Mi hijastra de 15 y las cervecitas
El padrino de mi esposa falleció y había que visitar a la familia, así que;.
Mi esposa salió de urgencia por unos días hacia a su pueblo con su familia materna y me quedé con los negocios, mi hijo y su hija .
Lis y yo la acompañamos a la terminal. Vimos cuando abordó, esperamos a que el autobús se pusiera en marcha y le dijimos adiós hasta dar la vuelta hacia la carretera.
Nos dirigimos a casa y en el camino le ofrecí algo de tomar, con entusiasmo y picares Lis me respondió que quería una cerveza. Por supuesto le dije que si. Paramos y compramos 2 latas.
Yo, 40 años, deportista, atlético, super caliente. Lis con 15 añitos es avispada, coqueta, traviesa, alegre y desde que la conocí cuando tenía 5 años nos hemos llevado super bien como padre e hija. A partir de sus 12 años que empezó a crecer todo fue mucho mejor porque a ella le gustaba pasar más tiempo conmigo que con su mamá, me tenía más confianza y nos hicimos muy estrechos. La verdad yo fascinado con eso porque me gustaba ver su cuerpecito estético y femenino andar de aquí para allá . Me gustaba como me trataba con amor y dulzura. Y se hizo más «besucona» conmigo. En algunas ocasiones ya habíamos tenido algunos roces o jueguitos donde se sentia la atracción mutua aparte de nuestro cariño normal. Ese día, no habíamos dicho nada pero hubo una mirada cómplice de satisfacción de saber que estaríamos solos toda la noche, varias noches.
Mi nena, llevaba puestas una licras negras con una raya blanca a los lados. Era de esas telas nuevas pegadisimas que se ajustan por completo a la forma del cuerpo. se notaba su figurita esbelta, sus piernas largas torneadas y duritas desde la pantorrilla hasta los muslos. Cabe resaltar que ella tiene por monte Venus, un panquecito esponjoso que se le abulta muy bonito cuando se pone ropa deportiva como la que llevaba ese día.
En pocos minutos se tomó la cerveza y me dijo que aún tenía calor, yo al momento le ofrecí mi lata que aún venía cerrada.
Así vinimos riendo diciendo cualquier tontería mientras regresábamos de la terminal. Hábilmente pare otra vez por otras cervezas, yo veía a Lis animosa y contenta. De repente note cómo cambio su forma de hablar la lengua se le comenzó a arrastrar un poco y su actitud era mucho más suelta, decía groserías gesticulaba, bailaba etc. Yo le comencé a sacar temas de los novios, de sexo y a hacerle halagos y ella lo gozaba y reía.
Me fui acercando y le comencé a sobar la pierna mientras platicábamos.
Le hable de sus ojos de miel, de su cabello castaño, de su encantadora sonrisa, de sus piernas tan bien formadas y duritas.
Busqué donde estacionarnos un rato y para ese momento yo era mucho más expresivo con ella y le agarraba las dos piernas, subía y bajaba mis manos desde sus muslos hasta las rodillas; mis manos iban y venían a veces por su cintura, a veces por sus brazos. Otros cariños llegaban hasta sus labios.
Por dentro yo me sentía a full y mi verga estaba dura, caliente y mojada por todo lo que estaba sucediendo pero debía permanecer tranquilo, paciente.
Compramos unas latas más y llegamos a casa.
Verifiqué que mi hijo durmiera en su cuarto, apague luces y sin perder los ánimos, ni la plática; me senté en la sala con mi hijastra a escuchar música y a seguir la velada.
Para este punto ya hablábamos en doble sentido y nos tirábamos indirectas muy directas. Ya no le decía que se veía bonita, le decía que se estaba poniendo más nalgona, no le hablaba de su cabello, le decía que me gustaba como se le marcaba la panochita Tampoco le hablaba de sus ojos, le decía que tienes labios muy seductores y antojosos.
Seguimos bebiendo y cuando estaba visiblemente ebria la lleve a su cuarto, la senté en su cama y sin titubear lleve mis manos a sus tetas por encima de la ropa, se las apreté un poco y remate con un poquito de masaje en los pezones
No dije nada y ella permaneció en silencio, comencé a acariciar su cuello, su hombro, su pecho; ella cerró los ojos disfrutando y completamente deshinibida se abalanzó a mi y empezamos a besarnos de pie. Nos tocamos, nos abrazamos y mis manos iban y venían por todo su cuerpo. Le masajeaba las nalgas, le agarraba las piernas, regresaba a su cintura y la pegaba a mi cuerpo. Le saque la blusa y deje sus tetas al aire, blancas como toda su piel, pezones chiquitos claros duritos su carne era dura, magra; su piel suave delicada, deliciosa.
Ella decía cosas que ya no se entendían por el alcohol que había en su cuerpo y yo sin pensarlo, me quite la camisa y desabotoné mi pantalón, le baje las licras negras Y la seguí manoseando por todos lados. Le separaba los glúteos al tiempo que pegaba su cuerpo al mío y dejaba que sintiera la dureza de mi palo cada vez más cerca de su concha. La senté en su cama y mis ojos se deleitaron cuando vi su calzoncito delicado, rosa, transparente que dejaba ver una matita de vellos púbicos ahí dentro.
