Mi hermanito me ayuda con mamá – P2
Desde ese evento con mi hermanito, mamá se toma mas libertades y una mañana de sábado duerme la siesta conmigo..
Mi hermanito me ayuda con mamá
Después de ese sábado, las cosas parecían seguir siendo normales, como si ese incidente hubiese sido un evento aislado. Mamá seguía en su rutina, era gestora de cuentas en un banco, su entrada era desde las 8:00 de la mañana, yo solo la escuchaba a lo lejos despedirse de mí ya que dormir era quizá la cosa que mejor hacía, quedando profundamente dormido cuando tocaba mi cama.
Por mi parte, ese momento permanecía en mi cabeza repitiéndose constantemente, cuando mi mente lo traía a colación era imposible que mi pene permanezca flácido, y pues en la soledad de mi casa durante las vacaciones, era inevitable que me masturbe varias veces durante el día, lo cual si hacia antes, pero ahora ya no necesitaba hacerlo mirando videos o algo, solo mi mente bastaba.
Mi relación con mamá no se vio alterada en ningún momento, durante esa semana seguía siendo amorosa de forma tradicional, avergonzándome cuando podía y pues siendo inseparable de Andrés.
El sábado llego nuevamente, esta vez mi sueño continuo plácidamente. Escuche unos pasos muy sutiles acercarse, hasta que un cálido vapor acaricio mi mejilla:
- Mi Xavi, voy al salón y dejare a tu hermano donde tu abuela, cuando termine paso por ti para ir almorzar donde ella. – Dijo mamá con delicadeza.
- Bueno ma. – Atine a responder entre sueños.
Mamá me dio un beso en la sien y escuche sus pasos alejándose de mi cuarto, cruzando la sala hasta que el sonido metálico de la chapa, me decía que ya se había marchado.
Realmente no sabía que tiempo había pasado, pero sentía que era relativamente corto. No escuche la puerta, pero si el sonido de unos pasos sutiles que se acercaban a mi habitación; al poco rato sentí la sensación única que se genera cuando alguien posa la mirada sobre ti, estaba inquieto y justo antes de abrir los ojos su voz me tranquilizo:
- Que rico que duermes mi vida. – Dijo mamá con calidez.
- ¿Ya nos vamos donde mi abuela? – Pregunte sin siquiera abrir los ojos.
- No mi Xavi, fui al salón, pero Elena estaba ocupada con un par de chicas, me dijo que en unas 2 horas estaría para mí, así que en lugar de esperar me vine a casa.
- Bueno ma. – Respondí tajante.
- Verte dormir me da sueño. Hazme espacio mi vida ¿Sí? – Pregunto mamá como si fuera una niña chiquita.
- Claro ma, ya me muevo.
Con una pesadez en el cuerpo, me arrastre entre las cobijas hasta tocar la pared con la espalda, no había mucho espacio que pudiera hacerle en una cama de tan solo plaza y media, pero mi necesidad de silencio para volver a dormir pudo más que mi sentido común.
Al poco tiempo sentí una corriente de aire colarse en la cama, seguido del hundimiento del colchón debido al peso de mamá, permaneció sentada por unos momentos y luego se metió en la cama, arropándose con las cobijas y pegándose a mí en busca de calor:
- Que rica que esta la cama. – Dijo mamá.
- Ajam… – Murmure.
- Baja tus piernas un poco mi Xavi, que no entro en la cama y me voy a caer. – Pidió mamá.
Deje mi posición fetal para que mamá pudiera pegarse aún más a mí, sentía como se deslizaba en mi dirección con cierta rapidez, al punto que no espere mucho para sentir que sus nalgas se pegaban a mi abdomen, mientras que sus piernas buscaban entrelazarse y sujetarse de las mías.
El choque de sus grandes muslos hizo que mi somnolencia se disipara un poco, mientras mi cuerpo empezó a reaccionar más pronto que mi propia mente:
- Mi Xavi, no entiendo como es que puedes dormir con tanta cosa puesta ¿No te incomoda? – Pregunto mamá deslizando sus manos sobre mis pants.
