Mi hermanito y yo nos enredamos
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como no es de mi interés revelar mi identidad, ni la de mi hermano. Cambiaré todos los nombres en esta historia, por lo que pasaré a llamarme Gabriel/Gabo, que es algo parecido a mi nombre real, pero pueden tener la seguridad de que es completamente real. Llevo algún tiempo leyendo sus relatos y es por eso que me ha nacido contar una parte de mi vida. Mejor dicho, compartirla con ustedes. Pasa que hace unos meses viene sucediendo un situación que en principio me desconcertó, pero que actualmente… Bueno, ya lo verán por ustedes mismos. Paso a describirme, tengo 18 años, soy alto, caucásico, 1,80 y algo, de cuerpo atlético (porque me gusta el ejercicio).
La gente que conozco me dice que tengo una especie de mirada penetrante, algo así como profunda, no lo sé. Y mi color de ojos es verde algo grisáceo, creo que contrastan bien con lo negro de mi cabello y barba (desde que me sale, la llevo todo el tiempo, eso sí, corta), y pelo algo ondulado, corto. Por otro lado mi hermano menor tiene dos años menos que yo, y lo llamaremos Daniel, él debe medir por ahí de los 1,70 más o menos (aparenta más edad de la que tiene), piel bronceada. Él se parece un poco más a nuestro papá, tiene los ojos oscuros, mientras que yo saque los de mi madre. Su cabello es ondulado (como el mío) pero un poco más largo, castaño claro. A mi parecer es un chico atractivo, aún no le sale barba como a mí, por lo que siempre va rasurado, y tiene una mirada igual de fuerte que la mía, en eso sí nos parecemos. Igual en el cuerpo, está bien formado, porque ambos adoptamos el deporte como estilo de vida gracias a nuestro padre. Ahora que ya nos he descrito a ambos, debo confesar que actualmente me considero bisexual, claro, en caso de tener que encasillarme como tal o cual, ya que antes solo me atraían las mujeres.
Todo comenzó en las vacaciones de semana santa el año pasado (esas que son entre Marzo y Abril). Nuestros padres planearon todo un viaje a playa del Carmen en Cancún. Pero por diferentes razones, entre las que estaban que ya había planeado pasar las vacaciones con mi novia de ese entonces, les cancelé, y mi hermano hizo lo mismo, porque él nunca ha sido de gustarle mucho la playa, y menos si tenía que estar solo con mis papás. Está en esa edad en la que cree que ya puede hacer todo solo, y le molesta la compañía de nuestros viejos, al parecer.
Total, que finalmente nos permitieron quedarnos con la casa sola durante dos semanas, y eso había sido como la mejor noticia del mundo, dos adolescentes con la casa para ellos solos durante dos semanas! Tan solo pensar en las posibilidades, me tenía más que contento. Ya había planeado que días me traería a mi chica para cojer cuando no estuviera mi hermano, y seguro que mi hermano pensaba en sus propios planes con la suya. Entre ellos coincidimos en querer hacer una fiesta el primer fin de semana, pero para eso todavía faltaba. El caso es que el primer día nos desvelamos jugando videojuegos.
Como siempre nos divertimos, peleamos, y ordenamos pizza. Nuestra relación siempre ha sido normal, diría yo, aunque siempre hemos sido bastante afectuosos o mejor dicho, nunca hemos tenido problema en saludarnos y despedirnos de beso, o abrazarnos cuando se nos daba la gana. Siempre hemos sido así. Cuando niños él me veía como su héroe, y aunque con algo de vergüenza, debo decir que a mí me caía algo mal, por encimoso, por lo que de niños peleábamos mucho, pero con la adolescencia, no supe en qué momento se comenzó a desarrollar, y lo pude ver algo diferente, ese aire más de hombre y menos niño, creo que fue uno de los factores que me hicieron comenzar a verlo de una manera un poco diferente. No sexual, pero sí atractivo quizás. Luego de esa noche ambos caímos dormidos en la sala de la casa. Y los dos en bóxers, pues siempre dormíamos así, solo con nuestros interiores y sin camisa, quizás si hacía algo de frío, la camisa podría estar presente, pero esta vez no, ya hacía calor, y pasamos la noche así.
