Mi hija, mi puta
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por JAYDEE.
-Ven Carolina siéntate-
Carolina, mi hija, con su blusa de tirantes naranja y sus pescadores color crema entra mirando al piso y se sienta sobre la cama mientras cierro la puerta tras ella.
El cuarto queda iluminado por la escasa luz que se cuela por las persianas cerradas.
Parado frente a ella le digo:
-Ya sabes que mamá se fue.
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y ahora que sólo estamos tú y yo, debes ser una niña grande; debes ser la mujer de la casa- Ella levanta la cara con tristeza y confusión en el rostro, aun así logra mover la cabeza para decir si.
-Te necesito aquí para hacer todo lo que mamá hacía, sé que no es algo que quisiéramos pero así son las cosas y ahora tú y yo tenemos que adaptarnos por eso dejamos nuestra casa, por eso nos mudamos aquí, para esta juntos y seguir adelante-
Su hermosa y blanca cara se ilumina un poco, a pesar de sólo tener 11 años se puede ver que comprende, quiere estar aquí conmigo y ayudarme.
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pobre.
-Ahora-digo mientras me siento junto a ella y paso un brazo sobre sus hombros.
-Las mujeres tienen muchas responsabilidades, deben cuidar a los hombres y ayudarlos pero lo más importante es el trabajo de complacerlos.
A cierta edad las mujeres deben hacer trabajos especiales para sus hombres pero como ahora tú eres la mujer de la casa tienes que hacerlo, tienes que crecer- Le tomo la cara y la dirijo hacia mi.
-¿Me entiende?-
Ella asiente, aun con muchas preguntas en el rostro y yo enciendo la pantalla con la mano que tengo libre.
Esta conectada a mi laptop, bajo la mano y pongo a reproducir un video a pantalla completa.
Una niña desnuda de 12 año entra por y se sienta en la cama, un hombre gordo y peludo le toma la nuca y le mete la verga en la boca, usa sus dos manos para atraerla hacia el con fuerza.
La niña se estrella contra su barriga pero no dice nada, sólo tose un poco porque la verga le provoca arcadas.
No quiero voltear a ver a mi hija y miro con seriedad el video pero con el rabillo del ojo espío, sé que está impresionada, tan impresionada que no dice nada y se queda en shock viendo el video.
El hombre toma a la pequeña niña y la pone de rodillas de frente a la cámara.
Se pone detrás de ella acomoda su pene y comienza a penetrarla, no despacio y con cuidado; lo hace fuerte y sin piedad, tanto que se puede escuchar el aire que la niña exhala cada vez que la envisten.
Y aun cuando se ve que es demasiado para ella, sigue sin decir nada.
Sólo mete la cara entre las cobijas y se deja ser cogida.
La escena sigue así por más tiempo, el gordo saca su verga de ano de su hija y lo mete a su boca (sólo como medio de humillación, para que pruebe su propia mierda), la cambia de posición, la penetra la hace mamar y finalmente termina en un primer plano de él masturbándose en la cara de la niña mientras dice: ¿Quién es mi puta? ¿Quién es mi sucia puta?.
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yo papi.
La pantalla de plasma se pone en negro y puedo vernos reflejados en ella uno a lado del otro.
Puedo ver la silueta de sus casi inexistente pechos y esa carita hermosa, angelical, perfecta.
Volteo y la miro, en cuanto siente mi mirada baja la cara, pero puedo notar que ahora ademas de dudas, tiene miedo, sabe que algo malo está por pasar, no sabe bien qué, pero es lista, lo sabe.
Pienso en decir algo, pero recapacito.
Tengo la verga más dura de lo que jamás la he tenido, me sudan las mano, no quisiera esperar pero, sé que todo esto valdrá la pena.
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ya lo esta haciendo.
Me volteo de nuevo hacia la computadora y resoplo con impaciencia.
El siguiente video inicia.
Es mi antigua habitación.
Ella se da cuenta y es por eso que levanta la vista llena de curiosidad y sus ojos se agrandan al ver entrar a su madre en cuatro patas.
La bocinas suena:
-¿Qué eres?-
-Un puta señor-
-¿De quién eres?-
-Suya señor-
Se escucha un tronido de dedos y mi antigua esposa y madre de Carolina comienza a mamar mi pene con entusiasmo.
Es una mujer muy bella para los 35 años que debió tener en ese video, delgada, con buen busto un poco flácida ya pero bella, con una cara preciosa y una cabellera lacia y rubia que su hija heredo.
El video no es tan impresionante con el de la niña pero tiene un cometido.
El cual creo cumplido a los 5 minutos de verlo.
Detengo el reproductor me paro, me pongo frente a mi hija y le digo: -¿Ahora entiendes?-
La pobre, sólo puede hacerse menos en su lugar y seguir mirando al piso.
