Mi Cesar 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Esos días, después de tenerlo dentro de mí, lo quería otra vez.
Había ya pasado unas semanas después de publicar el relato anterior.
Aunque me había desahogado, no podía dejar de desearlo.
Quería esa verga tan rica, tan gruesa, tan dura dentro de mi otra vez.
Quería su sabor y su humedad de nuevo.
Su cuerpo duro y fuerte abajo de mi, me mojaba de pensarlo.
¿Pero, cómo acercarme de nuevo? Me sentía tan mal de pensarlo.
En esa ocasión fue todo tan espontaneo, tan dulce.
Creo que le gustó pero yo no quería lastimarlo.
No quería que se alejara y que dejara de quererme si le negaba más placer.
Aunque, en realidad, yo no quería ser lastimada si me decía que ya no, que no era correcto.
No sabía que hacer.
Mi cabeza era un hervidero de ideas que iban y venían.
Cierta noche, después de la cena se despidió con un tierno beso cerca de mi boca, me encendió.
Aun respire su aliento con sabor a leche.
Iba a hablar, pero le pedí que fuera a su recamara a dormir pues tenía exámenes al día siguiente.
Se quedo parado y me dijo que necesitaba hablar.
Le prometí que al día siguiente.
Protesto diciendo que lo estaba evadiendo.
¡Mi niño hermoso! Le prometí que no evadiría más.
Me miro intensamente.
Subió a su recamara.
Encendí el televisor y busque en el canal de videos mientras se terminada de ir a la cama.
Cerré los ojos.
Recordé su beso cerca de mi boca, acaricie mis piernas, suavemente y despacio, para oírlo si bajaba, y detenerme… o seguir.
Subí mi falda, mis dedos encontraron mi coñito.
Acaricie, una vez, dos, tres, ¿Olería bien? ¿Le gustaría chuparme? Estaba tratando de evitar una tragedia en mi familia y también estaba pensando que quería que me chupara el clítoris y metiera sus dedos.
Me estaba mojando y mucho.
Me sentí como recién casada: quería mi ración y estaba dispuesta.
Acaricie mis piernas otra vez, abrí mi blusa y sentí mi cintura delgada y mi bra ahogando mis pechos.
Abrí el broche y jale mis pezones, toquecitos de electricidad recorrían mi cuerpo.
Sí.
Quería a mi Cesar.
Quería que me viera como una mujer y no como su madre.
Lo oí bajar.
Pensé que era mejor que me viera así: derritiendome por él, con mis dedos dentro, mi mano pellizcando mi pezón, pero acomode muy rápido mi ropa y conteste que que quería.
Se detuvo frente a mi y dijo, muy claro, sin gritar que quería irse a vivir con sus primos a Canadá.
Mis ganas desaparecieron al instante.
No lo podía creer.
¿Por qué no era como en esos relatos donde la mamá se coge a su hijo y son felices para siempre? Se acerco y seco mis lágrimas.
No tuve palabras más que un mañana hablamos.
Fue una noche larga.
Pensé mucho.
No sabía porque se quería ir y eso me estaba matando.
¿ Se sentiría acosado? ¿Me había extralimitado con él? ¿No le gustaba nada? ¿No le había gustado coger a su mamá? Yo no quería que se fuera.
Y si la culpa era esa apariencia de mujer cuarentona, lo cambiaría, eso era claro.
Y si la culpa era que no le gusto mi forma de tener sexo, pues aprendería más.
Lo volvería loco por mi.
No se iría y todo sería como los relatos esos donde todos cogen y son felices.
Pero ¿y si no era eso? ¿Y si era algo más lo que le molestaba?
Ya en el auto, no cruzamos palabra alguna en el trayecto a su escuela.
Se despidió con otro beso cerca de mi boca.
Electricidad corrió por todo mi cuerpo.
Abrí la boca para chupar su lengua pero se alejo muy pronto.
Sus compañeros y las otras mamás se juntaron para platicar, yo me aleje pronto, tenía que pensar como arreglar eso.
En la oficina mientras escribía los reportes cuando pasó la lagartona de Magali; se dice que se había acostado con más hombres de la oficina y que también mujeres.
Me miraba, una y otra vez.
Sus cabellos rojos en rulos se movían lentamente.
La última vez, se acerco, y sonriendo diabólicamente mordió su labio y me dijo que ya había leído acerca de Cesar y de mi.
Me tomo tan de sorpresa que sólo atine a preguntar sobre lo que quería decir.
