Mi hermana Julia – 7.1 –
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Con muchas dudas, pero sin más tardar estampé mi cara contra sus nalgas… mi boca buscó su oloroso agujero y empecé a deslizar mi lengua sobre su ano, empapándoselo en saliva… empujé mi lengua varias veces contra él en un intento de meterle la lengua dentro, pero no lo pude conseguir; estaba demasiado cerrado.
Esas maniobras estaban consiguiendo volverme loco de placer; buscaba desesperadamente cómo entrar en su prieto trasero… mi lengua bajaba a veces hasta su coñito, recogiendo los restos de saliva que hasta allí se deslizaban, mezclándolos con sus jugos vaginales para luego volverlos a llevar con mi boca hasta su culo.
Notaba que me iba a explotar la polla de lo dura que la tenía… Llevé mi dedo índice a su agujero y apretando con mucha fuerza conseguí meterle medio dedo.
Lo grabé.
– Venga, hermanito… vamos, cabrón… asíiiiii… asíiiiiiii… ¡¡¡¡mójamelo bien!!!! -Me pedía Julia entre sollozos-, mientras meneaba su culo contra mi boca y conseguía que mi dedo avanzara un poco más en su camino al interior.
– Lo intento, Julia, lo intento; pero tengo miedo de hacerte daño.
– ¿Y a mí qué coño me importa el daño que me hagas? ¿No entiendes que estoy más cachonda que una perra en celo? ¡¡¡NECESITO TU POLLA DENTRO Y QUIERO QUE ME LA METAS AHORA!!!
– Voy Julia, voy.
– Vamos… ponte de pié y clávamela… ¡¡¡¡no puedo esperar más, Luis!!!! ¡¡¡¡VAS A HACER QUE ME CORRA ASI Y YO QUIERO CORRERME CON TODA TU POLLA BIEN METIDA DENTRO DE MI CULO!!!!
Yo no sabía muy bien cómo hacerlo, pero de inmediato me di cuenta de que en esa posición mi polla no alcanzaba la altura necesaria para taladrar aquel orificio.
Me puse de pié sobre la cama y agarrándome el manubrio y apuntándolo hacia abajo conseguí hacerlo coincidir con la entrada al culo de mi hermanita.
– ¡Empuja!… Vamos Luis.
¡Cabrón! ¡Empuja! ¡¡¡¡METEME LA POLLA!!!! Chillaba Julia.
¡¡EMPUJA CABRON!! ¡¡EMPUJA FUERTE!! ¡¡MÁS FUERTE!!
Empecé a forcejear con la entrada de su culo.
varias veces mi tiesa polla resbaló hacia los costados golpeando sus nalgas… pero al fin conseguí dilatar lo suficiente aquel agujero para que mi capullo se metiese dentro.
Yo ya no sabía ni dónde estaba… todo mi objetivo era meterle a Julia la polla hasta el fondo, bien dentro de su culo.
Perdí el norte por completo, lo reconozco.
Ya no me importaba que fuese o no mi hermana quién estaba allí como una puta zorra ofreciéndome su culo.
Todo mi mundo se centraba ahora en un sólo objetivo y ese no era otro que romper aquel culo que tenía ante mí.
FOLLARLO; PENETRARLO; DESGARRARLO ¡METERLE MI POLLA HASTA LOS MISMISIMOS HUEVOS!
Ese fue el momento en el que Julia perdió el control de la situación y yo me hice su dueño y señor.
Yo era el amo.
Julia para mí ya sólo era un culo que follar.
Empujaba y empujaba, y una vez que mi glande desapareció de mi vista incrustándose en aquel orificio mis embestidas fueron mayores.
– Aaaaay… ¡PARA!… ¡¡PARA!!… ¡¡POCO A POCO!!… AAAAHHHH, chillaba Julia como un cerdo al que están degollando.
Pero yo ya no la oía.
Mis caderas empujaban con todas mis fuerzas para atravesar aquel angosto paso… notaba cómo desgarraba cada centímetro de su culo y Julia chillaba como una poseída por el diablo.
