Mi despertar sexual (con mi papi y mis hermanos)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, para relatarles mi historia he decidido cambiar mi nombre, por lo que les diré que es Ana.
Creo que será un relato largo ya que quiero contarles mis primeros roces sexuales hasta llegar al día en que mi papi me quitó mi virginidad, así que siéntense y disfruten.
Desde pequeña fui muy caliente pues recuerdo que tendría unos 6 o 7 años cuando descubrí que si apretaba fuerte mis piernas sentía rico y aún más si movía mi pelvis hacia delante y atrás.
También sentía rico si me sentaba en el posabrazos del sillón y me tallaba mi rajita.
Mi familia está formada por mi mamá, mi papá, tres medios hermanos (más grandes que yo) y yo.
Me crié con mis hermanos (hijos de mi papá) y para mí siempre fueron mis hermanos aunque yo no entendía por qué ellos tenían otra mamá.
En fin, creo que todo comenzó una tarde que mi mamá se puso mal y mi papá tuvo que llevarla al hospital.
Como tenían que irse de emergencia, mi papá me dejó a cargo de mis tres hermanos; hasta aquí todo normal, yo tendría unos 7 años y mis hermanos 9, 12 y 14 aproximadamente.
Yo me quedé acostada en la cama de mis papás, jugando con mis muñecas y viendo caricaturas en la tv.
De pronto, entraron mis hermanos en la habitación, emocionados y con ese brillo en el rostro de hacer algo indebido.
Vi que se acercaron a la tv y me dijeron que pondrían una película, pues habían encontrado una de las películas de mi papá que teníamos prohibido ver.
Como yo siempre fui una buena niña, me puso muy nerviosa ver algo que sabía que no debía ver, pero a la vez me daba curiosidad.
Mis hermanos se sentaron en el borde de la cama y yo me quedé sentada a mitad de la cama.
Pude ver que en la película se mostraba una chica rubia que era sujetada por varios hombres (al menos unos 5) y entre gritos y forcejeos la llevaban a una especie de granero donde le quitaron la ropa y la obligaron a acostarse en un montón de paja.
Mientras los demás sostenían las manos y piernas de la rubia, uno de los hombres acercó su cara a la vagina de la mujer y empezó a lamerla mientras ella suplicaba que la dejaran ir.
Esas escenas se quedaron grabadas en mi mente.
Sentí algo raro al ver eso y me asusté cuando de pronto mis hermanos se giraron para verme al mismo tiempo como tres predadores mirando su próxima víctima.
Asustada, me acosté y me cubrí de pies a cabeza con una manta que había en la cama (de niños creemos que las mantas nos protegen de todo) pero entonces sentí que mis hermanos, el menor y el más grande, me sujetaron de las manos y mi otro hermano, el de en medio, me quitaba el short que tenía puesto junto con mi calzoncito.
Entre forcejeos, me abrieron las piernas y de pronto sentí algo húmedo en mi rajita.
Me quedé quieta de la impresión, se sentía raro pero bonito.
Fue sólo una lamida, supongo que sólo querían saber qué se sentía, cada uno de ellos me lamió mi rajita mientras los otros dos me sostenían para que no me moviera.
Recuerdo que en un momento me soltaron las manos y yo me cubrí la cara y empecé a llorar (creo que por el susto y por lo que sentí con sus lenguas), entonces me dejaron y cuando me di cuenta ya no estaban en la habitación y en la tv veía de nuevo las caricaturas.
Después de eso todo fue normal, jugábamos y nos peleabamos como hermanos.
Ninguno me dijo que no dijera nada de lo que me habían hecho y yo no sé por qué pero no sentí la necesidad de contarlo.
En fin, el cambio que hubo fue que ahora sus juegos conmigo tenían un tinte sexual que en ese entonces yo no notaba o más bien no me molestaba.
Me gustaba cuando jugábamos al caballito y me sentaban en sus piernas y sentía su verga en mis nalguitas.
Con el paso de los años, los juegos fueron cambiando y mi cuerpo también.
Mis pechos se desarrollaron desde muy pequeña, me empezaron a crecer como a los 11 años, porque recuerdo que las otras niñas de la primaria se burlaban de mí porque ya se notaban y a ellas no.
Con mis pechos crecidos llegaron nuevos juegos.
Para ese entonces mi hermanos, el más grande y el mediano, se habían ido de la casa a vivir con su mamá, por lo que sólo quedaba mi hermano el más pequeño que en ese entonces tendría unos 13 años.
