Mi hermano y Yo en la Adolescencia
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Cuando tenia trece años no podía quitarme a mi hermano mayor de encima. El estaba superenamorado de mis pompis bomba. Cada vez que nos cruzábamos me los acariciaba y decía infinidad de piropos sobre aquellas hermosas nalgas.A mi eso no me afectaba, pero yo lo esquivaba. Una tarde solos, comenzó el asedio y yo lo deje; me arrimo su endurecido órgano masculino por encima de la ropa y me la refregó tanto que creí que iba a romper mi jeams. Eso me descontrolo y corrí, me mantuve distante. El me guiñaba el ojo y me hacia señas de que fuera y se lo mamara.
Nuestro padre, los fines de semana nos ponía un oficio del hogar: Un sábado nos puso a lavar el baño; yo me ocupe de la ducha y mi hermano del lavamanos, piso y gabinetes. Yo entretenida en mi quehacer, y toda jabonosa, cuando lo siento desnudo a mis espaldas con sus manos sobre mis nalguitas; tomo el pote del shampoo y vació un poco en su mano y lo unto en mi cola, me la frotó maliciosamente. Su otra mano la coloco en mi nuca, presionándola para que inclinara mi tronco y así agachada tuvo mi derrier a su disposición. Apoye mis manos en mis rodillas para frenar un poco su empuje. Cuando su glande penetro mi primer aro de esfinteres, solté un pujido muy femenino y en ese preciso instante nuestro padre golpea la puerta y nos interroga del por que le habíamos puesto seguro. Mi hermano de un salto se puso en su lugar y abrió la puerta. Temblaba y no me salia mi voz. Me ordeno que cerrara la ducha y que saliera de inmediato. Me envolví en mi toalla y me dirigí a la habitación. Sentía una sensación como si aun tuviera algo dentro de mi recto. Me vestí y prendí la tele. Al rato llego mi hermano duchado y también se vistió.No musitamos palabra alguna.
Ese hecho retrocedió mi mente como siete años y comencé a recordar que no era la primera vez que tenia un pene a las puertas de mi ano. Estando en una piscina a los seis o siete años, con unos primos también me vi enfrentado a lo que les producía mi trasero a los hombres; en aquella ocasión no recuerdo que me salvo. Por esa misma época también en unas fiestas navideñas en familia, recuerdo que ante el numero de chiquitines, los que iban siendo vencidos por el sueño, los acostaban en una habitación de cama doble. Todos hacinados allí. Y sentí también dos manos grandes sobre mi voluptuosidad y un susurro de voz femenina diciéndome que tenia el más bello rabo de la familia. Ella medió un delicioso masaje que me dejo profundamente dormida. Todo esto estaba archivado en mi subconsciente, en el fondo del olvido, hasta que ese día mi hermano me los hizo revivir. A pesar de que miraba el televisor, mi mente escudriñaba mi pasado. En la noche, no podía conciliar mi sueño.
A media noche, observaba a mi hermano desde mi cama; comencé a imaginarme toda clase de fornicaciones con él. Esto catapultó un instinto en mi, que hizo que me dirigiera hacia la cama de mi hermano y me le metiera debajo de sus cobijas. Cuando me sintió, quedo petrificado. Le di la espalda y respingue mi culo; esto hizo que en el acto fuera invadido por sus manos. Sus dedos volaron a mi hoyito anal y en círculos, uno a uno, se fueron guardando en esa virginal bóveda. Yo mordí con todas mis fuerzas su almohada, y mi cuerpo tiritaba no de frío, una adrenalina insoportable: Nuestros padres dormían en la habitación contigua a la nuestra. Y para completar, mi papa cabreado por lo ocurrido en la tarde. Un riesgo que ponía en juego todo. Aun así, no me cambiaba por nadie, esto me hacia feliz. Embelesada ante tanta pasión, me cogió por sorpresa el puyazo mas bestial.
De inmediato apreté con todas mis fuerzas las piernas; su polla quedo atrapada entre mis nalgas y me susurro al oído en tono suplicante que lo dejara y me haría pasito, que no me dolería. Su lengua casi metida en mi oreja me derretía de emoción inexplorada. Yo dócil y sumisa, asentí con mi cabeza y el procedió a colocarme en posición de perrita. Salivo mi orificio y se unto su glande; seguía aferrado a su almohada, la que se había convertido en mi ángel protector. Centímetro a centímetro fue yéndose hacia mis entrañas, todo cuan largo, duro y grueso lo sentí. Cuando no tuvo mas que meterme, hizo una pausa y yo creí que hasta allí habíamos llegado. No, el comenzó con unos movimientos pèlvicos como si fuera un reptil en plena carrera. Esta danza ondulante de verdad, me hizo sentir en la puerta del cielo. Que cosa mas deliciosa, ahora entiendo porque se dice que no importa el tamaño sino lo bien que lo muevan; dos lagrimas rodaron por mi mejilla y las adsorbió su almohada… No resistí mas y estire mis piernas; el cayo sobre mi espalda y volvió a quedar petrificado. Al rato, cuando no resistí tenerlo mas a mis espaldas, me puse de lado y eso hizo que nos desenchufáramos.
