«Mi Body-Count»: Mi papá fué testigo de mis primeros orgasmos
Parte 03: Ahora que mi padre sabía que ya me excitaba, me permitió expresar totalmente ese cambio hormonal en mi cuerpo. Tenía plena libertad para sentir mis primeros orgasmos a su lado..
Ni una sola palabra habíamos cruzado al desayunar, ahora estando juntos en su auto rumbo a mi escuela, rompió el silencio diciendo: «¿Maky, ya has tenido tu primer sangrado?», «¡Hay pero por qué me preguntas eso, que vergüenza!» contesté tapándome la cara, «No debes avergonzarte de tu naturaleza hija. Todas las chicas han de pasar por ello», «Lo sé papá, pero… Aún no me ha pasado, si eso te preocupa tanto saber» dije al fin indignada. Nuevamente el silencio reinó, una vez que llegamos sólo quise bajarme e irme para evitar sentir más vergüenza, «Vendré a recogerte, quiero platicar contigo de lo ocurrido anoche», «Eh… Está bien» dije abriéndo la puerta, «¡Te quiero!» me dijo papá, y mis ojos se llenaron de lágrimas, volví a cerrar la puerta del auto y me lancé a sus brazos, me cuesta recordar esos momentos tan sensibles que tuve, lo abracé con todas mis fuerzas y le dije que lo amaba, que nunca quisiera dejar de ser su niña. ¡Dios! Las hormonas en la pubertad son terribles a veces; ya un gran sentimiento en mi pecho crecía por mi padre.
«Entiendo el por qué de tus lágrimas mi Loki. ¡Ya estás enamorada de tu papá!», «¡No puede ser! ¿Cómo podría sentir eso por mi papá?», «No luches contra eso, te pondrá peor, no hay nada más lindo que el amor de tu propio papá», Angela era muy madura en esos temas. En el recreo ella se ausentó un momento, y yo la esperaba sola sentada en el patio, de pronto veo una mano con una gaseosa con un sorbete, era un chico que me invitaba, lo acepté porque tenía sed. Se sentó a mi lado y sólo me miraba y me miraba, hay la verdad que los chicos tímidos me ponían nerviosa. «¿Por qué no dices nada?» le dije, «Me llamo David, y… Me… Gustaría ser… Ser…», «¡Aish! Habla ya, no me tengas miedo», «Solo quería, saber si podría ser…», como a veces me lo habían pedido supuse que también quería eso, «¿Tu novia?» le dije, aún recuerdo su carita bien roja del chico. «Hey niño, apártate de mi chica ok» Angela rugió como una leona y el chico simplemente se fué con el rabo entre las patas. «Siempre tan linda con los chicos» le dije de forma irónica. Me quitó mi gaseosa para tomárselo todo tirando el sorbete, y me contó lo que pasó con su papá antes de venir a clases. «No puedo creer que hagan esas cosas» dije incrédula, «Pues es lo que sucedió, es lo bueno de tener lunas oscuras en el carro jiji», «¿Pero, justo fuera de la escuela?», «Es rico hacerlo así», horrorizada imaginaba a mi amiga haciendo cosas con su boca a su papá, si mi mente se resistía, mi coño lubricado hacía lo contrario. «Así que estarán solos en su auto por ahí he pillina», «Me dijo que hablaríamos de lo que pasó ayer», «Hay también tu chocho ni que fuera tan oloroso», «Hey ya, no digas eso me da pena». Así pasó rápido la clase de danza. Cuando sonó el timbre de salida, sentí una fuerte sensación entre mis piernas, sabía que papá ya estaría afuera esperándome. Angela me tomó de la mano y así salimos de la escuela, «Ahí está mi papi» dijo emocionada, «Me voy mi Loki, y aprovecha ya sabes jeje» y saltando como la niña más feliz fué rumbo al auto de su padre. Fuí lentamente hacia el parking, con cada paso las sensaciones en mi vientre se hacían más fuerte, recordaba lo que Angela hacía con su papá en el auto, y que talvez en esos momentos seguían haciendo cosas así, me ponía peor.
