MI GENESIS SEXUAL – el juego de papi y mai
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hansolcer.
Doña Mari Cruz tendría 45 o quizás mas, era nuestra casera y quien mas frecuente se hallaba en la vecindad, pues nuestros padres al igual que los vecinos salían desde muy temprano y muchos de ellos llegaban hasta muy entrada la noche, siendo el denominador común que el mayor de los hijos se hiciera cargo de los mas pequeños bajo cierta vigilancia de Doña Crucita, como la llamábamos. A decir verdad ella rara vez intervenía salvo que se diera algo extraordinario como una pelea o un accidente, de lo contrario cada cual hacia lo suyo. Eso si compartíamos mucho tiempo en nuestros juegos, ya sea canicas, salta-cuerda, policías y ladrones, futbol en el patio, a la casita o al medico, siendo estos dos últimos de un carácter especial pues casi siempre terminaban con mas de alguien desnudo sintiéndose adulto.
Coincidencia o quizás debido a las enseñanzas de mi primo Mario muchas veces era yo el elegido para representar el papel de doctor o el padre de familia, según el juego que jugáramos. Mi hermana a veces hacia el de la madre o sino yo mismo me encargaba de elegir otra vecina, ya sea Sara, Verónica, Mirnita o las misma hijas nietecitas de Doña Cruz, Nury o Mima, los niños varones también eran sujeto de juego y se les asignaba roles de paciente o hijos dependiendo el juego. Casi todos rondábamos los 11 o 12 aunque había algunos de apenas 8 y nueve años.
Una tarde que no tuvimos escuela jugábamos al papá y mamá dentro de nuestro cuarto en la parte designada como sala de estar, eso si, como parte de nuestro juego habíamos hecho una tienda de campaña con nuestras cobijas en donde – decíamos – a nuestro parecer era la habitación matrimonial, esa donde los papas hacen lo que sus hijos nunca ven, eso que cuando lo hacen te mandan a dormir o simplemente te lo ocultan porque es cosa de mayores.
Ese día yo había elegido a Nury como mi pareja. Solo tenia 10 años, flaca como ninguna, pelito a las caderas, de mediana estatura y ojos risueños. A excepción de sus nalguitas paradas no tenia otro asomo más de que fuera mujercita, nada de pechos o vello vaginal. Estábamos los dos en lo que decíamos ser nuestra habitación nupcial, ella completamente desnuda recostada en unas almohadas y con sus piernitas abiertas, su chochito al aire, sosteniéndose con los codos, su cabecita ligeramente hacia atrás, yo dándole lengua. Afuera mi hermana y los demás niños en su papel de hijos, unos jugando según su rol, otros haciendo sus tareas y hasta había quien hacia la limpieza, Nury de momento solo gemía retorciéndose, mordiéndose los labios y hasta temblando como si algo mas allá delo normal la aquejara.
Los ruidos emitidos por Nury se escuchaban por todo el cuarto, no nos preocupaba pues sabíamos que los de afuera estaban al tanto de lo que hacíamos, no por algo ellos en alguna ocasión habían representado el mismo papel, el del papá teniendo intimidad con la esposa. Nosotros podíamos escucharlos haciendo su rol asignado y confiados seguíamos actuando como verdaderos adultos.
Aun con la estreches del lugar donde estábamos me coloque de tal manera que Nury pudiera mamarme el pito, era algo inexperta aunque ya lo había hecho antes. Con una mano me masajeaba todo el tronco y con la otra se masajeaba su cosa, seguía apoyada de espaldas pues yo me había hincado dejándole muy cerca la punta de mi verga, Nury como buena moza chupaba como ternero deseando alimentarse.
Su boquita no daba abasto para meterse todo mi pene por lo que en varias ocasiones la veía atragantarse faltándole el aire, eso si, nunca mostraba interés de poder seguir representando su papel de mamá, aun cuando en algunas ocasiones más de alguno de nuestros hijos afuera tuviera a bien levantar las cobijas y preguntarnos cualquier tontería. Mami – interrumpía uno – me das permiso de ir a la tienda, Papi puedo ver televisión – decía otro -, estaban actuando pero eso no les quitaba la curiosidad de saber que estaban haciendo lo que estaban adentro. Un simple SI terminaba obligándolos a bajar de nuevo las cobijas para permitir que sus padres siguieran en su papel.
Las risas inocentes con una pizca de picardía no eran la excepción, pero seguían el juego. Nury y yo debíamos tener unos veinte minutos representando nuestro rol, mi pito estaba inflamado, mi cuerpo sudaba, mi respiración y pulso cardiaco parecían haberse enloquecido, roncos gemidos apagados se nos escapaban de la garganta, nuestros miradas irradiaban un brillo extraño, era en ese momento un placer al que nos gustaba llegar, era rico e indescriptible, el tiempo y el espacio parecía haberse escapado, aun nuestros compañeros de juego se habían esfumado para nosotros, sus voces habían desaparecido.