Inclino su cara, me miro a los ojos y sonrió otra vez y dijo que ya había leído, en el sitio de relatos eróticos, acerca de Cesar.
Esperó mi reacción: trague saliva, volvió a sonreír.
¿Quién iba a imaginar que alguien más visitaba el sitio este? ¿Fue tan evidente la historia en los detalles? Ella puso una mano sobre el escritorio y chupo su uña de un otra mano suavemente para agregar que quería conocer a Cesar y susurro en mi oído que si no, la oficina completa sabría sobre lo que había pasado con Cesar.
Le tome la mano tan fuertemente como pude y entre dientes susurre igual que si le hacia daño él, no importaba lo que pasara en la oficina, ella lo pagaría muy caro.
Me dio un beso en la mejilla, jalando su mano sin prisa y mientras se alejaba leí en sus labios un “le-va-a-gustar” que pronunció lentamente, guiño un ojo.
La oficina me parecía un infierno que no podía contener, las caras de todos las compañeros y demás personal me parecían que me acusaban, cada conversación entre ellos era sobre como seducí a Cesar, incluso las risas de mi mejor amiga me parecían un ataque.
Ella se acerco y me pregunto sobre lo que me pasaba pues estaba como una fiera, mirando de un lado a otro y sin hablar con alguien.
Le pedí que me disculpará pues sólo era el estrés del trabajo.
Me dijo que había visto a Magali acercarse y hablar conmigo, que que me había dicho.
La oficina era un hervidero de rumores acerca de su pequeña conversación.
Le pedí a mi amiga que no se preocupara pues no había sido de importancia.
Y en ese momento se aparece esa mujer y me dice que compraría una botella de vino para la comida.
La mire tan sorprendida igual que mi amiga, ella volvió a guiñarme mordiendo su lengua esta vez, diciendo que le gustaba la comida china y que me veía a la salida para irnos juntas.
Mi amiga y yo estábamos petrificadas.
Yo la mire e intente explicar pero ella detuvo mi explicación con la palma de la mano frente a mi y dijo que no lo quería saber.
Se alejo.
No sabía que hacer.
Fue la jornada más larga de mis diez años en esta empresa, y no iba a terminar allí.
Muchas cosas me imaginé para que no tocará a mi Cesar: desde sobornarla con todos mis ahorros, hasta investigar sobre un prostituto para que se la cogiera y nos dejara en paz.
A la hora de la salida, ella me espero en el estacionamiento, sonreía mientras me dijo que la llevara pues ella dejaría su auto ahí por ese día y que así podríamos comprar todo para la comida y luego pasar por Cesar.
Estaba temblando, no sabía si por miedo o por… ella iba a cogerse a mi Cesar.
¿Y si era mejor? Pero por supuesto que era mejor en la cama que yo.
Cesar iba a gozar y me iba a dejar por esta puta bruja.
Mientras manejaba quería abrir la puerta y arrojarla en las cañadas que cruza este eje rumbo a casa, ella pareció adivinar mi preocupación y con mucha calma pregunto si sólo había exagerado en el relato para impresionar a alguien, que si Cesar le dejaría ver su verga, que si lo que había relatado sobre la música era mi imaginación, que a ella le gustaba mucho la música de los setenta y que se había mojado mucho mientras lo leyó.
No dije más.
Detuve el auto frente a la escuela de Cesar, baje pensando armar algo lejos de ella, pero pronto estuvo a mi lado y tuve que presentársela.
Le pregunto si le gustaba la comida china y él, muy inocente, dijo que sí, que a veces la comíamos cuando yo no quería cocinar.
Lo abrazo por los hombros, oímos como sus amigos le gritaban cosas, ya no recuerdo que, subimos al auto, compramos todo en el centro comercial y después a la casa.
Comimos, después abrió la botella de vino y sugirió un brindis por los nuevos amigos y las nuevas experiencias.
La odié.
Es una mujer tan segura, sin esas tapujos que yo tengo.
Bebí hasta el fondo para calmar mi ansia.
Cuando acabe descubrí a Cesar mirándome, extrañado y sorprendido, y es que no bebemos alcohol, su mirada era de desconcierto, pero al verme acabar con la copa de un trago, él hizo lo mismo.
Mi Cesar, iba a emborracharse por primera vez y…
Magali le pidió que le cortara algo de fruta, que la habíamos puesto en el refrigerador, Cesar, muy obediente se levanto, tomo su plato y vaso llevándolos a fregadero y luego se enfilo al refrigerador.
Saco una fresas que lavo con mucho cuidado.
