Mi hijastro de 15 años
Le enseñé lo que es el sexo.
Anónimo
Mi nombre es Laura, tengo 35 años y mi hijastro Pablo 15. Por cosas de la vida, mi marido murió hace un par de años. Su exmujer lo había abandonado 5 años antes para marcharse con un hombre que vivía en USA. La madre se desentendió de Pablo desde bien pequeño y lo dejó con su padre. Desde la muerte de mi marido, tuve que encargarme del pobre Pablo.
La verdad es que lo que ocurrió jamás me lo habría esperado. La muerte de mi marido nos dejó a los dos muy tocados y nos unió muchísimo. Para Pablo había sido su madre los últimos 5 años y nos llevábamos muy bien. Era clavado a su padre y supongo que un poco fue lo que llevó a todo lo que ocurrió entre nosotros.
Yo soy una chica morena, con un cuerpo delgado y unas tetas medianas, una talla 85. Tengo el pelo liso y me mantengo joven ya que hago bastante ejercicio. Pablo es alto, media 1’70 cm y era castaño, con pequitas y ojos color miel. Es una monada de chico que me conquistó totalmente…
Todo fue muy poco a poco. Pablo estaba en ese momento de descubrimiento de su cuerpo. Se pasaba mucho rato encerrado en el baño o pasaba largas duchas. Yo sabía perfectamente lo que ocurría ahí dentro y muchas veces me sentía excitada y curiosa de descubrirlo. La soledad que dejo mi marido no fue solo un vacío en mi vida, sino también en mi vida sexual. Necesitaba desquitarme muchas noches y satisfacer mi apetito sexual. Además, el verano no arreglaba la situación.
Los días que empezó todo, Pablo se paseaba en boxers por casa. Su cuerpo, cada vez más moreno y definido debido a sus duros entrenamientos de fútbol y de gimnasio, lo habían convertido en un hombrecito. La tableta de abdominales asomaba marcada en su tripa, y sus músculos también se marcaban en su pecho y en sus brazos. Cada vez que lo veía así sin camiseta algo se me movía dentro. Hasta que un dia de aquella semana lo descubrí: yo estaba durmiendo una siesta y escuché como tecleaba en el ordenador. Poco a poco me acerqué sin hacer ningún ruido y le vi: en sus manos tenía una polla de un tamaño medio (unos 15 cm) la cual estaba machacando con su mano izquierda. Se encontraba totalmente desnudo, solo tenía los calzoncillos y pantalones cortos en sus talones. Inmediatamente me mojé enterita, no podia creer lo que me estaba poniendo cachonda ese chavalín. Deseaba ser yo quien le desvirgase, quien le chupase esa polla tan dulce y virginal, en hacerle hombre y mostrarle cómo hacerle el amor a una mujer.
No pude aguantar y entré en su habitación.
-Que haces Pablo?
-Hostia Laura… Nada… Joer no es lo que parece…
-No te preocupes Pablo, lo que haces es totalmente normal a tu edad…
-Bueno… Ya…
-No te avergüences, todos tus amigos lo harán por supuesto
-Si supongo, no sé nunca he hablado de esto con nadie..
-No? Bueno, tu y yo tenemos confianza, por si algún día quieres contarme algo
Pablo se había escondido su polla bajo una camiseta, pero aún se notaba el bulto, que no aflojaba.
-Bueno… No sé
-Cuantas veces lo haces?
-Bueno…todos los días un par de veces…
-Y te gusta?
-Em…si… Me gusta mucho
-Sabes? Yo también me masturbo.
-Ah… Bueno… – Pablo estaba como un tomate, pero su polla no bajaba de inflamación.
-Has visto alguna vez a alguna mujer desnuda?
-Eh… Si
-Quiero decir en realidad, no en internet…
-Ah… No, nunca…
-pues yo te tengo que decir una cosa: me ha gustado verte hace unos minutos…
-En… Serio? Por qué?
-No se, me pareces atractivo… Me gusta tu cuerpo…y tu aparato. Me recuerdas a tu padre…
-Bueno… Tu eres guapa y físicamente también estás bien… – Parecía querer complacerme pero su polla seguía dura bajo la camiseta.
-Mira… No debería pero creo que lo justo es que tú también me veas desnuda. Así no estamos en diferencia.
-Que? Bueno… – Pablo se moría de vergüenza pero estaba empalmadisino.
-Lo que oyes… Es lo justo – y a continuación comencé a desnudarme poco a poco. Me quité la camiseta y los pantalones y me quedé en ropa interior. Lo siguiente fue quitarme las bragas y el sujetador. Poco a poco me fui acercando al chavalín.
-Creo que es una tontería que te tapes con esa camiseta cuando ya te he visto a tu amiguito en acción…
Le quité la camiseta y asomó su polla, mucho más dura y grande que antes. Estaba con un aspecto delicioso para devorarla.
-Te gustaría que te enseñase alguna cosa? – Pablo temblaba de los nervios
-Em… A qué te refieres?
