Mi hermano, mi héroe 3.
Ambos probamos el semen.
Tras lo ocurrido con mi hermano, no pude parar de pajearme durante toda la semana. El jugaba al fútbol y entrenaba cuatro días a la semana, así que no nos veíamos casi, y me dijo que esperaríamos al finde a qué mis padres volviesen a irse. Apenas hablamos del tema, solo mi hermano me decía que tenía muchas ganas de que llegase el viernes.
Con todo esa calentura de esa sesión de iniciación con mi hermano, me hice más de tres pajas cada tarde pensando en todo lo ocurrido. Me familiaricé por fin con mi polla, me gustaba ponerme jabón en mi mano para menearla y que se deslizase a toda velocidad. Me ponía mucho pasar mis dedos por mi glande y estrujarlo. Me corría bastante poca cantidad, pero el placer que sentía, jamás vivido, era una delicia. Cuando me iba a dormir me dolía hasta la polla de tanto apretarmela, menearla y mojarla con saliva y jabón.
Con uno de mis amigos hablé de las pajas que me hacía. Él era hijo único, pero si se hizo unas cuantas pajas con su primo, pero solo me contó que vieron porno en su casa y cada uno comparaba sus pollas y la cantidad de la leche que tiraban. No me contó nada parecido a lo que hicimos mi hermano y yo. Yo solo le dije que mi hermano me enseñó, me dijo como se hacía y que tenía una polla muy grande. Mi amigo, también cachondo, me preguntó que como era la polla de mi hermano, si era muy diferente al tener dos años más. Le dije que era grande, tenía algunas venas marcadas, tiraba bastante semen y tenía pelo, aunque poco. Nosotros no teníamos apenas, ya que mi amigo se bajó un poco el pantalón y me enseñó el poco que tenía. Me dio curiosidad verle la polla a él, para saber cómo era una polla de mi edad.
Le dije de quedar un día para pajearnos juntos y aceptó. Yo no quería hacer nada con él, simplemente quería ver una polla de mi edad. Cuando quedamos, mi amigo, que se llamaba Rubén, puso un vídeo porno de una paraje joven en pornhub. Ella le chupaba la polla a él, que estaba sentado en un sofá. Pero el video era lo de menos, porque ambos estábamos más atentos a nosotros mismos. Ambos estábamos en su cama sentados, con los pantalones por las rodillas y nuestras pollas en la mano. La suya era un poco más pequeña que la mía, la mia parecía haber crecido en solo una semana. Nos pajeabamos mirando cada uno la polla del otro hasta que me corrí y la poquita leche que cayó fue a parar al suelo. Rubén tardó un par de minutos más, ya que le costaba porque ya no tenía mi polla a la que mirar y excitarse.
La experiencia fue buena, pero sin más. Fue excitante pajearse con otro, pero no me provocaba la misma sensación que con mi hermano. Creo que a Rubén le gustó más de lo que a mí, porque me pidió repetir pronto en su casa.
Ese jueves, al volver de casa de Rubén, decidí no hacerme ninguna paja más, quería estar reservado para mi hermano.
Al día siguiente, me pasé el día empalmado pensando en lo que venía por la noche. Solo podía pensar en el pollón de mi hermano, en sus manos en mi pollas y en las mías sobre la suya. Él estaba igual, porque en cuanto se fueron mis padres a cenar me dijo que rápido subieramos arriba. Cuando llegue, mi hermano estaba en calzoncillos, con una erección considerable y con su cuerpo atlético reluciente.
-Vamos hermanito, que tengo muchas ganas, llevo toda la semana sin pajearme…
-Bueno, pues yo lo he hecho bastante…dije un poco avergonzado.
-En serio? Cuantas?
-Pues unas 10… Y una con un amigo
– De verdad? Me estás diciendo q no te habías hecho nunca una paja y ya te has hecho 9 y una con otra persona? – parecía molesto por lo de la paja con Rubén
– Bueno, Rubén me invitó a su casa y puso porno y bueno, habíamos hablado de que nos hacíamos pajas y demás y bueno, la cosa llevó a eso..
– Él te hizo pajas a ti y tú a él?
– No, no. Cada uno se tocó la suya
– Ah bueno… Mejor. Le contaste lo que hicimos?
– No, bueno… Solo le conté que tú me enseñaste pero nada más.
– Ah vale, bueno no me gustaría que se supiera sabes
– Ya, tranquilo, solo le dije que tú me hablaste de las pajas y me dijiste como se hacían y ya está. Él hizo lo mismo pero con su primo, no le dio importancia
– Vale..
