Mi Hermana Celeste
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola a todos, me llamo Gabriel y tengo 22 años, soy alto, ni delgado ni gordo, mido 1,77, soy blanco, y agraciado de verga, templada 19 cm y gruesa.
Lo que voy a contar comenzó a suceder cuando tenía 14 años.
Vivía entonces con mis padres, y conformábamos una familia muy normal, papa y mamá con una relación mu sólida, mi hermano Javier dos años menor que yo y mi hermana Celeste cinco años menor.
Cada uno de nosotros tenía su propio cuarto lo que nos permitía una vida tranquila y una privacidad relativamente segura.
Siempre ayudé a mama con mis hermanos menores, de ese modo le ayudaba a vestirlos y bañarlos, mamá me pedía que lo hiciera con ellos para cuidar que se asearan bien, el cuello, las orejas, los pies, de manera que quedaran pulcros y muy limpios.
En ocasiones los enjabonaba y como era lógico les enjabonaba sus partes íntimas sin que asomara en mi el menor rasgo de morbosidad.
Sin embargo cuando mi hermanita tenía siete años cuando le aseaba el culo sentía como ella se sonreía y se inclinaba como para que la limpiase mejor, ello fue despertando mis instintos y pasaba mucho tiempo en el baño con ella manoseándole el culo y después su clítoris y su vagina, logrando en muchas oportunidades hacerla gemir y eso me provocaba erecciones firmes que debía saciar masturbándome a solas.
Las películas porno y el pensamiento del culo de mi hermana hacían que fantaseara en demasía.
Un día en que estaba ella en el baño, llamó a mama para que la enjabonara y me enviaron a hacerlo, cuando entré al baño, ella estaba de espaldas a mi bajo la ducha y al sentirme y verme se inclinó y yo de inmediato agarré sus nalgas apartándolas mirando por vez primera su agujero, lo acaricié y lo presioné logrando por la humedad introducirle una falange, a lo que ella gimiendo me dijo Gabriel Ummm, y comencé a besarla torpemente en su espalda y cuello agarrando el jabón y pasándole la mano enjabonada por su espalda al llegar a su ojete le metí un dedo hasta donde pude, ella a pesar de su edad me dijo "así me gusta".
Asustado y apresurado terminé de enjabonarla y ella terminó de bañarse mientras yo me iba a mi cuarto a darme el gran pajazo.
En horas de la noche ya tarde cuando todos dormían entró Celeste a mi cuarto estaba en dormilona y con el cabello suelto, se sentó a mi lado y me dijo al oído, “duermes Gabriel”, no le respondí, apenas la distinguía pese a que el televisor estaba encendido, “quieres que juguemos”, ok le dije a que, “a papa y mama” me respondió.
Haciéndome el tonto le pregunté y como es eso.
Se acostó a mi lado y me dijo haremos como hacen ellos, yo los he visto.
Se despojó de su bata de dormir y se acurrucó a mí lado diciéndome, ahora tú.
Me despojé de la pijama y ella sin más me agarró mi pequeña verga que pese a mi edad ya tenía como 13 cm, no se si producto del desarrollo o de las pajas que me hacía.
Comenzamos a besarnos y a acariciarnos y casi que instintivamente estaba yo besando sus pezoncitos y tocando su clítoris y su vagina puesto que ella se abría para que mi mano pasara sin dificultad.
Se colocó boca abajo después de besarme y lamerme el pito y yo comencé a besarle el cuello y la espalda hasta llegar a sus nalgas, y al estarlas besando ella colocó una mano en cada nalga y se las abrió dejando al descubierto su ojete.
Así hace mama me dijo, y yo comencé a lamerle el culo y a chupárselo dándole con la lengua y saboreando ese sabor ocre de los culos sudados.
En medio de las lamidas ella gemía muy quedo y me monté sobre su espalda colocándole mi verguita en su entrada anal pero por más que me esforzaba y a pesar de haberlo ensalivado no le entraba, ella me dijo que mamá tenía una crema para eso, yo solo tenía a la mano un fijador para el cabello y le unté al culito con mis dedos y logrando así que mi dedo le entrara.
Ni le dolió ni se quejó y entonces volví a colocarme sobre ella y al presionar sobre su culo le entro la cabeza y allí si se quejó un poco.
Lo saco le pregunté, y ella me respondió no mételo todo y así se lo encajé hasta el fondo, en medio de sus suspiros y gemidos.
Comencé con el mete y saca y sentía sus impulsos y los míos, su respiración y la mía, su goce y el mío hasta que con grandes espasmos la sentí orgásmica y le deposité toda mi leche en el interior de su culo apretadito y recién desvirgado.
Estuvimos así un buen rato hasta que al separarnos ella besándome en la boca me dijo me voy a mi cuarto y de ese modo comenzaba mi relación morbosa e incestuosa con mi hermana.
No pasó mucho tiempo para que la desvirgara por completo y se convirtiera en mi amante, relación que tiempo después mi madre descubrió ocasionalmente, ya tenía yo 17 años y mi hermana Celeste 12.
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