Mi hermano y yo seducimos a mi padre
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por getaway11.
En casa siempre hemos sido mi papá, mi hermano mayor y yo y desde que éramos niños estábamos muy acostumbrados a hacer todo juntos, incluso bañarnos cuando teníamos prisa o para ahorrar agua o dormirnos cuando hacía mucho frío o cuando simplemente queríamos dormir con papá.
Al ser tres hombres en la casa tampoco había problema con salir desnudos después de bañarnos y atravesarnos corriendo hasta la habitación para ponernos la ropa, incluso en los días calurosos estábamos los tres viendo tele solamente con el calzón puesto.
Mi hermano mayor siempre fue un poco más exhibicionista y no le importaba estar desnudo en frente de nosotros.
Mi padre nos hacía irnos a poner ropa y no le gustaba en general que anduviéramos desnudos por la casa, pero incluso él tenía sus ocasiones en que salía desnudo de su habitación o del baño para recoger algo o atender al teléfono.
Para nosotros no había morbo en estar desnudos o semidesnudos en los días que estábamos solos los tres en casa.
Yo prefería estar desnudo o en calzón cuando me quedaba solo en casa pero siempre he sido un poco más penoso que ellos.
Por fin un día mi padre habló con nosotros sobre la pubertad y todo lo relacionado con tener hijos.
Esta plática empezó porque estábamos papá y yo viendo la tele y mi hermano salió desnudo del baño con una erección y gritó: mira papá como la tengo!!
Me saltaré unos cuantos años, solo basta decir que esa plática aceleró nuestra curiosidad precoz a tal grado que cuando cumplí los 18 años y mi hermano estaba ya en la universidad, venía corriendo a casa para que nos encontráramos antes de que regresara papá y pudiéramos coger a gusto.
Yo salía super caliente de la escuela y llegaba a casa a bañarme, luego me ponía un calzón que había recortado con unas tijeras para que quedara como un suspensorio y esperaba a mi hermano en nuestra cama para empezar con la diversión.
A esa edad ya conocíamos muy bien el sexo, lo único que no hacíamos era besarnos, porque de alguna forma era una barrera que no queríamos traspasar, así para nosotros esos juegos sexuales solamente eran una forma de divertirnos juntos pero nunca estuvimos enamorados ni nada por el estilo.
Normalmente mi hermano se iba quitando la ropa entrando a la casa y yo estaba en el sillón de la sala, empezábamos a chuparnos uno al otro o hacer un 69.
Nos gustaba chuparnos todo el cuerpo, los pezones, las axilas, las manos, el culo hasta los pies.
Con la total libertad de saber que éramos libres de experimentar hacíamos de todo.
Me encantaba hacer que mi hermano se calentara hasta el punto de rogarme que le dejara meterme el pito.
Obviamente yo estaba igual de caliente pero siempre me gustó tener el control de la situación y ser el pasivo.
Varias veces me había hecho venir mientras me cogía en la sala, en nuestra habitación y hasta en la cama de papá.
A los dos nos gustaba mucho tragarnos el semen, así que también nos gustaba terminar chupando y a veces solamente hacíamos un 69 hasta que uno de los se viniera primero.
A mí me gustaba llenarme de semen, sobre todo en la cara, el pecho y el abdomen, a mi hermano nunca le gustó tanto, aunque se dejaba hacer faciales cuando estaba muy caliente.
Tanto nos habíamos acostumbrado a coger que a veces cogíamos de noche en el pasillo mientras nuestro padre dormía en su habitación.
Según nosotros lo hacíamos para estar pendientes por si despertaba y pudiéramos correr a escondernos en las camas, así no nos cacharía pero la verdad es que la adrenalina de estar cerca de él hacía que el sexo fuera más excitante.
De hecho un par de veces que oímos ruido en su cuarto salimos corriendo de puntitas para brincar en nuestra cama y fingir que estábamos dormidos.
Nuestro padre casi nos cachó pero pensaba que estábamos jugando o tal vez que lo estábamos tratando de espiar porque nunca hizo comentarios al respecto, solamente nos decía a la siguiente mañana que teníamos cara de que no haber descansado por estar despiertos hasta tarde.
Total que una vez estábamos como de costumbre cogiendo casi en la puerta de la casa y mi hermano me tenía en el piso con las piernas sobre el sillón y el estaba trepado en el sillón cogiéndome desde arriba, era una posición un poco complicada pero me gustaba porque podía penetrarme hasta el fondo y dejarse caer con todo su peso.
