Mi esposa me entregó a nuestra hija final
Por fin pude tomar a mi hija y hacerla mi mujer mientras mi esposa me asiste.
Mi esposa me la mamaba de rodillas mientras yo veía como mi hija estaba absorta mirando mi pene hundirse en la boca de su madre, la muy puta de mi mujer había dejado de lado enseñarle a mi Luci a darme placer, solo se dejó llevar por el morbo de que mi nueva putita nos observara.
Me la chupaba tan rico, se sentía genial estando tan caliente, pero estaba ansioso por verla enseñarle a mi hija a ser una buena puta para mi, me daba tanto morbo la idea de ver a mi mujer adiestrar a mi hija como yo la eduqué a ella.
La jalé del cabello para separarla de mi pene y la abofetee para castigarle su descuido, a ella se le salió una lágrima, me veía con ojos suplicantes, estaba tan frustrada y excitada, hacia años no la veía así de caliente, la mujer madura regresó a ser la veinteañera adicta a mi pene que no podía controlar sus impulsos.
Mi hija al ver que golpeé a su madre se impactó, ya estaba tocándose mientras la veía mamármela, pero supe que de excitó por eso por que gimió delicioso.
‐Eres igual a la perra de tu madre… diste a luz a una putilla Leticia.‐
Les hablé a las dos, estaba desesperado por meter mi verga en cualquiera de sus agujeros, solo no me masturbaba como enfermo por que odiaba tener que hacerlo teniendo a tan buena zorra para servirme, sentía y siento que es un desperdicio.
‐¡Si papi! ¡Soy una perra! ¡Soy tu putilla! ¡Úsame como a mamá!.‐
Mi niña explotó, comenzó a masturbarse frenéticamente, como si quisiera quemarse por rosadura.
Para mi deleite, mi esposa la tomó del cabello y con un trato que nunca le había dado la acercó a mi entrepierna.
‐Demuéstrale quien es tu dueño puta.‐
Estoy seguro que estuve cerca de correrme solo por escuchar el tono con el que la llamaba puta, era igual a su más duro regaño cuando se enojaba.
La madre de mi hija sostuvo del cabello a nuestra pequeña cerca de mi miembro que con su mano libre tomó para chupar nuevamente mis bolas con devoción. La conozco, estoy seguro que se sentía orgullosa de mostrarle a Lucía lo buena puta que era.
‐Ven putita, vas a lamer los huevos del amo, demuéstrale que sirves de algo como mujer.-
Cuando mi esposa terminó de mostrarle nuestro ritual, la jaló del pelo casi obligándola a hacerlo, mi hija estaba nerviosa pero sus nervios no pudieron con su excitación, rápido se colocó bajo mis testículos y los metió en su boca mientras me miraba a los ojos tímida pero caliente.
Miré a mi mujer, se le notaba lo desesperada que estaba por tocarse viendo a su hija mamar mis bolas, sus pezones estaban demasiado erectos y seguramente su vagina estaría chorreante. No la hice esperar mucho.
‐Enséñale a tu hija a mamar la verga de su amo.-
Tomé la cabeza de mi pequeña putita para mantenerla en su labor.
Mi hija se empezó a estremecer, estaba muy caliente, temblaba mientras lamía mis huevos de forma sucia, mi mujer estaba igual, su voz era entrecortada, no podía controlarse, estaba llorando de lo caliente que se sentía.
‐¡Así debes chupársela a papi!.‐
Apenas y se le entendió, era como un niño pequeño hablando entre sollozos, solo se tragó mi verga hasta su garganta como sabía que me gustaba, estaba en trance, sabía que nuestra hija la veía.
-¡Que rico la chupas puta!, pronto tu hija estará en tu lugar.-
Ella solo gimió muy caliente con mi pene en su boca, creo que Lucia se motivó por lo que dije por que empezó a meterse mis testículos a su boca y succionarlos, como si me quisiera mostrar de lo que era capaz.
‐Tu mami es una puta adicta al pene… ¿no lo crees mi amor? ¿No es así puta?.‐
Leticia solo gritó «Siii» en mi entrepierna, apenas se le entendió algo.
-También quiero ser tu puta, seré tu putilla, quiero el pene de papi.-
Me miró tan tiernamente, en ese momento me di cuenta que la perra de mi mujer tuvo que haberle enseñado eso, se merecía un premio.
-Arggh.-
Casi me corro en su garganta al escuchar sus arcadas cuando comencé a asfixiarla, sin dejarla sacar mi verga de su boca, se estaba atragantado.
-Es tu turno mi amor… hazme sentir rico con tu boquita bebé.-
Cuando mi esposa está tan caliente, se frustra demasiado si le quito su golosina favorita, es muy común que se gane castigos por eso, pero ahora se separó de mi obedientemente y abrazó a nuestra hija por el hombro.
-Se una buena putilla, trágate el pene de papi.-
Estaba más ansiosa que yo por que me la mamara.
Mi niña le hizo caso y con mi mujer a un lado de ella viéndolo todo a solo centímetros, abrió su boquita y metió mi pene entre sus labios, me miró con ese amor que veía en ella desde hacía años y comenzó a mover su cabeza, solo podía tragar hasta la mitad pero se esforzaba mucho y se sentía muy bien, me excitaba tanto que mi hija me la chupara aún con rastros de la saliva de su madre.
