MI DESTINO CON MI HERMANA
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mellizos LORNA y yo, simpre fuimos dos hermanos muy unidos y compinches en todo.
Ella, con una exuberancia física siempre muy superior a la mía, diferenciaba notoriamente nuestro caracter de ser hermanos mellizos, al ser mi cuerpo bastante mas pequeño que el de ella, además de ser yo delgadito aunque muy saludable y fuerte.
LORNA, mucho más inteligente desde siempre que yo, al llegar nuestra edad adolescente, comenzó a acrecentar todavía más aquella diferencia sobre mí en inteligencia, comenzando a hacerme sentir cosas que comenzaban a excitarme sexualmente al verla tan superior.
tan hermosa y además, con ese caracter dominante que aumentando iba mis sentires de amor por ella.
Rápidamente LORNA fue notando en mí "esa cosa", y, lejos de mermar sus actos de superioridad ante mí para no aprovecharse de tal cosa, comenzó a acrecentarlos haciéndome entrar en un desesperante deseo en mí, por entregarme a ella por completo como su más sometido esclavo.
Entonces, fue cuando comenzó en mí, aquéllo de comportarme continuamente ante ella, de una manera ya no servicial como además siempre con ella lo había yo sido, sino.
¡servil!
De una manera hasta ridícula andaba yo tras mi hermana ofreciéndome a ella para lo que desease ella ordenarme, y mi hermana hasta se reía viéndome tan caliente por ella.
Mamá disfrutaba nuestra continua afinidad de buenos hermanos y era felíz viéndonos tan unidos, aunque a veces nos sensuraba por esa cosa donde yo me sometía a mi hermana de esa manera tan gordamente evidente.
aunque también, reía por ello.
Cada vez más, mamá humorísticamente me acosaba con aquéllo de sus decires diciéndome:
-"`¡Alcahuete!!!¡alcahuete de tu hermana.
!"
-"¡Chupamedias!!!¡chupamedias de tu hermana.
!"
Yo, sin responder más que con una sonrisa mordiéndome los labios, aceptaba tales acusaciones, sintiéndome identificado con ellas.
LORNA, reía.
Cierto día en que nos encontrábamos solos en casa LORNA y yo, viéndome ella completamente excitado y mirándola como de una manera lastimosamente suplicante pidiéndole que hiciera lo que quisiera conmigo,riéndose y viniendo hacia mí, me atrapó y comenzó a desnudarme a los tirones mientras yo era un cúmulo de gemidos de placer y sollozos y esa mezcla entreverada de sentido de culpa por mis sentires y por lo que me estaba dejando hacer con tanto deleite, así, LORNA comenzó aquéllo que aquella vez, comenzó a hacerse carne en nosotros.
Aquéllo de ser ahora sí.
¡esclavo verdaderamente absoluto de ella!
Completamente desnudo y con LORNA montada sobre mis hombros, comenzó ella a hacerme así de esa guisa a pasear sobre mí montado por toda la inmensa mansión en la que vivíamos, haciéndome ir y venir por todas partes, en mí acaballada y yo, completamente desnudo.
Mi excitación no podía ser más inmensa.
! Llegaba yo a gemir y bramar como un animal de tan caliente, y mi hermana reía al así verme, y ahora sí.
ya no tenía ningún tipo de escrúpulos en hacer de mí, lo que quería ella hacerme.
Mi verga enorme, cosa que contrastaba con mi cuerpecito flacucho y esmirriadito, era como un grotesco falo inmenso que se empinaba desde mi entrepierna, mostrando además, aquellos dos gordos testículos henchidos y duros de tanta leche en una imágen de mí, que era hasta cómica por sus estéticos contrastes de ser yo tan delgadito y esmirriado, pero tan vergudón y así.
¡tan pelotudo!
LORNA, inmensa, hermosa y gorda, alzaba sus brazos mientras reía a carcajadas así montada en mí, y yá, con sus pies, masturbándome en aquel andar haciéndome eyacular aquellos enormes chorretes cremosos de blaco y abundantísimo sémen que por la punta de mi empinada vergota, saltaban como chijetazos unos tras otros mientras mis gritos orgásmicos, gemidos y aullidos, se entremezclaban con sus carcajadas y exclamaciones burlonamente triunfales.
Era, algo así como un "bautismo" de femenina dominación incestuosa en la cual estaba dándose el carácter de lo que iría a ser nuestra futura relación lujuriosa plagada de esas cosas donde ella, iría a ser mi perpetua dueña y dominante absoluta.
Luego de horas así montándome, hasta agotarme bajo su peso y haberme hecho saltar la leche más de una vez en medio de esos orgasmos enloquecedores, me llevó hasta su cama, done comenzó, ahora sí, a follarme de una manera arrolladoramente avasallante, amasándome sin lástima y cabalgándome en un contínuo subir y bajar sobre mí manteniéndome permanentemente caliente y eficáz, en una performance amatoria que demostraba las bondades de mi rendimiento sexual en un rendir tan extraño según mi físico aspecto, que desdecía la ralidad de lo que suponerse se podría según mi cuerpecito pusilánime.
LORNA me cochaba como energúmena exprimiéndome bajo su cuerpazo exuberante, y yo no era sinó un pobre bichito que enloquecía de calenturas subordinado al hacer de lo que quería ella hacerme.
Folladas mamadas y hacerme lamerle desde los pies hasta el alma comenzaron a ser la vorágine loca de una relación lujuriosamente incestuosa en la que aquella tarde los dos en nuestra casa comenzamos, y, de ahí en más, todo continuó en esa marcha loca donde LORNA, hacía día y noche de mí, su juguetito caliente y felíz.
¡inmensamente felíz!
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