– AAAAAAAHHHH CABROOOOOON ¡¡¡¡¡ME HACES MUCHO DAÑO!!!!! ¡¡¡¡¡NOOOOOOO!!!!! ¡¡¡¡¡PARAAAAA!!!!! ¡¡¡¡¡PAAAAARAAAAAAA!!!!!
Demasiado tarde para eso.
Yo estaba ya enloquecido.
De una embestida brutal se la clavé hasta el fondo.
Mis huevos chocaron contra su coño.
Al sentir mi polla totalmente dentro de su culo, repetí mis embestidas con la mayor fuerza que fui capaz de desarrollar.
Y no paré de hacer tomas.
Notaba que Julia desfallecía de dolor; también de placer.
Se la saqué de golpe y, sin avisar, se la volví a clavar de otra bestial acometida, con más furia aún, si eso era posible.
El culo de Julia, de solo 17 años, se dilataba y dilataba por momentos.
Julia cayó hacia delante gritando de dolor.
-UAAAHHG, AAAAAHHGG ¡¡¡¡HIJODEPUTA!!!! ¡¡¡¡¡¡ME VAS A RAJAR EL CULO!!!!!!
Buscó desesperadamente un apoyo pero, al no hallarlo, su cuerpo inerte fue a dar contra las sábanas dónde cada penetración mía la lanzaba un poco más hacia la cabecera de la cama.
Julia seguía chillando enloquecida.
Julia intentaba escapar de aquel dolor que mortificaba su culo… sus brazos se alargaron y agarró fuertemente la cabecera de la cama en la cual al fin encontró un apoyo y pudo erguirse un poco para intentar hacer un poco menos dolorosa aquella terrorífica experiencia.
Pero mi polla poco a poco se fue amoldando a aquel estrecho paso; empezaba a penetrar y salir con más soltura y mis embestidas fueron cada vez a más: en fuerza; rapidez y brusquedad.
Estaba consiguiendo follármela bien follada.
Mi polla entraba y salía sin parar de aquel agujero cuándo noté una oleada de placer infinito recorriendo todo mi cuerpo.
Sabía que iba a correrme de nuevo, pero no quería hacerlo: todavía no.
Aquello tenía que durar más.
No podía terminar tan pronto.
Debía exprimir a fondo la capacidad de aguante y sufrimiento de Julia.
Estaba seguro de que, en el fondo, Julia estaba también disfrutando del dolor que le proporcionaba mi terrible penetración.
Se la saqué de golpe.
Un sonoro ¡plop! de su culo me lo indicó claramente y miré hacia aquel agujero.
Durante unos pocos segundos quedó libre ante mí; diáfano.
Pude ver las entrañas de Julia a través de su abierto orificio, que estaba dilatadísimo: se veían completamente enrojecidas, de un rojo intenso y brillante; parecían palpitar con vida propia.
Las hice varias tomas.
Su culo, abierto en la medida exacta de mi polla, que hasta ese momento se había alojado en su interior, no tardó mucho en cerrarse de nuevo; pero quedó ligeramente dilatado.
Sus nalgas estaban enrojecidas por haber sido golpeadas por mí, y Julia dejó de chillar por un momento en cuánto notó salir de su interior aquella enorme verga que la desgarraba.
Flexioné ligeramente las rodillas y agarré el consolador que descansaba sobre las sábanas, y que aún estaba vibrando.
Apunté a su coño y, de un sólo golpe, brutal y despiadado, lo hundí hasta el mango en el interior del coño de Julia.
Todo el cuerpo de mi hermana se tensó de dolor y excitación.
– ¡AAAAAYYYY! ¡¡¡¡NOOOOOO!!!!.
¡¡¡PARA!!!.
¡¡¡PARAAAAA!!!… OTRA VEZ POR AHÍ NO, CABRON ¡¡¡¡¡PAAAARAAAA!!!!!
Pero sus gritos no hacían más que excitarme y animarme a seguir mortificándola.
Me convertí en una bestia inmisericorde.
No había compasión para esa puta de Julia.
Quería poseerla más allá de todo dolor: hasta el infinito.
Mi mano presionó más aún aquel juguete dentro de su coño y con mi boca busqué de nuevo el agujero de su culo… lo rocié con una buena dosis de saliva para prepararlo para las acometida finales.
