Mi hermana, mi vecina y yo.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por RDPos.
En mi casa somos 3 hermanos 2 varones y una mujer, a mi hermano le llevo 1 año y a mi hermana casi 4. Nuestra familia desde siempre fue muy desprejuiciada y de trato mas bien frío. Las muestras de afecto eran muy esporádicas de parte de nuestra madre y del otro lado nada, 0. Aún hoy lo siento así.
Esta situación nos hizo madurar mucho antes de lo "normal" si es que existe algo así; la cosa es que prácticamente vivíamos solos jugábamos solos y aprendíamos solos lo que podíamos, muchas veces a golpes ya que cada metida de pata nos aseguraba una flor de paliza de nuestro padre.
Con una adolescencia típica pasabamos peleando con mi hermano lo que nos alejaba un poco en nuestra relación, muy al contrario con mi hermana éramos muy unidos y hasta en ocasiones cómplices.
A esa edad yo andaba todo el día al palo, me mataba a pajas 3 o 4 veces al día y me daba especial gusto hacerlo en lugares "peligrosos" donde podía ser visto. Así pasaba mis días hasta que en un juego de lucha que era frecuente con mi hermana (trataba de enseñarle a defenderse, cómo dar puñetazos y cosas así) noté que ella me rozaba mis genitales "sin querer", está bien quizás si haya sido accidental pero no para mí, menos para mis hormonas que la veían desfilar día a día con alguna amiga vecina por la casa.
Desde ese momento trataba con más ahínco de buscar esos encuentros e ir disfrutando lo que día a día iba pasando, debo decir que pasaron meses así; un roce, una apretadita y boludeces del mismo tenor.
El tiempo me fue dando mas libertades y ya estaba claro que a ella le gustaba sentir que le apoyaba mi verga dura, a esto siguió un juego donde ella se colgaba de mi cuello y cruzaba sus piernas en mi espalda quedando practicamente suspendida, obviamente mis erecciones no se hacian esperar y así la punteaba llevándola de un lado a otro.
Luego de cada "jueguito" me perdía a descargarme a mano porque me dejaba muy mal, y al parecer también ella iba tomándole gusto a la cosa…
Tanto así que un día me encara y me dice que una de sus amigas quería jugar con nosotros, me dejó helado en principio ya que sabía muy bien que una cosa era jugar entre nosotros y otra muy disntinta era incluir una tercera persona, por muy amiga que sea estaba jodido.
Luego de un buen rato me convencieron abriéndome otra puerta que hasta ahí no lo había ni imaginado, y aunque no lo crean es así.
"Mónica" (la voy a llamar así a la amiga de mi hermana, obviamente no es su nombre) era mucho mas despierta en todo sentido que "Laura" (mi hermana), quizás porque no teníamos ningún lazo se notaba mas libre a nuestro, hasta ahí; inocente juego.
Se turnaban para dar su paseo a los gritos salvajes por toda la casa, claro que a simple vista no parecía nada extraño pero mi verga me llegaba a doler horrores tanto traqueteo (y mas las pajas diarias que me pegaba jejjeje).
A cada una le sentía muy bien, a pesar de estar vestidos cada vez iban poniéndose ropa mas fina o diminuta que me dejaban sentir ese calorcito especial de sus zonas íntimas en la punta de mi pija, quizás sobreestimado por el recuerdo pero lo sentía así.
Este juego terminó desgastándose por sí mismo ya que a esa altura empezamos a hablar del tema directamente, así les preguntaba que sentían si les gustaba (cosa obvia ya que también lo buscaban) y ellas respondían que sí, que se sentían muy bien con cosquilleos raros y demás.
Yo volaba de calentura y encaré a Mónica a ver si se animaba a más, la mina va y le cuenta a Laura y decidieron que lo que le hiciera a una le hiciera también a la otra, esto no estaba en mis fantasías pero no me quedó otra que aceptarles el juego; convinimos en encontrarnos en la hora de la siesta ya que todos dormían o directamente no estaban en casa.