Como dormíamos juntos, era más fácil seguir jugando y siempre que se le antojaba me restregaba su verga en mis nalguitas y por las noches se masturbaba con mi mano.
Otras veces apretaba mis piernas y metía su verga entre mis muslos y así se masturbaba hasta que se cansaba y después nos dormíamos.
Yo no hacía preguntas, sólo me dejaba hacer y me gustaba porque buscaba a mi hermano para que me hiciera esas cosas, me gustaba cuando metía su cara entre mis pechos, aunque nunca me quitaba la ropa pues seguía haciéndome creer que todo era un juego.
En una ocasión que estábamos solos en casa, quiso meterme su verga a la boca pero yo no quise porque me daba asco y empecé a llorar, entonces dejó de intentar y dijo que estaba bien, que sólo se lo siguiera jalando y así lo hice.
En fin, todo eso no duró mucho, pues eventualmente él también se fue a vivir con su mamá y yo seguí mi vida ahora como si fuera hija unica, sin embargo los juegos no terminaron porque aún tenía a mi papá.
Siempre tuve una relación muy cariñosa con mi papá pero nunca me había tocado ni nada, hasta un día que estabamos jugando y bailando mientras escuchábamos música.
Yo tenía unos 12 años, mi mamá estaba en la cocina, en la planta baja de la casa y mi papá y yo en el cuarto de ellos en la planta alta.
Mi papá se había tomado unas cervezas y después de un rato me dijo que estaba cansado y se acostó.
Yo me acosté junto a él y cerré los ojos, sentí que se pegó más a mi, estábamos frente a frente, podía sentir su respiración.
Empezó a sobar mis pechos muy despacito, sólo los rozaba.
Yo sentí bonito y me quedé quietecita, después, acercó sus labios a los míos y sentí su lengua separando mis labios y yo abrí mi boquita para recibirla.
Yo no sabía besar, ese era mi primer beso por así decirlo.
Entonces se puso boca arriba, se sacó la verga y puso mi mano en ella y empezó a moverla mientras lo escuchaba respirar muy agitado y gemir muy bajito, hasta que su semen escurrió y me llenó la mano.
En ese entonces yo no sabía qué era eso pero no me dio tiempo de curiosear, pues casi de inmediato me limpió, se guardó su verga y me dijo que me fuera con mi mamá.
Yo pensé que se había enojado, así que no dije nada y simplemente lo obedecí.
Esa misma noche, desperté porque sentí que acariciaban mis piernas, abrí los ojos y entre la obscuridad de mi cuarto vi a mi papá junto a mi cama.
– ¿Papi?- pregunté medio adormilada.
-Shhhhh duérmete bebé- me dijo al tiempo que tomaba mi mano y se masturbaba con ella.
Una vez mas, eyaculó en mi mano, me limpió y se fue.
Fuera de eso, nuestras vidas transcurrían de manera muy normal, salvo por las visitas nocturnas de mi papá que no solían durar mucho, pues mi mamá dormía en el cuarto contiguo.
En fin, varios días después, mi mamá tuvo que irse de viaje y mi papá fue a llevarla a la central de autobuses.
Yo me quedé en casa porque el autobús de mi mamá salía muy tarde y yo tenía escuela al día siguiente.
Cuando mi mamá se despidió de mi, me dijo que me durmiera en su cama para que pudiera ver la tv y quedarme dormida y yo así lo hice.
Por la mañana desperté sintiendo que sobaban mis pechos, abrí los ojos para ver a mi papi levantando mi pijama y metiéndose mi pezón a la boca.
No pude evitar gemir pues sentí delicioso cómo lo chupaba.
-Mmmmm a ver la otra chichita- me dijo mientras me acomodaba para chupar mi otro pezón.
Yo no podía hacer más que gemir.
De pronto su mano se metió bajo mi calzon y empezó a acariciar mi rajita sin dejar de chupar mis pezones.
-Mmmmm bebé, estás mojadita- me dijo cuando separó mis labios y empezó a acariciar mi entrada con sus dedos.
Yo sólo me retorcía de placer y le dejaba hacerme.
-¿Te gusta lo que te hace papi?- preguntó y me mordió un pezón.
Yo gemí mas fuerte en respuesta, no podía hablar, sentía sus dedos jugando en mi rajita y su boca chupando delicioso mis pezones.
-Respondeme o papi va a dejar de hacerte sentir rico.
¿Quieres que papi se detenga?
-No.
Papi.
– respondí casi sin aliento.
-Mmmmmmm tienes un pezoncitos deliciosos.
Ya quería comermelos – dijo y comenzó a jalarlos con los dientes y a chuparlos muy duro.