Magali sacó de su bolso una USB y fue al estéreo.
Se rió cuando se dio cuenta de lo viejo que era.
Busco mi mirada mientras sacaba un CD de su bolso diciendo que era una mujer prevenida.
Santana lleno la sala.
Cuando Cesar regreso, note los efectos del alcohol, pues sonreía y su mejillas estaba rojas.
Magali lo alcanzo, le quito las fresas que puso en la mesa, aproveche para pedir le que subiera a su recámara, pues lo veía un poquito mal, pero ella lo abrazo y acariciando su pecho le pregunto que que le parecía ella, si era guapa o muy vieja.
Sonrió.
Le contesto que era muy bonita, que sus amigos le habían gritado que era un suertudo.
Ella siguió acariciando su pecho, sobre sus pezones que note duros muy pronto.
Ella le pregunto por alguna novia en su escuela.
El rió, le contesto que no, que sólo amigas.
Ella metió su mano bajo la playera y le dijo que estaba muy bien y bajó la mano hasta su verga y mientras la frotaba le dijo que que bárbaro que estaba muy grande, que si ya sabía usarla, que si no ella le enseñaría.
Mi Cesar estaba que no cabía en su sorpresa.
Magalí rió igual cuando le dijo que estaba poniéndose dura y que como no contestaba tomaría eso como un si.
Él trató de decir algo cuando Magalí sujeto su carita y lo beso.
Cerré los ojos y pensé que no estaba pasando eso.
Magali seguía besándolo y acariciando su verga cuando me pregunto si sabía lo que tenía en casa.
Mi Cesar estaba tan colorado, ya no sé si estaba excitado o avergonzado, pero reía nerviosamente.
Magalí le pregunto si yo le parecía linda y él contesto que yo era lindísima.
Mi gusto fue tal que me acerqué y busque su boca y lo premié con un beso chupando suavemente su lengua y guié su mano hasta mis caderas que deje acariciar pero que no se atrevió a seguir.
Magali lo tomo de la mano y lo llevo hasta el centro de la sala.
Lo beso más y se arrodilló frente a él.
Abrió la cremallera y la verga de mi Cesar saltó tomándola por sorpresa, chilló un “que vergota”.
La metió en su boca y comenzó a chupar de arriba a abajo.
Aunque le ayude un poco a bajar el pantalón de la escuela, yo quería comer a besos a mi Cesar, así que empecé chupando sus labios metiendo mi lengua despacito, para que sintiera esa electricidad que me recorría a mi.
Pero pronto termino pues Magali me pregunto si quería probar esa vergota que se estaba comiendo, y yo, pues claro que quería, así que me arrodille y acaricie sus testículos antes de frotar su verga.
Fui desde su glande chupando por una lado, por el otro, su sabor saladito y espeso, la saliva de Magali, me pareció tan sucio, tan indecente pero al mismo tiempo me calentaba, tenía, por primera vez mi pantaleta mojada, desde que ella lo acarició, ahora metía esa verga en mi boca, desde la punta hasta donde cupiera.
Ese olor, semen y saliva.
Magali toqueteaba con su lengua los testículos de Cesar.
¡Que puta! Cesar esta gozando bastante, que sus manos sostenían nuestras cabezas cerca una de la otra, así que pude sentir a Magali.
Y es que estábamos frente a frente chupando cada quien un lado de la verga de mi Cesar que nuestras lenguas, labios y aliento se cruzaban una y otra vez.
Ella me miraba coqueta cada vez que sucedía.
Se levanto y le pidió a Cesar que le ayudara a bajar la cremallera del vestido que llevaba.
Yo sólo quería chupar esa verga que no cabía en mi boca.
Magali reía pues Cesar no podía jalar hacia abajo el carrito de la cremallera, le dijo bromeando que si su mamá se la estaba chupando rico, él dijo que si que estaba gozando mucho.
¡Mi Cesar tenía que ser recompensado por ser tan buen muchacho! Así que yo me concentré más en hacerlo gozar, mientras Magali le pidió que sentara para que se no se cansara mucho pues iba gozar mucho y me pidió que me pusiera más cómoda para la tarea que tenía enfrente.
Comencé a quitarme el vestido mientras miraba como la verga de mi Cesar desaparecía dentro de la boca de Magali.
Hasta ese instante ví a Magalí completa; no era una mujer voluptuosa, tenía un cuerpo común, pero esa forma de actuar, de moverse, de decir las cosas la hacía verse diferente de todas nosotras.
La odié otra vez.
