Mi hija Elena. Parte 2
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
A partir del día en que mi hija Elena y yo tuvimos intimidad por primera vez nuestra vida cambió radicalmente. Ella como siempre muy cariñosa y atenta pero estuvo desde entonces más solícita y pendiente de mi, al visitarme me ayudaba con los quehaceres, conversábamos mucho y desde luego nos acariciábamos y teníamos mucho sexo, se convirtió en mi mujer y a pesar de su edad debo decir que actuaba de manera muy natural y complaciente y yo siempre consideraba el dejarla satisfecha y contenta. Nos bañábamos juntos, la poseía en el baño, en la cocina, en el recibo, pero ella quería más, deseaba que la hiciera mía por su vagina, deseaba perder su virginidad conmigo pero la evadía quien sabe porque, temor o respeto, no lo sé pero no lo hacía. Ya ella se había acostumbrado a la penetración anal, en varias posiciones la penetraba siempre lubricada y se movía con naturalidad pidiéndome más que le diera duro que le depositara toda mi leche en su interior, gemía y gritaba, me decía que era suya que la cogiera como yo lo deseara y eso hacía. Le mamaba el clítoris y su vagina, chupaba su culito y mi lengua entraba a plenitud en ambos sitios.
Ya en una oportunidad, se colocó sobre mi y agarrándome la verga la puso entre sus nalgas y se dejó caer penetrándola hasta el fondo se movía y gritaba, papá ya no aguanto hazme tuya y se movía frenética clavándome las uñas en los brazos y yo al verla con la mirada perdida en el placer entraba y salía de su culo provocándome aquello un paroxismo sin comparación haciéndome eyacular en gran forma.
Se convirtió asimismo en una experta con su boca me agarraba la verga y la introducía toda hasta su garganta, subía lamiendo y la metía con gran facilidad, besaba la punta de mi pene y pasaba la lengua por fuera hasta mis testículos, bajaba mas y lamia mi ano y mi perineo lamia mis testículos y subía y se la volvía a introducir mientas yo tocaba sus nalgas su vagina y su culo hasta lograr acabar en su boca y ella se tragaba todo disfrutándolo.
Seguía siendo virgen a pesar de la confianza y desenfreno que mostrábamos. Un día en que estábamos en casa descansando después del almuerzo, sonó el timbre de la puerta. Yo estaba en pantalones cortos y ella con shores y blusa, abrió la puerta y allí estaba su amiga Laurita., delgada, rubia, tal alta como mi hija, vestía un vestido azul hasta la rodilla y zapatos deportivos. Saludó, mi hija me la presentó y le ofreció helado y refrescos. Al sentirse ambientada comenzamos a conversar de diversos temas, sobre todo lo relacionado con los estudios.
Me paré para servirme un trago y al regresar no estaban, habían ido al cuarto de mi hija. Me fui a mi cuarto a oír música y allí estuve como 40 minutos saboreando mi trago cuando de pronto mi hija se asomó en mi cuarto, me dijo papi quiero que vengas, que ocurre le dije, es que Laurita quiere que la veas acostada y le hables porque dice que así se le quita la pena, yo le he hablado de ti y hoy al hacerlo comenzó a masturbarse y a besarme yo le correspondí y solo me dice llama a tu papi Elena quiero vérsela y tocarla. Me erecté un poco y fui al cuarto allí estaba Laurita acostada con el vestido más arriba de la rodilla se le veían las pantaletas blancas y al verme se tapó la cara. Le dije que tienes Laurita cuéntame y puse una mano sobre su pierna a lo que ella reaccionó abriéndose un poco más.
Bonitas piernas le dije. Te gustan…. Si son preciosas. Ella me veía entre sus dedos y me agarró por el cuello halándome hacia ella y poniendo sus labios al nivel de los míos. Bésala papi, me dijo mi hija y yo besé sus labios y pase la lengua por la comisura de su boca. Ella abrió la boca y nos dimos un largo beso de lengua. Así subí su vestido y toque su pubis y su entrepierna y estaba húmeda, bajé y comencé a besarla hasta llegar a su cintura y moviéndome bajé su calzón y mi hija me ayudó a quitárselo, me despojé de mi pantalón corto y al no tener topa interior inmediatamente afloró mi verga mas tiesa que nunca. Monté sus piernas en mis hombros y comencé a chupar su clítoris y a sobar sus nalgas y a tocar su culito y su vagina, ella respiraba muy fuerte y se besaba con mi hija, bajé sus piernas y coloqué una almohada debajo de su cintura y me monté. Ella me preguntó, ya? Lo vas a meter, si le dije. Suave por favor es muy grande no es como el de papá y me lo agarró colocándolo en su entrada.
Empujé suave y al estar lubricada por sus jugos la cabeza entro y ella solo dijo ufffff así lo imaginé, y dirigiéndose a mi hija le dijo rico Elena. Y se lo encajé totalmente. Cuando comencé a bombearla se movió como una veterana, le daba duro y la niña gemía y decía así coño cógeme como coges a tu hija, dame duro con esa vergota, así estuve unos tres minutos hasta que sentí sus espasmos y gritos y le solté varios chorros de leche tibia en su vagina.
Me quedé acostado boca arriba complacido y cansado, a mi lado estaba Laurita aún respirando fuerte con los ojos cerrados y mi hija sentada a mi lado acariciaba mi pelo y mi frente, así estuvimos por varios minutos, nadie hablaba hasta que mi hija me dijo papa quieres que te sirva un trago, al yo asentir fue a buscarlo, entonces Laurita se incorporó y aún acostada de medio lado comenzó a besarme en la boca y con su mano agarraba y movía mi verga flácida, le correspondí a sus besos y ella bajo a lamerme el pene, los testículos, me lo chupaba y manipulaba y comencé a reaccionar, regresó mi hija y se sumó a Laurita en esa faena, las dos chupaban, mamaban, lamían, tocaban mi culo, mis piernas y así tuve nuevamente una erección. Al verme así, mi hija se sentó a horcajadas sobre mi
Mientras Laura me besaba en la boca mi niña agarró mi verga y la colocó en la entrada de su vagina y comenzó a sentarse estaba muy lubricada con sus jugos y sucedió, le entró de golpe como hasta la mitad, ayyy gritó, al ver mi cara de preocupación y de ganas de terminar de meterlo terminó de sentarse y vi en su cara que el dolor pasaba, se inclinó a besarme y comenzamos a tirar de lo mejor, parecía que lo habíamos hecho antes, su ritmo acoplado y como controlaba los embates para que le entrara todo y lo sacaba hasta la entrada sentándose de nuevo Laurita al igual que mi hija antes me chupaba las nalgas y sobaba y jurungaba mi culo. Se movía en forma acompasada y levantaba sus brazos levantando su cabello y con los ojos cerrados decía mas, mas papa todo todito lo quiero adentro anda dale coño todo para mi y así hasta que se estremeció, todo su cuerpito temblaba y gritó damelaaaaa y su vagina apretó mi verga en un movimiento involuntario que me hizo moverme agarrándola por su cintura y escupiendo mi tolete todo cuanto le quedaba dentro de su hueco mas preciado, ya era mía, mi mujer y apenas comenzábamos a bregar de lo mejor.
Pasamos el resto de la tarde conversando, y descansando por aquella faena inolvidable. Mi hija continua visitándome los fines de semana y Laurita y yo llegamos a un acuerdo y ella acude a mi a mediados de cada semana a recibir lo suyo y a darme lo que sabe me gusta.
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