Julia notó el contacto de mis labios y mi lengua de nuevo sobre su culo y por un momento pareció relajarse y disponerse a disfrutar de aquella sensación placentera, unida al vibrador que le atravesaba el coño.
Pero en seguida debió de advertir lo qué significaba que yo le mojase el culo otra vez.
Cuándo quiso darse cuenta, e intentó huir hacia delante, mi polla ya estaba en posición y apretaba de nuevo el borde de su prieto agujero.
– NOOOOOOOO… ¡ESPERA!… ¡¡¡POR LOS DOS SITIOS A LA VEZ NOOOOO!!!.
¡¡¡LUISSSSSSS…NO LO HAGAS!!! ¡¡¡¡¡PARA…CABRONAZO!!!!! ¡¡PARA!!
Sus gritos tuvieron la virtud de excitarme y me animaron todavía más.
Mi polla entró de nuevo salvajemente en su culito, que ya había recuperado su tensión anterior.
De nuevo sentí cómo se desgarraban sus entrañas al paso de mi cipote.
Pero esta vez la maniobra fue más placentera para mí, si cabe, ya que la presión del consolador en su coño hacía aquella angosta cavidad todavía más estrecha para mi polla.
Sentía no solo las paredes de su recto, sino también las vibraciones del consolador.
Julia, sintiéndose penetrada por sus dos agujeros al mismo tiempo, empezó a dejarse llevar de nuevo por su irrefrenable lujuria.
Se olvidó del terrible dolor de su culo y se abandonó por completo en brazos del placer.
– AAAAAAAAAhhhhhh… ahhhhhhhh… ah… a… siguee… siggg… no pareess… Su voz se fue apagando poco a poco, sumergida en un nirvana de gozo y lascivia descontrolada.
Pero todo aquello pudo más que yo.
Mi sensación de estaxis era sublime, pero no podía contenerme más; miré hacia abajo para ver cómo mi polla se hundía sin compasión en el ardiente cuerpo de mi hermana.
La imagen de mi rabo, desapareciendo por completo dentro de su anatomía, y la excitante visión del consolador sobresaliendo ligeramente de su enrojecido coño fue lo que me dio la puntilla.
De un golpe formidable de cadera toda mi polla taladró, en una sola y estremecedora acometida, el culo de Julia, que gritaba como una loca mientras yo me corría otra vez, pero esta vez en el interior de su culo; ¡¡¡¡DENTRO DE SU CULO!!!!
– Ahhhhhhhhhhhh… exclamé.
– AAAAAAAAAHHHHHH ¡¡¡¡¡JODEEEEEEER!!!!! ¡¡Siiiiiiiii!!… ¡¡¡MAAAAAAASSSSS!!! ¡¡¡QUIEROOOOO MAAAASS!!!… ¡¡¡CORRETE MAS CABRON, MAS!!! Chillaba Julia mientras se pegaba la corrida más intensa de sus diecisiete años.
Su cara se estampó contra la cabecera de la cama mientras se sacudía enfurecida.
Yo clavaba mi polla todo lo posible en su interior hasta que me derrumbé sobre su espalda.
Permanecí así un momento, mientras mi respiración se sincronizaba con la de Julia.
Los dos jadeábamos intensamente.
Estábamos sudorosos y la espalda de mi hermana cubierta de restos de babas que habían escurrido de mi boca.
Mi polla empezaba a deshincharse dentro de su culo, pero notaba la firme presión de su ano y el latir de su corazón a través de las contracciones que me transmitía.
Temblando, casi sin fuerzas, quise levantarme.
Mi polla salió de su culo lentamente, y al fin oí aquel sonido a mojado, como el chapoteo de un palo en el agua… ¡plop! Se la saqué y miré su enrojecido agujero.
Chorros de esperma brotaban de su culo y se deslizaban por sus nalgas yendo a parar a las sábanas.
Julia seguía derrengada.
Estaba tumbada boca abajo, como una muñeca sin vida.
Le retiré el consolador del coño y lo arrojé lejos.
Se dio la vuelta y vi cómo su cara denotaba aún lujuria y placer.
Parecía desear que continuara más una tortura como aquella.
