Mi compadre me vendió a sus dos hijas
Esta historia es excitante y está basada en hechos reales. Me paso con las dos hijas menores de mi compadre y amigo..
Esta historia es excitante y está basada en hechos reales. Me paso con las dos hijas menores de mi compadre y amigo.
Los llanos en Venezuela son extensos, algunas fincas están lugares solitarios y despoblados. Sin vecinos y autoridades cerca, todo puede pasar.
Mi compadre Don Rosendo vive a 30 kilómetros del pueblo más cercano, tiene empleados que lo ayudan en los quehaceres diarios pero estos pernotan separados en una cabaña cercana. Solo Rosendo y sus dos hijas habitan la finca.
Después del divorcio las niñas quedaron su bajo la tutela y custodia. Para un hombre solo, la tentación lo llevo cometer actos lascivos con las pequeñas. Prepárense porque las próximas líneas son muy calientes y sórdidas.
Rosendo tiene dos hijas: Patricia de 10 años y Clemencia de 9. Patri es delgada, de un metro veinte de estatura, piel blanca y muy guapa, tiene una cabellera negra,larga, una carita muy graciosa salpicada con pequitas lo que la hace ver muy sexi, grandes ojos negros, piel blanca, suave, nariz pequeña ,y una sonrisa deliciosa.
Su hermana menor Clemencia: es más bajita de 1 metro 10, menudita, pero igual de bella: blanca, de ojos negros, cabello corto, y un poco tímida.
Me llamo Joaquín soy de la capital y aquella mañana me encontraba de visita en la casa de mi compadre Rosendo.
Nos pusimos a beber y a compartir alegremente. Sin darnos cuenta de que nos habíamos excedido en la bebida.
En medio de la conversación; entre trago y trago, me dio por decirle:
— Compadre que lindas se han puesto sus dos hijas Patricia y Clemencia.
— ¿Usted lo nota compadre?
— Claro que si ya están más grandecitas.
— Y muy puticas las dos — me respondió.
El comentario me dejo asombrado. — Le pregunte:
— ¿Cómo es eso compadre?
— Compadre que quede entre usted y yo, esto que lo voy a contar:
—Pero quiero que me prometa que muere callado y no va a comentar lo que le voy a decir a más nadie.
— Palabra de honor Don Rosendo, cuente conmigo, — soy una tumba.
— Mira Joaquín tu sabes cómo es la vaina aquí en el campo, uno está solo, es hombre y tiene sus necesidades…
— ¿Como así Don Rosendo?
— Mira mijo hablando claro, yo he manoseado a las niñas desde muy pequeñitas; por el culito y la conchita. Los mas que he hecho con ellas es ponerlas mamar, pero solo hasta allí, nada de cogerlas, solo tocarles el culito y chuparles el coñito, y por supuesto una que otra acabada de mi leche en sus boquitas.
¡Compadre! ¿No le dio cosa? son sus dos hijas.
—Que cosas ni que nada. Soy un hombre solo y con esas hembritas es bueno enseñarles de chiquitas a putear de una vez, o que crees, que aquí en este monte se van a quedar lisas; lo más seguro que cualquier hijo de vecino termine cogiéndolas cuando estén más grandecitas.
—Dime si no es verdad.
— Y ahora a lo que voy compadre.
Hiso una pausa para tomar aire.
— Le propongo un negocio entre amigos de confianza.
— Y ¿cuál será ese negocio compadre?
— Mire y le digo, usted sabe que la situación de la finca este año no ha sido muy buena que digamos.
— Si, lo sé, compadre continúe.
— Y yo pensé a quien más proponerle esto, que mi compadre y amigo del alma…
— Dígalo de una vez, ¿cuál es la propuesta?
— Bueno compadre, directo al grano. Le vendo la virginidad de mis hijas: Patricita y Clemencia. Y es a usted y solo a usted, por ser mi compadre y amigo.
—Véalo de esta manera, si no las coge usted lo hace otro, y al final se beneficia un tercero. Hasta pueden salir preñadas o quizás le peguen alguna enfermedad. En cambio a usted yo lo conozco ,y sé que las niñas van a estar en buenas manos.
Me quede pensando por unos minutos en ese extraño pedido. Mi morbo salto al instante. Me dije a mi mimo ‘Joaquín la probabilidad es de una en un millón, que se te este dando el chance de desvirgar a no solo una, sino a dos niñas’.
