MI EXPERIENCIA DE VOLVER AL TRABAJO
Hola mi nombre es Natalia, estoy casada hace varios años con un hombre muy especial con quien tuve dos hijos, cuando yo tenía veintidós y veinticuatro años o sea que ellos ahora tienen veinte y diez y ocho. Hoy yo tengo cuarenta y dos años y me conservo, sin presumir, muy bien de cuerpo.
Hola mi nombre es Natalia, estoy casada hace varios años con un hombre muy especial con quien tuve dos hijos, cuando yo tenía veintidós y veinticuatro años o sea que ellos ahora tienen veinte y diez y ocho. Hoy yo tengo cuarenta y dos años y me conservo, sin presumir, muy bien de cuerpo, agradeciendo que los dos embarazos resultaron favorables para mi figura.
Como les contaba mis hijos ya están en una edad que no requieren de mi constante atención entonces tuve la idea de volver a trabajar como cuando estaba joven y se lo comente a una amiga, pronto ella que está en el mercado laboral, me llamo y me dio un nombre y un numero de celular para que me pusiera en contacto con una persona que resulto ser la directora de recursos humanos de una empresa importante. El primer contacto fue una oferta para trabajar en el área de cobranzas, visitando clientes. Pero después de presentar exámenes de admisión, una semana antes que empezara a trabajar me solicitaron asistir a una entrevista con el presidente de la empresa y la cual atendí puntualmente.
Desde el primer instante que nos vimos y me dio la mano, creo que hubo un clic instantáneo de empatía y después de una conversación agradable, me agradeció que hubiera aceptado la entrevista y para cerrar dijo que me pusiera en contacto con recursos humanos.
Cuando hable con la persona indicada me dijo que según opinión del presidente yo estaba capacitada para ser su asistente, lo cual me favorecía porque tendría un mejor ingreso, no obstante, el cargo inicial me agradaba porque tendría contacto con clientes y considero tengo habilidad en relaciones públicas.
Una semana después estaba trabajando, la relación con el presidente, maravillosa, me esmeraba por cumplir las labores que me encomendaba y pasados dos meses recibí una carta en la cual agradecían mis servicios y me aumentaban el sueldo inicial. Yo me alegre mucho y por supuesto continue con la misma dedicación atendiendo mi trabajo.
Al tercer mes ya me había adaptado a la empresa, conocía todas las áreas y esto me facilitaba el trabajo. Mi relación con la secretaria de presidencia era insuperable al punto que ella deseaba salir a vacaciones por al menos dos meses para un viaje al exterior y era tanta la confianza que se generó entre nosotras que me preguntó, si yo le haría el reemplazo durante sus vacaciones, le respondí que por supuesto, con mucho gusto lo haría.
Por esta razón el contacto con el presidente se hizo más de cerca y yo encantada aunque no me olvidaba que estaba casada, en el fondo sentía una atracción tremenda hacia Juan Pablo, quien tenía unos cuarenta y cinco años, casado y con un hijo de unos quince años.
Todo marchaba bien y en el cuarto mes de mi entrada a trabajar se celebraron los veinticinco años de fundada la empresa y para ello se organizó una fiesta increíble, en el salón de uno de los mejores hoteles de la ciudad, música en vivo, cena con lo mejor y desde luego licor, todo con mucha generosidad. Yo participe tangencialmente haciendo llegar las recomendaciones del presidente al área que organizaba la fiesta y cuando llego la fecha en que todos los empleados asistíamos, dieron permiso al medio día para que fuéramos a elegantizarnos para la fiesta.
Todo el mundo estaba feliz, sin ningún inconveniente se estaba celebrando la fiesta, cuando a eso de las once de la noche el presidente me llamo y me dijo… Me ha llamado un amigo para que participemos en la licitación de su empresa, pero la condición es que mañana en la mañana tenga en su escritorio la propuesta. ¿Tu estarías dispuesta a ayudarme ahora que salgamos de esta reunión?
No lo pensé dos veces y le dije que sí. Luego llamé a mi esposo y le comenté el asunto y él por supuesto no le vio problema, incluso me preguntó… si era necesario pasar a recogerme, le respondí que no, porque la empresa me facilitaba el transporte.
Entonces al momento que el presidente me indico, bajamos al parqueadero a buscar su auto y al llegar al lugar él abrió la puerta del acompañante y cuando me subí, no tuve la precaución necesaria, de seguro por las copas que me había tomado y mi falda se recogió bastante, creo que le mostré más de la cuenta y el muy coqueto me dijo… tienes unas lindas piernas y cerrando la puerta, dio la vuelta y se sentó en el puesto del conductor para dirigirnos hacia la empresa.