Como mi hermano y yo teníamos una habitación separada de la casa principal arreglamos vernos ahí; hice un simulacro de salir a jugar a la cancha y me metí sin hacer ruido a mi pieza, al rato entran las dos de la misma manera pero murmuraban entre ellas, yo caliente como nunca y feliz por la oportunidad.
Se sentaron juntas al borde de la cama tirandose hacia atras tomadas de la mano era bastante surrealista, no aguanté ni un minuto y entre a acariciar a Mónica desde las piernas, cada tanto estiraba la mano y hacía lo mismo con Laura, ellas se preguntaban entre sí que sentían mientras yo buscaba llegar a su entrepierna lo antes posible, trataban de alejar mis manos cada vez que acariciaba muy cerca de su genitales pero notaba que no resistían para nada, era un "quiero, pero que no se note"; al rato de jugar así empecé a besarles las piernas y sobretodo el interior de los muslos que decían que les gustaba mas, bueno así llegué a lenguetearles las vaginas sobre la ropa dejandoles húmedas con mi saliva.
Con las yemas de los dedos acariciaba de arriba a abajo haciendo presión sobre sus labios, no tenía mucha cancha pero me indicaban que les gustaba y lo hacía.
De sus tetas ni me acordaba ya que no me llamaban tanto la atención.
Cualquier intento de ir más allá era rápidamente descartado por ellas, les gustaba eso y hasta ahí; así que haciéndoles caso seguimos descubriéndonos como se podía en ese momento.
Con el tiempo ya me acariciaban la pija sobre el short y luego me pedían que les muestre, la sacaba y la acariciaban juntas mirándola con una sonrisa de oreja a oreja las dos.
Esto dió pié a que yo pida lo mismo así que luego de mucho hablar y para estar parejos hicieron lo mismo, claro que yo no sólo me dediqué a acariciarles sinó que les pedí me dejen darles un beso, se miraron y accedieron sin decir nada; así que me arrodillé y entre a pasarles la lengua sobre toda la raja a las dos, turnándome un ratito a cada una descubrí lo que había visto en tantas revistas porno, el clítoris; y sabía muy bien que era esa la puerta que debía tocar :p
Mientras Laura la tenía casi imperceptible alargadita entre los labios, la de Mónica estaba a la vista, exitada se notaba erecta en un 100% y eso fue un espectáculo genial, no dejaba de meterle lengua, suspiraba sobre sus labios y a veces hundía hasta donde alcanzaba mi lengua sintiendo sus gemiditos entrecortados y ahogados en un intento de no hacer ruido. No hace falta decir que mi pija estaba sobreexitada a mas no poder, no? creía que no se me iba a bajar jamás.
Pregunté si querían sentir mi verga entre sus labios me dijeron que sólo hasta ahí, así que me acomodé entre las piernas de Mónica y suavemente le pasaba el glande de punta a punta, puedo jurar que las sentía hervir con ese contacto (al igual que yo estaba que explotaba) luego le tocó a Laura pero no me dejaron pasar de ahí.
Otra vez hablándoles trataba de convencerlas pero nada, entonces aceptaron darme un beso cada una en la verga, agarré viaje antes que se arrepientan y así tuve mi primer beso en la pija de mi vecinita y luego el de mi hermana.
Estos juegos siguieron durante varios meses y nunca hubo penetración, a pesar de ello nos divertimos y aprendimos muchísimo, lo cierto es que para ese entonces yo necesitaba ponerla, así de simple y ellas seguían dudando, decían que la tenía muy grande y que iba a dolerles mucho; la solución que me propusieron era invitar a otra vecina que seguro aceptaba.
Fue el fin de nuestros juegos, la cosa se iba de manos y cuando muchos lo saben solo se busca problemas, problemas que yo ni loco deseaba.
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