Había hecho lo que yo planeaba una y otra vez, pero no me atrevía.
Ella simplemente se lo propuso y ahí estaba, al ritmo de Black Magic Woman chupaba el glande de Cesar, al mismo tiempo que sus manos acariciaban sus piernas, sus testículos y su ano.
No me iba a quedar atrás.
Ver a Magali con su hermosa lencería haciendo gemir de placer a mi Cesar, me hacía estar tan mojada, que me arrodillé de nuevo para compartir esa verga de nuevo.
Magali pregunto, entre gemidos si le gustaba que lo mamaran dos mujeres, él respondía que si moviendo su cabeza, yo sentí que se movía mucho, entonces ella hizo algo que no ví pues estaba concentrada en chupar el glande.
Cesar brinco un poco y se quejo pero continuo bien duro.
Ella volvió a preguntar si le gustaban mis tetas, mi culo, mi coño, a todo respondió que los adoraba, que me quería mucho.
¡Si me pedía entrar en mi culo, lo dejaría sin pensarlo! ¡Amo a mi Cesar! Lo puso de pie y se bajo su hermosa tanga, se puso de a perrito sobre el sofá y le ordeno chupar su coño.
Cesar se arrodillo, dudando unos momentos, hasta que le dijo, que con su lengua recorriera alrededor del coño que estaba viendo.
Le pidió hacerlo despacio.
Yo estaba tan mojada y caliente que fui a abrir esas nalgas para que mi Cesar lamiera a placer.
Le ordeno después que chupara como si fuera una boca y metiera su lengua de cuando en cuando.
Le dijo que le gustaba mucho, que siguiera, que lo hiciera como si ella fuera su mamá, con ese amor que me tenía.
Cesar estaba como un loco, chupándole el coño a Magali, me suplico que lo masturbara.
¿Qué madre sería yo si no hiciera feliz a mi hijo? Aunque incomoda, empece a subir y bajar mi mano sobre esa verga tan grande.
Magali, le ordeno que también chupara su ano.
Que lo hiciera muy bien pues si no le gustaba no me chuparía.
¿Mi Cesar chupándome el coño? Magali leyo mi mente, mis deseos, mi ansia.
Estaba temblando, y sentía esa punzaditas en mi interior, esas que te dicen que ya es momento de tener una verga adentro.
Magali reía cortadito.
Se le veía que estaba disfrutando de la lengua de Cesar.
Lo detuvo y le dijo que lo había hecho muy bien, que podía mamar a su mamá.
No cabía de contento.
Mi pantaleta cayó al piso, acomodé a mi Cesar en el sillón para que me chupara sin problemas.
Abrí mi coño para que chupara mi clítoris.
Le pedí que lo chupara usando sus labios y con su lengua lo rodeara rápidamente.
Pronto ya no pude mantener abierto mi coñito.
Sostenía la cabeza de Cesar, abría mi bra, sacando mis pechos, acariciando mis pezones, mirando a Magali disfrutando su verga.
Sentía sus manos abriendo mis nalgas, sus dedos cerca de mi ano.
Si Cesar, si.
Chupa, no te detengas, tu aliento, tu saliva me hacen tanto bien.
Me pregunta si lo hace bien.
¡Claro, bebé! Magali lo mama tan bien que mi Cesar se detiene por segundos para verla.
Está hipnotizado con esa boca que casi traga entera su verga.
Le pido que siga.
Que su mamá quiere su boca en el coño.
Que siempre será su puta.
Su puta.
¿Qué estaba diciendo? ¿Y a quien le importa? Cesar, tu mamá te cogerá porque te ama.
No busco tu dinero, ni tu fortuna.
Te amo.
Magali trae de su bolso un condón que rápidamente cubre la verga de mi Cesar.
Así.
Chupa mis pezones.
Otra vez.
Ponlos más duros.
Dale un mordidita.
Suavecita.
Si, mi Cesar.
¿Te gusta el culo de Magali? ¿Quieres meter tu verga? ¿Te ayudo? Métela.
Yo abro sus nalgas para que veamos como se mete hasta tus huevos.
No importa que no entre toda.
¡Empuja Cesar! Tengo su lengua en mi boca.
En mi cuello, mis pezones.
¿Ya te quieres meter, Cesar? Magali, detente, quiero la verga de mi hijo.
Cesar estaba sentado mientras lo cabalgo justo como la primera vez.
¡Dios mío! Llega hasta el fondo y golpea ahí donde me hace ver estrellitas.
Siento mis tetas brincar.