Por el camino hablamos sobre la fiesta, me pregunto que había escuchado de los empleados, si les había gustado, si los habían atendido bien, etc., etc.
Al llegar a la empresa subimos al segundo piso donde esta la Presidencia, yo fui a mi escritorio y espere a que Juan Pablo me llamara y cuando lo hizo me acerque a su escritorio parándome al lado de su silla para recibir instrucciones de lo que debía hacer, lo cual resulto ser servirle en bandeja de plata mi cuerpo, porque de inmediato paso su brazo por mi cintura el cual fue bajando acariciando con su mano mis nalgas, yo no dije, ni hice nada, porque estaba segura de lo que deseaba y cuando su mano llego al borde de mi falda, se devolvió por debajo de ella, por en medio de mis piernas, las cuales cínicamente separe un poco, para permitirle a él llegar hasta mi concha que ya se encontraba lubricada. Él enseguida me dijo… ¿Deseas lo mismo que yo? Y mi respuesta sin palabras fue solo asentir moviendo mi cabeza de arriba abajo.
Confieso que, siendo mi primera vez de ser infiel a mi esposo, sentí algo de vergüenza, pero el deseo y el licor me impulsaron a continuar adelante.
Juan Pablo se desentendió del trabajo y sus dedos se deslizaron por debajo de mi tanga penetrando mi concha, lo cual me hizo cerrar los ojos y pensar en el placer. A continuación, él me hizo girar el cuerpo, metió sus dos manos por debajo de mi falda y me quito la tanga, la cual yo ayude a retirar cuando estuvo rodeando mis tobillos. Luego el me sentó sobre sus piernas y nos empezamos a besar, mientras el acariciaba mi cuerpo, primero mi concha, luego mis senos y así se alternaba, sin parar de besarnos. Pronto la excitación me llevo al primer orgasmo, del cual debí controlar los gemidos.
Recuperada de tanta excitación Juan Pablo me tomo por la cintura, me recogió la falda hasta la cintura y me sentó sobre su escritorio exactamente al frente de su silla y estando allí, me separo las piernas y hundió su cabeza hasta llegar a mi concha y haciéndome disfrutar de una sesión de sexo oral que me llevó al segundo orgasmo.
Yo estaba super satisfecha, pero él no, por eso mientras me proporcionaba sexo oral se quitó el pantalón y el bóxer, de manera que cuando se paro de la silla su verga erguida estaba frente a mi concha y en ese momento ya supe lo que vendría.
Con mi concha muy lubricada no le resulto difícil penetrarme, aunque lo hizo con mucha suavidad, pero su verga ostensiblemente más gruesa que la de mi esposo, hizo que cada centímetro que me entraba separaba las paredes de mi concha hundiéndola hasta la raíz. De allí en adelante yo ya era suya e hizo conmigo lo que quiso para alcanzar el placer. Al menos estuvo unos cinco o seis minutos metiendo y sacando su verga de mi concha haciéndome sentir la fricción y nuevos deseos. Cuando le pedí que me follara con fuerza, tomo mis piernas y las puso sobre sus hombros y en esta posición la penetración fue más profunda.
Él abrazó mis piernas y el movimiento de sus caderas hizo lo demás hasta el momento que me dijo… Creo que me voy a correr, yo sabia que no estaba tomando anticonceptivos, pero no quería interrumpir el momento y pensé… luego me tomo la pastilla del día después. Porque nunca he tome anticonceptivos ya que a mi esposo cree pueden afectar la salud y por eso él se hizo la vasectomía. Después me entere que Juan Pablo también se había mandado a hacer la vasectomía.
Terminada la faena del sexo nos dedicamos a lo que habíamos ido, yo aliste todos los soportes necesarios para participar en la licitación y a la una de mañana Juan Pablo me llevo a mi casa.
Por el camino no faltaron las caricias de parte de Juan Pablo, encendiendo nuevamente mi excitación al punto que mientras el conducía, decidí bajarle el cierre del pantalón, saqué su verga y le di una sesión de sexo oral que lo hizo explotar en mi mano.
Por supuesto que al llegar al destino se detuvo frente a mi casa y en esos momentos la excitación dentro del auto era mutua, el me acariciaba por todas partes, me besaba en la boca y hasta saco mis senos del sujetador para mamarlos, todo era una locura allí dentro, yo imagine que a esa hora todo el mundo estaría durmiendo en casa y en el vecindario.