– Bueno, que quieres hacer hoy, hermanito?
-Desnudate y siéntate en el sofá cama – estaba serio y parecía enfadado, pero eso no había quitado su excitación
– Vale – me quité la camiseta y me bajé pantalones y boxers. Mi polla no estaba grande, debido a la medio bronca de mi hermano
– Por qué está así de pequeña? Mira la mía joder – la polla de mi hermano estaba inmensa. Me di cuenta de que se había depilado totalmente y estaba súper bonita. De mirarla mi polla creció un poquito.
– Bueno, veo que te sigue gustando mi polla, al menos – me empujó contra el sofá y agarró mi polla, que no estaba aún al máximo y la metió en su boca.
– Ahora crecerá más – dijo sacándosela de la boca y agarrándome los huevos con la otra mano. Yo lancé un suspiro al aire mientras veía trabajar a mi hermano.
Su cabeza iba bastante rápido, metiendo toda mi polla en su boca. Lamía como un loco la punta y se la metía entera en la boca, aprovechando que no estaba aún del todo grande, aunque duro pocos segundos. Mi polla estaba ya lo más grande posible, y aún así mi hermano se la devoraba toda.
-Te está gustando o prefieres a Rubén? – dijo mirándome a los ojos mientras me pajeaba a toda velocidad con su mano derecha.
-Me encanta hermano, recuerda que tú eres mi héroe, el que me ha protegido siempre y el que me ha enseñado todo esto…
-Espero que no vuelva a ocurrir, está polla y estos huevos son solo para mí – y me cogió de ellos con la otra mano, mientras con su dedo gordo apretaba mi glande.
-Ha quedado claro… – estaba sudando, cachondísimo y a punto de explotar
Pablo volvió a introducir mi polla en su boca y a aumentar la velocidad. Me pajeaba con la derecha y mantenía el glande dentro de mi boca, succionando y lamiendo.
-Hermanito, para que me corro!
Pablo no paró, siguió más rápido igual y acabé echando toda mi esencia en su boca mientras yo ponía los ojos en blanco y alucinaba del placer de correrme dentro de la boca de él.
-Bfff ha sido la hostia… – dije desplomandome sobre el sofá. Cuando mire a mí hermano, tenía mi semen sobre sus labios. Cogió sus dedos, los llevo a su boca y metió todo mi semen dentro. Abrió la boca, me lo enseñó (no había mucho pero había) y lo trago todo.
– A ver si tu amiguito Rubén te hace todo esto. Por cierto, me ha encantado a mí también. Ahora quiero que me cambies el sitio y vengas a que tu hermanito te dé polla de la buena, de la de hombre – dijo levantándose y meneando su polla con su mano al aire mientras yo me recuperaba.
Como veía que no me levantaba rápido, me agarró de la polla y me levantó.
– A ver si espabilas así – Se agachó y metió toda mi polla, ya más pequeña y manchada aún de semen y relamió cada palmo buscando llevárselo de nuevo a su boca. Mi polla rápidamente se puso grande otra vez, del morbo y gusto que me había dado otra vez mi hermano.
– Venga, ahora a ver qué haces con esto – dijo volviéndose a agarrar su gran polla de 16 cm.
En silencio, me agaché mientras mi hermano se sentaba en el sofá y vi todo su cuerpo sudado, marcándose sus abdominales perfectamente. Me encantaba lo que veía. Luego posé mis ojos en su preciosa polla, la cual cogí y bajé toda mi mano a través de su largo cuerpo, desde el glande hasta acariciar sus huevos. Mi hermano me miraba con lujuria, yo solo quería provocarle. Estaba otra vez a mil por hora. Mi polla quería más y su polla, aún a estrenar y con 5 días de sequía, quería tirar su semen en mi boca, cosa que ya había asumido que debía de ocurrir después de la maravillosa comida de sable con semen final que había recibido de mi hermano. Me daba curiosidad probar su leche, me excitaba, porque era el premio a tanto morbo y recibirlo de él para mí, en ese estado de excitación, era algo increíble. Quería probar su semen, porque para mí era de adulto (aunque eso era en mi visión, pues mi hermano tenía la edad que tenía y no era ningún adulto aún).