-Dejame que te sorprenda… – me puse de rodillas mientras él seguía sentado en la silla de su habitación. Solo deseaba chupar esa polla adolescente tan deliciosa. Me deleite acariciando su cuerpo, su tableta, su pecho, sus marcados musculitos… Se me erizaban los pelos y mi sexo chorreaba de pasión.
-Voy a hacerte una mamada que nunca vas a olvidar… – Estaba desatada y el chaval tartamudeaba
-Pero Laura… – pero ya era tarde. Tras acariciar todo su cuerpo, lleve mi mano derecha a su miembro. Pablo casi da una voltereta cuando sintió mi mano ardiente en su polla adolescente. La primera vez que sentía una mano ajena. La acaricié de arriba a bajo, bajé su piel y acaricié su punta, la cual asomaba un poco de su precum
-Dios… – soltó el chavalin en un suspiro.
-Disfruta… – y llevé mis labios a la punta, dándole un beso y lamiendola en círculos. Pablo echó toda su cabeza hacia atrás notando el placentero beso de su madrastra, la cual iba a chupar su polla por primera vez
-Tienes una polla que me provoca y me desata mis instintos sexuales más profundos… – dije mientras le lamía su pequeño tronco. – Ahora verás como traga Laurita…
Me metí su pequeña polla toda entera en mi boca. Sentia su sabor y me deleitaba de notarla en mi paladar y en mi lengua. Pablo estaba rojo y sólo suspiraba.
-Voy a comérmela más rápido y quiero que me marques el ritmo con tus manos sobre mi cabeza – Pablo asintió mientras temblaba de arriba a bajo. Yo me metí su polla y comencé a tragarla a toda velocidad. El chaval intentaba marcar un ritmo pero yo no lo dejaba. Pocos segundos después Pablo me dijo que se iba a venir y aguante estoica para recibir esa lechita infantil que tanto deseaba tragarme. La devore como una fiera, no era mucha cantidad pero incluso me salió por los labios. Con un dedo sobre el semen de mis labios le dije:
-No quiero que se desperdicie ni un solo mililitro de este néctar delicioso.
El chaval estaba a cuadros, rojo y como si hubiera corrido una maratón. No sabia que decir.
-te ha gustado?
-pues… Ha sido alucinante… – estaba en el limbo el chavalín mientras miraba mi cuerpo.
-Te dejo reponerte un rato y seguimos.
Me fui a la cocina dejando al chico espatarrado en su silla con la polla limpia y algo más enpequeñecida. Cuando volví estaba en su silla con la polla como una roca de nuevo.
-Quieres más?
-Si… Quiero
Como echaba de menos a un adolescente cachondo que no se cansase nunca del sexo. Habían pasado 3 minutos y ya tenía el mastil como una roca. Que tiempos aquellos de adolescente cuando echaba 3 polvos en una tarde con mi novio de entonces.
Me dirigí rápidamente y le besé apasionadamente. Chupé con mi lengua sus labios y le penetré con ella hasta el fondo. El chico me seguía patosamente pero se le veía entregado y muy cachondo. Agarré su polla y la pajee a toda velocidad. El gemía mientras me besaba como un loco.
-Tumbate – le ordené. Rápidamente el chaval se tumbó y decidí colocar mi coño en su boca. – Comémelo entero.
El chico succionaba como un loco y lamía todo aquel lugar que encontraba. Yo estaba tan tan sumamente cachonda que le mojé toda su boquita. Decidí parar y demostrarle lo que era follarse a una mujer.
-Ahora… Te voy a follar… Chavalín.
-Vale… Follame. Quiero correrme dentro de ti. – Joder con el chavalín! La primera que soltaba por fin que me dejó mas cachonda todavía.
– A ver si te queda lechita… Porque me he tragado toda antes…
-Habrá más… Espero que si… – su polla estaba enorme y decidida a follar por primera vez. Yo me puse encima de él y en nada su polla entró en mi chochito.
-Ahora va a follarte una mujer de verdad… Nada que ver con las niñas tontas de tu clase… – le cabalgué como una loca mientras sobaba su pecho y sus abdominales. El chaval cogía mis tetas y las apretaba. No tenía mucha idea de tocar unos pechos, pero su inocencia me ponía a mil
-Me pones muchísimo Laura… – me dijo mientras yo estaba desbocada follandome a ese pequeño adolescente.
-Que te pone más de lo que te he hecho? – le dije entre gemido y gemido
-Bfff ahora mucho pero la mamada que me has hecho… Alucinante… Y tragarte mi semen me ha dejado totalmente alucinado…
– vale, pero ahora vas a correrte dentro de mi. Quiero notar tu esencia…
-No va a tardar mucho…
El chavalín no aguanto más de 3 minutos y se corrió largamente dentro de mi chochito. Noté su líquido ardiente desparramarse dentro de mi mientras gritaba de placer. Lo había desvirgado. Me eche a un lado y me lancé a devorar su polla suavemente… Me llevé todo los restos de su lechita a mi boca mientras saboreaba la punta de esa polla que me volvía loca.
Había conquistado a ese niño y me había hecho volver a la adolescencia.
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