Enseguida surgieron pensamientos de culpa, moral y ética. Pensando rápidamente mi mente perversa gano la partida; mande a la ética y la moral al traste.
Trague algo de saliva y le dije a Don Joaquín:
— Bien compadre, acepto.
— Sabía decisión compadre; a eso de la 8 noche les mando las niñas a la pieza.
En la noche ya próxima a la hora pautada me encontraba muy excitado. En verdad la idea de poseer a las dos niñas me daba un morbo increíble.
Pasaron cinco largos minutos. Oigo unos golpecitos en la puerta.
El corazón casi se me sale del pecho. Allí estaban las dos, con sus cabecitas bajas y como algo asustadas.
—Hola niñas, — ¿cómo están mis princesitas? —les dije.
Con algo de miedo Patricia me responde:
—Bien tío Joaquín.
Clemencia se mantuvo callada.
Las tome a ambas por la manitas y las metí en la habitación.
Mire por los alrededores, afuera, y comprobé que no había nadie.
Cerré y asegure puerta con el pasador.
— Bueno niñas ¿saben porque están aquí?
Las dos me respondieron casi al unisonó:
— Mi papá nos mando tío.
— Si niñas, su papi me las mando para yo les haga unos cariñitos.
Las tomo de nuevo las sus manitas, y las ubico en frente de mi cama.
Me siento y ellas quedan frente a mí.
Clemencia la menorcita comenzó a llorar era evidente que estaba muy asustada. Le puse mis manos en la carita y le dije:
-— No llores mi amor tío Joaquín no te va a lastimar, -— vamos cambia esa carita.
Le hice cosquillas en la barriguita y le dije:
— Una sonrisita mi linda, si, una sonrisita.
Poco a poco su semblante cambio y me regaló una sonrisa.
En eso me puse a pensar, ¿bueno y como comienzo?
Tome por los hombros a Patricita la más grandecita, la sujete por las manitas, tenía puesto un vestido azul claro con botones atrás.
Le doy media vuelta le desbroche los botones. Al descubrirla me sorprendió ver la tersura y blancura de la piel de su pequeña espalda.
‘Que piel tan suave pensé’. Le termino de sacar la ropita.
Me quede contemplando ese cuerpito de niña. Acerque mi rostro a su piel y pude oler el aroma de niña, ese rico olor a crema para bebé. Sentí un leve espasmo en mi entrepierna.
En verdad no lo podía creer, allí estaba yo desvistiendo a dos niñas, solo con ellas.
Luego seguí con Clemencia también la desvestí. Luego ambas quedaron con tan solo las pantis.
Las abrace a las dos. Con calma me puse a recorrer lentamente sus cuerpos.
Con la mano izquierda tocaba a Patri y, con la otra me deslizaba por el talle de su hermanita. La sensación fue doble. Fue excitante manosear a las dos niñas simultáneamente.
Continúe deslizando con suavidad mi mano en Patri para llegar a sus pequeños senitos, le pellizque sus diminutos pezones. Patricita se ríe, y yo le dije,
— Aja, como que te gusta.
— Me hace cosquilla tío.
También le toque la barriguita a Clemencia, ella también se río.
La idea de todo esto, fue romper el hielo entre las niñas y yo.
Senté a Clemencia en mis piernas. La recorrí con suavidad. Al irla tocando un genio maléfico me decía que fuera directo a sus coñitos, pero me contuve, quería disfrutar más de ellas.
Con las dos niñas en pantaletas. Le indique que se acostaran boca abajo.
Las dos me obedecieron de inmediato.
Ahora les dije:
—Niñas tío las tocar muy rico.
Me siento a lado de ambas. Patri está mi izquierda. Deslizo con suavidad mi mano por sus piernitas, siento la textura de su piel tersa y virgen.
Con la otra mano recorro la espalda de Cleme siguiendo el contorno su pequeña columna. Experimento una fuerte erección en mi miembro.
Sobo a Patri sin descuidar a Clemencia. Me detengo en los pies de Patri. Los tomo con mis manos. Los comienzo a besar con suavidad. Ella se ríe y encoge las piernas.
— Me da cosquilla tío.
La sujeto las piernitas y se las estiro, le digo.
— No te muevas, no hagas trampa.
Con Cleme me detengo en el coxis. Comienzo a aplicarle un suave masaje en el huesito, ella se relaja y lo disfruta.
Con la situación bajo control. Ahora que las niñas están más tranquilas y relajadas; me siento con más libertad de jugar de una manera más sexual. Tengo la ventaja de que ninguna de las dos puede ver lo que le hago a la hermana.