Con un no se que bajándome la espalda pude ver cuando una mano aparto la cobija que hacia de puerta, era Doña Crucita que miraba incrédula como su nieta estaba con casi media verga dentro de su boca y además se acariciaba su pepita del chocho estrujándolo fuerte como si ello le diera algún gusto fuera de lo normal. El silencio y la expresión del rostro de cada uno debió ser de película, Nury con sus ojos abiertos, yo sintiendo correr vergüenza y miedo por todo mi ser, Doña Cruz estupefacta, ojos vidriosos y boca semi abierta, no dijo nada. Dejo caer las cobijas y salió no sin antes pedirle a Nury que se fuera a casa.
Cuando salimos todos los que éramos parte del juego estaban como pasmados, idos. Uno a uno se retiraron del lugar sin decir palabra, fue entonces que escuchamos los gritos de Doña Crucita regañando a su nieta y amenazándole con delatarla con su madre al igual a que todos nosotros ante nuestros padres. Al menos yo tenía el corazón en un hilo.
Nada pasó pues Doña crucita quizás se arrepintió de último momento. La vi llegar con mis padres esa noche, hablaron durante algún tiempo e incluso le escuche comentarles acerca de nosotros solos en casa mientras ellos trabajaban, según les dijo no le parecía correcto que los padres tuvieran que pasar tanto tiempo sin cuidar a sus hijos. Luego se fue y mi hermana y yo nos fuimos a dormir a nuestro cuarto sabedores que podíamos seguir jugando ese jueguito que nos convertía en extraños a nosotros mismos, nos transformaba o nos dominaba con algo más fuerte a nosotros.
LA FIESTA
Fue un bautizo, un domingo cualquiera. Nuestros papás fueron convidados a una pequeña fiesta organizada por los nuevos compadres, hubo almuerzo, piñatas, bebidas para los niños, un show de payasos, todo a bien del nuevo integrante de la familia de la espiritualidad.
Nosotros los chicos fuimos obligados a vestir nuestras ropas domingueras, era una fiesta infantil y como tal debíamos compartir con nuestros vecinitos. Doña Crucita también fue invitada, llego junto a sus dos nietas. Nury parecía haberse olvidado del incidente del juego del papá y mamá al igual que su abuela pues sin ninguna restricción se incorporo a nosotros a jugar y a vivir de la fiesta del único que no sabía que había sido organizado en su honor, el bautizado.
Ya para la tarde los chicos habíamos sido desplazados por los adultos, las bebidas dulces se convirtieron en aguardiente, la música mas pachanguera, ahora quienes disfrutaban eran los padres, bebían y bailaban quizás sabedores de que al día siguiente los esperaba de nuevo su vida de trabajo y responsabilidades. Vi a mis papá pasándosela bien bailando con una señora con quien pensaba encompadrarse pues quería que le llevara a nuestro hermanito mas chico en el sacramento de confirmación. Doña Ana era bajita y tenía una figura bonita, su cuerpo moviéndose al ritmo de la música resultaba excitante, se notaba pasada de copas, mi padre se notaba borracho. Doña Cruz hablaba fuerte, jocosa, también estaba ebria. Todos Vivian su fiesta, bebían y hasta creo habían olvidado que nosotros los chicos estábamos ahí, quizás entendiéndolos uno a uno de los chicos se fue yendo a sus casas, mi hermana y yo también lo hicimos.
Serian las dos de la madrugada cuando me despertó el deseo de orinar quizás debido al exceso de bebidas durante la tarde, la fiesta parecía haber terminado. Vi a Beatriz dormir profundamente y no pude obviar verle sus calzoncitos de figura, una leve erección se dibujo en mis interiores. Trate de no hacer ruido y a oscuras Salí al patio donde horas antes los adultos se habían quedado divirtiéndose, era un desorden total con botellas vacías tiradas por el suelo, basura y mesas arrinconadas en cualquier parte. Personas ninguna.
Cuando Salí del baño algo me hizo querer buscar algo de comer y creí encontrarlo en alguna charola o mesa de las que estaban en el patio, una a una revise y nada. Fue entonces que me fije en la puerta de la habitación de Doña Crucita, estaba abierta y una tenue luz se escapaba de su interior. Se habrá olvidado cerrar – pensé – y sin esperar respuesta camine para echar un vistazo, no imaginando encontrarme con tres cuerpos tirados sobre una colchoneta, era Doña Cruz, Doña Ana y mi padre. Mi papa completamente desnudo boca arriba mostrando su flácida verga todavía con rastros de liquido viscoso, Doña Ana su futura comadre junto a el levemente recostada sobre su pecho y Doña Cruz casi al borde medio desnuda. Doña Ana y su torneado culo de lado, sus pechos medianos parecían exquisitos, un chocho parecía sabroso, labios húmedos y gruesos, depilado, Doña Cruz tenia las nalgas mas grandes que yo hubiera visto, un chocho peludo, gruesas piernas y unas pantorrillas como mazo. Los tres dormían, profundamente a juzgar por sus ronquidos.