Agarré su polla con ambas manos y subí y bajé lentamente. Acaricie sus huevos, le di un beso a cada uno, los lamí y subí toda su polla pasando mi lengua de abajo a arriba, lamiendo su glande en ambas direcciones y succionandolo con mis labios. Mi hermano dio un bote, era su segunda mamada, yo ya llevaba dos recibidas y él solo una.
-Joder… – dijo mientras cerraba los ojos. Sus manos fueron a parar a mi cuello para hundirme su polla en mi boca, pero le frené.
-Quiero hacerlo a mi modo, y aprender bien. Déjame hacerlo como tú lo has hecho.
-Vale, hermanito… – dijo con cara de cachondo total.
Cogí su polla y empecé a masturbarle a velocidad media. Metía su polla en mi boca y lamía su glande. Con la otra mano acariciaba sus huevos. Escupí más de tres veces sobre su polla para darle más lubricación. Le gustaba a mi hermano tener la polla bien mojada, se notaba que le excitaba porque su polla daba sienpre un salto cuando lo hacía.
Decidí que no había prisa, que podía comerme toda su polla enterita sin prisa. Le lamía cada parte de ella, pero sobre todo su puntita. Me ponía mucho mirarle a la cara y ver a mi hermano sudar y cerrar sus ojos.
-Quiero probar tu lechita como has probado tú la mía. Te ha gustado la lechita de tu hermanito pequeño? – le solté dejándome llevar totalmente por el calentor que llevaba. Mientras, seguís meneando su polla con mis dos manos.
-Hermanito…probar tu lechita ha sido increíble… Aún noto tu sabor… – dijo relamiéndose los labios.
-Pues quiero que me des ya la tuya, y probarla ya… – dije relamiéndome también
-Ven aquí… – mi hermano se levantó y se puso delante de mi. Golpeó su polla tres veces contra mi lengua y comenzó a pajearse a toda velocidad frente a mi boca.
-Mira la velocidad a la que se pajea tu héroe… – dijo meneando su rabo a toda velocidad. Se marcaban todos sus músculos, su tableta y su brazo mientras se pajeaba a una velocidad increíble.
– Me encantas… – dije mientras le acariciaba sus abdominales que tan loco me volvían…
– Me voy … Me corro…. – automáticamente que dijo eso, me lance a su polla y me la metí en la boca, recibiendo una gran cantidad de leche, increíble la cantidad en mi opinión, regando mi boca. Casi me atragantó. Abrí la boca y su semen saltó disparado y chorreante por toda mi barbilla y mis labios. Me había encantado. Mi hermano se lanzó a mi boca y comenzó a besarme. Ambos intercambiamos su semen en nuestras bocas. Fue totalmente loco y excitante. Con su lengua lamía todo su semen de mi barbilla y lo llevaba a mi boca para que ambos lo probasemos. Nuestras lenguas se juntaron y probaron su esencia salada. Me comió toda la boca a continuació y no paramos de besarnos. Yo estaba cachondísimo otra vez.
– dios mío, ha sido la puta hostia hermanito, que gusto…
– Me ha encantado eso que has hecho con el semen… Tenerlo ambos en la boca ha sido muy excitante.
– Ven hermano, ahora quiero hacer lo mismo con el tuyo.
Mi hermano se puso de rodillas y yo, con mi polla a mil, me puse delante de él. Comenzó a chuparme la polla lentamente. La disfrutaba, aún tenia su semen por los labios y me ponía mucho notarlo por mi polla.
-Quiero que te corras en mi boca y hagamos igual. Dámelo todo hermano.
Mi hermano empezó a pajearme muy rápido y ponía su lengua bajo de mi glande y lo lamía. Yo estaba loco de ganas de correrme y no tardé nada. Como mi hermano sabía que no saldría ni comparación de cantidad, cuando le avise, bajo la velocidad y cerró su boca. Me corrí en sus labios una escasa cantidad, pero suficiente para que fuera corriendo a besarla y compartirla ambos en nuestras bocas. Volvimos a besarnos y a lamer nuestros labios y lenguas. Fue alucinante y excitante.
Descansamos un rato y volví a chuparle la polla y a correrse en mi cara. Está vez ambos estábamos ya exhaustos y no hubo ya besos. Nos tendimos en la cama, desnudos y abrazados. Yo le acariciaba todo el cuerpo y el a mí. Nos miramos y estábamos totalmente enganchados. Nos chupamos las pollas haciendo un 69 y nos corrimos a la media hora. No podíamos parar, estábamos totalmente obsesionados con nuestras pollas.
Esto solo era el principio.
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