Mi chiquita caliente
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos. Llamenme Tono, estoy viviendo una deliciosa, linda y peligrosa aventura con la sobrina de mi mujer, de nombre Sheyla (modificado por seguridad). Aquí va parte de la historia.
Soy casado desde hace seis años, con dos años de noviazgo. Durante ese noviazgo conocí a la familia de mi ahora esposa. En esta familia, hay una prima de mi mujer de nombre Pilar y ella tuvo una hija, Sheyla, a quien conocí de 10 u once años, era realmente de talla muy pequeña, según cuenta su madre, ella pesó menos de tres libras al nacer y siempre ha sido pequeñita, ahora tiene 19 años casi los 20. Mide 1.58 cms, pero dejemos a un lado su pequeña talla, Sheyla fue acreedora de un cuerpecito divino, bien dotado, pero en mini, es decir, su rostro es precioso, cabello negro a los hombros, dos bubis medianas que fueron hechas por un arquitecto, bien paraditas; luego sus caderas que desde pequeña tienen unas lindas curvitas que rodean un precioso y paradito culito, y que decir de sus piernas, llenitas y torneadas, realmente es un rico pastelito esta chiquilla.
Ya siendo casado, y por ser casi vecinos de la familia de Sheyla, la vi desarrollarse de un infante a una linda mujercita, pero debo indicarles que jamás pasó por mi cabeza el tener que ver algo intimo con ella, siempre nos tratamos con respeto, pero las cosas se dan aún cuando no las buscas.
Sheyla tenía un su novio con el cual ya llevaban unos cinco años de noviazgo, el chico entraba y salia de la casa de Pilar, la madre de Sheyla como si fuera su casa, toda la familia lo conocía e inclusive ya se hablaba de matrimonio con Sheyla. En ese entonces Sheyla estaba por cumplir sus 19 años. Cierto día durante el desayuno mi esposa me comentó que Sheyla se había separado de su novio, me lo dijo muy preocupada, -ya volverán, asi son los chicos- le dije tranquilamente a mi esposa.
-Como crees?, si Sheyla se enteró que él tiene embarazada a otra chica!!- me dijo mi esposa un poco alterada. Y asi era, el tonto del novio de Sheyla, se metió con otra chica, posiblemente por aventura y la embarazó. Mi esposa siguió contándome que su sobrina estaba muy mal y que llevaba varios días de llorar y casi de no comer, toda la familia estaba preocupada.
Como había sido orientador de una Escuela hace algunos años y además yo le ayudaba en sus tareas a Sheyla durante algún tiempo, me pidieron, como hombre que hablara con ella. De veras que sin ningún interés yo hablé con Sheyla quien estaba devastada. Pasó el tiempo (unos dos meses) y Sheyla poco a poco fue recobrando su vida casi normal. Pilar, su mamá, estaba muy agradecida conmigo, al igual que mi mujer, al grado que Sheyla se quedaba en mi casa cuando quería, a veces por varios días. Quiero indicar que lo preciosa y linda que era Sheyla no pasaba desprevenido para mi, en ocasiones la veía con unos pantalones apretados de media cintura y con solo un top, o bien en minis que le hacía lucir sus bien conformadas piernas, mi verga se erectaba sin remedio y me excitaba verle sus lindas tetitas paradas, sobre todo cuando usaba escotado y flojo, podía verle una buena parte de sus senos. Sheyla también había iniciado con tirarme indirectas, como –buena elección la que hizo mi tia contigo-, -Tono!, no tienes un gemelo para mi solita!-, yo pensaba que era parte de la terapia para que ella olvidara a su novio.
Cierto día, Sheyla estaba en casa, yo había visto que se había metido a la ducha a bañarse, pasaron varios minutos, oi cuando ella salió de la ducha. Al rato mi mujer me dijo que la cena estaba servida, que llamara a Sheyla, fui a la habitación de visitas, que era ahora la habitación de ella, toqué suavemente la puerta, nadie contestó, volví a tocar y nadie atendió. Asi que abrí y entré, vi a Sheyla acostada boca abajo en su cama, solo tapada por una corta toalla, tenía una de sus rodilla hacia arriba pegada a superficie de la cama, la toalla la tenía subida sobre las nalgas, se veía bien su panochita depilada y mojadita, era preciosa y excitante. Creo que me salio saliva de la boca al ver su bollito, la verga comenzó a empalmarse, tuve el valor para acercarme y agacharme un poco y verla en toda su magnitud, me llevé una mano y la puse sobre mi verga y la acaricie sobre mi pantalón jeans. En eso vi que ella se movió, me quedé congelado de miedo. Pero no pasó nada. Salí de allí y le dije a mi esposa que Sheyla estaba dormida y que mejor no las molestáramos. Esa noche tuve un sueño húmedo pensando en la panochita de Sheyla.