¡Dios, esto es tan bueno! Si.
Cesar, tu mamá adora ese orgasmo que viene.
Magali no se queda atrás.
Le arranca más besos, le pide que le chupe las tetas.
Le pregunta si quiere meterse otra vez en ella, que le tiene una sorpresa.
Me siento en el sillón de junto y mientras ella lo cabalga mis dedos encuentran mi clítoris y me vengo otra vez.
Veo ese culo de Magali moverse en círculos sobre la verga de Cesar, saliendo, entrando.
Le pregunta si lo quiere que se la apriete.
El dice que le gusta que se quiere venir.
Magali hace algo que no veo pero Cesar no termina.
Ella lo vuelve a montar y se viene, gritando, riendo.
Le dice que ahora su mamá quiere su ración de verga, que si se la va a meter.
Le ordena que grite que le va a meter la verga a su mamá.
Él obedece.
Si, bebé.
Méteme tu verga.
Métela hasta el fondo.
Magali le ayuda.
Me recuesta levantando mi pierna para que entre más.
¡Dios! Nunca lo había hecho así.
Magali chupa su verga mientras entra en mi.
También me tocan su besos.
¡Puta sucia, que bien lo hace! ¿Sabe rico mi coño? Me vengo otra vez.
Magali abre mi boca y me roba un beso justo en el momento de las estrellas.
No sé si eso se vale pero fue tan intenso.
Grité.
Nunca antes había gritado y es que nunca antes había gozado así.
Magali.
Magali.
Te mereces otra vez a Cesar.
Se sienta en el sofá donde comenzó todo y abre sus piernas.
Le puedo ver muy bien su coño rosa, como su labial.
¿Su ano estaba depilado? ¡Perra! Cesar le dice que es muy bonita.
Ella le señala su agujerito metiendo sus dedos, le ordena que la meta ahí.
Cesar parece otra persona, tan dulce y fuerte al mismo tiempo.
Se hunde, ella mueve con sus dedos su clítoris.
Le grita que se va a venir, que lo haga más fuerte.
Santana acompasa los golpes de las caderas.
Magali me ordena que la bese.
Quiero que sienta lo mismo que yo.
Pero se viene antes de que yo lo sienta, me lastima pues se viene otra vez y aplasta su cara con la mía.
Última canción del disco.
Cesar sale de Magali, ella experta quia el condón y le dice a Cesar que moje mis tetas.
Que las va chupar para que lo disfrute.
Cesar se viene mucho, muy fuerte.
Cae en mis tetas, mi cuello, mi cara, en el suelo.
Y si, Magali devora todo el semen y mis pezones.
Estamos bañados en sudor y no es verano.
Magali se levanta, besa apasionadamente a Cesar y le dice que tiene a verga más deliciosa que ha probado.
Se viste.
Me visto.
Cuando va saliendo me abraza y me dice que no tenga miedo de pedirle sexo a Cesar.
Que me ama.
Besa mi mejilla como una gran amiga.
Va a la calle principal, me dice que no me preocupe que va a tomar un taxi, que me regala el disco.
La veo hasta que el taxi rosa y blanco es visible.
Esa noche Cesar durmió conmigo.
Nos duchamos juntos -para no desperdiciar agua – claro.
Lo deje en la escuela y fui al trabajo.
Magali me ignoro como en un principio.
Mi amiga me pregunto si todo iba bien.
Yo le dije que si.
Que todo iría bien desde ese momento.
Ya en casa, por la tarde Cesar me pidió que me sentara junto a él en el sofá.
Le acariciaba su pierna mientras el decía que le dejara terminar, que era importante.
Nos miramos y dijo serenamente que quería estudia en Canadá con sus primos, que las escuelas eran mejores que aquí, que quería tener un trabajo mejor, que allá su condición no era un problema como aquí.
Que allá no había forma de que lo identificaran por una lectura como había pasado aquí.
Que no quería que pasara algo malo por su culpa.
Mi Cesar.
Tenía tanta razón acerca de muchas cosas.
Le pregunto si esa era su verdadera razón, me dice que si.
Que no me va dejar de amar y que mi cuerpo era uno de los más bonitos que conocía.
Cesar se fue en verano.
Yo me siento distinta, como si algo hubiera florecido en mi.
Me siento muy bonita.
Lo sé.
Todos lo dicen.
Ya nadie me identificará por estos relatos.
No hay forma.
Ya lo ves.
Este relato no termina como los demás.
Es lo único que pone triste.
Sé que estaré bien.
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