- No ma, me siento cómodo así. – Respondí con extrañeza.
- No hay nada mejor que dormir desnudo o por lo menos solo con ropa interior, tu cuerpo se relaja y tu piel respira más. – Dijo mamá transmitiendo el poder de la experiencia en su tono de voz.
- No se ma, nunca he hecho eso. – Respondí mientras me frotaba el cuello con la mano.
- Te va a gustar, ya verás… – Dijo mamá con emoción.
Su mano se movía de forma errática bajo las cobijas, pasaba de mi rodilla a mi muslo como si buscara algo. Al poco rato sentí como las yemas de sus dedos se metían entre el elástico de mi pantalón; estaban frías, y ese contacto inmediato con la piel me hizo estremecer y de forma instintiva busqué separar mi cadera de la suya.
Mamá logro sujetar con su pulgar un fragmento de mi pantalón, con algo de dificultad buscaba bajármelo de a poco, acción algo incomoda y poco productiva tomando en cuenta que ella estaba dándome la espalda.
Mi pantalón bajo un poco, y pese al jaloneo aún podía bajar más. Mamá recorrió su mano hacia el abdomen bajando lo más que podía, hasta que sentí el nudillo de su pulgar rosar mi glande, movió sus nalgas hacia adelante y de un ultimo movimiento bajo mi pantalón hasta mi ingle, dejando expuesta un par de centímetros de mi piel y mi sexo envuelto en el bóxer con una erección, la misma erección que tuve durante la madrugada, y horas antes cuando ella se despidió la primera vez:
- Se siente distinto ¿Verdad? – Pregunto mamá con intriga.
- No mucho – Respondí tajante.
- Es que sigues con el pantalón pues hombre. – Dijo mamá mientras volvía a sujetar con su mano el elástico del pantalón. – ayúdame Xavi.
Metí mi pulgar a un lado del pantalón y con el tirón de mamá logré llevarlo más abajo, casi a la altura en la que normalmente están las bastas del bóxer, que por el movimiento de mi descanso estaban enrolladas hacia arriba:
- Ahí si sentirás la diferencia. – Dijo mamá victoriosa.
- Pues sí, no sé cómo, pero se siente distinto. – Respondí algo extrañado.
Al momento, mamá hizo un gesto que denotaba su disfrute por tener la razón, abrazo las cobijas y con rapidez volvió a deslizarse en mi dirección, su espalda se encontró con mis manos y de la misma manera, sus nalgas se encontraron con mi erección:
- ¡Ay! Mi Xavi ¿Se nos despertó tu penecito? – Pregunto mamá mientras restregaba sus nalgas entre mis partes.
- Perdón mamá, no me di cuenta de que estaba así. – Respondí mientras buscaba inultamente despegarme de ella, con las manos alejándose de sus hombros.
- Calma mi amor a tu edad es normal, pero ¿No te está apretando mucho el bóxer? – Inquirió mamá con un deje de preocupación.
- No lo sé… No los he sentido mal… – Dije entre titubeos.
- ¡Ay Xavi! Te dije que esa talla estaba muy chica, eso te puedo afectar mi amor. – Exclamo mamá llevando su mano hacia mi entre pierna, presionando poco a poco mis partes.
- Ma… No me rozan ni aprietan… – Respondí ahogando mis jadeos por la excitación.
La situación fue un poco más descarada que la ultima vez. Mamá me escudriñaba de una manera algo extraña, su mano tanteaba mi pene, mis testículos; no sabía que estaba buscando. Mi bóxer ya estaba bastante húmedo, ese movimiento inusual llevo a mi glande a tocar el área de tela que ya estaba pegajosa y fría por absorber mis primeras gotas.
- ¡Aquí esta! Dejemos que respire este penecito. – Dijo mamá sujetando el tronco de mi pene, sacándolo por un orificio que tenia mi bóxer al frente, que francamente no usaba.
No sabia que decir, me quede en silencio sintiendo la mano de mamá sujetando mi pene. Sentía como se estaba remordiendo mi prepucio entre sus dedos, pero también sentía mi liquido preseminal derramarse entre ellos.