Yo sentía que moría de placer, cuando de pronto sentí su dedo entrar en mi vagina.
-¡Ay!- me quejé e intenté cerrar las piernas.
-Tranquila princesa, ahorita va a dejar de dolerte- dijo y empezó a meter y sacar su dedo.
Yo lo sentía abriéndome y me dolía mucho, quería pedirle que se detuviera pero no quería que dejara de chuparme los pezones.
-Uy mi amor.
Estás muy cerradita, qué rico- me dijo y me quitó mi clazón.
El blusón que usaba de pijama estaba levantado hasta mi cuello y sin mi calzón estaba prácticamente desnuda.
Mi panochita apenas tenía pelitos y mi papá se arrodilló en la cama tratando de acomodarse entre mis piernas pero yo las cerré por vergüenza.
-No bebé, tienes que ser buena niña.
Anda, abre las piernas para papi ¿Ya no quieres sentir rico?
Con mucha pena, lo dejé abrirme las piernas y él lentamente acercó su cara a mi rajita y empezó a lamerme.
Aaaaaahhhhhhh.
– gemí al sentir el delicioso contacto de su lengua, lamía toda mi rajita y jugaba con mi clítoris volviendome loca.
-Mmmmmmmmm papi.
Aaaahhh.
Papi.
– gemía y me retorcía como loca, abría más las piernas para sentir más rico mientras mi papá chupaba como desesperado hasta que sentí ganas de orinar.
-Papi.
Mmmmmm.
Espera papi.
Necesito ir al baño- dije entre gemidos.
-No mi amor.
suéltalo.
Dale a papi.
Tus juguitos- dijo mi papi entre lamidas y poco después sentí un líquido salir de mi mientras un increible y escandaloso orgasmo me recorría el cuerpo que me hizo temblar toda.
Mientras me recuperaba de ese primer orgasmo, mi papi se sacó su dura verga y la acomodó en mi entrada.
Levantó mis piernas y empujó la cabeza dentro.
-¡¡¡Aay!!!- grité de dolor y quise cerrar las piernas.
Yo aún estaba muy cerrada a pesar del orgasmo y la verga de mi papi era muy gruesa.
-Shhhh tranquila bebé, ahorita se pasa el dolor- dijo mientras se acomodaba sobre mi, inmovilizandome un poco con su cuerpo.
Empujó un poco más y sentí cómo me abría al entrar más.
-¡Ay papi! Me duele, sácalo papi- empecé a llorar por el dolor.
Sentí que empujó y topó con mi himen lo cuál me dolió mucho más.
Lloré más mientras él me chupaba los pezones intentando hacerme olvidar el dolor.
-Ya mi amor, ya va a dejar de doler- dijo, cubriendo mi boca con su mano y dando un fuerte empujón que se llevó mi himen.
Mi grito fue ahogado por su mano y sentí que mi vagina se humedecia.
Lo sentía enorme dentro de mi.
Después de un momento empezó a moverse muy despacio.
Me besaba en la boca, metiendome la lengua y luego chupaba y mordía mis pezones.
-Aaaaaaahhhh.
Estás deliciosa mi amor.
¿Todavía te duele mucho?- me preguntó mientras se movia despacio, dentro y fuera.
-Mmm.
No papi.
Ya no me duele- respondi algo agitada.
-Mmmmmm ¿No?.
¿Y así?- preguntó mientras me penetraba con mucha fuerza.
-Aaaaaaahhhh.
No papi- gemí de placer en respuesta
-Mmmmmmm qué bueno nena porque a papi le gusta duro- y empezó a darme muy duro.
Yo sólo gemía y lo abrazaba con fuerza aguantando y disfrutando sus fuertes estocadas.
-Uuuufffffff nena.
Aprietas delicioso.
No voy a aguantar mucho más- dijo y aceleró el ritmo.
-Aaaaaaahhhh papiiii.
– sentí que me invadía un nuevo y delicioso orgasmo mientras escuchaba a mi papi gemir mientras sentía algo calientito en mi interior.
Me dio unas dos o tres estocadas más mientras terminaba de descargarse.
Cuando se salió de mi me dolía todo, y sentí que algo salía de mi vagina, me incorporé un poco y vi una mezcla de sangre con la lechita de mi papi.
Las sábanas estaban manchadas de sangre y mi papá me tranquilizó diciendome que era normal.
Se acostó a mi lado completamente cansado y me abrazó.
Así fue como comenzó mi relación incestuosa con mi papi.
Si les gusta la historia, después les contaré todo lo demás que aprendí con él.
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