Al otro día, habíamos planeado mi esposa, Sheyla y yo ir al cinema, estaban dando de estreno Duro de Matar 4, pero una hora antes de partir, mi esposa recibió la visita de dos amigas que no veía desde el colegio. Mi esposa nos dijo a Sheyla y a mi que fuéramos solos, ya que no podía dejar de atender a sus amigas, allí empezó todo, yo había visto a Sheyla con un pantalón, pero después que saqué el auto del garaje, ella salió para subirse con una supermini, zapatitos de tacón destapados, una blusita apretada sobre su busto y con un escote abierto sin tirantes. Se veía deliciosa.
Durante el camino, yo no dejaba de verle de reojo sus piernas, ya que su mini apenas tapaba hasta arriba de sus muslos. Y que decir de su escote, yo podía ver bien la curvatura de sus senos. Durante el viaje le dije que se veía lindisima, ella se sonrojó un rato, pero me contestó -espero que te guste lo que me puse, ya que me lo puse para ti!-, eso despertó mi excitación, mi verga comenzó a ganar espacio dentro de mis pantalones. Y más cuando ella se recostó sobre mi hombro. –Gracias por ser como eres conmigo!- me dijo Sheyla, -Oye, lo hago con todo gusto!- le respondí y por inercia le puse mi mano derecha sobre su rodilla, ella no dijo nada, entonces con hecho pensado la dejé allí. Mi verga ya era notable en mi pantalón. Sheyla pusó su mano sobre la mia, para que no la quitara de su pierna. Luego se acercó a mi oreja y con su voz melosa, me dijo:
-Te gustó lo que me viste ayer?- yo me puse muy nervioso al principio.
-Ehh?, que cosa?- devolví la pregunta. Siempre pegada a mi oido volvió a insistir:
-No me digas que no me viste mi conejito, ayer en la noche, te pregunto si te gustó verlo?-
Hubo un silencio largo. Pensé que si preguntaba eso era porque ella lo había planeado.
-Tu conejito es divino!- le dije envalentonado y viéndola a los ojos.
Sheyla que tenía su mano sobre la mia, la cual estaba sobre su pierna, me la tomó y la subió a sus muslos, su piel era suave, entre dura y tersa, sentí calor en mi rostro y mi cabeza, era la monstruosa excitación que yo tenía en ese momento. Atrevidamente, deslice mi mano debajo de su mini y rápidamente encontré su braguita, con los dedos comencé a acariciar su panochita por encima de la tela finísima de su braguita, con la yema de los dedos pude palpar el bultito de formaba su rajita. Sheyla cerró sus ojitos como degustando las caricias prohibidas que yo le daba, puso de nuevo su mano sobre la mía para que yo siguiera haciéndoselo. Y todo con el auto en marcha.
Bastante calor emanaba de su braguita, no cabe duda que ella estaba caliente. De pronto me tomó de la mano con la que yo la acariciaba, yo pensé que me retiraría de entre sus piernas, pero no, la tomó y la metió dentro de su braguita, mis dedos sintieron sus pelitos pubicos depilados, luego sentí el calor de su panochita, mis dedos jugaron con sus labios vaginales, al rato deslicé un dedo entre ellos, uuyyí estaba caliente y mojado por sus viscosos líquidos vaginales, era excitante al máximo. Yo estaba que me moría de la calentura, deslice uno de mis dedos más abajo y toqué la abertura de su vagina, hice unos circulitos a su alrededor y luego le metí la punta de mi dedo. –Tono!, Tono!- me decía con la voz excitada Sheyla.