Al otro día yo fui el primero en despertarme, y aunque ya muchas veces lo había visto en ropa interior, pues era un exhibicionista de lo peor, cada que tenía oportunidad se quitaba la ropa y andaba así por toda la casa (en interiores). Yo también suelo hacerlo, pero no tanto como él, y el punto es que mi hermano, tiene un culo delicioso. Ahora puedo decirlo de esa manera, pero antes habría dicho que tiene un tremendo culo, a pesar de ser delgado tiene unas nalgas bien firmes y redondas. Y si algo siempre me gustó en las mujeres eran sus culos, y este me parecía muy atractivo a pesar de ser de un hombre, y peor aún, de mi propio hermano. Ya en veces anteriores le había echado miradas, pero me parecía algo normal, porque saltaba a la vista, pero esta vez era diferente, quizás la situación hacía que todo fuese mucho más provocativo. El que no hubiera nadie en casa, más que nosotros dos, y que estuviera dormido en el sofá bocabajo.
Intenté contener mis pensamientos, y me fui a la cocina para comerme lo que sobraba de la pizza de anoche, y tratar de pensar en otra cosa, pero su culo ahí apuntando hacia arriba en sus ajustados bóxers negros, me estaban haciendo una mala jugada. En un impulso salí de la cocina directo a donde estaba, y en cuclillas con mi rostro a la altura de su culo, ver esas piernas repletas de vellos hasta donde su bóxer podía ocultarlos, porque tanto mi hermano como yo somos muy peludos, en piernas, brazos, etc. Solo podía pensar en tocarlo, apretarlo entre mis manos. No supe cómo ni por qué, pero cuando me di cuenta estaba pasando mi nariz a lo largo de sus nalgas, nunca me había pasado por la cabeza hacer una cosa así, y no sabía muy bien por qué lo hacía, todo sucedió de una manera tan natural. Una vez había olfateado hasta hartarme aquél olor a sudor fuerte, a lo que huele el culo de todo un hombre. Algo había cambiado. Ahora en retrospectiva, puedo darme cuenta de que ese día lo cambió todo, dejé de ver a mi hermano menor de 16 como un niño, y sabía que ya era un hombre, pero sobre todo sabía, que me había gustado lo que acababa de hacer. Aún confundido, me salí de ahí a toda prisa a darme un regaderazo de agua fría, necesitaba sacarme las ganas que tenía, y llamé a mi novia para salir a algún lado, aunque lo que quería era cojermela para probarme que seguía siendo bien macho.
Así lo hice, pase todo el día con mi novia, y en cuanto pude me la lleve a la casa que se encontraba sola, y ahí procedimos a quitarnos la ropa, pero yo quería metérsela por el culo, cosa a la que ella se negó, y yo insistí. Terminó por decirme que estaba actuando muy raro y que ya no tenía ganas, la paloma se me escapó, y pues ni modo, tocó ver porno y pajearme. Pero cuando me di cuenta estaba buscando porno gay, y no el que acostumbraba. De pronto sentí asco conmigo mismo, a pesar de que nunca fui prejuicioso con los demás, ya que en nuestro hogar nos educaron con muy buenos valores, y nunca hubo machismo. Por eso hasta gozaba de amistades homosexuales, pero siempre era como que me daban lo mismo, y no ahondaba más en el tema. Era hasta ahora que comprendía mejor la magnitud del asunto, y como me estaba afectando a mí. No me sentía como yo, nunca había sentido atracción por nadie de mí mismo sexo, y eso que alguna vez un amigo se me declaró, y lo rechacé. Esto era diferente, solo tenía a mi hermano en la cabeza. Después de masturbarme hasta quedarme seco, apagué el computador, que al final no utilicé, porque me sentía mal al mirar porno gay. Mi paja estaba enteramente dedicada a mi hermano.