-¿Te gusta lo que vez zorra?… tócate, sé que te mueres por hacerlo perra.-
Estaba orgulloso de mostrarle a mi mujer lo buena putita que estaba siendo mi hija con esa felación, se veía tan sexy con ese camisón semi-transparente que dejaba ver perfectamente el delicioso cuerpo que tenía debajo de esas prendas, a su lado, mi esposa gemía como loca mientras se metía los dedos en aquella vagina que tanto he follado y con la otra se tocaba uno de sus enormes pechos. Tan solo verla me ponía duro dentro de la boca de mi hija y estoy seguro que ella también se excitaba al ver así a su madre.
Mi pequeña Lucía se despeinó por lo que pasó y dejé de poder ver su rostro, solo veía como su cabeza se movía en mi entrepierna y su cabello se balanceaba mientras sentía sus labios y lengua recorrer mi pene.
-Eres una buena niña, sigue mi amor, se siente muy rico.-
Acaricié su cabello disfrutando ese momento, no era ni remotamente tan buena como Leticia pero el momento era especial, mi bebé tomo una pausa y respiraba erráticamente, estaba nerviosa y tenía miedo, lo notaba, había visto eso en mi hija muchas veces, finalmente tomó mis caderas y con brusquedad y torpeza hundió su rostro en mi pelvis intentando tragarlo todo en una garganta profunda, se forzó a estar ahí por un par de segundos, pero se separó tosiendo, se apartó el cabello de su cara con la mano y me miró triste, estaba decepcionada de no haber podido.
-Nuestra hija es la mejor, ¿verdad Leti?… Cuéntale como te ahogaste la primera vez.-
Con gentileza la empujé de sus hombros para recostarla en el piso deteniéndola en todo momento, levanté la falda del camisón e introduje mis dedos en su cosita que estaba demasiado mojada, estaba lista para que me recibiera.
Mi mujer había tenido un orgasmo cuando vio como Lucía intentó tragarlo todo, agitada pero notoriamente feliz, se levantó y caminó hasta arrodillarse arriba de donde estaba recostada la cabeza de mi niña, la tomó de su nuca y usó sus piernas como almohada para mi bebé. Comencé a frotar mi pene en sus labios lentamente y ella me miró con nervios y miedo, como cuando lloró por que iban a inyectarla.
-Durante nuestra primera vez, no me atreví a hacerlo, pero cuando vi lo mucho que le gustaba a tu padre que se la mamara, quería mostrarle que yo podía hacerlo sentir bien, creí que sería fácil y quise tragármela toda pero me ahogué apenas pasé de la mitad, lo intenté algunas veces hasta que tu padre se hartó y violó la boquita de tu madre… Aaah mierda.-
Leticia frotaba sus muslos contándole a mi hija como fue que aprendió a hacer gargantas profundas, le narraba con gentileza pero notoriamente caliente mientras le acariciaba el pelo, al llegar a la última parte no pudo más y se mordió los labios golpeando el piso con sus palmas desesperada por tocarse otra vez.
-Si quieres volver a tocar lo que me pertenece, espera a ver como me follo a tu hija puta.-
Le dije firmemente a mi esposa con esa voz autoritaria y con desprecio que tanto la prendía.
-Ahhh mmm sí, está bien papi.-
Era irónico que fuera la madre quien me llamara así, pero aunque era muy caliente, me centré en acariciar el vientre de mi hija y mirarla a los ojos por que estaba por tomar su primera vez.
-Por favor… Ya no aguanto…-
Sus labios estaban vaginales estaban quemando y escurriendo de mojados, pero aún así estaba nerviosa, se la metí lentamente y ella llevó sus manos a su boca y cerró los ojos para no gritar, aparté su mano por que no quería perderme su voz y terminé poco a poco de tomarla.
–Te amo mi niña..-
Me detuve sin moverme en lo más profundo de ella y acariciaba su carita cariñosamente.
-¡¡Mi hija se convirtió en mujer!!-
Mi esposa gritó derrumbándose en el piso, sus piernas le fallaron mientras se corría y algunas gotas caían sobre mi nena. Una pierna de mi mujer seguía siendo la almohada de Lucía, de reojo miré como Leti levantaba la cabeza para observarnos en todo momento.
Después de tanto sexo que habíamos tenido mi mujer y yo, me había acostumbrado cada vez más al placer y ella se había vuelto cada vez más hábil para dármelo, por eso no creí que me fuera a correr pronto, pero mi hija me mostró que estaba equivocado. Ella aún estaba adolorida, pero sin importarle, volteó a ver a su madre al mismo tiempo que me rodeaba el cuello y la cadera con sus brazos y piernas, comenzó a besarme de forma sucia y movía sus caderas para que la penetre causándose dolor y placer, me besaba y follaba como una total puta poseída sin dejar de ver vanidosamente a su madre, estaba demasiado cerca de su rostro así que no la veía bien pero juraría que su mirada gritaba: «Mira lo que le hago a tu hombre».
-Hmmmm-
Mi niña y yo gemimos por que me acababa de venir dentro de su recién desflorada vagina, por fin apartó la vista de su madre y volteó a mirarme con amor y agradecimiento. Me separé de ella y con mi mano para masturbarla hasta que ella también acabara, pero mi putita ignoró todo y solo se acostó en el piso de modo que pudiera meterse mi pene semi-erecto a su boca para limpiarlo.
Mi mujer se acomodó para estar recostada en el piso detrás de ella, y mirar mejor, acercó su rostro al de mi hija y habló vulgarmente con esa voz llena de elegancia que sabía que me encantaba que usara.
-Eres una buena niña, te aseguro que papá te va a premiar cogiéndote duro cuando se recupere.. lo sé.-
Delicioso !
DELICIOSOOOO !!!!!