No sé si tuvo un orgasmo allí ella, pero empezó a gemir y de pronto me tomó de la mano y la sacó de su braguita, diciendo -ya no!, ya no porfavor!- y regresó a su posición en el auto, yo regresé mi mano al volante, pero pude ver que mis dedos tenían sus jugos vaginales impregnados. Yo temblaba allí manejando. Llegamos al cinema, estacioné el auto, nos bajamos y yo la abracé para caminar juntos, como un par de enamorados. Entramos al cinema, ya habían apagado las luces adentro y Sheyla me jaló de la mano y me llevó a la fila de asientos más retirada, es decir la que se encuentra más atrás, no habían personas en toda la fila, ni tampoco en la que queda delante de ésta, el lugar perfecto para seguir nuestro jueguito.
Mientras empezamos a ver la película, Sheyla se recostó de nuevo en mi hombro, sus labios fueron buscando mi cuello y mi oreja, me estaba poniendo de nuevo a mil revoluciones. Sus labios llegaron a mi barbilla y luego no tardó en llegar a mis labios, nos besamos rico de lengüita. Mi lengua y su lengua se revolcaron lujuriosamente en nuestras bocas. Los labios de la pequeña Sheyla eran jugosos y carnosos, en ese momento mi verga se erectó queriendo romper mi pantalón. Para nuestra suerte las tomas de la película eran obscuras y nos daban el espacio perfecto para nuestro idilio.
Puse a Sheyla sentada sobre mis piernas, dándome la espalda, su trasero se posó sobre mi bulto en el pantalón. Metí las manos debajo de su blusa y de su pequeño sujetador para masajear sus lindos senos, los apreté y jugué con sus pezones erectos, se sentía maravilloso. Ella comenzó a mover su trasero sobre mi bulto haciendo pequeños círculos. Luego de tocarle sus senos, mis manos se metieron debajo de su mini y acariciaron sus muslos, luego meti una mano entre su braguita, Sheyla instintivamente abrió las piernas para dejarme llegar a su panochita, mis dedos recorrieron toda su vulva, sus labios vaginales estaban bañados de sus tibios jugos vaginales, nuevamente busque su bollito e inserté la punta de mi dedo dentro de su vagina, ahora ella no lo retiró, sino se puso a gemir reprimidamente, ya que no podía hacerlo libremente. Empujé mi mano y mi dedo se metió en su rajita hasta la mitad, luego la empecé a pajear lentamente. Ella volteaba y me besaba de lengüita a cada rato. Los dos estábamos muy calientes.
-Tono, llévame a otro lugar, donde podamos estar solitos, sii?
No esperé un solo momento más, la tomé de la mano y salimos del cinema. Subimos al auto con rumbo al primer motel que encontráramos en el camino, el cual no tardó en aparecer. Me metí con el auto y entramos a la habitación, apenas habíamos pasado el umbral cuando ella me empezó a besar con ímpetu, su mano se metió entre mis pantalones y sacó mi verga de el. Se hincó frente a mi y comenzó a chuparme la verga erecta y dura que tenía en ese momento, sus chupones eran fuertes y se metía la mitad de mi nabo en su húmeda boca. Que rico me estaba mamando!. Estuvo unos diez minutos degustado mi verga, la lamía hasta los mismos cojones, alguna gotita de semen salía por la cabeza de mi glande y ella se encargaba de engullirla. Yo gemía libremente y me tomaba la cabeza con las manos, ésta chiquilla me daba un placer intenso.
Luego de mamarla, Sheyla me dijo -Desvístete y acuéstate que yo te voy a modelar!-, me quité toda la ropa, quedé en cueros, me acosté en la cama, después ella comenzó quitarse la ropa al pie de la cama, con movimientos como de modelaje en ocasiones y en otras como si estuviera bailando. Se quitó primero la blusita, a continuación el sujetador que era de copa, -que lindas tetitas tenía la condenada!-, las acarició varias veces con sus pequeñas manos, eso fue intenso, tanto que me llevé una mano a verga y comencé a masturbarme viendo aquella escena. Luego se volteó y desabotonó su minifalda, ésta cayó al suelo dejando descubiertas sus bellas nalgas paradas, cubiertas hasta la mitad por su braguita. Se volteó y se bajó su braga, -una linda panochita tenía Sheyla- depilada totalmente, sus labios vaginales eran prominentes. Ella se quedó solo con sus zapatos de taconcito.