Un rato después escuché como abrían la puerta de la entrada, era mi hermano que había llegado de donde sea que estuviera. Cuando lo vi llegar sudado, con esa melena castaña, bien recortada, no demasiado, pero ya la tenía algo larga. Y esa mirada que me recordaba tanto a la mía, y que me hacía querer besarlo al verle. Comencé a caminar hasta a él sin decir nada, él me miró a los ojos extrañado, y yo solo atiné a abrazarlo. Mientras lo tenía entre mis brazos olía su aroma, el perfume en su cuello tan cerca de mí, y a manera de broma le apreté las nalgas, como solía hacer, y luego él me quitó de encima. Eh ya déjame Gabo, andas puto otra vez. Me dijo entre risas, y yo me tiré en el sofá antes de que viera tremenda erección que me había provocado. Cerré mis ojos y lo único en lo que podía pensar era en lo guapo que me parecía mi propio hermano. Yo mismo me daba asco al tener estos pensamientos en mi mente, pero al mismo tiempo, no podía dejar de sentir un calor en mi pecho, como si no solo fuera atracción. El cariño de hermanos que le tenía se había mezclado con la nueva atracción que sentía hacía a él, y me había dejado aún más confundido.
Luego de preguntarle que había estado haciendo, me respondió que estuvo con sus amigos un rato, y que luego fueron a jugar futbol a las canchas que estaban cerca de la casa. A eso se debía lo sudado que venía.
No sabía que más hacer, ahora todo lo que tenía en mente era estar con mi hermano, quería tenerlo, hacerlo mío, y demostrarle lo mucho que lo quería, pero no tenía ni puta idea de cómo lograr eso. Todo parecía tan lejano, porque él andaba con una chica de su grado, lo sabía porque ambos íbamos en la misma escuela. Y siempre me pareció que estaban muy enamorados, llevaban más de un año juntos. Contrario a mí, que mis relaciones son menos en serio porque me suelo aburrir rápido si la chica no me aporta nada más que sexo. Mientras pensaba en cómo hacer para provocar una situación en la que se pudiera dar algo, él estaba en la cocina preparándose algo de comer. Sin pensármelo más, me levanté un poco más repuesto, y fui a la cocina también, de espaldas lo encontré y así, lo abracé para luego levantarlo. Comenzó a gritarme que lo bajara, y mientras yo me lo llevaba hasta la sala. Cuando ya no aguanté más, lo lancé al sofá y comenzamos una guerra de cosquillas, en la que él no paraba de reír, y yo no dejaba de admirar lo guapo que era, ese algo que se había desatado en mí, ahora solo me permitía verlo de esa manera. Estando allí sobre él, en medio de las cosquillas, a las que no se podía resistir, clavé mis labios en su cuello y lo comencé a besar. Ni siquiera había pensado lo que estaba haciendo, simplemente lo hice. Pero las cosquillas no le permitían hacer nada más que reírse. Cuando logró quitarme de encima, caí en la alfombra, y ahora él me hacía cosquillas, y como si hubiese sido lo más natural del mundo, también me comió el cuello a besos, pero fue en ese momento que capté de qué manera lo había tomado él, como un juego, como parte de la guerra de cosquillas, y era por eso que me estaba haciendo lo mismo a manera de “venganza”.
Mientras él estaba jugando, yo lo tenía abrazado y no me resistía a lo que me estaba haciendo, cuando se dio cuenta, ya lo tenía atrapado con mis piernas y brazos. Qué vas a hacer pendejito? Le dije riéndome, y al ver que yo tenía más fuerza que él y no podía zafarse, con un apretón en los huevos me desarmó. Me hice “bolita” en el piso mientras él se levantaba airoso por lo que había logrado. Para que dejes de andar de puto cabrón, me respondió entre risas, y apenas me recuperé de su golpe bajo, me levanté y salí tras él. Corrió hasta su recamara y yo lo perseguí, se tiró sobre su cama cuando no pudo evitar que entrara, y me le eché encima. Teniéndolo allí le apreté las nalgas y él solo atinaba a reírse. Pues mientras todo parecía ser un juego, yo solo quería tocarlo todo cuanto pudiera.