No veía el auto de papá por ningún lado, y dos ruidos de claxon me hicieron voltear, recién había llegado, pero yo no fuí saltando como mi amiga, para ese momento yo ya me sentía un poco mojada y muy avergonzada. «Maky, vamos al parque un momento», «Ssssi papi». Muy pocas veces había ido a ese parque, al llegar veía a muchas parejas abrazadas y dándose mucho cariño. Me sentía extraña caminando a su lado en pleno sábado, llegamos a un puesto de palomitas de maíz, algodones y manzanas acaremeladas, «¡Qué te parece un algodón!», «Hay papá no soy una niñita para comer esos dulces», «¡Cómo! ¿No me dijiste en la mañana que siempre querrías ser mi niña?», «Si pero es que… ¡Aish! Ok cómprame un algodón pues», «¡Qué carácter! Se nota que sí eres mi hija», tal vez era su forma de consentirme un poco. Nos sentamos cerca a una estatua, y cómo olvidar lo difícil que fué comerme ese bendito algodón, mis manos melosas, el viento hacía enredar mis cabellos en el algodón, mi cara sucia de miel, y no quería ensuciar mi buzo escolar. «¿Maky, siempre tienen clases los sábados?», «No siempre, por el aniversario de la escuela, nos obligan a danzar y… Hay… Bueno si no participas te reprueban en arte haaay…» el algodón se hizo nudo en mis cabellos. «Espera yo te ayudaré» dijo papá y con mucha paciencia logró liberar mis cabellos, «Realmente eres una niña comiendo un dulce», «Yaaa… No me avergüences más de lo que estoy», «De eso mismo quería hablarte, así como anoche, no deberías de ser tan vergonzosa», «Lo siento papá», «Tampoco eso, no te disculpes de todo, sé más libre, más natural». Él tenía razón, debía de cambiar mi actitud. «Dime la verdad hija, ¿fué ayer la primera vez que te pasó eso conmigo?», que situación tan incomoda fué, «No…», «¡Así! ¿Y cuántas veces te ha pasado eso conmigo?», «Sólo dos…» dije tímidamente, «¿Y cuándo fué la primera?», «Cuando me regañaste el sábado pasado», «¿Sucedió porque te regañé?», «No… No fue por eso», «¿Y?» papá esperaba una respuesta, «Cuando me abrazaste», «Pero si estabas llorando, no entiendo», «Hay papá yo tampoco, sólo me sucede y no sé qué… que…» me tape la cara otra vez queriendo llorar, siempre me traicionaba mi lado emocional, papá me abrazó pero su abrazo era diferente, me pegó bien a su pecho. «¿Y ahora? ¿Deseas llorar o sientes otra cosa?».
Estaba hecha un remolino de sensaciones y emociones, la gente al pasar seguro se dirían «qué lindo consuela a su hija» pero lo que no sabían era que su hija estaba empapando su ropa interior. Me aferraba fuerte a su pecho, esa vez no lloré, sólo sentí el calor de un volcán en todo mi cuerpo, había perdido el control de todo, tantos tocamientos indebidos, de mi hermano y de aquellos tres chicos, habían despertado cierta sexualidad en mí desde tan niña, ahora entiendo por qué no podía controlar tales impulsos. Pero lo que más me encendía era esa mezcla de sentimientos por mi padre, como la mecha para encender una bomba, me perdí en sus brazos, mi cuerpo empezaba a temblar, empecé a gemir suave, y mi padre escuchaba y sentía todo, estaba sucediendo, mi cuerpo se preparaba para su primer gran orgasmo. «Tal vez no pueda percibir el aroma aquí, pero sé que te está volviendo a suceder verdad», «Pa…pá… Ah… Mmm…», «No te reprimas, déjalo que suceda, aquí en mis brazos, estás a salvo mi niña», sus palabras detonaron la libido de todo mi ser. Mordiéndome los labios para no gritar mi cuerpo empezó a sentir fuertes espasmos y mi padre me abrazó mucho más fuerte, y seguro para que otros no se dieran cuenta. «Mi niña, está floreciendo», susurró, me daba besos en la frente y acariciaba mi cabeza. Fué una explosión de fluidos, de emociones, de temblores, de todo; no sé cuánto tiempo estuvimos así, pero recuerdo que un sueño terrible me invadía. «Creo que es hora de volver a casa», «Ujum…» murmuré, incluso en el auto me quedé dormida.