Tomo su cara, la levanto y repito: -¿Entiendes?- Sus ojos están llorosos y sus cara llena de terror.
-Hija, esto va a ser difícil- le digo mientras tomo su mano y la dirijo hacia mi bragueta -Pero créeme, así ¡deben! ser las cosas, y esto me va a doler más a mi, que a ti-
Eso último me hace reír por dentro.
Tomo su manita y con ella abro mi pantalón, saco mi verga erecta y la pongo frente a ella; una verga promedio, cualquiera pero que, para sus inocentes y aterrados ojos debe parecer enorme pues abre sus ligeramente rasgados ojos miel sin poder creer lo que pasa.
Con su mano en mi mano comienzo a masturbarme y siento como nuestros dedos se humedecen de lubricación, acerco mi verga a su boca y su primera reacción es torcer la boca y voltear la cabeza.
La doy una fuerte cachetada y vuelvo dirigir mi verga hacia ella como si nada hubiera pasado.
Carolina se queda impactada y no sabe que hacer, pero la cachetada surte efecto esta vez deja la cara fija y puedo meter mi verga en su dulce dulce boca.
Al fin, el sueño que había tenido durante 11 año estaba comenzando.
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Tomo su nuca como en el video y comienzo a jalarla hacia mi, no tan fuerte pero si constante y firme.
Siento su lenguita restregarse y girar dentro de su hermosa boca, la saliva le escurre por la comisura de los labios, me voltea a ver sin saber que hacer y sólo encuentra en mi rostro seriedad, aun cuando por dentro estoy más excitado de lo que he estado jamás.
Sigo empujando mi verga contra su garganta cada vez más fuerte, siento que le empiezan a dar arcadas y sus brazitos quieren alejar mi torso pero su fuerza es insuficiente.
Ahora si estoy metiéndosela con mucha fuerza y ella tose y se atraganta y se trata de alejar y cuando veo que no puede más la arrojo sobre la cama.
Ella se queda de rodilla sobre la cama tosiendo saliva (y tal vez un poco de vómito) muy fuerte.
Me siento y jalo a Carolina, ella sigue tosiendo con violencia pero en cuanto siente que le bajo los pantalones se pone alerta, se retuerce y me dice:
-No papi, no ya no por favor-
Le quito los pantalones y aunque sigo serio e inexpresivo me muero de excitación al ver sus nalguitas pequeñas, redonda, carnosas y pálidas.
Esas nalgas que deje de ver hace dos años, cuando ella comenzó a bañarse sólo; esas nalga que me ayudaron a masturbarme tantas veces en sueños y que reemplazaron a las de su madre en mi mente.
Ella seguía retorciéndose y tratando de escapar diciéndome que la dejara ir a lo que yo sólo respondí sentándola con fuerza frente a mi y dándole una cachetada aun más fuerte.
De nuevo se quedó en silencio y en shock, pero las lagrimas empezaron a escurrir por sus mejillas.
La gire, puse su cara contra la cama, alcé su cintura y cumplí una de las fantasías más viejas y más añoradas que tenía.
Metí mi cara entre sus nalgas y comencé a comerme su ano.
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Lamía y lamía, mi lengua se movía con frenesí por todo su ano, por sus nalgas pequeñas y a veces por su puchita.
Ella pataleaba, pero no podía hacer nada de vez en cuando una de sus rodillas golpeaba mis hombros o mis oídos, pero cada vez yo la bajaba le daba una fuerte nalgada y seguía.
Ella sólo daba quejidos y decía no, pero como no la estaba lastimando al lamerla y como sus mal comportamiento era respondido con una nalgada comenzó a ceder.
No a disfrutarlo por supuesto pero al menos empezó a dejarlo pasar.
Yo seguir con mi cara metida entre su cola, entre su dulce cola de bebe, de niña de 11, que apena tenía olor y que rebosaba, juventud y suavidad.
Yo estaba como loco, lamiendo su ingle quería decirle: -Orínate, vamos déjame probar tu dulce jugo-.
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pero no, cada cosa a su tiempo.
Después de media hora tal vez, después de que sentí que ella ya casi no luchaba la bajé.
Le di la vuelta y le levanté la cara.
Estaba llorando.
-Hija, esto va a pasar, va a dejar de asustarte, sólo te tienes que acostumbrar-
Ella no decía nada.
Me levanté y salí del cuarto para ir por algo importante.
Seguro pensaba, ya terminó, eso es todo, sobreviví.
Seguro se sentí sucia, confundida y una parte de ella me odiaba.
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pero eso me excitaba mil veces más.
Regresé y ella seguía perpleja mirando hacia la puerta.
-Hoy no has sido una niña muy buena y mucho menos una buena mujer, pero esta bien, te perdono porque es la primera vez.
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aun así, tienes que aprender.