Todo mi trasero estaba anestesiado, cuando mis manos lo palparon, me impacto lo mojado que estaba, pagachento y roce su pene igualmente embadurnado. Me levante al baño a limpiarme y me di cuenta de que el papel higiénico salia manchado de sangre. Me había desvirgado. Le había entregado mi virginidad. Regrese a mi cama con una cantidad de sentimientos encontrados, rodeados de una dicha plena. Lleve mi mano a mi chiquito y lo sobe, estaba abierto y mi dedo entro fácilmente, este masaje alivio la sensación ardorosa y rápidamente el aro anal apretó mi dedo, se distensionó, volvió a su estado de relajación pero, seguía sintiendo ese fantasma dentro. Estando en estado de somnolencia, tuve la sensación de ser observado en la penumbra; mi hermano me contemplaba a la orilla de mi cama; le hice lugar y se acomodo frente a mi sin quitarme su vista. Poso sus labios en los míos produciéndome repugnancia que desapareció a los segundos cuando nuestras lenguas se entrelazaron en el mas apasionante beso. El lóbulo de mi oreja, mis mejillas y nuca fueron presa de sus labios. Pero cuando mis tetillas fueron succionadas, mi sistema nervioso colapso:
Perdí mi voluntad y mi cuerpo no opuso la mas mínima resistencia a lo que le hicieran. Descubrí que en mis pechos estaban ubicadas las glándulas que segregan mi sumisión, que hacen que me vuelva complaciente incondicionalmente. Sus manos atraparon mi pene y testículos, la verdad solo una hubiera bastado para tener las dos cosas; me masturbo y el incipiente liquido seminal, lo llevo de su mano a mi cara, de donde lo saboreo entre sus labios y lengua antes de depositarlo en mi boca. Desde ese día, nunca ha dejado de gustarme ese sabor. Totalmente agotada, no supe a que hora regreso a su cama. Al despertar no me atreví a mirarlo; ante nuestros padres tenia un complejo de culpa, como cuando una ha hecho algo muy malo. Durante el transcurrir de las horas me acompaño ese bienestar en mi cola que no me dejaba pensar sino en la llegada de la noche.Y efectivamente, una vez nuestros padres quedaron profundos, zasss nuestro contacto de nuevo, claro mas pausado y consciente, mejor lubricación con cremas de mama, y por supuesto mas placer. Esto se repitió noche a noche, por semanas, meses como tres años. Veíamos películas porno y las practicábamos. Un par de veces dejo que yo lo penetrara y aun que lo disfrutamos, prefería ser yo la dócil y receptiva, algo innato en mi. Todo duro hasta que me entere de que tenia una novia. Entre en cólera.
Cuando la conocí, tome la determinación de vestirme como ella, para reconquistarlo. Allí nace mi travestismo. Al principio dio resultado. Recuerdo un fin de semana solos que me le vestí como toda una princesa. Cuando me le presente, quedo impactado; me dijo que por favor lo esperara asi que ya regresaba. Aproveche para maquillarme. Pose, ensayando posturas de putica. Al sentirlo entrar, me recosté en mi cama cual sugestiva modelo. Me di cuenta que no llego solo. Mi furia se desencadeno. Vociferaba cuanta vulgaridad sabia, lo odie en un instante. Mientras trataban de controlarme entre los dos, Mi hermano me conocía suficiente para saber neutralizarme.
Después de aguantar cualquier cantidad de rasguños, me sentó en sus piernas y me consoló, en medio de mis sollozos, pedí excusas a ese chico extraño y el me brindo sus caricias. Al estar tan consentida, me fui calentando al punto que afloro mi ninfomanía. Esa noche tuve mi primera orgía. Dos chicos tratando de dominar mi exacerbación sexual. Mezcla seminal en mi garganta, bombeo anal alternativo, todo un bacanal de lujuria, sexo y obscenidad. Finalmente mi hermano no aguanto tanto voltaje y termino de espectador. Ese chico resulto mejor dotado y de mejor firmeza y por supuesto con el me quede. Fue una estrategia de mi hermano para liberarse de mi? Es un interrogante que hoy recordando, me hago. Pero para mi dicha fue así.
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