Después de al menos unos veinte minutos de sexo, en el que solo falto una segunda la penetración me despedí de Juan Pablo y entre con mucho cuidado en silencio, cuando de pronto me encontré frente a frente con mi hijo menor el de diez y ocho años y yo espere que me saludara cariñosamente, pero me encontré con su pregunta… ¿Quién es ese señor que te estaba besando y cogiendo por todas partes?. ¿Cuál señor? ¿Ese que estaba contigo dentro del auto?
Ese es el presidente de la compañía y solo fue un beso en la mejilla de despedida.
¿Sí? Pero lo que yo tengo en el video de mi celular es otra cosa. Tenias las tetas por fuera mientras el te las mamaba, su mano en tu concha acariciandote, besos en la boca y todo lo demás que tu sabes.
En ese momento me sentí contra la pared y sin saber que responder. Era mi primera infidelidad y que mal la estaba pasando. Mi hijo tomo mi mano y llevándola a su verga me dijo… Mira como estoy gracias a verte disfrutar del sexo con tu presidente.
Y agrego…Razón tenía un chico de mi colegio de los cursos superiores cuando me dijo un día… Hummmm, tu mama esta deliciosa, mas de uno ya se la debe haber follado y yo no pude decir nada, aunque supuse que no era cierto. Pero después de lo que acabo de ver creo que el chico tenia razón.
No era el momento adecuado para arreglar el asunto, le propuse que el sábado cuando mi esposo y mi otro hijo se fueran al futbol, hablaríamos y el aceptó irse a dormir y yo caminé a mi habitación con el corazón palpitando a mil por minuto.
Al día siguiente viernes, en el trabajo todo fue normal, la única excepción fue comprar la pastilla del día después, pero con Juan Pablo no se habló nada de la noche anterior.
Y llegó el sábado, día muy esperado por mi hijo menor, en el que tuve que enfrentar mi falta y tratar de repararla. Lo primero que hice fue decirle que esta había sido la primera vez que le había sido infiel a su padre, porque nunca antes estuve en ambiente de oficinas. Además, me había tomado unas copas que no me permitieron controlar mis deseos.
Muy bien dijo él, pero ahora te quiero confesar que ya varias veces a escondidas te he visto desnuda y ese hecho me ha generado unas erecciones las cuales terminan cuando me masturbo pensando en ti y lo acontecido días atrás me confirma que aunque existan ciertas reglas, a veces los hombres y mujeres las dejan a un lado y dan rienda suelta a sus deseos, por eso te confieso que te he estado deseando desde el tiempo en que conocí el sexo.
De acuerdo ¿Y que deseas que haga, que te permita verme desnuda mientras te masturbas?
No, deseo estar contigo como quizás estuviste con el presidente y lo podemos hacer ahora que estamos solos.
Yo agache la cabeza pensando que hacer, pero estaba acorralada. De pronto sentí la mano de mi hijo que tomo la mía y me dijo… vamos a mi habitación y estando allí, tuve claro lo que iba a suceder y para que esperar más, nos desvestimos, mi hijo me observo de pies a cabeza y me dijo por mi nombre, Natalia tienes un cuerpo maravilloso, si mi padre no te coge todos los días es porque este ciego o se acostumbro a tu belleza y acercándose comenzamos a besarnos. Estando los dos de pie pronto sentí sus manos en mis senos, más tarde las caricias llegaron a mi concha hasta cuando nos acostamos y encontrándonos totalmente desnudos él me propuso un sesenta y nueve que me excito cuando su lengua acarició y chupó mi clítoris y yo le mamaba su verga del tamaño propio de su edad.
Durante al menos media hora disfrutamos del sexo en todas las posiciones y antes que llegara la penetración de mi concha, le dije… espérame voy a traer un preservativo de la mesa de noche de tu padre, porque aún puedo quedar embrazada.
Al regresar le ayude a ponerse el preservativo, se notaba su falta de experiencia, pero al fin lo logramos y él se divirtió follando mi concha hasta la saciedad cuando lo escuche gemir y dijo… me corro, me corro y aquí termino la tarde sexo con mi hijo. Ya han pasado dos meses en los cuales hemos estado follando al menos unas seis veces con Juan Pablo y mi hijo no se ha vuelto a manifestar. De los encuentros con Juan Pablo hay hechos suficientes para contar, quizás me anime a compartirlos mas adelante
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