Angela estaba encantada con todo mi relato, más emocionada que yo armaba planes para mi siguiente paso. «Es extraño pero funcionará a la inversa», «¿Cómo es eso?», «En mi caso fué mi papi quién iniciaba todo, pero en tu caso serás tú la hará que suceda», sé que debería de haberme sentido mal por intentar esas cosas con mi padre, pero era una mocosa aún que no distinguía del todo lo bueno, malo y prohibido. Era día de semana y eran ya las 11 pm. No tenía sueño y sé que papá estaba en su estudio trabajando aún. Era el momento de intentar el 2do plan de Angela. Me puse un short pegadito y cortito sin usar ropa interior, y un top de tirantes que cubría mis pechos y un poco más, sin sujetador también, me solté el cabello, un poco de perfume y me puse una brillantina en los labios. Estaba lista, me veía muy bonita al mirarme en el espejo. Entré a su estudio sin hacer bulla, descalza, abrí la puerta y cerré con cuidado, me apoyé sobre la puerta y entonces dije: «¡Papi!», «¡Oh! ¿Maky, qué haces estás ho…?», cuando clavó su mirada en mí dejó de hablar, Angela me dijo que si pasara algo así, significaba que estaba admirado por mi belleza. «No tengo sueño, quería acompañarte, ¿Puedo verdad?», su mirada recorría mi cuerpo, funcionaba, estaba despertado los deseos de mi propio padre. «¿No tienes frío vestida así?», «No, al contrario tengo mucho calor y por eso no podía dormir», «Yo estoy… He… Es tarde para estar trabajando verdad», «Papá, y… ¿Si vemos tv en la sala hasta que nos de sueño?», lo estaba pensando siempre viendo mi cuerpo de reojo, me acerqué hasta estar a su lado, «Espero tengas razón Angela sino te mato» dije en mi mente, acaricié su rostro y murmuré: «Dijiste que no lo guarde, que me sienta libre contigo cuando me suceda, y me siento extraña, siento que me supera papá, ayúdame…», «¿Cómo quieres que… te ayude?», «Sólo abrázame fuerte», y me senté en sus piernas de costado girando mi torso para abrazarlo, rodeándolo con los brazos y pegando mi cuello su rostro, casi grito cuando me tomó de la cintura rodeándome con sus brazos. Ya no había marcha atrás, empecé a moverme frotando mi trasero sobre sus muslos, y sintiendo su nariz y sus labios sobre mi cuello. Él se mantuvo firme y callado, en cambio yo ya gemía seguido, cuanto más me apretaba más me mojaba, ya me movía más rápido, y el aroma de mi coño lubricado nuevamente se sentía en el ambiente, con sólo recordar hasta ya me estoy queriendo mojar. «Maky, tu olor es muy fuerte» me susurró al oído, y detonó mis ansias en ese instante, «Mmmm… Mmmm… Haaa…» mi cuerpo vibraba, mi vientre explotaba encima de mi padre, sentía el aliento de papá sobre mi cuello, también se había excitado, estaba cruzando la línea prohibida con él, me sentí desfallecer y cargándome me llevó a mi cama y me dejó descansar.
«Te invidio mi Loki, esas primeras veces son únicas» decía suspirando Angela, era mi confidente, mi tutora en seducción, «¿El siguiente plan?» le pregunté, «Oh, sí que lo estás tomando en serio he… Me voy a poner celosa», «Jaja ¿Por qué? Somos amigas tonta», está vez sólo me dió unos consejitos de cómo hacerlo participar en esos abrazos. Ahora cada chico que se me acercaba en el recreo o la salida, a la primera lo rechazaba, no tenía ojos ni ganas para ninguno, sólo para mi papá.
Continuará…
me excita tu relato, es detallado pero no grotesco, hace desear ser el papá de niñas así, de sentirlas desarrollar la sexualidad y uno disfrutarlo, me gustaría alguna hija así para sentirlo, sigue, está muy bien tu relato