Me quito el pantalón y el interior. Mi verga salta liberada de ese encierro incomodo en la que estaba presa. Quedo desnudo de la cintura para abajo.
Las niñas que siguen de espaldas.
— ¿Niñas todo bien?
— Si tío, me dice Patri
— Y, ¿tú Cleme?
— También tío.
Me concentro en Cleme a mi izquierda, tomo la braguita por la liga y se la bajo lentamente hasta la mitad. Veo su linda colita, —ella me dice:
— ¿Hace frio tío?
— Es el aire mi amor.
Apago el aire acondicionado.
— ¿Así está mejor Cleme?,
— Si tío.
Patri sigue tranquila en la cama, también le bajo las braguitas a la mitad y me deleito viendo su traserito.
Me quedo contemplado esos dos culitos con las braguitas a medio quitar. Les tomo una foto con mi móvil, para inmortalizar ese momento.
Termino de bajar lentamente las dos pantaletas a las niñas, le doblo las piernitas a Patri y se la saco, igual con Cleme.
Me acerco la braguitas a mi cara y las huelo en un acto perverso y excitante.
Me limpio el liquido pre seminal en mi glande con las pantaletas, esto me provoca y espasmo en el pene, acompañado de un escalofrió.
Ya esos dos bellos y blanquitos culitos están frente a mí. No aguante las ganas y bese suavemente la nalguita izquierda de Cleme y luego la derecha. Me deslize por el pliegue que separa sus dos lindas nalguitas, las abrí hasta llegar ver ese pequeño agujero que está justo al final del ese rico y suave surco.
Saco de la mesa de noche un pomo de gel lubricante, me pongo una un poco en mis manos y las froto.
Con mucha delicadeza comencé a tocar con mi dedo índice ese agujerito de Patri. De repente sentí que apretó el esfínter. Un reflejo automático, nunca había sentido un toque tan suave. Me sorprendió lo cerrado que se encontraba.
El segundo agujerito el de Clemencia más pequeño pero igual de cerradito, le metí mi dedo meñique con sumo cuidado;
— Ay, duele.
— Tranquila bebe´
Decidí dejar el dedo en el culito de Clemecia, y sacarle el dedo índice a Patri. Coloque mis manos en el coñito de Cleme. La sentí muy mojadita y muy suave al tacto.
Ahora solo me quedaba ponerlas boca arriba para gozar de sus cuquitas lindas y rosaditas. Para eso invente un juego.
Mientras las dos niñas se mantenían le dije:
— Patri y Cleme vamos a jugar un juego que les va a gustar.
Patri intrigada me pregunto:
— ¿Como un juego tío Joaquín?
— Niñas póngase esta venda y cúbrase los ojos, vamos rapidito…
Las dos se cubrieron los ojitos, luego les dije:
— Prohibido hacer trampa, por favor los ojitos bien tapados.
Una vez vendadas y previa comprobación de no estaban viendo, puse a las dos boca arriba.
Me termine de desvestir y me quede contemplando esos lindos cuerpitos totalmente desnudos.
Le susurre a Patri en el oído
— Ahora te voy a dar un besito abajo donde haces pipi.
— Me da miedo tío, ¿me va a doler?
—No, mi niña, te prometo que no te va a doler
— ¿Me lo prometes tío?
— Te lo prometo cielo.
Le di un beso en la boca. Moví mis manos por su fina cintura. Note que la niña movía los piecitos con cierto nerviosismo, con mi mano derecha se lo tome, me di cuenta que estaba temblando. Espere unos minutos, mientras le daba un suave masaje en los pies Transcurridos unos minutos, Patri dejo de temblar.
De inmediato la tome por la pelvis, deslice hasta llegar su pequeña cuquita, separe los labios, para ver con más detalle su coñito rosado, bien lubricado y listo para ser penetrado.
No aguante más la tentación y comencé a besar a Patri en su cuquita. Minutos después pude saborear el néctar más divino que le chorreaba. Ella emitió un suave gemido.
Luego le comencé a lamer el culito a Cleme. Le separo bien las nalguitas y con mis pulgares le abrí el culito para verlo con más detalle. Cuando le pase la lengua por primera vez, sentí que estaba un poco sucio. No me importo resto fecal. Me apresure lo limpie lamiéndolo hasta que quedo totalmente limpio y rosadito.
Luego les dije:
— Preciosas quiero que conozcan un dedo mas grandecito que solo tienen los hombres.