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En un santiamén le esposo las manos por detrás, la arrojo sobre unas almohadas con el culo al descubierto y pongo en la pantalla el resto de los videos que tenía preparados para hoy.
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1 hora de pornografía infantil.
Subo el volumen mucho, sin importarme porque esta casa esta lejos de todas las demás esta perfectamente escogida.
Los video comienza, niñas de todas edades desfilan por la pantalla y comienzan a mamar vergas, a ser violadas por 1, 2, 5, 10 hombres, a ser penetradas sin piedad por la pucha, por la cola, llorando, gimiendo, gritando.
Ahora hay un perro montando a una niña de 13 años, una nene 9 mamando el pito rojo y resbaladizo de un pastor alemán.
Carolina no lo puede creer no sabe qué esta pasando, su carita se llena de confusión y miedo mientras la obligo a ver algunas de las cosas más viles que se les pueden hacer a una niña.
Ya no puede dejar de ver, esta paralizada.
Voy al cajón de mi buró y veo los dildos, esta vez si me doy un pequeño chance; no tomo el pequeño como lo había planeado, tomo uno dos veces más ancho y mucho más largo; un dildo color carne, con glande y venas, algo monstruoso para el pequeño cuerpo de mi nena.
Me pongo frente a ella y la saco del trance.
-Esto era de tu mamá- Le digo agitando el dildo frente a su cara.
-Ella aprendió con esto y ahora tú tienes que aprender- Camino y me siento sobre la cama.
detrás de ella.
-No me mires a mi, mira la pantalla- Le doy una nalgada y vuelvo a subir el volumen-.
Los videos cada vez son peores, más fuertes.
Una niña es orinada por 5 hombres, un negro mete un tubo por la vagina de una pequeña de 13 años, una niña de 6 llora mientras una verga gigantesca le penetra el culo, dos mujeres meten bolas anales por la cola de una niña de 7 años.
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Caro mira la pantalla.
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comienza a obedecer.
Aun faltan uno 15 minutos de videos, su culos sigue escurriendo mi saliva.
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eso hará que el duela un poco menos.
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no importa, es su primera vez.
Tomo el enorme dildo con una mano mientras abro sus nalgas con la otra, esta a punto de voltear cuando lo meto en su ano con toda mi fuerza.
Ella se paraliza, su cuerpo se tensa, quiere gritar pero no puede, el dolor es demasiado.
Esto si no lo aguanto, tengo que masturbarme.
Comienzo a mover el dildo al mismo ritmo que mi verga.
Ella vulve en si y grita.
-AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAH, AAAAAAAAAAH, AAAAAAAAAAAH-
Ni siquiera puede decir palabras.
Mi verga está inchada como nunca, estoy violando a mi hija, al fin estoy violando a mi hijaaaaaa.
Sigo metiendo y sacando el enorme dildo del apretado ano de mi Carolina.
La saliva ayuda a que resbale pero aun así me cuesta trabajo ¡¡ella es tan estrecha!!
-AAAAAAAAAAAH- PAAAAAAAPI- PAAAAAAAAPI ME DUELEEEEEEEEE-
Ella grita y trata de huir mientras la sigo violando con el dildo, en la pantalla una niña se besa con otra y se pasan el semen de 2 verga de boca a boca, y yo, me masturbo tan rápido como me es posible.
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esto es demasiado, ya no puedo más.
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-Qué eres-
-PAPIIIII POR FAVOOOOOOR- AAAAAAH ME DULE ME DULEEEEE-
-¿¿¿¡¡¡QUÉ ERES???!!!-
-AAAAAAH, MAMI QUIERO A MI MAMIIIII-
Apago la tele, mete el dildlo hasta el fondo de su culo y tomo con fuerza la cara de mi hija.
-Dije, qué eres- le repito mirándola a los ojos.
-.
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u.
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una puta.
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– Me dice con los ojos llenos de lagrimas
Prendo la pantalla.
-¿Qué dijiste?- Regreso a mover el dildo pero ahora más hondo con más fuerza, con más odio.
-¿QUÉ DIJISTEEEEEE?- El dildo no puede estar más adentro, su ano sangra y la pantalla resuena con los insultos de 3 hombres que violan a una niña de 12 años.
-SOY UNA PUUUUUUUTA, SOY UNA PUUUUUUUUTA, SOY UNA PUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUTAAAAAAAAAAAAAAAAAAA-
Me corro con violencia sobre la cama, su espalda, la pantalla.
Ella se desmaya.
Mi verga palpita, arde, no puedo creer lo que hice.
Mi hija de 11 año esta debajo de mi con el culo abierto, llena de mi semen y mi saliva.
Es más de lo que pude soñar jamás.
Pero ya no me importa nada, no me queda nada, nada más que mi sueño de convertir a mi hija en mi obediente puta.
muy bueno