-Súbete aquí!!- le dije a Sheyla señalándole la cama. Ella a horcajadas se subió empezando por mis pies, le dije que quería que me pusiera su panochita en mi rostro, ella se sonrió y siguió subiendo, tuve su panochita a escasos centímetros de mi boca y fue entonces que la jalé de los muslos y mi lengua buscó su rajita. Se la empecé a comer descontroladamente, le lamía su clítoris, le chupaba los labios vaginales, jalándoselos con los labios sin usar los dientes, le metía la lengua hasta la entrada de su vagina. Sheyla se excitó tanto que empezó a jalarme los cabellos. Luego comenzó a mover sus caderas como restregándome su sexo en toda mi cara, sus jugos vaginales salían de su panochita impregnándomelo en la nariz, en los labios y en mi quijada. Le estaba yo pegando un deliciosa mamada de coño.
-Tono por favor hazme el amor!!- me dijo repentinamente.
Yo que apenas podía hablar, por tener todo su sexo en la boca, pude responder.
-Preciosa, quieres que te la meta hasta el fondo!-
-Ay si mi amor, métemela hasta el fondo, quiero sentirla adentro!- me respondió
Asi como estaba Sheyla la fui regresando hacia abajo, la puse sobre mi verga erguida, tomé mi verga con una mano y la llevé a su panochita y mi glande quedó entre sus labios vaginales, luego la tomé con ambas manos de su cinturita e hice fuerzas por bajarla hacia mi verga, ella siguió mi intención y por su peso se fue clavando mi verga en su rajita. Sheyla mordió sus labios con los dientes, su vagina era estrechita y mi verga era gordita, pero por la lubricación, la fui penetrando lentamente hasta que ella quedó totalmente sentada sobre mi verga. Se la metí hasta los cojones. Sheyla gimió cada centímetro que entró de mi verga en su panochita.
Luego sin empezar a follar aún, nos dimos un delicioso beso de lengua, fue un beso de entrega de nuestros cuerpos, le solté la boca y fui directo a chupar sus pequeños y rosados pezones, con la punta de la lengua los acaricié, luego los metí por turnos en mi boca. Sheyla se limitó a cerrar sus ojitos y degustar de ese placer carnal.
Después de ese pequeño ritual, ella comenzó a moverse sobre mi verga, subiendo y bajando sobre ella, sacándola y hundiéndosela en el más rico vaivén que yo recordaba. También se movía para adelante y para atrás como destripando mi verga en su rajita colorada, los dos gemimos como animales en celo. Sheyla llegó a su éxtasis en pocos minutos, su respiración aumentó y luego se quejó varias veces. Yo esperé que hubiera terminado para cambiarla de posición, ésta vez yo quedé arriba, le abrí las piernas y se las tomé de los tobillos, pero primero le quité sus zapatos, chupé sus pies, que también era hermosos, metí cada dedito de sus pies en mi boca y los lamí con la lengua, fue algo sumamente erótico, ella siempre degustaba con los ojos cerrados.
Terminando de chupar sus piecitos, me subí sobre ella y mientras la besaba mi verga fue penetrándola lentamente hasta quedar ensartada en su rajita. Luego besándonos la fui follando aumentando de velocidad a cada momento.
-Te gusta cariño?, te gusta como te lo hago?- le preguntaba yo muy excitado.
-Si mi amor, me encanta como me estas cogiendo!- me dijo la pequeña Sheyla.
Segui fajándola a diferentes ritmos, luego me levanté sobre mis rodillas y quedé como sentado siempre con la verga dentro de su panochita. Me puse sus pies en un solo hombro y seguí follándola bombeándole mi verga adentro y afuera.
La segui embistiendo por un buen rato, ella llegó a su segundo orgasmo, yo aguantaba el mio para darle todo el placer posible a ella.
Después la volví a cambiar de posición, ella obedecía sin decirme nada, solo obedecía. La puse a horcajadas, o sea en cuatro, me puse atrás, pude ver su panochita mojada y colorada de la batalla sexual que teníamos allí. Puse mi glande en la entrada de su vagina y se la metí hasta el fondo, ella pujó un poco cuando sintió toda mi carne de vuelta a su interior. La estuve cogiendo al estilo perrito por varios minutos más, yo ya estaba casi al limite, la seguí fajando, tenía la esperanza que tuviera su tercer orgasmo antes de que yo tuviera mi venida. Cuando la oi llegar a su clímax, aceleré mi bombeo en su panochita y mi verga comenzó a eructar grandes cantidades de semen, la saqué a tiempo de su rajita, alli fue cuando Sheyla se volteó hacia mi y tomando mi verga con una mano se la llevó a la boca y la mamó, mucho de mi semen se derramó dentro de su boquita y ella lo engulló con gusto, viéndome a los ojos.