Camine alrededor como queriendo adivinar que paso, de puntillas, suave, viendo. Sin pensarlo siquiera mi pito se había puesto duro, algo morboso se había apoderado de mi mente y para llevarlo a cabo trate de averiguar que tan dormidos estaban. Sabia que no podía gritar o hablar pues estaban las nietas de Doña Cruz o algún de vecino podría oírme, me pare junto a mi padre para halarlo del brazo y zarandearlo como cuando quieres despertar a alguien, igual hice con Doña Ana y Doña Cruz y nada, solo sonidos incoherentes típico de cuando están bien borrachos.
Con gran esfuerzo pude mover a la futura comadre de mi papá hasta dejarla con su culo al borde la colchoneta, piernas abiertas, boca arriba enseñándome esas tetas que me parecían divinas y ese chocho que se veía apetecible. A Doña Cruz no pude moverla tanto y tan solo la rodé un poco hasta dejarla con su chocho al aire, no quise aventurarme a quitarle su blusa aunque me ganaba el deseo de destaparle ese par de tetazas que se le mostraban. Estaba excitadísimo, mas que cuando estuve jugando con Nury al papi y mami.
De nuevo sacudí a mi padre para ver si despertaba y también lo intente con ellas, luego con un sentimiento hasta hoy desconocido me saque el pito encerrado en mis calzones y me masturbe suavemente, no se cuanto tarde pero muy sigilosamente me acerque a la boca de Doña Ana y le puse mi pito entre sus labios y se lo frotaba tratando de metérselo dentro de la boca sin lograrlo, dejo de Roncar. Creí ver que abrió sus ojos para luego voltear su mirada hacia un lado y casi por instinto colocar su brazo alrededor de quien la había cogido horas antes, mi padre dejo de Roncar e igual se giro hacia un lado dándole la espalda a Doña Ana. Muy despacio me acerque hasta estar con mi pito a centímetros de la boca de Doña Cruz y de igual forma que con Doña Ana empecé a frotárselo en sus labios pero aquí me sorprendió el hecho de que al sentir mi pito esta empezó a mamármelo de una manera que creí que estaba despierta, yo estaba parado con mis piernas flexionadas junto a su cabeza y le daba mi verga para que lo degustara.
– Que rico Toño – dijo creo que refiriéndose a mi padre pues ese es su nombre –Que rico. Dame esta verga, que rica.
Mamaba y yo pensaba que de un momento a otro abriría sus ojos y me vería parado junto a ella dándole teta ¿Qué diría? ¿Pondría su cara como cuando me hallo dándole verga a su nieta? Yo estaba nervioso pero mi verga más se enduraba.
Sin mucho esfuerzo la separe de mi pito y otra vez camine alrededor mas para cerciorarme que nada nos viera o que despertaran, de nuevo coloque a Doña Ana Boca arriba con la piernas abiertas y ahora si me puse en medio para colocarle la cabeza de mi verga. Estaba caliente, poco a poco se la fui metiendo hasta sentir todo mi pedacito de carne en sus interior, de verdad era riquísimo la sensación de estar dentro de una vagina, era húmedo pero caliente, suave, indescriptible. Fueron más de 10 minutos los que estuve metiéndola y sacando, luego la deje pues presentí que se estaba despertando y además también deseaba saber que se sentiría metérsela a Doña Cruz. Era diferente, mas húmeda, pliegues mas suaves, su pepa de enfrente se arrugaba cuando se la metía hundiéndose junto a mi pito, también creí volver a sentir que estaba despierta pues de nuevo empezó a dar muestras de vida al culear junto a mis movimientos, leves gemidos se escapaban de su boca y me pedía mas. Creo que en los 5 minutos que la penetre se corrió pues algo muy caliente se dejo escapar de su chocho dándome la sensación de que me acariciaban el rabo. Doña cruz suspiro hondo pero me dejo escapar para luego girarse hacia un lado, yo seguía full de erecto, me sentía satisfecho. Guarde mi herramienta y decidí irme a mi cama, entenderán que todavía no acababa.
Jamás dije nada al respecto, Doña Ana siguió siendo la casera, Doña Ana se encompadro con mis padres y yo seguí jugando al papi y mami con mis amigos de vecindad. Fue en esos días cuando tuve mi primer eyaculación, resulto ser con mi hermana Beatriz y eso no olvido.
He aquí mi relato.
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