- ¡Auch! – Dije sin darme cuenta.
- ¿Te lastime amor? – Dijo mamá preocupada.
- No… sentí que se me remordió el pellejito. – Respondí con vergüenza.
- Perdóname mi amor, dejemos que este penecito descanse entonces. – Dijo mamá tomando mi pene con suavidad.
Mamá busco colocar mi pene entre sus nalgas, sentía como se acomodaba la cadera para quedar acorde, sin embargo, sentía en mi tronco las texturas de su ropa interior, el como la tela se había metido entre sus nalgas forrando ese escote tan suculento. Finalmente, dejo de moverse, era un alivio y una desesperación por igual; quería que siguiera con ese apretar y empujar que me producía fuertes descargas de placer, pero a su vez temía que el rato menos pensado acabara, y ensuciara de semen su ropa, su piel.
- ¿Así estas cómodo mi amor? – Dijo mamá con calma
- Si ma, ya no me rosa. – Respondí con un susurro.
- Ya mi amor, entonces descansemos un poquito.
El calor empezó a reverberar bajo las sábanas, yo seguía con los brazos agazapadas en mi pecho, sintiendo la corriente fría del ambiente en mis hombros y cuello, pero mi pene estaba bastante caliente, palpitante en esa posición; ganas no me faltaban de restregar mi cadera hasta correrme con fuerza, pero el temor irracional de molestarla me detenía, pese a que la posición demostraba lo contrario. Al tiempo la fragancia de mamá empezó a sosegarme y sin darme cuenta me había quedado dormido.
No me percate de cuanto habría pasado, pero el sonido de la alarma del teléfono de mamá rompió mi transe, y rápidamente sentí como mi pene se caía flácido sobre las sábanas mientras se hundía el colchón al filo de la cama.
De forma instintiva abrí los ojos, después de todo aquello tenia el valor inconsciente de observar lo que ocurría. Lo primero que vi fue a mamá sentada al filo de la cama, dándome la espalda completamente mientras revisaba su teléfono. Sin decir nada se levantó, dejándome apreciar lo que intuía, ella se había quitado los pantalones, y pude apreciar sus nalgas redondas descubiertas, sujetas por un cachetero de encaje de color negro, que en la parte superior tenía una mancha blanquecina propia de mi semen.
Aun dándome la espalda se inclinó para tomar su ropa y vestirse rápidamente, tomo su cachetero por sus costados y se lo subió tras un movimiento de cadera, lo que despertó mi pene nuevamente apuntalando el colchón. Antes que mamá se volviera hacía mí, cerré los ojos y fingí dormir, hasta que sentí como ella se acercaba, apoyando sus manos en el colchón.
- Mi amor, me voy al salón, espero no tardar. Paso por ti y nos vamos a almorzar. – Dijo mamá con su boca cerca de mi sien.
- Si ma. – Respondí fingiendo estar dormido.
- ¡Este penecito si que no descansa ah! – Dijo mamá tomando mi pene por mis testículos. – Ya regreso para verlos.
Me dio un beso pequeño en la frente y se fue nuevamente del apartamento. Con velocidad lance las cobijas a un lado, me libere de mi ropa y me masturbe a toda velocidad envolviendo mi pene en el bóxer. No tarde en correrme y llenar esa prenda de semen; la lance hacia una esquina de la cama y completamente desnudo quede rendido, durmiendo por dios sabe cuanto tiempo.
Continuara…
Este y los demás relatos son 100% reales, unos personales y otros recopilados de varias confesiones realizadas a mi persona. Si quieres contarme tu experiencia para convertirlo en un relato, conversar o solo decir algo, escríbeme; mi correo está abierto. [email protected]
Muy excitante y tiene mucho morbo, espero la continuacion pronto.
Hola. Me está gustando mucho. Gracias por tus relatos
A mí también me gusta, es una pena que no haya seguido
Que mal que no seguiste, iba genial y parecia que al proximo la mami lo pajeaba o se lo chupaba