Les tomo las manitas y le hago tocar mi verga dura y gruesa.
— Es dura y suavecita tío, —dijo Patri.
—Niñas esto es un pene.
— ¿qué dices tu? Cleme
— No sé tío a mi me da miedo.
— Ya se pueden quitar las vendas
De un jalón se quitaron las vendas.Ambas se me quedaron viendo mi pene, grueso y brillante. — Cleme expreso:
— Es como el de papá pero más grande y grueso, guao.
— Vamos a ver niñas necesito que lo vean y lo conozcan bien.
— Comienzo contigo Patri.
— Y ¿qué hago tio? — pregunto Patri
— Pon tu manitas en la punta y mueves hacia abajo el cuerito que cubre la cabecita.
Patri me tomo el pene y comenzó a masturbarme lentamente
— Muy bien Patri.
— También nos enseño a chuparlo hasta que saque una lechita caliente, — comento Patri.
— Aprendiste mucho con tu papi.
Luego Clemencia expreso:
— A mí me gusta mucho el sabor de la lechita de mi papá.
— Que rico mi cielo les dije.
— A ver Patri, comienza tú.
Al poco tiempo de mi verga comienza a botar un líquido preseminal.
— ¿Ya vas a echar la lechita tío?
— No linda ese es un chorrito diferente., ven tócame aquí en la puntica.
— Es baboso tío.
— Si cielo es así para que entre sea más fácil de meter en tu pochito.
— Pero tío eso es muy grande para mi pochito, me va a doler.
— No te preocupes, mi bebé, que si se hace con cuidado, no te va a doler..
— A mí también me las a meter tío Joaquín?, pregunto Clemencia
Si cariño pero se lo voy a hacer primero a tu hermanita.
— Si tío.
Mantuve a las niñas a mamarme el guevo, mientras les tocaba sus coñitos.
Patri abría la boquita y se metía mi glande con algo de dificultad, la cabeza era muy grande, mientras Cleme me lamia suavemente las bolas y las mordisqueaba.
En esa actividad pasamos los siguientes diez minutos; Patri mamando y succionado con su boquita, Cleme lamiendo el tallo de mi verga y alternando con chuparme y mordisquearme mis dos bolas, mientras que yo les estimulada sus vaginas, con mis dedos.
En eso Cleme no sé si por su cuenta o ya se lo había enseñado el compadre, inserta los deditos índice y medio de su mano derecha en mi culo. Al sentir esos dedos de niña en mi trasero me lleno de más excitación rosando casi en la locura.
Minutos después mi verga no aguanto más y termino explotando con una carga de semen blancuzco y muy caliente que salpico la boquita de Patri, que era la mamadora estrella, en ese momento. Una parte del semen le cayó en un ojito, yo la limpie con suavidad. Ella sonríe, por su boquita corría mi leche y sin yo decirle limpia su carita con su manita y se come parte de mi esperma.
Que placer me dio ver como devoraba ese líquido viscoso y blanquecino que salió por mi verga. Mientras que Cleme limpiaba con su lengüita el resto de semen que se escurrió por sus manitas.
Ah que rico se siente ver a ese par de puticas mamando, lamiendo y chupando el semen restante que mi verga escupió en sus caritas.
Tras un breve descanso y después de tomar una bebida energética, compartir unas galletas y gaseosas, me quede acostado con las niñas, Sus cabecitas reposaban sobre mi pecho y, mis dos manos se se quedaron sobando sus respectivos culitos.
Continuara…
exeente.
Gracias me alegro que te guste. Ys casi termino la segunda parte mucho más sórdida que la primera.
Excelente relato sigue contando mas
Que buena historia.
Gracias, estoy pensando…
?Qué le parece si invito a Don Rosendo a participar en la desvirgada de sus hijas?
O sigo yo solo con ellas.
Comenten…
Mi amor quiero que me desvorgues!!! Si eres así como relqtas quiero que me tomes.. y me hagas tuya y poder tener bebés…..hmmm contactame
Gracias por tu comentario me puedes escribir a redactores.creativos2020@gmail. com
Amiga, que piensas de este relato, quiero que me lo digas de la manera más morbosa posible …
Dale lo que necesitan esas putitas y luego las compartes con el padre, muy bueno👍
Que rico relato, me estoy pajeando de lo lindo con solo imaginar.
Mejor sería entre a ambos, que el papa tmb participe
Ojalá tuviera un padre q me haga eso