En un arranque le bajé el short dejándolo en el mismo bóxer que traía en la mañana, lo que me dejaba en claro que no se había bañado, y eso lanzó una reacción instantánea a mi verga, que se puso tan dura como nunca antes la había sentido. Comencé a pasar mis manos como un pulpo por todo su hermoso culo, hasta que le amenacé con meterle los dedos, y apenas podía moverse conmigo encima. Mientras le apretaba las nalgas con deseo, ya no pude más, le bajé el bóxer y pude verle el culo al desnudo que desde hace años, cuando aún nos bañábamos juntos no le veía. Lleno de vellos dorados que se hacían más oscuros conforme entraban en su raya. Luego de un par de nalgadas le dije que no opusiera resistencia, a lo que le me respondía aún entre risas que no fuera puto y que ya le dejara las nalgas. Mientras yo, estaba como poseído, no podía más que pensar en meter mi cara en ese culo que no había pisado una ducha al menos en un día.
Como respuesta a lo que él me decía, le contesté que no fuera marica, que éramos hermanos, que ya dejara de apretar el culo y me dejara ver qué tan peludo lo tenía, y ya un poco más serio, me contestó que para qué quería saber eso, y le respondí que desde papá, los tíos y yo éramos peludos hasta el culo, y que quería saber si no era adoptado, para terminar con una nalgada en su culo desnudo. Cuando me di cuenta, ya había dejado de hacer presión, y sus nalgas lucían aún más deliciosas, completamente dispuestas a mí. Con ambas manos procedí a ponerlas en cada uno de sus glúteos, y él ya había dejado de moverse, resignado a que le abriría el culo tal y como quería.
Y así lo hice, apenas separé sus nalgas pude ver como se llenaba de pelos alrededor de su ano, que era rosadito y estaba empapado en sudor, y era lógico, venía de un partido de futbol y apenas y había parado cuando llegó a casa. Podía observar como sus pelos se pegaban a la piel, y el fuerte olor que me golpeó enseguida. Era como una droga para mí, el olor a culo de mi hermano se había convertido en mi vicio, acercando un poco la cara su culito sudado, aspiré ese dulce aroma masculino. Y apenas pude pronunciar palabra, la respiración se me entrecortaba, era tan excitante lo que estaba haciendo, lo que estaba viendo, lo que estaba oliendo, que no pude más y pasé mi dedo entre sus nalgas, y posteriormente, tocando su ano húmedo. Su reacción no se hizo esperar y cerró las nalgas enseguida, e intentó quitarme de encima a toda costa. Yo ya no hice más esfuerzo para quedarme allí. Caí rendido sobre la cama con una cara de satisfacción que seguramente no había tenido nunca. Pero que oculté tras risas para que todo pareciera parte de la broma. Por supuesto, como era de esperarse, me tachó de maricón y se enfureció por haberle metido el dedo en el culo. Lo primero que hice fue abrazarlo apenas nos levantamos ambos de la cama, y le dije que ya se calmara, y apretándole las nalgas una vez más mientras lo abrazaba, salí corriendo de su recamara, pues lo había hecho enojar aún más, y seguro quería soltarme un madrazo.
Pero me había ido con un recuerdo, mi dedo impregnado de ese olor a sudor de hombre, y no cualquier sudor, directamente de su hermoso culo, que ahora sabía, lo tenía lleno de pelos como el mío. Mientras él se encerró un rato en su cuarto luego de lo sucedido, yo no hacía más que oler mi dedo con su esencia masculina, y masturbarme en mi cuarto. Al poco rato pude escuchar como abría la puerta de su cuarto y salí a ver cómo se encontraba. Con una toalla atada a la cintura se dirigía al baño, iba a tomar una ducha, que ya bastante le hacía falta, mi hermano era bastante malo con su higiene personal, y de eso no me quedaba duda, solo bastaba oler mi dedo para comprobarlo. Ahora quería saber que tan rico sabría su verga en mi boca. La caja de pandora se había abierto, y quería probar cada centímetro de su cuerpo, y hacerlo mío. Un sentimiento diferente había surgido por mi hermano, y aunque sabía que no estaba bien, lo deseaba, y quería conseguirlo.
Espero sinceramente que mi experiencia les haya gustado. Esto no es el final como se habrán dado cuenta, eso fue el año pasado, y prácticamente nuestro primer “encuentro”, e introducción para ustedes a todo lo que me viene pasando con mi hermano. Aún tengo mucho que contarles, pero todo eso depende de que ustedes me comenten si quieren que siga relatándoles cómo ha sido este año junto a mi hermanito al que tanto quiero. Les mando un saludo, y gracias por leerme. Hasta pronto.
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