, veía como sus brazos buscaban posición, y también recordaba que ahora no usaba la almohada, así que me imaginé con emoción que lo que se vendría sería totalmente nuevo, y así sucedió, de un momento a otro comencé a sentir como su pene chocaba con mis nalgas y daba picotazos ligeramente a lo largo de toda mi hendidura.
Yo ya estaba que me derretía por esa nueva sensación, sentía como ligeramente mis nalgas quedaban cubiertas de su líquido preseminal y hacían más rico el roce de mi miembro con mis cachetes, hasta que sentí como aquel ariete se colocaba en medio de mis nalgas y se abría paso hasta casi llegar a mi ano, casi grito del placer y por la corriente eléctrica que me provocó eso, suave y lentamente sentía como su miembro subía y bajaba, abría y separaba mis cachetes hasta detenerse en cuanto rozaba mi ano, estaba vuelta loca ante lo que me estaba haciendo, el placer y la situación se prolongó casi media hora, me contuve un par de veces de explotar en mi orgasmo pero sabría que mi primo sentiría desde mis intimidades que me habría corrido, además quería seguir sintiendo su miembro salir y entrar abriéndose paso en mis nalgas, era maravilloso.
Estaba demasiado húmeda y al borde de estallar, en éste punto me dí cuenta que mi primo sabía que realmente no estaba dormida, pero de igual manera, nunca se sobrepasó pues sabía que lo que me estaba haciendo, me estaba gustando.
Mi primo aceleró el vaivén, por mi parte casi no podía disimular mi respiración agitada pero creo que él estaba más empeñado en su mete y saca, por el tiempo pensé que de nueva cuenta, pararía y se retiraría y que sólo me tocarían una cuentas gotas de su placer, pero no fue así, aceleró hasta que sentí como se tensó e hizo contacto con el inicio de mis profundidades, me importó poco si se daba cuenta y decidí soltarme, después de una estocada sentí como su semen caliente y espeso bañaba la entrada de mi culito y se deslizaba hasta mi vagina, me corrí en cuánto sentí su semen bañándome mis intimidades, me flaquearon las piernas y solté leves quejidos, mi primo me volvería loca.
Pasaron como mucho dos minutos hasta que sentí que mi primo se retiraba y volvía, para mi sorpresa, sentí el roce de las toallitas húmedas de bebé y como poco a poco me limpiaba todo rastro de lo sucedido, llegando a tocar un poco la entrada de mi vagina, me hubiese corrido de nuevo pero mi cuerpo no tenía fuerzas, terminó de limpiarme y antes de subirme mi calzoncito, me dió un pequeño beso a cada una de mis nalgas, eso terminó por engancharme a él, esa noche dormí plácidamente, no hablé pero ahora no me había quedado con las ganas.
Pasaron 2 noches más en que se repitió la misma sesión e incluso ya se atrevía a tocar con sus dedos parte de mi intimidad sin llegar a ser el contacto pleno, pero lo de nuestros sexos era una locura increíble, creo que ya estaba lista para que me penetrara en cualquier momento pero siempre se detenía y no sabía porque, aunque lo averiguaría por mí misma a los días siguientes.
Y para no hacerlo más extenso y sobre todo, que la tercera entrega sea realmente disfrutada, hasta que dejaré el relato, hasta la próxima
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