Mi hermano Eric
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por MarioOdugrev.
Soy Sandra, mi primera vez fue con mi hermano Eric, él tenía 18 años y yo 15 casi 16, vivíamos con madre, mi padre había desaparecido 2 años antes al irse a EEUU, y comúnmente estábamos solos pues ella trabaja.
Aunque yo había tenido algún que otro toqueteo intimo con mis novios, y más de alguno me había pedido tuviéramos relaciones, a mí me daba miedo ante el temor de solo quisieran eso o resultara embarazada, por lo que aún era virgen.
Erik es muy guapo y delgado por lo que muchas chicas lo asedian.
Él cambiaba de novia casi cada semana.
Hasta ese año (2009) yo lo veía solo como mi hermano nada más, pero aquellas vacaciones de verano, empecé a verlo como hombre.
A él le gustaba vestir pantalones que resaltaban el bulto de su entrepierna.
Ese paquete que era la fantasía de mis conocidas y amigas, las que hicieron que notara "eso".
Además, por el calor de esos días, usaba ropa ligera, y él andaba con el torso desnudo, solo usaba un short que resaltaba "eso" y como si fuera un imán mis ojos eran atraídos hacia esa zona.
Una día se metió a la ducha y no cerró la puerta, no sé si a propósito o por accidente, el caso es que no me percate, entre y solo me di cuenta que estaba bañándose al oír el ruido del agua al caer de su cuerpo.
Me acerqué al cancel que separa la ducha del w.c y vi la puerta corrediza entreabierta por lo con cuidado la abrí un poco más y puede observar, nerviosa y excitada un magnifico panorama.
Allí bajo la regadera estaba él de espaldas, desnudo, claro no podía ser de otra manera.
Los ojos se me fueron a su trasero, al no poder ver su pene, sus nalgas se veían duritas y musculosas.
No sé si sintió mi presencia o ya me esperaba pues se volteo y su pene erecto y enjabonado quedo frente a mí.
Al verle su pija sentí humedecer mi coño.
Sin abrir los ojos Eric se llevó una mano a su pene y lo blandió como mostrándomelo.
No supe qué hacer y solo acerté a salir corriendo ruidosamente, por lo que pregunto qué ¿quién es? Cuando se acabó de bañar, no dijo nada, aunque debió percatarse de que abrí más el cancel del baño, pues me lanzo una mirada de complicidad.
En los días siguientes él me sonreía pícaramente pero no me decía ni una palabra.
Casi 15 días después cuando mamá se fue al trabajo, Eric salió del baño rumbo a su habitación y me volvió a sonreír.
Al cabo de un rato, intrigada no escuchar su música, buscando espiarle me acerqué a su puerta y tras abrirla lentamente para no hacer ruido, lo vi sentado frente a la PC manipulándose "eso".
Nunca había visto a un hombre con el pene erecto masturbándose, y mis ojos se clavaron en su pija, más grande de lo que la había visto en la regadera.
La movía de arriba a abajo.
A pesar de su ensimismamiento se percató de mi presencia y me miró con ojos de excitación y entonces emitió un gemido y, sin dejar de mirarme, se pajeó más rápido y de su pija empezó a salir un líquido blanquecino, que supuse era semen, que cayó en sus piernas y en el suelo.
Un aroma extraño invadió su recamara.
¿Te gusta? Me preguntó con voz entrecortada mientras yo miraba el semen que resbalaba por su rodilla.
Confundida no pude responder y corrí abandonando la casa, cuando volví Eric estaba cenando con mamá.
Ninguno dijo nada, pues además yo no pude mirarlo a la cara.
Los siguientes días estuve evitando estar a solas con él pretextando tareas.
A la semana, cuando mamá se fue trabajar, como hacía mucho calor decidí refrescarme con una ducha.
Fui al baño y sentí como Eric me seguía con una mirada extraña, no fraterna.
Temerosa cerré la puerta pero deje abierta la ventanita del baño, pues esperaba que me espiara mientras me desnudaba, y así lo hizo aunque muy discretamente pues solo percibí su sombra, tras ducharme, salí del baño y entre a mi recamara, y como siempre, sin cerrar con seguro la puerta, lo que él aprovecho para entrar a los pocos minutos.
¿Te ayudo? me dijo sorpresivamente al tiempo que se despojaba del short que llevaba, quedando desnudo con el pene semierecto.
Yo temblaba de la sorpresa y la excitación, pues nunca espere que llegase a eso, pensaba solo era como me habían contado algunas amigas que por accidente sus hermanos las habían visto desnudas o ellas a ellos pero ninguno había ido más allá de eso.