Terminamos cansadísimos. Rápidamente vi la hora, ya nos habíamos pasado quince minutos de la hora en que terminaba la película. Nos vestimos no sin antes darnos varios picos en los labios.
Fuimos a la casa. Para nuestra suerte las amigas de mi esposa aún estaban allí. Saludamos a todas y yo me fui a mi habitación y Sheyla a la suya.
Por el complejo de culpabilidad, los siguientes dos días, casi no entrecruzamos palabras con Sheyla, solo nos hacíamos ojitos de culpa. Mi esposa ni en cuenta de lo que había pasado entre ambos. Pero el tercer día, cuando subí a decirle a Sheyla que el desayuno ya estaba listo, ella me jaló hacia el interior de su habitación y nos besamos efusivamente, yo le apreté las nalgas mientras ella se colgaba de mi cuello. –Tono, creo que te amo!- me dijo al oido.
En la tarde ese mismo día, estando yo en la oficina, faltaban unos minutos más para la hora de salida, yo soy jefe de un departamento en esa empresa. Mi secretaria me anunció que tenía visita, era Sheyla!. Apenas cerré la puerta y se colgó de nuevo a mi cuello y nos empezamos a besar, quiero decirles que yo también deseaba mucho tenerla de nuevo y mis sueños esos días eran acaparados por esa pequeña.
Meti mis manos entre su braguita por la parte de atrás y toqué sus bellas y duras nalguitas, mientras nos besábamos. Asi colgada a mi cuello, la llevé, previo cerré la puerta por supuesto, al único sofá en la oficina, me senté con ella encima con sus piernas abiertas, los besos continuaron y subieron nuestra calentura al máximo, le subi la blusa y luego el sujetador para chuparle los senos, mis labios apretaron fuerte sus pezones y ella pegaba de gemidos, los cuales tenía que silenciar, por miedo a que mi secretaria los oyera.
Luego, como pude me bajé el cierre del pantalón y saque mi verga ya empalmada, ella llevaba falda lo que facilitó la operación, le corrí su braguita a un lado de su vulva y le puse mi verga en la entrada de su vagina y se la dejé ir hacia adentro. Ella se quejó un poco, pero en segundos ella estaba saltando y moviéndose arriba de mi verga, se movía como endemoniada, dándome una rica follada. De pronto me abrazó fuerte y mordió mi hombro, la chica estaba llegando a un bestial orgasmo. Sentí como sus fluidos calientes bajaban por su panochita y mojaba el tronco de mi verga.
Asi prendida como estaba, con dificultad me puse de pie con ella prendida a mi cuerpo y a mi verga, la llevé a mi escritorio y la puse encima de mis papeles, la seguí cogiendo yo parado y ella acostada, le di varios bombeos secos, ya no pude más y anuncié que me venía, me acordé lo excitante que había sido ver como se tomaba mi esperma, asi que me zafé y me fui al otro lado del escritorio con la mano apretando mi verga, aguantando el chorro de semen, al verme al otro lado Sheyla adivinó lo que quería y comenzó a mamar mi verga mientras yo me corría, cada pulsación de mi verga generaba un chorrito de semen que iba a parar a la garganta de Sheyla, ella me dejó de chupar hasta que mi verga se fue reduciendo de tamaño. Todo había pasado en unos 20 minutos como máximo.
Ese fue el principio de mi relación con la sobrina de mi esposa. Ya vamos a cumplir un año de estar cogiendo rico. Se que es peligroso, pero si vieran el cuerpecito de ella, uds también correrían el riesgo. Hace unos dos meses atrás, operaron a mi mujer de quistes en el ovario, estuvo indispuesta como un mes, ese mes Sheyla ocupó el lugar de mi mujer, sexualmente hablando, fue el mes que más veces nos acostamos y de paso le desfloré su lindo y estrechito culito, pero lo dejo para la continuación.
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