Que no cesase todavía.
– Dios… Luis… Luis… ¿qué me has hecho?… joder, qué bueno… pero qué daño… joder, dijo entre sollozos y profundos suspiros.
– ¡Me has follado por el culo!… ¡cabrón!… ¡yo todavía era virgen por el culo! Jamás lo había hecho por ahí.
Jamás.
Sus palabras se clavaron en mí.
pero no por ello dejé de enorgullecerme de haber desvirgado analmente a mi hermana.
– Yo…Julia… ¡¡¡tú me lo habías pedido!!!
– Joder, Luis… mi culo… ¡cómo me duele!… ¡Manolo lleva tiempo pidiéndome esto!… nunca le he dejado… y yo no quería… pero hoy… hoy… tú… ¡joder!… me has hecho polvo… ¡ay!… ¡ha sido increíble!… ese dolor… ha sido estupendo… ¡ay!… vaya corrida.
Lo entrecomillado y en cursiva son los dos últimos párrafos de Kovaliov.
“Casi no podía ni articular palabra.
y mejor que no lo hiciera ya que aquella fue la primera vez pero no la última que pude probar su culo.
sin embargo nunca ocurrió lo mismo con su coño que siguió siendo fuente de todo tipo de placeres excepto el de la penetración que estuvo vedado para mí.
En lo que se refiere a su culito nunca fue tan duro de penetrar como esa primera vez.
creo que nunca nos lo volvimos a pasar tan bien ni nunca más nos volvimos a pegar una corrida de aquel calibre, pero Laura siguió durante años ofreciéndome una y otra vez su culo para ser follado.
Pero esa ya es otra historia.
la historia de mi hermana y yo de adultos.
algún día os la contaré.
”
Esto se publicó en Septiembre de 2005.
* * * * *
A partir de aquí todo es original por mi parte.
He respetado los acontecimientos básicos de la historia, con las correcciones y añadidos que he ido agregando en los capítulos anteriores.
* * * * *
¡¡VAYA CORRIDA, LUIS!! ¡¡Es lo más sensacional que he sentido nunca!!
– No sabes cuánto me alegro, Julia.
Para mí también ha sido maravilloso, INCREIBLE.
– Lo habrás grabado, Luis.
No te perdonaría que se te hubiera olvidado.
– Docenas de tomas, Julia.
Docenas de tomas.
-Nunca pensé que se pudiera disfrutar tanto, a pesar del dolor.
Tenemos que repetirlo, Luis.
Hay que volver a hacerlo.
Ha sido lo más sensacional que he vivido.
Pero voy a necesitar tiempo para la recuperación.
No creo que pueda sentarme en una semana.
Cómo me duele el culo.
Eres un jodido cabrón; me has destrozado, pero estoy contentísima de que hayas sido tú el que lo ha hecho.
Te quiero, hermanito.
Te quiero muchísimo, cariño.
Después de un merecido descanso nos dimos una reconfortante ducha y luego tuvimos que poner manos a la obra para recoger todo aquello que habíamos dejado en un estado lamentable, antes de que nuestros padres regresaran del trabajo.
Daba la casualidad de que era lunes y tocaba quitar las sábanas de la casa y poner la lavadora, por lo que el desaguisado que causamos en la habitación de los papás se saldó con una lavadora, puesta un poco más tarde.
Por si preguntaban por qué no estaba ya la colada terminada convinimos en una excusa muy plausible: que se nos habían pegado las sábanas.
Habría una regañina, pero nada importante.
Comimos y dedicamos gran parte de la tarde a visionar en la tele todo lo que habíamos grabado con la cámara de video y tomamos algunas notas para editarlo en los días siguientes.
El día concluyó sin más novedad, sin que hubiera regañina; -ninguno de los dos podíamos quejarnos-.
* * * * *
A partir de aquí es la continuación de esta historia de incesto que queda con un interrogante:
¿Culminará Luis el incesto, con una penetración vaginal de Julia?
Lo que Julia ha confesado a Luis sobre su historia sexual ¿Es toda su historia? ¿O es solo una parte de su historia?
¿Cómo continuarán sus relaciones sexuales?
* * * * *
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