En esas andadas estábamos cuando oímos ruido en la puerta porque alguien estaba abriendo y salimos corriendo a escondernos.
Papá entró a la casa y vio la ropa de mi hermano tirada y el calzón recortado que hice.
Además alcanzó a vernos entrar corriendo a nuestro cuarto.
Papá entró sin decir nada hasta su habitación, mi hermano y yo nos quedamos en silencio tratando de escuchar si decía algo.
Después de un rato en silencio, nos pusimos calzón y salimos despacio para ver si papá andaba por ahí pero al parecer no había salido de su habitación desde que llegó.
Mi hermano recogió su ropa tirada en la sala y ahí me di cuenta de que mi calzón no estaba.
Papá gritó desde su cuarto que quería hablar con nosotros.
Ambos estábamos asustados pero no pudimos rehusarnos, caminando lentamente nos fuimos acercando a su cuarto y mientras papá seguía hablando.
Llegamos hasta su cuarto y papá estaba sentado sobre su cama, todavía seguía con su ropa del trabajo y nos preguntó qué hacíamos cuando nos quedábamos solos, mi hermano y yo solamente mirábamos al piso como si hubiéramos hecho una travesura y no pudimos responder.
Papá tomó mi calzón y preguntó de quién era, yo le dije que mío.
Entonces nos preguntó que si estábamos teniendo sexo y otra vez nos quedamos en silencio.
Fue un silencio largo e incómodo pero de alguna forma la tensión y que mi padre nos estuviera preguntando eso me estaba provocando una erección, creo que la adrenalina jugaba en mi contra y no pude contener que mi verga se pusiera dura hasta casi salirse de mi calzón.
Levanté la mirada y pude ver ligeramente que papá también tenía el bulto de su pantalón bien duro y ya con más confianza levanté la cara para verlo.
Nos volvió a preguntar qué estábamos haciendo juntos y hermano le dijo que a veces nos desvestíamos para masturbarnos juntos, por el momento eso no sonaba tan mal y pensé que papá iba a creérselo, pero entonces nos volvió a enseñar mi calzón y dijo, para eso no necesitan esto.
Mi hermano entonces le dijo que a veces nos hacíamos sexo oral.
Y de nuevo se hizo el silencio por unos segundos incómodos.
Entonces papá preguntó si también teníamos sexo y yo moví la cabeza de forma afirmativa sin decir nada.
Para ese momento yo podía reconocer que papá estaba muy excitado porque estaba reaccionando exactamente igual que mi hermano cuando yo lo seducía hasta perder la cabeza.
Entonces papá con un tono más suave preguntó que quién era el pasivo.
y yo dije con voz suave que yo, mientras miraba a nuestro padre a los ojos.
Mi hermano volteó a verme sorprendido, no entendió por qué estaba yo confesando todo, pero yo ya había sentido algo raro en el ambiente.
Papá estaba excitándose, lo noté en su tono de voz, en que sus manos estaban un poco temblorosas, en el bulto de su pantalón y para colmo estaba sacando líquido y había manchado un poquito su pantalón como si fuera una gotita de orina pero yo sabía que era porque estaba lubricando por su verga.
La verdad yo también estaba ya totalmente erecto y no resistí la tentación de meterme la mano en el calzón y sentir si yo también estaba lubricando, saqué la mano y por costumbre me la metí en la boca.
Papá se me quedó viendo con los ojos bien abiertos como que no podía creer lo que estaba mirando.
Entonces me di cuenta de que le estaba gustando lo que veía.
Me acomodé el calzón de la cintura me di cuenta de que papá no podía quitarme la vista de encima y también había clavado sus ojos en mi erección.
Entonces traté de bajarme disimuladamente un poco el calzón para que la cabecita de mi verga se asomara por el resorte.
Fue entonces cuando papá me preguntó con una voz totalmente temblorosa, qué haces hijo.
Yo también estaba temblando de la excitación pero me atrevía dar el siguiente paso.
Me bajé el calzón y liberé mi verga que saltó de lo dura que estaba.
Papá me miraba sin decir nada, entonces empecé a acariciar a mi hermano por encima del calzón.