Mi chochito se humedeció, él se dio cuenta pues puso su mano en mi entrepierna acariciando sobre la toalla mi coño.
Estás muy caliente, Sandy, dijo.
Me fijé en su entrepierna y vi su pene se movía con vida propia.
Yo empezaba a desear agarrárselo para saber cómo era.
Al notar que le miraba ahí dijo:
¿Lo quieres tocar?
Sin responder me arrodillé frente a él, y tome su pija en mi mano y la noté dura pero tersa y cálida.
La acaricie un poco, luego lo llevé a mis labios y me pregunté si cabría en mi boca, la abrí al máximo y comencé a engullirla poco a poco, con algo de asco, pero luego me pareció deliciosa.
Eric tomó mi cabeza obligándome a tragármela toda.
Sus bolas chocaban en mi mentón.
Se la chupé un rato hasta que se retiró de mi boca.
Al tiempo que decía: no te engolosines harás que me venga muy rápido.
Yo quería seguir chupándola, pero Eric me dijo que me acostase en la cama.
Me despojo de la toalla, que me cubría, y me ordenó separar las piernas, se humedeció los dedos y empezó a frotar mi coño, tan rico que empecé a gemir de placer.
No pude evitar correrme.
Él sonrió y me pidió levantar las piernas, obedecí y él puso su cabeza entre ellas y comenzó a pasar su lengua por mi rajita tratando de penetrarme con su lengua, luego de varios minutos subió su cuerpo al mío y acercó su pene a mi coño, lo restregó varias veces de arriba abajo, y poco a poco comenzó a penetrarme, metía un poco la punta y la sacaba para restregarla en mi clítoris.
Luego volvía a metérmela un poco más.
Al ser mi primera vez me dolía, pero estaba tan lubricada por la excitación que a la tercera vez que repitió la operación decidió finalmente romper la última barrera y de un empujón rompió mi himen.
Sentí como si me partieran en dos y me desgarraran, pero al mismo tiempo mis paredes vaginales se aferraban ese cálido, terso y duro pene erecto.
Lance un largo aaaayyyy de dolor.
Y le pedí me la sacara.
Yo lo empujaba sin lograr quitármelo de encima.
Él dejo escapar un gemido y estuvo quieto por unos minutos o segundos, no sé.
Luego dijo: ¡Gracias por tu regalo Sandy! Y Continuo con su rico mete saca, yo sentía como su pene tocaba el fondo de mi coño y no pude evitar un nuevo gemido, tenía su preciosa pija en lo más profundo de mí.
Era lo que había empezado a soñar las últimas semanas, aunque me había dicho a mí misma que solo era una fantasía irrealizable.
Abandone mis pensamientos al sentir que se quedaba quieto, pero solo fue por unos segundos, creo que para sentir mi estrecha vagina desflorada, y reinicio un mete saca más pausado pero más delicioso, que me estaba gustando cada vez más, haciéndome desear que nunca parase de hacerlo.
El siguió pausada y delicadamente, y poco a poco a medida que mi coño pedía más empezó a embestirme con fuerza.
Sentía su pene durísimo llegar a lo más profundo de mí y mi vagina le acariciaba tratando de no dejarle salir.
Me corrí otra vez y después de varias embestidas, Eric empezó a moverse con rapidez.
Intuí que llegaba su orgasmo.
¡Me vengo! ¿Me permites que termine dentro? Inquirió en un susurro y asentí, aunque creo que de haberme negado le hubiera sido imposible contenerse pues de inmediato sentí su primer disparo de cálido semen en mi interior al que siguieron otros para luego, exhausto recostarse un lado de mí.
Observé como su pene comenzó a perder la erección, y volví percibí el extraño y ahora dulce aroma a sexo, y ese olor me embriagaba por lo que tome una gota de semen que escurría de su pene y me la llevé a los labios para probarle.
Me encanto su sabor.
Al verme hacer eso, con una sonrisa me dijo:
¿Te gusto?
Yo solo respondí con un beso en los labios, él supo entonces que sí y que cuando él lo deseara me tendría a su disposición.
Tras varios minutos nos vestimos y me ayudo a lavar la sabana que se había manchado con mi sangre virginal y su semen y, así borrar cualquier huella que delatara lo ocurrido.
Después con las semanas vino la angustia ante el retraso mi regla, afortunadamente llego 5 días tarde dándonos un gran alivio, y haciéndonos tomar conciencia de la necesidad de usar protección para evitar otro susto.
Probamos varios métodos que nos permitieron tener relaciones por casi cuatro años hasta que él se casó, y ya no me ha buscado ni yo lo intentado, pues ambos sabíamos que un día terminaría.
Ninguno de mis novios lo ha igualado y yo aún lo añoro.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!