MI hermanita 3 parte
Comencé a enseñarle a mi hermanita el placer del sexo.
Antes de irme a la universidad me despedí de Isita y le di un beso en su boquita. No sé cómo me animé pero como ví que a ella le gustó por qué no paraba de sonreír sabía que solo era el primero de muchos besos que le daría en su dulce boquita infantil, claro cuidando que mi madre no nos vea.
En la universidad estando con mi novia, que se llama Daniela y es de estatura media, pechos medianos y culo redondito, le conté sin querer que me estaba quedando solo por las noches en casa. Me propuso aprovechar para tener sexo, pero le dije que esa noche estaría muy ocupado, ya que tenía que enseñarle a Isita a tocarse.
Llegue poco antes de que mi mamá se fuera al trabajo y antes de despedirse me volvió a indicar como debía cuidar a mi hermanita.
—no te vayas a olvidar limpiarla bien, se que talvez te dé cosa hacerlo pero es mejor a qué le dé una infección en sus partes.
—no, no.. de hecho me gusta hacerlo.
De inmediato me di cuenta de que mis palabras podrían poner en alerta a mi mamá.
—claro, eres hombre, como no te va a gustar.
Esa última frase me dió en que pensar, debería sentirme ofendido o agradecido que mi madre intuya que como soy hombre me gustan las vaginas sin importar la edad que tengan ni de quien sean, en este caso la hermosa vaginita de mi hermanita de casi cuatro años.
Fui corriendo al cuarto de Isita, ella estaba jugando con sus muñecas. Aún faltaban un par de horas para cenar, así que podría aprovecharlas bien.
—hola mi amor —le dije dándole un beso en su boquita.
—hola Fabi —me dijo con su vocecita tierna. Llevaba puesto un vestidito amarillo.
—le contaste algo a mamá? —Le pregunte sentandome en el suelo junto a ella.
—no, y tú?
—para nada, es nuestro secreto.
—pero me reviso para ver si me habías limpiado bien.
—te gusta cuando mamá te toca tu sapito?
—si, me hace cosquillas.
—y cuando yo te toco?
—me gusta mucho mucho, pero me haces orinar.
—a mi me gusta que te hagas pis en mi mano.
—de verdad? Tu también sientes rico?
—si, mucho. Quieres sentir rico otra vez?
—siiii.. pero no me hagas hacer pis.
Ignore su petición y la puse de pie levantandola con facilidad.
—que bonito tu calzoncito —le dije levantando su vestido y viendo su ropita interior de color celeste con florecitas blancas.
—mamá se a enojar si lo mancho.
—entonces mejor te lo sacas. Y también tu vestidito.
Sin resistencia alguna la desnude y la puse sobre su cama. Fui por un poco de lubricante y al volver ví como ella misma se había acomodado cerca del borde con sus piernitas bien abiertas. Mi pene ya estaba erecto y era claro que a ella le llamaba la atención ya que no le quitaba los ojos de encima.
Le di un beso en su boquita, pero no solo un piquito, intente meterle mi lengua y ella solo se dejó así que empecé a jugar con su lengüita. Isita se reía de raro en ratos y yo continuaba. Mientras mi mano con una buena cantidad de lubricante se poso en su vaginita y empecé a acariciarla por encima de su rajita, metiendo poco a poco el líquido entre sus labios.
—me haces cosquillas— dijo riéndose
Entonces ubique su diminuto clítoris y me concentre haciendo círculos lentos.
—fabi, me gusta, me gusta, que me estás haciendo??
Su vocecita era como jadeos pues estaba respirando más profundo.
—que sientes mi amor?
—me pica mi sapito, me gusta mucho mucho. Que me estás haciendo Fabi, me gusta .
—te estoy masturbando mi amor
—masturando??
Me hizo reír su ingenuidad infantil, mientras seguía con mi tarea. Acelere el ritmo de mis círculos y sentí como su botoncito se endureció un poquito más, claramente lo entia resbalando en mi dedo. Isita había cerrado sus ojitos por el placer y su espalda se encorbaba haciendo que su cadenita colgará del borde, mi mano era lo único que la sostenía y ella con sus dos manitas apretaba mi mano tratando de apartarla de su vaginita ya que claramente estaba a punto de llegar a su climax. Yo le besaba el cuello y sus pezoncitos rosaditos
—fabi, pis, me hago, no, no Fabi, pis, nooooo .
Soltó un chorrito que no era tan bundante como el día anterior y me asegure que ni una gota cayera en la cama sino todo en el suelo. Isita estaba medio desmayada. La apoye en mi hombro y con mi mano en su entrepierna la levanté para ir a buscar una toalla, la tendí en la cama y la recosté sobre ella.
—tu sapito está feliz —le dije abriéndole las piernas y sin pensarlo me lance a chupársela aprovechando que no pondría resistencia.
Isita cerro sus piernas alrededor de mi cabeza pero no apretaba casi nada. Yo me concentre en jugar con mi lengua sobre su botoncito rosadito que había sobresalido lo suficiente de su capuchón de piel como para contemplar su belleza. Era obvio que Isita tenía que estar despierta para lograr eso ya que la noche anterior no había logrado algo así.
—fabi que me haces —pregunto gimiendo.
No le respondí y seguí lamiendo y chupando su botoncito y la entrada de su vaginita.
—me vas a hacer orinar otra vez Fabi…
Quería ver si eso era posible así que seguí extasiado por el sabor ácido y saladito de la cuquita de mi hermanita. Sus manitos se me enredaban en el cabello y entonces tenso todo su cuerpo y apretó con todas sus fuerzas… Había tenido un orgasmo sin hacer pipi…
Se quedó medio dormidita y yo me acomode a su lado.
—bebe estás despierta?
—si.
—te gusto?
—si Fabi me gustó mucho.
—a mi también me gusta mucho tu sapito.
—tu también tienes sapito?
—no mi amor, los hombres tienen pajarito.
—y como es?
—quieres verlo?
—tu me ves mi sapito, yo quiero ver tu pajarito.
—en la noche mi amor, tengo que hacer la cena.
Tenía muchas ganas de mostrárselo, pero quería dejarla descansar hasta la noche y así pasar mucho tiempo juntos. La metí desnudita bajo sus sabanas y mientras limpiaba se quedó dormida.
—esta noche aprenderás muchas cosas mi princesa.
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