Mi hija, mi todo
Un día de calor y alcohol, mi hija vino a mi rescate y ayuda.
Un día de esos calurosos de verano, yo llegué temprano a casa porque el calor no nos permitía seguir trabajando.
Llegué a la casa y ni mi mujer, ni mi hijo ni mis hijas estaban.
Entonces decidí ir a comprar unas cervezas y estar en casa.
Por el mismo calor, decidí solo andar en bóxer y como en 1 hora ya me había tomado 8 cervezas.
El mismo calor del ambiente me hizo calentarme y me empecé a masturbar, en mi misma emoción me fui al cuarto de mi hija y agarré uno de sus calzoncitos y me estaba masturbando con ellos. Estaba como en trance sintiendo tanto placer que no escuché la puerta de la casa, era mi hija de 11 años, la dueña de los calzoncitos con los que me estaba dando placer.
Ella entró a su habitación y yo estaba acostado en su cama con los ojos cerrados, cuando siento una mano encima de mi mano y reacciono asustado, pero ella me dijo «tranquilo papá, soy yo», y me quitó su ropa interior de mi mano y empezó a masturbarme con su mano derecha, yo me dejé caer nuevamente en la cama de espaldas y ella siguió masturbándome hasta comenzar a hacerme el sexo oral. Yo estaba tan caliente que al poco tiempo le dije que ya iba a acabar y me dijo que acabará en su boca y llegué al climax y acabé en su boca. Mientras ella jugaba con mi leche entre sus labios después de habérsela tragado, me dijo que ahora le tocaba disfrutar a ella y se movió la falda y su ropa interior y empezó a sentarse en mi pene, rápidamente comencé a calentarme de nuevo y le quité su cubayera y su corpiño y le comencé a besar esas tetitas tan sabrosas que sus pezones estaban duros como la piedra y mi lengua no se cansaba de lamerlos y chuparlos. No medí el tiempo cuando ella empezó a moverse en círculos y empezar a hacer que estuviese al punto de venirme nuevamente dentro de su rica vaginita.
Empecé a sentir como me aruñaba la espalda y eso sabía que era que ella ya iba a venirse y le dije «amor, vengámonos juntos», ella con sus gemidos asintió y acabamos al mismo tiempo.
Me dejé caer de espalda en la cama nuevamente y ella también se dejó caer en mi pecho, nos quedamos dormidos por el cansancio y el calor, hasta que escuchamos la voz de mi mujer que acababa de llegar a la casa.
Ella se fue a duchar y yo solo me subí mi bóxer y le fui a abrir la puerta a ella.
- No soy tan detallista, ya que el alcohol no me hizo recordar tan bien.
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