Ya no medi ninguna consecuencia. La chupe y saboreé por dónde quise y llegué a esa deliciosa vulva que tanto había deseado. Lamí su clítoris, succioné sus labios, me deleité con sus jugos vaginales y por primera vez en la vida sentí el deseo de probar ese ano cerrado, virgen que estaba a milimetros de mi lengua. No reprimí la idea y mi lengua se fue a poderando de sus pliegues. Lo lamí y con la punta de la lengua perfore lo que pude de ese delicado hoyo.
Lis solo se retorcía con sus manos entre mis cabellos y me jalaba la cabeza pidiendo más.
En ese espacio me las arregle para quitarme los zapatos y el pantalón. A ella tambien le fui arrancando lo que tenía. Únicamente le deje su panty para poder cojermela así.
Lis gemía suave. Yo comencé a reptar con mi lengua hacías sus aureolas donde para ese momento mis manos ya estaban jugando. Una mano cada teta.
Al llegar a ese delicados botoncitos mis labios se convirtieron en poderosas ventosas que los succionaron hasta hacer que mi pequeña hija emitiera un sonoro quejido erótico que resonó en las paredes de su habitación.
Acomode todo mi cuerpo sobre el suyo y comenzamos una sesion de besos apasionados y calientes. Sus piernas abiertas me permitían acomodar mi verga en ese panquecito esponjoso que tantas pajas me había dado en el pasado.
La levanté de la cama y pegaba su cuerpo al mío y abría sus nalgas con las dos manos mientras le restregaba mi tronco en su deliciosa panocha.
Poco a poco los besos se fueron transformando en una lengua dura y caliente que se introducía a manera de pene en aquella boca primeriza.
La agarre del cabello y le dije al oído » vas a mamar verga» y la hinque frente a mi. Sin decir más abrió su boquita y permitió que mi miembro erecto entrara en ese orificio mojado. Chupaba haciendo un vaivén continuo y podía ver cómo en esa boca que años antes yo mismo le daba sorbos de sopa con una cucharita infantil; hoy le introducía mi camote mientras le decía «mamas como una puta hija»
Yo disfrutaba y le hundía los cachetes con los dedos de una mano y con la otra en el pelo hacia que le cupiera más de mi miembro en su caliente cavidad oral.
Mi hijastra disfrutaba mi verga que entraba y salía de su boca y la hacia salivar tanto que grandes gotas caían en sus pechos.
Me acabe de quitar la ropa y la acosté en su cama, me monté en su pecho y coloque mi cipote brilloso entre sus tetas mojadas, veía a mi Lis sonriente, caliente y perdida entre la excitación y la borrachera.
Pensé en cojermela rápido y salir pronto de su cuarto pero caí en cuenta que la tenía solo para mí por toda la noche así que podía seguir haciendole lo que quisiera.
La acosté de nuevo y le hice un 69, le dije cosas como eres una zorrita caliente o tragate mi verga putita. Me acomodé, la abrí de piernas y se la metí completa de una sola estocada. Su concha estaba más que lubricada, ya teníamos rato preparando este momento. No era virgen pero si acaso algún chamaco de su edad se lo había quitado poco tiempo antes. O tal vez ella misma masturbándose. Era la pucha más apretada y justa que había probado. La estuve bombeando como misionero hasta que sentí sus jugos resbalando por mis huevos. La volteé y se la metí mientras le chupaba las orejas. La puse en cuatro y me introduje hasta que la mata de mis vellos púbicos rodaba con su piel. Aproveche la posición para escupir y meter la punta de mi pulgar en su ano y así estuvimos varios minutos. La presión y la excitación fueron permitiendo el paso de toda la falange hasta llegar a medio dedo y como pude; puesto que estaba super apretado, le hice círculos y sus pliegues cedian al movimiento de mi mano. Todo sin descuidar a su caliente raja que seguía comiendose mi palo a un ritmo constante, desde la cabeza hasta la base. La puse de ladito con una pierna estirada y la otra flexionada y seguí metiéndoselo. La regresé boca arriba y la tomé por los tobillos. Aumente mi velocidad con sus rodillas en sus pechos y le decía que piernotas tan ricas tienes hijita, y que rico te comes la verga de papá, desde ahora serás mi putita y te haré todo lo que quiera.
Al oír esto comenzó a gemir y respirar rápidamente, vi como se chupaba la punta de su dedo meñique y como sus mejillas se tornaron rojas y con un grito ahogado, dejo salir un abundante chorro que salpicó deliciosamente y escurrio por sus nalgas hacia su cama. Yo estaba frenético y daba estocadas más fuertes y profundas.
Use a mi hijastra como si fuera una puta profesional, me divertí con sus agujeros hasta que no pude más y con una estocada profunda y un suspiro profundo, le aventé todo mi semen en su delicada y recién perforada vagina.
Espere un poco y me quite de entre sus piernas y lleve mi verga aun erecta a sus tersos labios y le ordené; limpiala y ella obediente le dio unas cuantas mamadas antes de caer en un sueño profundo.
La metí a las cobijas y así desnuda y recién cojida la deje dormir tranquila y yo me fui a mi cuarto esperando que mañana recuerde todo lo que hicimos
Por la mañana esperé hasta que bajó despeinada y desalineada.
Le pregunté por la resaca y con mirada complice me dijo » pues al rato quiero otra cervecita»
Wooooooow, qué delicioso y rico relato!