Mi hermano se dio cuenta de que papá estaba disfrutando lo que veía y me dejó tocarlo con libertad.
Cuando vimos que papá no decía nada y solamente nos estaba mirando, mi hermano también se quitó el calzón y empezamos a masturbarnos uno al otro.
La excitación de finalmente hacerlo en frente de nuestro padre era algo increíble, estuve a punto de venirme solamente por la excitación de estarlo haciendo, era algo demasiado morboso.
Mi hermano y yo habíamos platicado varias veces en nuestras fantasías de seducir a nuestro padre y teníamos mucha curiosidad de cómo era su verga erecta.
Estábamos acostumbrados a verlo desnudo pero nunca habíamos estado erectos los tres juntos.
Por fin esta fantasía se estaba volviendo realidad.
Empecé a chuparle el pecho a mi hermano hasta que lentamente me puse de rodillas y empecé a chuparle el pito.
Mi hermano estaba demasiado nervioso y excitado, estaba más acartonado que de costumbre y con sus manos temblorosas trataba de acariciarme la cabeza.
Lo que no podía evitar era gemir de placer y retorcerse con mi mamada.
Los dos hermanos estábamos en total complicidad y nos fuimos acercando lentamente hasta la cama de papá, nosotros ya habíamos cogido varias veces ahí pero nunca con nuestro padre en la casa y mucho menos en frente de él.
Mi hermano le dijo a mi papá que se quitara la ropa y con un poco de dudas mi papá empezó a quitarse la camisa, el pantalón y el calzón.
Se notaba el nerviosismo pero estaba tan excitado que no podía evitar obedecer.
Su verga salió de un brinco de su calzón y mi hermano y yo volteamos de inmediato, era muy extraño lo mucho que nos parecíamos los tres, nuestras vergas eran casi iguales.
Y como parte de una fantasía que finalmente se estaba cumpliendo, mi hermano y yo nos lanzamos a chupar la verga de nuestro padre a mismo tiempo, de una forma natural nos coordinamos para chuparle el palo y las bolas uno a la vez.
Yo me metía su pito hasta el fondo, disfrutaba chupando su cabeza, le lamía las bolas, me volvía loco con su aroma y con la idea de estarle dando placer a mi propio padre.
Mi padre y mi hermano empezaron a besarse sobre la cama, a mí se me hizo un poco extraño porque era la primera vez que veía a mi hermano besando a alguien.
Por mi parte yo tenía otra idea.
Me puse a chupar el pito de mi padre con el plan de dejarlo totalmente lubricando.
Cuando padre llegó a la casa y nos interrumpió yo ya estaba totalmente lubricado y dilatado disfrutando de la verga de mi hermano, así que no me costó nada de trabajo sentarme sobre la verga de mi padre y metérmela hasta el fondo de un sentón.
Con mi padre dándome palo en el culo, se me hizo natural meterme la verga de mi hermano por la boca y así quedamos conectados los tres en un triángulo de placer.
Papá empezó a moverse y me cogía mientras besaba a mi hermano y yo le chupaba el pito a mi hermano mientras nuestro padre destrozaba mi culo.
Yo me había vuelto un cerdo total y estaba entregado al pacer, yo había perdido todo límite e inhibición, era puro placer.
Mi padre de pronto empezó a venirse dentro de mí y yo apretaba mi culito para ordeñarle la verga, cuando terminó, cayó exhausto sobre la cama tratando de recuperar la respiración.
Yo me di vuelta y mi hermano empezó a cogerme de a perrito con papá al frente.
No tardó mucho en cogerme hasta que también se vino dentro de mí.
Para esto yo ya había estado chorreando semen desde hace rato y mi verga estaba totalmente noqueda de tanto placer que ni si quiera la tenía erecta pero seguía escurriendo semen, fue algo extraño pero excitante.
Finalmente terminamos los tres tirados en la cama exhaustos, totalmente orgasmeados y acariciándonos cariñosamente.
Papá nos pregunté que cuánto tiempo llevábamos haciéndolo y mi hermano respondió que desde siempre.
Luego vimos que le entró un poco de pena y culpa y nos empezó a preguntar si nos sentíamos bien y cosas así.
Mi hermano y yo estábamos muy relajados y tranquilos, creo que eso también tranquilizó a nuestro padre y finalmente después de ducharnos nos quedamos los tres dormidos y abrazados en su cama.
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